Junto a los insectos, las flores son uno de los motivos más fotografiados alrededor del mundo. Una de las claves de su popularidad radica en su abundancia y proximidad, podremos encontrarlas allá donde vayamos y habitualmente dispondremos de numerosas especies sobre las que fijar nuestro objetivo. La flor es la estructura reproductiva de las plantas denominadas espermatófitas (plantas con semilla) y poseen otra peculiaridad que las hace aun más populares: no dan problemas de acercamiento y con un equipo básico podemos abordarlas con facilidad.
Si tuviera que recomendaros un motivo para iniciaros en fotografía macro, sin duda elegiría el rico, variado e interesante mundo de las flores. ¿Por qué? Es sencillo: el coste de los objetivos recomendados es menor, no huyen (lo que nos facilitará mucho las sesiones) y dispondremos de todo el tiempo del mundo para estudiar composiciones, ángulos y en definitiva formas de abordarlas.
Conociendo las Flores
Bajo mi punto de vista, cuando trabajamos con seres vivos el conocimiento e identificación de los mismos resulta un aspecto importante, ciencia y fotografía unidas en una sola actividad.
Tal y como apuntábamos en la introducción, las flores conforman la estructura reproductiva del grupo de plantas denominado “espermatofitas”, caracterizadas por producir semillas. En su interior encontraremos dos sub-grupos: Gimnospermas y Angiospermas. Aun con un amplio abanico de especies vivientes, las Gimnospermas (como los pinos) son considerablemente más antiguas y no poseen la típica estructura reproductiva “en flor” que conocemos popularmente. Dicha etiqueta la colgaremos sobre las Angiospermas que, con más de 250.000 especies, componen un linaje evolutivo exitoso, más joven que el de las angiospermas y, ésta vez sí, con estructuras reproductivas en flor (su carácter definitorio) tal y como las conocemos popularmente.
Pero, ¿qué mejor que un esquema para conocer de forma exacta la estructura general de una flor? Aquí os dejo un enlace en el que podréis sentar las bases estructurales de los sujetos que protagonizarán nuestras primeras sesiones macro.
El Equipo: ¿Qué Necesito?
El factor que definirá el tipo de objetivos que necesitaremos será la movilidad o no movilidad del sujeto, en éste caso “no móviles”. Para entender dicho principio debemos repasar las características de enfoque no nuestras lentes, es decir, la distancia mínima de enfoque. ¿Qué quiere decir esto? Es simple, dos objetivos pueden lograr exactamente el mismo ratio de ampliación (por ejemplo 1:1) desde distancias muy diferentes, a veces incluso con varias decenas de centímetros que pueden venirnos muy bien en el caso de los insectos (donde necesitaremos colocarnos lo más alejados posible para no invadir su espacio de seguridad) pero que resulta innecesario en el caso de las plantas.
Algunos objetivos con ratios de ampliación 1:1
- Sigma 150mm f/2.8 – Distancia mínima de enfoque 38 cms
- Canon 100mm f/2.8 – Distancia mínima de enfoque 20 cms
- Nikkor 60mm f/2,8 – Distancia mínima de enfoque 18,5 cms
Los datos técnicos son claros: a mayor distancia focal (expresada en mm) y mismo ratio de ampliación (1:1) disponemos de una distancia de enfoque más lejana, de la misma forma que a menor distancia focal y mismo ratio de ampliación deberemos colocarnos más cerca del sujeto.
Por regla general el equipo mínimo necesario puede llegar a ser muy básico, incluso con compactas zoom que incorporen función macro. Sin embargo, si decidimos emplearnos a fondo conviene trabajar con:
- Cámara réflex
- Objetivos de rango medio (entre 50mm y 100mm) macro: Son más baratos que los recomendados para fotografía de insectos.
- Angular macro: Puede ser interesante a la hora de incluir la flor en el ambiente aunque no resulta imprescindible
- Tubos de extensión o lentes de aproximación: en el caso de no disponer de objetivos macro, éstos accesorios pueden modificar nuestros objetivos permitiéndonos aproximaciones mayores.
- Trípode con posibilidad de invertir la columna: nos permitirá colocarnos a ras de suelo
Por otro lado, la inmovilidad de las flores también nos permitirá incluir en los esquemas de trabajo diversos accesorios:
- Saco de arroz: En el caso de no disponer de trípode, un pequeño saco de arroz podría servirnos para estabilizar la cámara a ras de suelo
- Pinzas de sujeción: Salvarán uno de los pocos factores naturales que podrían arruinarnos una sesión en plena naturaleza, el viento.
- Visor en ángulo: Perfecto para posiciones incómodas a ras de suelo
- Pulverizador: Perfecto para incluir pequeñas gotas de agua en la flor. Es conveniente evitar su utilización con luz del sol directa.
