¿Hace tiempo que piensas en comprar una nueva cámara? ¿Pasa por tu mente la idea de optar por una cámara sin espejo en lugar de otra réflex? Si es así, pero tienes muchas dudas al respecto de si vas a tomar la decisión correcta, no te preocupes.
Ya son muchos, profesionales y aficionados, los que se han atrevido a pasarse al lado de las mirrorless y todo indica que en un futuro (que podríamos incluso decir que ya es un presente) se convertirán en las reinas del mercado. De hecho, yo ya he caído en la tentación.
Por eso, en este artículo te voy a contar mi experiencia. De cómo di el salto desde una cámara réflex semiprofesional a una cámara evil profesional, las ventajas e inconvenientes con los que me he encontrado a la hora de hacer fotos y si me arrepiento, o no, de mi decisión.
Mi Cámara Réflex VS Mi Cámara Evil
En 2008 Panasonic lanzó la primera cámara sin espejo del mundo y esa fue la chispa que encendió un gran cambio en el mundo de la fotografía. Más de 10 años después podemos decir que las cámaras evil (mirrorless, sin espejo o CSC, como prefieras llamarlas) se han hecho un hueco en el mercado, que es cada vez más grande y más sólido.
Al principio eran muchas las desventajas de este tipo de cámaras y, por eso, una gran parte de los profesionales las desaconsejaban totalmente. 'Nunca una evil podría superar a una réflex', decían. Sin embargo, esto está cambiando, ¡y a una velocidad vertiginosa!
A medida que los fabricantes amplían el rango de lentes y los accesorios disponibles y que mejoran el rendimiento y la calidad de la imagen se está revolucionando todo. De hecho, algunas sin espejo están desbancando a sus rivales DSLR y, además, a precios también muy competitivos.
No vamos a entrar en cuál es mejor o en quién ha desbancado a quien, para eso ya tenemos un artículo. Tampoco tenemos una bola con la que leer el futuro fotográfico que nos espera... Pero sí que puedo contarte mi experiencia personal dando el salto desde una Nikon D7100 a una Lumix DC-G9 sin espejo.
Empecemos comparando algunas especificaciones básicas. Como observamos en la tabla, son muchas las características de la G9, las que superan a la Nikon, pero hay algunos detalles que también echamos de menos. Analizaremos cada uno de ellos uno por uno y podremos a prueba ambas cámaras.
#1. Tamaño, Peso y Ergonomía
En general, las cámaras sin espejo son conocidas por ser menos voluminosas y más livianas que las cámaras réflex. Pero, aunque siempre se ha considerado una de las ventajas más destacadas de las cámaras evil, hemos de decir que no siempre es así.
Depende del tamaño del sensor y de lo luminosos que sean los objetivos que le acoples a una cámara sin espejo, está puede ser igual de voluminosa y pesada (o más) que una cámara réflex. En mi caso, el cuerpo de la Lumix G9 pesa solo unos 100 gramos menos que el de la Nikon D7100.
En cuanto al tamaño del cuerpo, la Lumix (137 x 97 x 92 mm) es un poco menos voluminosa que la Nikon (136 x 107 x 76 mm) pero no hay una diferencia demasiado notable. Por lo tanto, a pesar que la Lumix es una cámara micro cuatro tercios, se puede considerar una cámara grande.
Pasará lo mismo con una Full Frame (de fotograma completo) como con la Sony A7R IV que pesa unos 665 gr. Aunque ese es solo el peso del cuerpo, porque algo que también marcará la diferencia será el tamaño y peso de la lentes. Las de las evil suelen ser más compactas en general, pero cuanto más luminosas y mayor apertura máxima tengan, mayor volumen y peso.
La ergonomía y la forma en la que se adaptan a la mano es mucho más cómoda. Al menos para las personas que tenemos las manos pequeñas. En mi caso, me siento mucho más a gusto sujetando una cámara más reducida y compacta con una empuñadura estrecha.
Sin embargo, si tienes las manos grandes quizás prefieras la voluminosidad y seguridad de una réflex y si usas teleobjetivos o lentes angulares muy grandes como un Tokina 11-16mm, también te interesará una cámara más robusta que equilibre el peso.
