Si sientes que estás en el punto en que tu técnica fotográfica va bien vestida, en la que tienes deseos de que tus fotos viajen más allá de las miradas de tu familia y tus amigos, y donde unos euros o dólares extras tendrían más que las puertas abiertas en su cuenta bancaria, entonces continua leyendo. Se trata de una idea micro, pero de largo alcance.
¿Se puede ganar dinero vendiendo tus fotos en internet?
Hace poco más de 10 años, el modelo de ventas a través de bancos de imágenes estaba destinado para ciertos elegidos. El acceso para poder vender fotos era lento y podría compararse a una especie de club privado selecto. Eso sí, los que lograban pasar aquellas primeras puertas podrían gozar de buenos tratos, comenzando por el precio de venta de sus fotografías.
Pero llegó el siglo XXI, mejorando aún más un internet que no ha pensado en detener su avance, algo que permitió la aparición de un modelo de venta –conocido como Microstocks- que democratizó la posibilidad de acceso de fotógrafos de todo el mundo a este tipo de mercado.
Prácticamente todo aquel que cargue una cámara y lleve consigo su alma creativa, tiene las llaves de entrada para ofrecer sus creaciones fotográficas en medios editoriales, en publicidad, en blogs y un largo etcétera donde la imagen pueda tener espacio. Pero el cuento también tiene escenas tristes: los precios que aquellos bancos de imágenes aseguraban a sus “elegidos”, simplemente dejaron de existir con la llegada de la democracia del pixel.
De esta manera, una foto que podía facturarse en el pasado con varios ceros, ahora se puede encontrar en los microstocks entre 1 o 5 dólares, algo que tiene consecuencias no aptas para fotógrafos cardíacos, ya que puedes recibir céntimos o un par de billetes. Pero la cara B de esta triste historia, es que esa misma foto, gracias al modelo de Royalty Free que manejan este tipo de bancos de imágenes, puede venderse cientos de veces. Y es más, esa misma foto puedes ofrecerla a través de otro microstock (siempre y cuando no te soliciten exclusividad de la imagen), lo que podría duplicar el número de ventas. Y podrás hacerlo con un tercer banco, con un cuarto y así sucesivamente hasta que tu paciencia y tiempo llegue a su fin.
La foto que acompaña este texto, que es la de campesino trabajando el ágave en México, es un ejemplo muy claro. La he vendido en un sólo banco de imágenes en 786 ocasiones, lo que me ha generado más de 500 euros. Tal vez, en un banco tradicional se hubiera vendido un par de ocasiones generando la misma ganancia. En fin, pueden ser dos caminos distintos con resultados semejantes.
Resumiendo estos últimos diez años, antes solo había un mercado donde un pequeño puñado de fotógrafos vendía sus fotos a buenos precios. Ahora todos pueden vender, pero el pastel se tiene que repartir. Cosas de la democracia, aunque también asuntos de negocios que no han más que aprovechado el momento: más fotógrafos, fotografía digital e internet. Son las leyes de mercado, nos gusten o no.
Primeros pasos para entrar al mundo de los Microstocks
Si esto de recibir céntimos por cada venta de tus fotos no te ha ocasionado que retrocedas en tu intento de vender tus fotos, y crees que podrás vender tu arte tantas veces como sea necesario para que el número final quede con cierta dignidad, puedes entonces seguir adelante en la lectura.
Para los no convencidos aún, es hora de nombrar a Yuri Arcurs: un fotógrafo danés que basa sus ventas en el mundo de los microstocks y hoy puede presumir de llegar al millón de euros en ventas. Céntimo a céntimo, paso a paso. ¿continúas leyendo?
Lo siguiente, tiene que ver con que navegues a través de las páginas de estos bancos de imágenes denominados como “microstocks”: Shutterstock es uno de los principales, tanto por su calidad como por el número de clientes que compran fotos día a día a través de su página, Istockphoto es la manera en que el gran monstruo de la industria de la fotografía de stock, Getty Images, ha desembarcado en este nuevo mundo, pasos que ha seguido otro líder de aquella industria “tradicional”, Corbis, a través de Veer. Dreamstime y Fotolia son otros bancos que suelen dar buenos resultados a quienes venden su trabajo a través de ellos, aunque existen otros muchos donde podrás ofrecer tus fotos, pero ya habrá tiempo para nombrarlos. Eso sí, ten en mente que no todos son los elegidos para ganar un gran cúmulo de euros, aunque no es nada arriesgado pensar en que puedas ganar algunos cientos en un tiempo no muy lejano.
