El vídeo es fotografía en movimiento, por eso no es de extrañar que a muchos amantes de la fotografía también les apasione esta otra materia. Además hoy en día, con las nuevas cámaras que están saliendo al mercado, cada vez resulta más fácil poder practicar ambas disciplinas con la misma herramienta.
Hoy voy a lanzarte una cuestión que seguro que ya te has planteado alguna vez para hacer fotos pero no para hacer vídeos: ¿qué es mejor una cámara réflex o una cámara evil/sin espejo? Más que una respuesta contundente, lo que haré será contarte mi propia experiencia y explicarte cuáles fueron las razones por las que acabé decantándome por una de ellas. ¿Te quedas conmigo para descubrirlo?
Repasando Ambos Sistemas
¿Cámara réflex? ¿Cámara evil/mirrorless? Si todavía no sabes qué diferencias hay entre estos dos tipos de cámara, entonces te recomiendo que le eches un vistazo a los siguientes artículos:
- ¿Comprar una Cámara Réflex o Sin Espejo?
- Rompiendo 10 Mitos sobre las Cámaras Sin Espejo
- Todo lo que Necesitas Saber Antes de Adquirir Tu Nueva Cámara
Sobre todo nos tiene que quedar claro que la diferencia más notable es que las réflex poseen un visor óptico, ya que la luz que entra a través del objetivo se refleja en un espejo y luego llega al visor; mientras que las cámaras evil/mirrorless poseen un visor electrónico, ya que no tienen espejo y la luz llega directamente al sensor.
Pero bueno, no me quiero extender en profundizar en las diferencias entre ambos tipos de cámaras porque eso como te comentaba ya lo hemos hecho en otros artículos. Ahora lo que nos interesa es ver qué nos ofrecen ambos sistemas en cuanto a la grabación de vídeo. Veámoslo por partes.
Disfrutando del Vídeo
¿Sabéis qué responder cuando os preguntan si queréis más a "mamá" o a "papá"? Pues eso mismo me pasa a mí cuando me preguntan si prefiero el vídeo o la fotografía. Siempre he sentido que mi corazoncito tenía un hueco por igual para ambas disciplinas, y que ninguna de ellas estaba por encima de la otra. ¿Por qué elegir cuando puedo disfrutar de ambas?
La fotografía me da la capacidad de inmortalizar momentos para recordarlos para siempre, para transmitir un mensaje o una sensación a través de una única imagen, y eso es impresionante. Pero cuando quieres ver o recordar cómo era algo o alguien realmente, el vídeo es el rey. En una fotografía no puedes escuchar una voz, o ver cómo se dibuja la sonrisa de un ser querido. Tampoco puedes ver el movimiento del agua del mar o cómo una cascada caía con fuerza sobre un río. Todos esos detalles se captan mejor con imágenes en movimiento.
Así que al final uno mismo tiene que saber cuándo es el momento para hacer una captura, o cuando es el momento para grabar vídeo. Puede que la situación incluso dé para las dos cosas, y en esos casos hay que tener el equipo adecuado para poder afrontarla.
Hace unos cuantos años era prácticamente imposible utilizar una misma herramienta para practicar ambas materias, y aunque la cámara nos brindara esa posibilidad, una de ellas siempre tenía una calidad bastante baja. Las cámaras de vídeo eran para hacer vídeo, y las cámaras de foto eran para hacer foto, y no había más. Eso implicaba que si querías dedicarte a ambas disciplinas necesitabas llevar dos cámaras diferentes encima, y tener presupuesto para ambas, claro está.
Con el tiempo y los avances tecnológicos eso ha ido cambiando. Las cámaras réflex empezaron a incorporar la grabación de vídeo ya con una calidad destacable, además con la ventaja de poder usar la textura que tanto nos gusta de este tipo de cámaras en un vídeo, con sus desenfoques y sus escasas profundidades de campo, algo que queda muy cinematográfico. Y más recientemente llegaron las cámaras sin espejo, que sin duda trajeron consigo unas cuantas ventajas respecto a este tema.
Yo tuve la gran suerte de que en mi casa el tema audiovisual siempre ha estado muy presente, así que empecé grabando los vídeos familiares con las cámaras de vídeo Sony CCD-TR810E, Panasonic NV-GS70 y Canon HDV20. Cámaras que como indicaba antes eran para hacer vídeo. Hasta que llego a mis manos mi primera réflex digital, la Canon 550D. Con esta cámara aprendí a empezar a trabajar mis dos pasiones con una única herramienta.
Primeros Cambios
¿Cuáles fueron los primeros cambios a los que me tuve que enfrentar? Uno de los más notorios era la propia forma y ergonomía de la cámara. Mis anteriores cámaras de vídeo eran más alargadas y tenían un agarre para que pusieras la mano dentro y la cámara no se moviera de ahí, lo cual también te aportaba un extra de estabilidad a la hora de grabar. Ahora la cámara ya no se cogía así. Ahora tenía en mis manos una cámara de fotos, que iba colgada a mi cuello con su cinta y que tenía que sujetar con las dos manos.