#2. Objetivos
Es algo obvio que cuanto más nueva es una tecnología, más reducido suele ser el catálogo de objetivos disponibles en el mercado. Para la Nikon D7100 tengo hasta seis objetivos que he ido adquiriendo en los últimos 5 años, todos a precios muy asequibles. Mientras que de la Lumix G9, todavía no he pasado del 12-60mm que venía con el kit.
El motivo es muy simple, los objetivos que más me interesan son bastante caros y después de haber hecho la inversión de la cámara, no puedo seguir invirtiendo más de momento. Y aunque puedo adquirir objetivos Olympus que también son compatibles con mi cámara, siguen siendo algo caros.
Echo mucho de menos que hayan más opciones de terceros (Sigma, Tamron, Tokina) con alternativas más económicas para poder cubrir más distancias focales con la Lumix. Espero que con el tiempo haya cada vez más, pero quizás para entonces mi cámara esté ya obsoleta.
Y ahora estarás pensando, ¿qué rabia no? ¿tenías seis lentes con las que ya habías trabajado todo este tiempo y no las puedes aprovechar más? Bueno, al principio sí que sentí algo de frustración al pensar que debía empezar de nuevo a adquirir lentes.
Sin embargo, descubrí que existen adaptadores para acoplar las lentes de las cámaras réflex a las cámaras sin espejo. Los hay que mantienen la electrónica para poder seguir controlando los automatismos y otros (más económicos) que son manuales.
Yo uso uno manual que tiene algunas limitaciones en cuanto al manejo de la apertura. Me sirve para aprovechar alguna lente, aunque con el factor de recorte muchas veces no me vale demasiado la pena...
#3. Autonomía de la Batería
La otra desventaja más notable de las cámaras sin espejo, y que para muchos fotógrafos ha sido el principal inconveniente, es la duración de las baterías. Las mirrorless tienen fama de consumir mucho más que las réflex.
Si tienes una réflex estarás acostumbrado a no preocuparte demasiado por las baterías y hacer largas sesiones sin cambiarlas o incluso a no cargarlas entre salida y salida fotográfica. Con las cámaras sin espejo deberás llevar al menos una batería de repuesto, siempre.
Esto se debe a que son cámaras que exigen mucho más y necesitan mayor alimentación tanto para el visor electrónico como para al uso de la pantalla LCD. Además, al ser cámaras más compactas y de reducido tamaño, las baterías también suelen ser pequeñas. Aunque las de la Lumix G9 no se cumple esto porque son prácticamente del mismo peso y tamaño que las de la Nikon.
Sin embargo, esta es una carencia en la que los fabricantes se han empleado a fondo con los últimos modelos de evil que están saliendo al mercado y cada vez dura más la autonomía en las baterías de las cámaras sin espejo.
En mi caso todavía no es así, puesto que de los 950 disparos que me ofrecía la Nikon, me he quedado con los 400 de la Lumix. Lo bueno es que he podido adquirir dos baterías de repuesto de terceros a muy buen precio. La verdad es que me están dando buenos resultados, por lo que he restado importancia a lo que a priori parecía una gran desventaja.
#4. Tipo de Visor
Las cámaras réflex tienen lo que conocemos como visor óptico. Ese visor lo que nos permite es ver literalmente a través de la cámara lo que ocurre en tiempo real. Eso significa que para saber cómo quedará una foto necesitamos realizarla y luego comprobarla para asegurarnos de que la exposición es correcta.
Sin embargo, las cámaras sin espejo tienen un visor electrónico que nos permite ver, tanto en el propio visor como en la pantalla LCD, una vista previa del resultado de la foto antes de tomarla. De este modo, podremos ajustar in situ cualquier parámetro antes de realizar la foto.
Eso es algo que valoro especialmente del salto a las cámaras sin espejo. Muchas veces no he cambiado los parámetros que tenía puestos anteriormente y he tomado fotos mal expuestas o mal enfocadas. Al comprobarlas después me he llevado un tremendo disgusto porque no podía volver al sitio que las había tomado a repetirlas.
