Por si acaso te pudiera pasar a ti, hoy me gustaría contarte el caso de mi primo Jesús. El pobre tiene un buen disgusto. Resulta que se ha cargado su nueva Nikon D40. ¿Cómo ha sido eso?, pues cuando descargaba las fotos de la cámara al ordenador. Cierto es que la mesa donde tiene Jesús el ordenador no suele estar muy desordenada, pero hay el suficiente número de cosas como para que la cámara no esté muy segura. El caso es que, al ir a echar mano al bote de lápices, se le ha enganchado el dedo en el cable USB y la cámara se le ha ido al suelo. Es una auténtica pena, porque con una inversión de menos de 12 euros, o incluso de 0, podría haber resuelto el problema.
Y es que, el mecanismo más seguro de descargar las fotos a tu ordenador es sacar la tarjeta de la cámara y utilizar un lector de tarjetas. Muchos ordenadores los incorporan ya. Si el tuyo lo tiene, no lo dudes: úsalo. Si no lo tiene, te recomiendo encarecidamente que te compres un lector de tarjetas USB (por unos 10 u 12 euros los puedes encontrar en las tiendas): es extraordinariamente sencillo de instalar y es un seguro de vida para tu cámara. Si estás pensando en comprarte una cámara, mete en el kit tarjeta y lector de tarjetas y alarga la vida de tu cámara.