La iluminación es esencial en fotografía, y en un retrato puede ayudarnos mucho a transmitir unas sensaciones u otras. Aunque cuando empezamos a moldear a nuestro sujeto con la luz tendemos a iluminarlo completamente, déjame contarte un secreto: ¡las sombras no siempre son malas! Es más, eliminarlas por completo es un error en el que solemos caer a menudo. En este artículo te demostraré como un retrato con sombras estudiadas, puede tener mucho más impacto que un retrato totalmente iluminado de manera uniforme. ¡Quédate para descubrirlo!
La Importancia de las Sombras
Como fotógrafos sabemos lo importante que es la iluminación para cualquier temática fotográfica. Especialmente en retrato, que es el tema en el que vamos a centrarnos en esta ocasión, es esencial saber posicionar las fuentes de luz para conseguir la iluminación que queremos en nuestras tomas. Y esto lo solemos hacer, solemos analizar y estudiar muy bien la luz, pero... ¿qué pasa con las sombras?
Éstas tienen más importancia de la que creemos, y sin embargo no nos detenemos a analizarla del mismo modo que lo hacemos con la luz. Es más, me atrevería a decir que en la mayoría de ocasiones intentamos que no aparezcan sombras en nuestros retratos. Y sí, a veces el tipo de retrato que queremos hacer nos pide que aparezcan las sombras mínimas y que la iluminación sea lo más uniforme posible, pero en otras situaciones agregar sombras intencionadamente y sabiendo colocarlas en la zona exacta, dotará a tus retratos de una fuerza dramática mucho mayor.
A continuación veamos algunas razones por las que merece la pena incluir las sombras en nuestros retratos.
Añaden Contraste y Profundidad
Gracias a las sombras logramos mayor contraste en nuestras fotografías. Ese contraste hace referencia a la diferencia tonal que hay entre las zonas oscuras y las zonas lumínicas, y lo apreciaremos especialmente en nuestras tomas en blanco y negro, en las que el contraste de color es inexistente.
Por otro lado, la dirección desde la que proyectamos la fuente de luz también puede provocar sombras, y esas sombras a su vez nos ayudan a darle volumen al objeto o sujeto principal de la fotografía. En principio las sombras, que se refieren a aquellas zonas a las que no le llega apenas luz, nos ayudan a otorgarle tridimensionalidad a una imagen que de por si solo tiene dos dimensiones.
En retrato dónde veremos claramente esto es en la nariz de nuestros sujetos. Si realizamos un retrato con una iluminación frontal, suave y uniforme, la imagen resultante será un retrato plano, en el que la nariz no sobresale en absoluto sino que parece que está a la misma distancia que el resto de elementos del rostro, lo cual puede resultar algo inquietante. En cambio, si la nariz proyecta sombras en el rostro, ya sean cenitales o laterales, nos aportará sensación de profundidad, y esto nos resultará mucho más natural a la vista.
Y como puedes comprobar, no es necesario que las sombras sean duras. Si comparamos las dos fotografías de arriba veremos que en la primera de ellas apenas hay contraste en el rostro de la modelo, sin embargo, en la segunda fotografía, aunque las sombras son suaves, son suficiente para aportarle esa sensación de volumen al retrato a la que nos referíamos.
Añaden Dramatismo
Gracias a las sombras podemos conseguir fotografías con mayor grado de misterio y drama. Es indudable que un retrato con sombras suele ser bastante más dramático que un retrato iluminado con un tipo de luz uniforme. Pero ojo, no nos equivoquemos, porque no solo me refiero a un retrato hecho en clave baja, que es uno de los que más carga dramática tiene. También podemos conseguir dramatismo en nuestros retratos mediante la aparición de sombras que no sean tan marcadas, sino graduales.
Tenemos que ser conscientes de que un retrato cuya iluminación sea totalmente uniforme y suave cuenta con un poderoso ingrediente menos en la ecuación para lograr que éste sea más dramático. Aunque por supuesto no solo es la iluminación la que añade dramatismo a un retrato, sino que factores como la pose del modelo, la expresión de su rostro o el vestuario que lleva, que también influirán en ello. Como dice el refrán "Cuánto más azúcar, más dulce", así que si combinamos todos estos factores conseguiremos un retrato realmente dramático.
Agregan Textura
La textura es una propiedad que solemos asociar al tacto, algo que no podemos trasladar en una fotografía, no al menos en ese sentido. Cuando tratamos de capturar las texturas en nuestras tomas lo que haremos será captar las características de un objeto o sujeto que le hacen tener esa textura en concreto.
Por ejemplo, si pensamos en el tronco de un árbol, si capturamos la corteza aproximándonos bastante a él, podremos imaginar el tacto rugoso de ésta. ¿Pero cómo captamos esa "rugosidad"? Con una iluminación suave y uniforme la imagen quedará bastante plana, sin embargo, si empleamos una luz intensa, lateral o que esté situada casi al mismo nivel que el objeto o sujeto, lograremos enfatizar la textura y conseguir por lo tanto transmitir la sensación de relieve.