En la Nikon D7100 sí que contaba con un Modo Live View que me permitía en la pantalla LCD la grabación de mis tomas en modo vídeo, aunque no me dejaba cambiar la apertura en tiempo real mientras grababa ni mientras usaba ese modo. La ventaja es que no necesitaba encender la cámara para mirar a través del visor y podía seleccionar mis encuadres sin gastar batería.
Con la Lumix G9, debo encender la cámara para poder mirar por el visor aunque solo sea para encuadrar porque sino no se va nada y eso es algo que también gasta batería. Lo bueno es que puedo ajustar el exposímetro y ver el resultado antes de tomar la foto o durante la grabación de vídeo y también puedo activar un histograma en tiempo real que me ayuda a corregir la exposición en días brillantes.
Por último, otra ventaja de las sin espejo es que ya no sufro de fuga de luz en tomas de larga exposición diurna. En la Nikon D7100 y algunas otras réflex con visor óptico, es necesario tapar el visor con una pieza de goma que va incluida normalmente con la cámara para que no se cuele la luz. Con el visor electrónico de la Lumix G9 ese problema desaparece.
#5. Tipo de Enfoque
Las cámaras réflex utilizan modos de enfoque automáticos rápidos y eficaces. El problema es que estos sistemas solo funcionan cuando el espejo está bajado. Si usas una réflex en modo live view y subes el espejo, el enfoque automático será mucho más lento.
Las cámaras sin espejo más avanzadas, como la propia Lumix G9, tienen un sistema AF híbrido que combina la detección de contraste con la detección de fase desde el sensor. Sus sistemas de enfoque automático son tremendamente rápidos y son tan precisos que pueden detectar rostros o seguir a un sujeto en movimiento.
Cuando queremos enfocar manualmente con una cámara sin espejo también son todo ventajas gracias a la herramienta 'Contornos Máximos' más comúnmente conocida como 'Focus Peaking'. Si la activamos, podremos resaltar en un color las zonas enfocadas de la imagen.
Nos vendrá realmente bien cuando usamos profundidades de campo escasas, cuando practicamos con fotografía macro o cuando grabamos vídeo. Con una cámara réflex no podemos saber qué zona está realmente enfocada si usamos el enfoque manual hasta que no hacemos zoom o comprobamos la foto. Y aun así, a veces nos llevamos un disgusto al abrirlas el ordenador porque en la pantalla LCD lo apreciábamos como nítido.
Otro aspecto muy importante relativo al tipo de enfoque que nos ofrecen unas y otras cámaras son los puntos de enfoque. Mientras que la Nikon D7100 tiene solo 51 puntos, la Lumix G9 cuenta con hasta 225 puntos seleccionables, que además puedo ir cambiando cómodamente con un joystick.
Esto me permite obtener enfoques mucho más fiables ya que tengo una matriz de puntos que cubre prácticamente todo el encuadre. Esto no lo podía hacer con la Nikon. De hecho, ni si quiera en algunas cámaras de alta gama hay puntos de enfoque en las esquinas y nos tenemos que ver obligados a enfocar y reencuadrar.
#6. ISO Máximo y Flash
Uno de los aspectos que más ha evolucionado en los últimos años ha sido el del rendimiento de las cámaras cuando usamos ISOs altos. Comparada con mi primera cámara de hace 10 años, la Nikon D60 que llegaba un ISO máximo de 3200 (aunque el ruido ya era apreciable a 800), mi segunda réflex era notablemente superior.
La Nikon D7100 tiene un ISO máximo de 6400 y el ruido empieza a ser apreciable pasando los 1600. Con la Lumix G9 el ISO máximo es de 25600. He ganado en ese aspecto, pero siempre que use una lente bien luminosa. En la comparativa no apreciamos una mejora notable, aunque en situaciones de luz escasa se notan mejores resultados en vídeo que en foto.