- Reflectores y difusores: En fotografía de insectos resulta complicado el empleo de dichos modificadores de luz, sin embargo, en fotografía de flores no es así y constituirán una herramienta casi imprescindible para moldear la luz a nuestro antojo.
11 Consejos Para la Macrofotografía de Flores
¿Qué os parece si dejamos los datos técnicos a un lado y pasamos a enumerar algunos consejos prácticos?
Escoge bien la época del año
No siempre tendremos la posibilidad de fotografiar la flor que queremos en el momento óptimo. Éste aspecto va muy ligado al conocimiento previo de las especies que nos interesan. Es sabido que la estación de máxima floración de especies será primavera, sin embargo, dependiendo de la latitud en la que nos encontremos puede retrasarse hasta el verano o adelantarse a el final de invierno. También será posible encontrar la floración de algunas especies en otoño.
Escoge el momento del día
Las condiciones lumínicas y determinados fenómenos naturales variarán a lo largo del día. Será nuestra tarea planificar las sesiones en función de los resultados que queremos obtener. A primera hora de la mañana la luz será suave y, casi con total seguridad, podremos fotografiar también el rocío anclado en los pétalos. En éste sentido también podríamos llevar desde casa un pulverizador de agua y conseguir efectos parecidos en otros momentos del día.
En las horas centrales, por regla general, no es aconsejable fotografiar si se tratamos con insectos. En cambio, una simple tela blanca traslúcida constituye un perfecto difusor de luz que nos permitirá trabajar perfectamente en el ecuador de la jornada. También será posible rebotar la luz del sol sobre una superficie reflectante para conseguir contraluces o rellenar determinadas sombras.
Fíjate en los mejores ejemplares
Será probable encontrar grupos de flores. Dedica parte del tiempo empleado en la sesión a buscar los ejemplares en mejor estado o incluso alguno que pueda poseer alguna peculiaridad especial de color, textura o morfología. También tendrás que escoger entre fotografiarlas de forma individual o en grupo.
Tómate tu tiempo
La macrofotografía de flores es una disciplina exigente debido al carácter inmóvil de nuestras protagonistas. Estarán ahí en el momento en el que fijemos la cámara y también 5 y 10 minutos después, por tanto, tómate tu tiempo. Escoge bien el ángulo, la composición y estudia cuál es el mejor esquema de luces (bien mediante la utilización de flashes o mediante difusores y reflectores).
¿Ambiente o detalles?
Si queremos variedad y riqueza en nuestro trabajo optaría por ambas opciones, sin embargo, si disponemos de un equipo limitado quizá no podamos tomar ambos caminos. Para macro-fotografias de ambiente necesitaremos lentes macro angulares, por el contrario, para fotografía de detalles (pétalos, estambres…) necesitaremos rangos focales elevados y mínimo un ratio de ampliación de 1:1
Cuida la composición
Ten siempre en cuenta el carácter vertical de los tallos así como la forma circular de la mayor parte de las flores, el lenguaje visual es muy importante. Éste apartado va muy ligado al cuarto, “tómate tu tiempo”, pues las composiciones deben ser estudiadas concienzudamente.
Cuida el fondo
Aunque puede aplicarse para fotografías de ambiente o detalles indistintamente, nos referiremos sobre todo a imágenes con ratios de ampliación elevados donde el grado de desenfoque juega un papel importante, no será lo mismo fotografiar a f/2.8, f/4.0 o f/8.0. Debemos tener igualmente claras nuestras intenciones, si queremos destacar los detalles será mejor opción abrir diafragma para desenfocar el fondo.
Cuida la luz
Ya hemos comentado que, dado su carácter inmóvil, dispondremos de todo el tiempo que necesitemos para crear eficientes esquemas de luz. Coloca difusores y mueve los reflectores tantas veces como consideres hasta que consigas la imagen que buscas. Si utilizas flash, prueba con diferentes potencias y distancias, también puedes rebotarlo sobre un reflector.
Muy atentos al viento
El viento es el peor aliado de la macro-fotografía de flores, la más mínima brisa puede echar al traste una sesión o simplemente retrasarla sin necesidad. Puedes optar por colocar algún tipo de barrera (con cuidado de no tapar excesiva luz) o directamente sujetar el tallo de la flor mediante unas pinzas de sujeción.
En el jardín
El jardín de casa puede posicionarse como un buen escenario de entrenamiento antes de lanzarse a fotografiar en plena naturaleza, hacer pruebas y ejercitar la técnica.
Identifica los sujetos que fotografíes
No resulta un aspecto imprescindible, sin embargo, mostrar tu trabajo junto a la identificación previa de la especie fotografiada aportará mayor solidez a tu obra.