En el caso de un retrato podremos captar la textura a través de la piel del sujeto o en el pelo por ejemplo. Aunque en la mayoría de situaciones trataremos de eliminar esa textura de la piel para disimular imperfecciones y conseguir un retrato con la piel perfecta, hay ocasiones en las que resaltar esa textura le otorgará más dramatismo a la imagen. Piensa por ejemplo en el retrato de un anciano y en cómo jugando con una iluminación más intensa y lateral podemos conseguir que las sombras nos ayuden a resaltar sus arrugas, unas arrugas que simbolizan la experiencia de toda una vida.
Focalizan la Atención
Las sombras también son un recurso artístico con el que tenemos la capacidad de focalizar la atención sobre una zona concreta de la imagen. Piénsalo, si realizamos un retrato que esté completamente iluminado, ¿qué es lo más importante? La teoría nos dice que los ojos, que son el elemento más expresivo de nuestro rostro, recogerán esa atención. También un enfoque puntual puede ayudarnos a dirigir la mirada del espectador, pero la iluminación sin duda es otra buena forma de conseguirlo.
Si realizamos el mismo retrato pero provocando sombras estudiadas, ocultaremos aquellas zonas del rostro que son menos importantes, y eso inevitablemente resaltará las que sí que lo son.
Consejos para Aprender a Controlar las Sombras
Al igual que tenemos algunos trucos que nos ayudan a controlar mínimamente la luz, también existen consejos para tener control sobre las sombras de nuestras fotografías. Realmente, si conoces los primeros conocerás también los segundos, porque no se entiende la luz sin las sombras, ni viceversa.
- Cuanto más grande es la fuente de luz con la que iluminemos a nuestro sujeto, más graduales serán las sombras que se proyectarán en su rostro.
- Cuanto más alejemos la fuente de luz del sujeto, el tamaño relativo de ésta se reduce, y por tanto obtendremos una luz más dura. Dicha luz tendrá mayor cobertura y menor intensidad, pero será más dura. Es por eso que es importante recalcar que la dureza de la luz depende del tamaño relativo de la fuente y no de la distancia que hay entre el sujeto la fuente.
- La posición desde la que iluminaremos a nuestro sujeto provocará que las sombras vayan en una dirección u otra. Por ejemplo, si la fuente está por encima del sujeto, las sombras se proyectarán hacia abajo, mientras que si la fuente de luz está situada a un lado, las sombras se proyectarán hacia el otro lado.
- Aunque una iluminación dura hará más evidente los cambios entre luces y sombras, con una iluminación suave también podemos generar sombras más tenues pero que igualmente le aporten volumen al retrato.
- A veces las sombras que se generan en el rostro de la persona con la iluminación que hemos escogido son muy marcadas y profundas, como en un contraluz por ejemplo. Si quieres que el cambio sea más gradual puedes utilizar una segunda fuente de luz, como un reflector o un segundo flash externo, y hacer que esa transición sea más sutil. Seguirás teniendo contraste y sensación de volumen en la imagen, pero sin perderte detalles que no se apreciarían de otro modo.
- Convertir a blanco y negro nuestras imágenes nos ayudará a visualizar y entender mejor los cambios entre luz y sombra.
3 Casos Prácticos
Después de toda la teoría, quiero proponerte la realización de 3 ejercicios sencillos para que trabajes con la luz y las sombras en un retrato. Con ellos descubrirás cómo afectan la dirección, la distancia o la dureza de la luz de manera directa a las sombras en un retrato.
1. Dirección y Sombras
El primero de los ejercicios tiene que ver con la dirección desde la que iluminamos a nuestro sujeto. A continuación veremos las seis posiciones básicas en las que podemos situar una fuente de luz para iluminar a nuestro sujeto.
1. Iluminación Frontal. En este tipo de iluminación la fuente de luz se sitúa de forma totalmente frontal al sujeto. Es la luz con la que mejor disimularemos las imperfecciones de la piel, y con la que no obtendremos apenas sombras. Eso provoca que el retrato tenga poco volumen y textura, aunque si elevamos la fuente de luz sutilmente podremos lograr un aspecto más tridimensional.
2. Iluminación Lateral o a 90º. Con este tipo de iluminación situaremos la fuente de luz a 90º respecto a la nariz del sujeto, de forma que ésta ilumine tan solo una mitad del rostro del modelo. Con este tipo de luz realzamos las texturas, y además podemos ocultar zonas que nos interesan. En fotografía de retrato es una iluminación arriesgada, pero con una fuerte carga dramática.