Sí que hay algo que echo de menos en esta sin espejo en cuanto al tema de iluminación: el flash integrado. Muchos fotógrafos no quieren ni oír hablar de él y es cierto que no ofrece ni los mejores resultados ni los más profesionales. Es por eso que muchas cámaras avanzadas no cuentan con él, pero a veces puede venirnos bien ese toque de luz extra.
La Nikon tiene flash integrado mientras que la Lumix carece de él. Esta última solo cuenta con la zapata superior que permite acoplar un flash externo. Sin duda un flash externo siempre será más profesional, pero en algunas ocasiones en las que no llevamos encima el accesorio, tener una luz de relleno que podemos incluso difuminar con un difusor, puede resultar muy útil.
#7. Calidad de Vídeo
Las cámaras réflex digitales fueron las primeras en ofrecer la captura de vídeo en HD y Full HD, algo que revolucionó el mercado en su momento. Las cámaras sin espejo, sin embargo, contaban con captura en formato 4K desde prácticamente sus inicios, mientras que las réflex han tardado un poco más en ofrecer esto.
Personalmente, el salto cualitativo en cuanto a vídeo en mi caso ha sido una de las cosas que más he notado. La Nikon D7100 es capaz de grabar en Full HD 1080/30p, pero la Lumix G9 graba en Ultra HD/4K 60p. Además, también puede grabar en Full HD a 180 fps, lo que permite hacer tomas a cámara super lenta (aunque no graba sonido en ese modo).
Otros aspectos esenciales que mejoran la experiencia de grabación en vídeo con una cámara sin espejo tienen que ver con características que ya he comentado, como el eficaz sistema de enfoque automático con seguimiento de sujetos en movimiento o el rendimiento de la cámara frente a ISOs altos sin apenas aparición de ruido.
Aunque si algo te va a dejar con la boca abierta al usar una cámara evil avanzada son los sistemas de estabilización tanto en foto como en vídeo, pero sobretodo en vídeo. Una cámara réflex, solo por la vibración del espejo al subir y bajar, ya puede sufrir trepidaciones. Por eso es esencial (y más aún si usas focales largas) que las lentes tengan estabilizadores incorporados.
Personalmente con mi Nikon D7100, aún teniendo objetivos con buenos estabilizadores, no siempre he conseguido imágenes perfectas y libres de trepidaciones. Y en cuanto a tomas de vídeo, muchas vibraciones y movimientos han llegado a ser irrecuperables en postproducción.
Con la Lumix G9 ha cambiado radicalmente esa situación. Además de los estabilizadores de las lentes lentes, el propio cuerpo de la cámara tiene incorporado un estabilizador óptico de 5 ejes. Eso me permite disparar fotos con velocidades de obturación lentas sin miedo a las trepidaciones y a grabar vídeos con fluidez y un movimiento muy natural sin apenas vibración alguna.
#8. Calidad de Imagen
Hemos hablado de la calidad de vídeo, ¿pero qué pasa con la calidad de imagen? Si nos fijamos en las especificaciones, la Nikon tiene más megapíxeles (24) que la Lumix (20) y el tamaño del sensor también es más grande en el primer caso (un sensor APS-C es más grande que un sensor Micro 4/3)
Te estarás preguntando si he perdido calidad entonces en este aspecto. Pues bien, lo cierto es que no lo considero así. Una de las cosas que quizás pienses que debería preocuparme es que puedo perder calidad a la hora de reencuadrar mis fotos a posteriori o al realizar ampliaciones.
La obsesión por tener más megapíxeles y más resolución es una pérdida de tiempo. Si te dedicas a fotografía moda o publicidad quizá te interese para imprimir imágenes en gran formato, pero en realidad, la mayoría no los necesitas y solo sirven para ocupar GBs en tu tarjeta. Además en cuanto a vídeo, cuantos más megapíxeles, más le cuesta a la cámara trabajar.
De todas formas, Lumix me da una solución si quiero hacer fotos con mucha mayor resolución. Además de las fotos en 4K y en 6K que se guardarán en JPEG, hay una opción todavía mejor: el Modo de Alta Resolución. Si lo activo para hacer una foto, puedo obtener una imagen de hasta 80 Megapíxeles en formato RAW.