Lo recomendable sería que probaras con un par de microstocks, quizás tres, enviando las mismas fotos a cada uno de ellos, con la idea de que veas qué fotos tuyas van teniendo mejor aceptación, tanto por los editores de los propios bancos –que son los que deciden si la foto tiene la técnica y temática apta para venta-, como por los propios clientes. Y recuerda, la paciencia que tienes al esperar el “instante decisivo”, tienes que aplicarla también en el momento de las ventas. Todo llega a su tiempo.
Recorre sus páginas con la mayor paciencia que tengas. Revisa qué tipo de fotografía ofrecen, cuales son las fotos que mayores ventas tienen, fíjate en la técnica y en la temática y sopesa si crees tener espacio en ellos. De entrada se puede decir que lo encontrarás, porque la democratización del pixel fue casi universal.
Y luego, viene la parte más pesada pero esencial: lee con atención sus contratos. De entrada todos ofrecen el modelo Royalty Free sin exclusividad, lo que quiere decir que tu foto la podrá comprar alguien y usarla las veces que lo desee (con algunas excepciones), pero tú no dejaras de ser el dueño de los derechos de esa foto.
Ten en cuenta que se trata de una carrera de fondo. Una sola imagen no logrará que tu cuenta bancaria sonría muy a menudo. Y tal vez un puñado de un par de cientos tampoco. Se trata de un mercado que requiere constancia, donde lo alimentes de fotos de forma constante. Es un monstruo voraz, pero al que se puede domesticar. Se le ataca en grupo, digamos.
¡Prepara tus fotos antes de lanzarlas a internet!
La venta de fotografía de stock tiene algunas técnicas extras que no tienen que ver con la luz, el obturador y el ojo. Básicamente se trata de que tu fotografía no termine hundida entre las millones que hoy se ofrecen en decenas de páginas. La idea es que tu foto esté viva y llegue al comprador final, algo que la belleza de la propia imagen, por sí sola, no logrará realizar.
Aquí es donde aparece la palabra metadatos. Dicho de otra forma, tendrás sí o sí, que dotar a cada imagen de información básica para que sea localizable en el universo cibernético. Es decir, cada foto tendrá que llevar –en el ITPC- un titulo, una descripción y una serie de palabras claves (keywords).
En Lightroom puedes agregar toda esta información. De hecho este programa te permite hacer grupos de keywords para que los apliques a varias de tus fotografías al mismo tiempo, algo que ahorra tiempo. Incluso hay páginas en Internet que ayudan a buscar las palabras claves idóneas para cada foto. Pero esto ya lo veremos con más calma en un segundo episodio que publicaré más adelante.
Si este trabajo está hecho con el mismo empeño con el que has realizado el click en la cámara, entonces tu imagen tendrá un futuro promisorio. Pero si no crees tener paciencia para convivir con los metadatos, es hora de abandonar este post, aunque existe la posibilidad de que contrates una compañía especializada en estos menesteres, y que ellos agreguen toda esa información por ti de forma profesional. Eso sí, implicará una inversión extra que, tal vez en un comienzo, sea difícil de sobrellevar.
Una vez que tu imagen tenga la exposición correcta, el foco donde debe estar, la idea conceptual a la altura de tus deseos, con los contratos firmados en los bancos de imágenes en los que has decidido trabajar y esos metadatos completados, será hora de dar “upload” a todo ese trabajo para que en pocos días estén en esas vitrinas virtuales accesibles desde todo el mundo.
La fotografía que viene a continuación, de la casa natal de Verne en Nantes, Francia, muestra el viaje final de una imagen. Una vez que la tomé, preparé el archivo y la envié a los bancos, comenzando su venta. En este caso la foto se publicó a doble página en la revista Ling de la línea aérea Vueling de España.
El dinero no es virtual, algo que siempre anima a continuar enviando fotos a este micro-enorme mundo de ventas. Pero en un comienzo tal vez ganes unos pocos euros o dólares al mes. Incluso puede ser que tus imágenes no se vendan. Esto no quiere decir que tu trabajo no tenga calidad, sino que se trata de un mercado muy competitivo del que tendrás que ir aprendiendo –con lo que escribiré en otro post!-, o con tu propia experiencia mientras creas tu propio camino en el mundo microstock.
Y si has llegado hasta aquí, es seguro que tendrás la paciencia para esperar la Parte II, donde hablaremos de cómo afinar la puntería para intentar llegar a ser un Yuri Arcurs, algo así como el Messi de los microstocks.