3. Iluminación Rembrandt, 3/4 o a 45º. La iluminación Rembrandt, de la que ya te hablábamos en este otro artículo, es aquella en la que colocamos la fuente de luz a unos 45º grados respecto a la nariz del sujeto. Se trata de una iluminación bastante clásica en retratos, que se caracteriza por iluminar completamente una de las mitades del rostro, y en la otra formar un triángulo invertido de luz que ilumina parte del ojo y de la mejilla. Con este tipo de luz mostraremos volumen y textura pero de un modo más natural que la iluminación lateral.
Cabe decir que existen una variante de este tipo de iluminación, que se produce cuando la fuente de luz está situada en una posición menos cenital y por lo tanto la sombra proyectada de la nariz no llega hasta el labio, la cual se conoce como iluminación de lazo.
4. Iluminación a Contraluz. Esta iluminación se caracteriza por situar la fuente de luz justo detrás de nuestro sujeto. Con ella lo que conseguiremos será perfilar y recortar la silueta del modelo, no iluminar su rostro, y en algunas ocasiones incluso puede llegar a generar una cierta aura mística.
5. Iluminación Cenital. Aunque el ejemplo está exagerado, es el tipo de luz al que más acostumbrados estamos a ver, ya que en cualquier interior la mayoría de lámparas están situadas en el techo, y nos iluminan directamente desde arriba, y en un exterior, durante las horas centrales del día también tenemos situado el sol justo por encima de nosotros.
Cuanto más cenital esté colocada la fuente de luz, más exageradas serán las sombras que se proyecten, sobre todo aquellas que se generan en las cuencas de los ojos, bajo la nariz y bajo la barbilla.
6. Iluminación Nadir. Al revés que la luz cenital, la iluminación nadir es difícil verla en el día a día. Con este esquema la fuente de luz se sitúa justo por debajo del sujeto. Las sombras que se proyectan con este tipo de iluminación provocan que el retrato tenga cierto toque siniestro y malévolo que nos resulta incómodo, y un buen ejemplo de ello es cuando nos hemos colocado una linterna justo por debajo de la barbilla para intentar asustar a alguien.
2. Distancia entre la Fuente de Luz y el Sujeto
Otro de los puntos que influyen en las sombras que aparecen en nuestra toma tiene que ver con la distancia que hay entre la fuente de luz y el sujeto a fotografiar. Si observamos las siguientes fotografías comprobamos que el ángulo de cobertura de la luz es mucho más amplio en el segundo ejemplo, en el que la fuente de luz estaba más separada del sujeto.
Así pues, cuando la fuente de luz está cerca del sujeto la luz estará más concentrada, por eso vemos al sujeto iluminado y el fondo sumido en la sombra. Mientras que si alejamos la fuente del sujeto la luz se dispersa cubriendo un ángulo mucho más amplio e iluminando al sujeto, pero también el entorno en el que se encuentra.
3. Luz Directa y Luz con Difusor
Por último, cuando hablamos de luz dura o luz suave sobre todo nos fijaremos en la transición que hay entre las zonas más claras y las zonas más oscuras. Si esa transición es amplia y con cierto degradado, eso es porque se trata de una iluminación suave. Y por el contrario, si esa transición es brusca, estaremos hablando de una iluminación dura.
Fijemonos en las imágenes de ejemplo:
En el primer caso hemos trabajado con una iluminación dura, y lo comprobamos en la ampliación que hemos hecho de la zona de la nariz, en la que la línea que separa la zona entre luces y sombras está muy delimitada. En el segundo caso sin embargo, si observamos la ampliación comprobamos que la línea es bastante difusa, por lo tanto se trata de una iluminación más suave que la anterior.
¿Y cómo hemos conseguido esa luz dura y luz suave? Pues sobre todo por dos razones: la difusión o no de la fuente de luz, y el tamaño de ésta. En el caso de la primera fotografía colocamos un flash externo a unos 45º del sujeto y lo disparamos directamente, sin ningún tipo de difusor. De esta forma la luz que conseguimos fue mucho más dura. Para la segunda fotografía el esquema era el mismo, solo que añadimos un paraguas al flash externo. Esto provocó que la luz ya no fuera directa sino difusa, y además la fuente de luz se hizo más grande respecto al sujeto, por lo que resultó más suave y uniforme.
¡Descubre el Poder de la Sombras!
Con este artículo has comprobado que las sombras no son solo ausencia de luz. Las sombras nos sirven para aportar dramatismo a nuestro retratos, par añadir volumen y dimensión, para focalizar la atención sobre determinadas zonas de la composición, e incluso son capaces de resaltar las texturas.
Cuando nos referimos a trabajar la iluminación de cualquier fotografía, ahora ya sabes que no solo implica controlar la luz, sino también las sombras. Porque ambas son componentes esenciales de una fotografía. ¡Ahora es tu turno de practicar con las luces y las sombras en tus retratos!