Son tan pequeñas que corren el riesgo de menospreciarse frente al resto de nuestro equipo fotográfico, pero como todas las pequeñas cosas, requieren de una atención especial. El carrete de fotos del s.XXI va a tener la nada desdeñable misión de contener nuestras fotografías y de cuidar de ellas hasta que las volquemos al disco duro de nuestro ordenador. ¿Cómo podríamos descuidar este aspecto?
Por eso voy a intentar recopilar en este artículo todos los puntos que hay que saber sobre tus tarjetas para que seas capaz de elegir la más adecuada para ti, pues aunque todas parezcan iguales por fuera, hay grandes diferencias en rendimiento y posibilidades. Y como todos los elementos electrónicos, evolucionan a una velocidad de miedo, por lo que debes actualizar todo lo que creías saber hace 5 años sobre ellas.
Todas las clases de tarjetas
A lo largo de los años han aparecido multitud de formatos de tarjetas de memoria, pero unos pocos se han establecido como los estándares para los que los fabricantes diseñan las ranuras de nuestras cámaras.
- Tarjetas CF (Compact Flash): El formato más voluminoso y profesional que nació para ofrecer una alta tasa de transferencia, baja latencia y un cuerpo robusto para servir a las cámaras réflex digitales. Sin embargo, hoy en día sólo algunas cámaras de gama top incorporan ranuras para ella, debido a que las tarjetas SD están recortando distancia en prestaciones en un tamaño y precio menor. En mi opinión, aún se mantienen sólo como guiño a los profesionales que han invertido en este tipo de tarjetas, pero dejarán de recibir el apoyo de los fabricantes de cámaras en los próximos años.
- Tarjetas SD (Secure Digital): Las reinas de las tarjetas de memoria, pueden utilizarse en casi todas las cámaras fotográficas, desde compactas hasta profesionales. Son las que más revisiones de tecnología y mejora de prestaciones han experimentado, tanto que hoy en día compiten en prestaciones con las tarjetas CF. Han visto pasar por ellas mucha nomenclatura que intentaré estructurar a lo largo de este artículo, así que no te lo pierdas.
- MemoryStick: Es un formato propietario de Sony que aportaban mayor velocidad que sus competidoras cuando salieron, pero hoy en día parece que también han sido igualadas y eclipsadas por las SD, por lo que sólo algunas cámaras de Sony mantienen esta ranura como tributo a los que compraron sus tarjetas.
- Tarjetas XQD: El que probablemente será el estándar en los próximos años si las tarjetas SD se lo permiten, pues la CF Association ya la ha aprobado como su sustituta. Ofrece seguridad, gran capacidad y una altísima velocidad de lectura y escritura en un formato tan pequeño como las SD (aunque no tendrán ranuras compatibles entre sí). Podrán llegar hasta los 2TB de capacidad y los 500MB/s de transferencia.
¿Puedo usar una micro-SD?
Como probablemente sepas, dentro de las tarjetas SD hay 3 formatos: el estándar, mini y micro. Éstas últimas, las micro-SD, son especialmente populares pues son las tarjetas que reinan como memoria extraíble de teléfonos móviles, tablets, cámaras de acción, drones… Con lo que su precio y prestaciones han mejorado tan rápido como las de las SD estándar.
Y no son pocas las veces que me han preguntado si es posible usar en una cámara réflex una tarjeta micro-SD junto al adaptador a SD estándar que suele incluirse y que permite que entre en su ranura. Bien, pues la respuesta es que sí puede utilizarse, y además respetando casi por completo las velocidades de transferencia que prometa la tarjeta. Pero, a pesar de ello, no recomendaría en absoluto hacerlo. La razón es que la posibilidad de corromper una tarjeta o de que una foto no llegue a guardarse correctamente está siempre presente, e introducir elementos de conexión intermedios entre la tarjeta y nuestra cámara no hace más que incrementar esa probabilidad. Por eso recomiendo encarecidamente invertir un poco de dinero en una tarjeta del formato de expansión de nuestra cámara y acorde a nuestras necesidades.
Capacidad
Es la característica más conocida y a la que más atención solemos prestar, y hemos visto cómo sus cifras no han hecho más que crecer a un ritmo vertiginoso. Qué capacidad es más apropiada para un fotógrafo es un tema con difícil respuesta, pero sí creo acertada la recomendación de tener varias tarjetas de un tamaño comedido en vez de una única de gran tamaño. Haciendo esto nos aseguramos de que, de fallar alguna tarjeta, no perderemos todas las fotos y además tendremos otra con la que seguir trabajando.
Aquí quería aprovechar para mencionar unas iniciales que aparecen en las tarjetas SD como son las “HC” y las más recientes “XC”. Dado que las primeras versiones de SD sólo permitían un tamaño de hasta 2GB, a medida que mejoraron fueron incorporando las siglas de HC (High Capacity) cuando evolucionaron para llegar hasta los 32GB, y posteriormente las XC (Extended Capacity) que les permitirá llegar hasta los 2TB (aunque aún no han llegado a tal capacidad).
