Si existe una rama de la fotografía especialmente valorada y practicada por miles de aficionados alrededor del mundo, ésa es la macrofotografía en el medio natural. ¿Qué la hace tan popular? Bajo mi punto de vista, el éxito de este ejercicio fotográfico radica en la inmensidad de situaciones, sujetos y en definitiva posibilidades que puede otorgarnos un simple metro cuadrado de campo, sobre todo en primavera.
Hemos hablado largo y tendido en dzoom sobre los inconvenientes más habituales, las dificultades en cuanto a disponibilidad de luz o algunos consejos generales para adentrarte en ella pero, ¿qué tal si trabajamos las posibilidades compositivas que nos ofrece?
Aprendiendo a componer
Conseguir cierta soltura en cuanto al manejo de las funciones de una cámara resulta una tarea medianamente fácil a día de hoy. Incluso, llegar a dominar la mayoría de las técnicas fotográficas no te llevará demasiado tiempo si le pones especial empeño: internet, libros, ebooks o la propia posibilidad de practicar mediante ensayo/error nos brindan en la actualidad innumerables facilidades.
La composición, un aspecto de la fotografía que nace de lo más profundo de nosotros mismos, constituye esa parte de la fotografía que nos hará diferentes al resto de la misma forma que cada uno de nosotros tiene una forma propia de comunicarse de forma hablada, ¡tu personalidad fotográfica!
Ya lo he recomendado en alguna ocasión, pero me gustaría nuevamente citaros este magnífico libro: El ojo del fotógrafo, de Michael Freeman.
Las “reglas” del juego: Tercios, horizonte.
Comencemos haciendo un breve repaso a las principales reglas del juego. Otorgan sentido, estabilidad y coherencia en esquemas compositivos donde los puntos de especial interés se ubican en lugares atractivos para nuestro cerebro.
La regla de los tercios, de sobra conocida por todos, es perfectamente aplicable a fotografía macro. Dividimos hipotéticamente el espacio de nuestras imágenes en tercios verticales y horizontales e intentaremos que nuestros protagonistas se ajusten de la mejor forma posible, sobre todo a las intersecciones de éstas.
El horizonte, si bien será difícil encontrarlo como tal en la disciplina que nos ocupa (recordemos que la mayoría de los fondos los encontraremos desenfocados), siempre lo tendremos como referencia, ya sea imaginado o porque algún elemento dentro de nuestra imagen realice sus funciones.
Composiciones geométricas
Ayudan a potenciar la composición gracias a la simplicidad gráfica que ofrecen. Diagonales, triángulos o círculos crean atractivos espacios y conducen la lectura de la imagen.
Composición claramente geométrica en la que las líneas convergentes hacia los ojos de la mosca juegan un papel crucial. Dirigir la mirada mediante el empleo de formas naturales es un recurso corriente en el lenguaje visual.
Quizá, una de las peculiaridades sobre las líneas que mayor juego puede darnos es la interacción entre éstas y la capacidad de crear profundidad. No olvidemos que cuando practicamos macrofotografía estamos empleando profundidades de campo tan reducidas que hasta cuando no queramos tendremos atisbos de profundidad, se crean diferentes planos.
Buscando la simetría
La simetría es un recurso que puede ofrecernos mayores satisfacciones de las que pensamos. A priori, buscar composiciones simétricas puede ir en contra de las nociones básicas de composición que aprendemos al iniciarnos pero, ¿quién dijo que romper las reglas no era una opción?
Una imagen simétrica es estable, poco dinámica y si no tenemos claras nuestras intenciones puede resultar incluso aburrida. Sin embargo, sí que disponemos de cierto margen para potenciar nuestras fotografías haciendo uso del igualmente denominado “efecto espejo”.
Tenemos la posibilidad de realizar simetrías verticales u horizontales, y es en este aspecto en el que deberíamos centrarnos: si componemos con simetría horizontal, utilizaremos esa asimetría vertical para lograr ubicar nuestros puntos fuertes en espacios de mayor atracción. La doble simetría, vertical y horizontal, también es una opción que de saber emplearla en nuestro beneficio creará composiciones con especial potencial visual.
Composición de gran impacto visual con simetría horizontal. En éste caso, como no existe simetría vertical decidimos ubicar el punto de mayor interés, los ojos, en el tercio superior al igual que lo haríamos con el horizonte de un paisaje.
La importancia del fondo
En cierta manera, la macrofotografía me recuerda a la toma de imágenes en presencia de niebla y seguro saltará una pregunta de forma inmediata, ¿qué similitudes tienen? ¿Por qué?
En primer lugar los fondos quedan difusos, pierden peso en las imágenes pero no por ello dejan de jugar un papel crucial. Por otro lado, ambas disciplinas cuentan con un denominador común: la profundidad. Mientras que una utiliza la profundidad de campo para elegir qué grado de profundidad queremos, la otra lo hace mediante el degradado físico del paisaje mediante un elemento como el agua en suspensión.
Claro ejemplo de la importancia del fondo: aporta ambiente y enfatiza la lectura en diagonal.
El fondo es muy importante: mediante profundidades de campo reducidas podemos dejarlo liso, apartarlo de toda interacción en nuestras composiciones o bien hacerlo partícipe de nuestro lenguaje visual procurando que determinados elementos dentro de él (manchas de color, líneas o formas) interactúen con nuestro protagonista.
Personalmente soy más partidario de entrarlo en el juego compositivo, pero en ciertas situaciones, sobre todo si queremos resaltar al motivo principal, es lógico pretender dejarlo en segundo plano. Como podréis ver, ¡la composición es algo muy personal!
El minimalismo
Practicar el minimalismo compositivo en macrofotografía es una opción que, seguro, nos dará muchas satisfacciones. Acabamos de hablar sobre las similitudes entre la fotografía con niebla y macro, donde el fondo es clave, e irremediablemente se nos plantea una nueva vertiente: si podemos controlar el fondo, ¿qué tal si practicamos el minimalismo?
Buscaríamos suprimir todos aquellos elementos de una escena que, o bien resultan superfluos, o bien cargan la imagen compitiendo en protagonismo con el motivo principal que hemos elegido. Nuevamente, si podemos controlar el fondo resultaría lógico pensar que fácilmente podremos aislar nuestros motivos ¿no?
Un fondo liso puede ayudarnos en numerosas situaciones a crear imágenes minimalistas.
Sé creativo: El ángulo
Ser peculiar, atrevido y diferente siempre llama la atención, ¡y no sólo en fotografía! En el mundo real o, más bien, en la escala del mundo real, conseguir puntos de vista diferentes resulta algo más complejo.
Tenemos la posibilidad de colocarnos a ras de suelo, elevarnos, realizar picados o contrapicados leves. Cuando tratamos con seres tan pequeños como los insectos, ¡las posibilidades de ángulos de enfoque se multiplican! Desde planos totalmente cenitales (desde arriba) hasta planos totalmente nadir (desde abajo) y una infinidad de términos medios, ¡aprovéchalo!
En ésta ocasión el ángulo empleado es poco usual: podemos observar la parte inferior del insecto cuando habitualmente es al contrario.
El lenguaje visual y, en definitiva, la forma de componer de cada uno de nosotros será lo que marque la diferencia, será lo que cree nuestra impronta personal. Cuando llegue el día en que la mayoría de tus seguidores sepan diferenciar una imagen tuya sin firmar, ¡encontraste tu camino!