Cuando uno tiene entre sus manos un focal fija por primera vez, impresionado por la enorme luminosidad de estos objetivos, tiende a utilizar números f bajísimos con el objeto de sacarles todo el potencial y lograr esos bokehs que siempre había soñado poder realizar.
Sin embargo, no somos (y me incluyo, porque me ha pasado hasta que he conseguido cogerle el tranquillo a mi 50 mm) conscientes de que esta obsesión por bajar a números f diminutos hace que la profundidad de campo de nuestras imágenes haga muy fácil que no logremos un enfoque adecuado.
Sí, eso es, precisamente uno de los grandes beneficios de contar con un objetivo luminoso se convierte en el principal inconveniente. Así que debemos tener cuidado, mucho cuidado con esto. Déjame que te cuente algo acerca de lo que yo he podido experimentar en este sentido...
¿Cuáles Eran Los Factores Que Influyen en la Profundidad de Campo?
Como recordarás, la profundidad de campo es la zona de la escena fotografiada que aparece con suficiente nitidez.
Determinándose esta profundidad por la distancia entre el objeto más cercano y el más lejano, con respecto a la cámara, que aparecen perfectamente nítidos en la fotografía.
Por ejemplo, en las dos imágenes siguientes, se puede apreciar como la primera goza de una mayor profundidad de campo, pues la zona nítida es claramente superior.
¿Y de qué depende esta mayor o menor profundidad? Pues de tres factores, que son la apertura del diafragma, la distancia focal del objetivo y la distancia entre la cámara y el plano de enfoque.
Por no entretenernos demasiado con cómo afectan cada uno de estos parámetros sobre la profundidad, lo detallaré rápidamente:
- Cuanto menor es la apertura del diafragma, mayor es la profundidad de campo.
- Cuanto mayor es el valor de la focal, menor es la profundidad de campo.
- Cuanto menor es la distancia entre el objeto enfocado y la cámara, menor es la profundidad de campo.
¿Te ha quedado claro?, ¿no? No te preocupes, en este artículo lo verás claro y con ejemplos.
¿Qué Ocurre Cuando Tienes Un Focal Fija?
Si tienes un focal fija, está claro que hay un parámetro del que no has de preocuparte, o, al menos, que no podrás variar: la distancia focal.
No obstante, entran en función los otros dos: apertura y distancia al objeto enfocado.
Y como, normalmente, la apertura máxima es bastante elevada, tendemos a utilizar números f bajos. Como queriendo demostrar de lo que nuestro equipo es capaz.
Si además a esto le añadimos la intención de tratar de rellenar bien el encuadre, algo que sólo conseguimos si nos acercamos bastante.
El resultado es una fotografía con una muy reducida profundidad de campo. Como, por ejemplo, ésta. Los parámetros de la toma fueron los siguientes: 50mm, 1/160s, f/2.2, ISO 200 y distancia al enfoque entre 50 y 75 cm.
Resultado: no consigues lo que esperabas. ¿Por qué? En primer lugar, porque lo que pretendía es que ambos ojos apareciesen correctamente enfocados.
Y, en segundo lugar, porque ni siquiera el primer ojo, si lo vemos en una vista 1:1 está correctamente enfocado.
¿Por qué? Pues porque la profundidad de campo es tan reducida que resulta difícil enfocar adecuadamente e incluir dentro de la zona de enfoque todo lo que pretendía.
Y es que, como veremos en el siguiente apartado, con esas condiciones de toma, la profundidad de campo tenía una zona de enfoque de escasos 1-2 cm.
¿Cómo Calculamos La Profundidad de Campo?
Te preguntarás en qué me baso para indicar una profundidad de campo tan reducida. Pues muy sencillo, lo que he hecho ha sido consultar al que más sabe de esto: dofMaster.
No sólo es el que más sabe, sino que es capaz de contestarle a un ordenador (con su calculador online), un iPhone, un móvil con Android, te permite imprimirte tus propias tablas, etc.
Aquí te muestro, por ejemplo, la tabla del 50mm en mi D7000. En la que, como puedes ver, la profundidad de campo, según las condiciones de la toma, era de unos 2 cm.
Algo que yo no tuve en cuenta en dicha toma y por eso obtuve un resultado que, francamente, no quería. Pues mi intención era que ambos ojos apareciesen correctamente enfocados.
De hecho, de haber querido tal profundidad de campo, no habría fotografiado a un niño pequeño (no paran) y, probablemente, habría usado trípode (con una profundidad de campo de sólo 2 cm. la más mínima vibración puede estropear el enfoque).
Tras Aprender De Los Errores...
Después de algunos chascos al ver que me excedía reduciendo la profundidad de campo cuando trabajaba con el 50mm, empecé a tener muy presente la tabla de profundidades que te he mostrado antes. De hecho, la imprimí y ahora siempre viene conmigo en la mochila de la cámara.
Comencé a considerar que no debía abrir tanto el diafragma (que produce, además, menos aberraciones en fs medias) y separarme un poco más del sujeto a fotografiar. Y conseguí resultados como éste.
En este caso, se trata de una imagen con los siguientes parámetros: 50mm, 1/60 s, f/4.0, ISO 1000 y una distancia de enfoque cercana a los 2 metros (la imagen ha sido recortada).
Si volvemos a la tabla, vemos que estas condiciones ofrecen una profundidad de campo de 15-25 cm. Un valor mucho más cómodo para trabajar y con la que se obtiene un resultado fabuloso.
Moraleja: ¡Cuidado Con la Profundidad de Campo!, Especialmente Con Objetivos Luminosos
Lo que pretendía transmitirte con este artículo era el hecho de que tengas muy en cuenta que cuanto más nos acercamos al sujeto a fotografiar y más abrimos el diafragma, disponemos de una menor profundidad de campo.
Algo que normalmente buscaremos, pero que puede volverse en nuestra contra si no evaluamos bien hasta qué profundidades de campo podemos llegar en cada toma.
Y para eso no hay nada mejor que la práctica (por supuesto) y contar con herramientas como las que te ofrece dofMaster, así que no dejes de pasarte por su web cada vez que tengas dudas.
Y ahora, ¡a disparar!