¿Qué capacidad sería adecuada entonces? Pues dependerá de cuántas fotos quieras almacenar por tarjeta, y esto dependerá de la resolución de tu cámara, el tamaño de tus RAW (comprimido o no) y si disparas en RAW+JPG.
Por hacer una pequeña guía aproximada de una cámara media en la que RAW+JPG ocupe alrededor de 25MB y grabe vídeo 1080p con baja compresión a unos 85MB/min, tendríamos:
- 8GB: 320 fotos ó 94 minutos de vídeo
- 16GB: 640 fotos ó 188 minutos de vídeo
- 32GB: 1280 fotos ó 376 minutos de vídeo
- 64GB: 2560 fotos ó 752 minutos de vídeo
Como ya he mencionado, salvo que grabe vídeo 4K sin compresión o tenga una cámara de superalta resolución, yo preferiría tener varias tarjetas de 16GB antes que una única de 64GB.
La velocidad: el gran engaño
Y digo engaño porque, si no tienes cuidado, puedes comprar una tarjeta que lee muy rápido pero escribe lento, y es precisamente lo contrario lo que más nos interesa. Una tarjeta que va a servir en una cámara de fotos o vídeo se entiende que va a estar constantemente escribiendo información nueva y en grandes cantidades, y la única vez que se va a leer en masa es una vez metida en el ordenador. Por lo tanto, la velocidad de escritura es la característica en la que nos deberemos fijar siempre.
Esta velocidad se suele expresar en MB/s, pero para abreviarlo se inventaron una nomenclatura con un número rodeado de un círculo que indicaba con dicha cifra la velocidad de escritura que alcanzaba. Así se decía que una tarjeta SD era de Clase 4 (4MB/s), Clase 6 (6MB/s) o Clase 10 (10MB/s). Luego apareció la denominación Ultra High Speed que hacía uso de una letra U mayúscula junto a un número. Pero a partir de 2017, para las grandes velocidades orientadas a las cámaras de foto y vídeo, aparecerá la V de “vídeo” seguido de una cifra que indicará la velocidad de escritura garantizada, siendo ésta 30, 60, 90… Además, las nuevas tarjetas con esta denominación permitirán la grabación de varios archivos paralelamente.
También está la nomenclatura de multiplicación, estilo 100x. Ésta se hace tomando como base la velocidad de grabación de los primeros CDs, y aunque es menos intuitiva, voy a resumir en una tabla las equivalencias de estas velocidades para que puedas tener una referencia:
- 6MB/s: Clase 6, 40x
- 10MB/s: Clase 10 / U1 / V10 / 66x
- 30MB/s: U3 / V30 / 200x
- 60MB/s: V60 / 400x
- 90MB/s: V90 / 600x
- 150MB/s: 1000x
Por supuesto, pueden simplemente darnos la velocidad de lectura y escritura en MB/s (lo que considero más sencillo) pero vuelvo a advertir: hay que tener mucho cuidado, porque a menudo los fabricantes sólo dicen con números grandes la velocidad de lectura, ocultando que la velocidad de escritura es mucho menor. Así, lo común es que una tarjeta gama media pueda leer a 95MB/s (y lo anuncie en grande) pero sólo escriba a 20MB/s, mientras que una profesional lea a 95MB/s y escriba a 90MB/s.
¿Qué velocidad mínima debería exigir? En mi opinión, para no tener retraso ninguno en el repetidísimo gesto de hacer una foto y revisarla en la pantalla medio segundo después, la velocidad que deberíamos exigir a una cámara media que pese 25MB/foto o que grabe en 4K, serían unos 45MB/s de escritura. Y hasta 90MB/s si solemos trabajar en ráfaga o con cámaras de superalta resolución.
La seguridad
El último factor a tener en cuenta es la resistencia y durabilidad de nuestra tarjeta. Esto abarca tanto el número de lecturas/escrituras mínimas garantizadas por el fabricante como la resistencia de la tarjeta en sí. Una tarjeta debería resistir caídas accidentales, algún fortuito chapuzón e incluso ser resistente a la radiación. Aquí las tarjetas CF habían tenido ventaja tradicionalmente, pero las últimas tarjetas SD de gama profesional han probado ser tan resistentes y duraderas como las CF, y las futuras XQD sin duda prometen mejorar a las dos anteriores. En cualquier caso, los modelos de gama alta de tarjetas vienen preparados para las altas exigencias de todo fotógrafo.
Aquí podría hablar de marcas, donde citaría a los fabricantes con más recorrido en este campo como sonLexar o SanDisk, aunque Samsung está metiendo el pie a gran velocidad. La gama profesional de cualquiera de ellas sería una apuesta segura para nuestro equipo.