La mirrorless cuenta también con otras dos funcionalidades que me encantan: el Post Focus (para cambiar el punto de enfoque después de disparar) y el Bracketing (para hacer diversas tomas con diferente exposición, número f, etc). Por lo tanto, no considero haber perdido calidad de imagen en absoluto, aunque en eso las lentes también juegan un papel esencial, por supuesto.
#9. Velocidad de la Ráfaga
Es un hecho, ni las mejores cámaras réflex pueden igualar las velocidades de las mejores cámaras evil. El motivo es muy simple, al ser cámaras diseñadas sin espejo es mucho más sencillo realizar fotos a alta velocidad sin esa pieza móvil.
Las mirrorless que graban en 4K normalmente también tienen velocidades de ráfaga altas porque disponen de una potencia de procesamiento seria. Si eres un fotógrafo/a aficionado a la captura de tomas de acción, naturaleza o deportes te interesa un modo de disparo continuo rápido. De hecho, habrá cámaras sin espejo capaces de hacer hasta 60 fotos por segundo.
En mi caso, el salto también ha sido notable entre una y otra cámara. La Nikon era capaz de hacer solo 6 fps, mientras que la Lumix alcanza los 20 fps. Aunque esta velocidad de ráfaga puede aumentar hasta los 60 fps usando el modo AF-S en el primer fotograma.
Aunque debemos ser realistas a la hora de hacer disparos continuos de 20 o 60 fps. Tendremos que ser conscientes de que necesitaremos tarjetas de memoria de alta capacidad porque se llenarán fácilmente si abusamos de este modo y también estaremos consumiendo mucha más batería.
#10. Wi-Fi/Bluetooth
Para terminar, me gustaría remarcar otra de las funcionalidades esenciales hoy en día que sí que incluye la Lumix G9 y que no tiene mi cámara réflex: la conectividad. En concreto las funciones de Wi-Fi y Bluetooth. ¿Qué puedo hacer ahora con este servicio? Pues infinidad de cosas:
- Controlar la cámara desde un smartphone o tableta gráfica
- Reproducir o guardar imágenes almacenadas en la cámara o subirlas a redes sociales
- Realizar una copia de seguridad automática en la nube
- Reproducir imágenes en un TV
- Enviar imágenes a un ordenador o dispositivo AV
- Imprimir imágenes en una impresora inalámbrica
La conectividad no es algo exclusivo de las mirrorless ni mucho menos. Es una característica que también incorporan muchas cámaras réflex desde hace tiempo pero que para mí, que no la tenía en la Nikon, ha supuesto un gran avance.
Ha sido tan sencillo como instalar un app gratuita, conectarla con mi cámara y empezar a usarla al instante. Ahora puedo encender o apagar la cámara a distancia, usar el móvil como disparador remoto, enfocar o incluso hacer zoom desde el smartphone. Es realmente útil, sobre todo en fotografía de viajes o para hacer autorretratos.
¿Y Tú? ¿Te Atreverías a Saltar?
Esta es mi experiencia dando el salto. Aunque he de confesar que no considero que haya sido un salto definitivo. Darlo completo habría significado quizás el hecho de vender mi Nikon y quedarme únicamente con la Lumix. No ha sido así, trabajo con ambas cámaras en diferentes situaciones.
A día de hoy, sigo utilizando mi Nikon D7100 para sesiones de fotos en las que no me importa cargar peso. La Lumix G9 la reservo para fotografía de viajes y para grabación de vídeo. También la uso de vez en cuando para sesiones de fotos, pero al tener una sola lente me siento más limitada (al menos de momento).
No me atrevería a decir que si una es mejor que la otra. Según mi experiencia y las pruebas que hemos hecho, sí que puedo decir que una supera a otra en algunos aspectos y viceversa, pero creo que en un futuro es posible que las evil acaben ganando la batalla. Aunque como todo en la vida... ¡será cuestión de gustos! (y de presupuestos...)
¿Tú qué opinas? ¿Te atreverías a pasarte a las evil? ¿Lo has hecho ya? ¿Cuál ha sido tu experiencia? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!