Otro punto importante es que había que cambiar el chip. La misma herramienta me servía para ambas cosas, pero tenía que aprender a configurar la cámara de manera rápida para cada situación. Si no estabas en el modo vídeo, por mucho que le dieras al botón de grabar no se grababa nada, porque lo único que estaba haciendo era activar el modo Live View de la cámara. Así que había que acostumbrarse a pensar en ello.
Uno de los cambios más notorios sin duda era el enfoque. Hasta el momento no me había tenido que preocupar en enfocar la imagen. A pesar de contar también con un modo manual, el enfoque de las cámaras de vídeo con las que trabajaba siempre lo tenía en modo automático, así que yo apuntaba y la cámara hacía el trabajo. Pero eso cambió de forma radical con la réflex. Aquí el enfoque era totalmente manual.
¿Qué suponía eso? Pues que tenía que aprender a trabajar con el anillo de enfoque del objetivo y saber que esa forma de trabajar tenía límites. Por ejemplo, para grabar objetos en movimiento tenía que estar reenfocando continuamente y contar con los sucesivos fallos que se daban al pasarme el punto idóneo y tener que volver a llevar el anillo un poco hacia atrás. Lo mismo ocurría si era yo la que me movía por una escena. O trabajaba con aperturas amplias o el enfoque se iba al garete.
Cuando colocaba la cámara sobre trípode y el sujeto u objeto estaban quietos perfecto, pero ser precisos reenfocando constantemente era una tarea muy difícil.
Y algo parecido ocurría con el "zoom". Con la cámara de vídeo solo tenía que darle al botón de acercar y alejar y el zoom iba progresivamente. Ahora, si colocaba lentes zoom en la cámara y quería acercarme al sujeto en plena grabación tenía que mover yo la lente de un lado a otro con los consecuentes trompicones que eso provocaba en la imagen. Aunque también es cierto que el empleo del zoom durante la grabación está más pensado para vídeos caseros que profesionales. Al final te acostumbras a trabajar sin él, y si quieres acercarte te acercas tú físicamente al elemento que estás grabando. Así que esa es una de las enseñanzas que extraje de este cambio.
El poder trabajar con diferentes lentes desde luego fue un punto muy ventajoso, porque ahora podía trabajar con aquella que más me convenía según la situación, y aprovechar sobre todo las grandes aperturas de las focales fijas. Además, también estaba trabajando con un sensor más grande, y la textura que tenía la imagen era muy distinta a la que me ofrecía la cámara de vídeo. Ahora era todo como más cinematográfico.
Como punto negativo, en la cámara réflex solo podía ver a través del live view, y en condiciones en las que había mucha luz en el entorno eso suponía un problema, porque el visionado no era bueno y en más de una ocasión grabé imágenes que estaban mal expuestas o incluso desenfocadas.
También cabe destacar que seguía trabajando con una cámara de fotos, y eso tenía sus consecuencias, como un consumo de batería muy elevado, recalentamiento de la cámara al grabar vídeo, y una mala estabilización.
Otro cambio importante fue el sistema de almacenamiento, ya que en mis primeras cámaras de vídeo el metraje se grababa en una cinta mini DV, mientras que ahora todo pasaba por una tarjeta SD, lo cual ayudaba a la hora de transferir los archivos de una manera más cómoda y rápida al ordenador.
Un Paso Más: El Cambio de Réflex
Tras un tiempo trabajando con esta cámara, y debido a algunas necesidades, cayó en mis manos la Canon 7D. Una réflex más avanzada, que realmente era la hermana mayor de la Canon 550D ya que poseía el mismo sensor, pero con unas características y funciones más orientadas al uso profesional.
¿Qué mejoras noté respecto a su antecesora para grabar vídeo? Pues una mayor calidad de la pantalla, más luminosa y con mayor resolución, lo cual ayudaba a visualizar mejor el contenido durante la grabación, aunque seguía teniendo problemas cuando había un exceso de luz en el ambiente.
Respecto al enfoque y la estabilización seguíamos igual. Tened en cuenta que esta compra fue debido también a una oferta muy suculenta, y a que en fotografía sí que me ofrecía bastantes mejoras en cuanto a funciones.
¿Qué pasó entonces? Pues que empecé a grabar los fototips de dzoom, videotutoriales para la zona premium en los que necesitaba que los automatismos funcionaran, porque en la mayoría de ocasiones tenía que grabarme yo sola y la opción manual me complicaba muchísimo el trabajo. Necesitaba una cámara que tuviera funciones automáticas para vídeo, y a ser posible, que me permitiera conectarla a alguna aplicación para poder controlarla remotamente a la hora de grabarme yo misma.
Por otro lado, no fue hasta que vi una comparación de un clip de vídeo de mi querida Canon 7D con el de una cámara evil que grababa en 4k, cuando me di cuenta de que había un salto bastante importante de calidad. Ya no solo de las funciones que necesitaba para trabajar de manera más cómoda, sino de calidad de imagen.
Hoy en día las réflex se han puesto más las pilas en este tema y puede que las diferencias no sean tan notorias, pero en mi caso y en aquel momento lo fueron, y por eso me lancé a buscar la que sería mi próxima cámara.
Probando el Sistema Mirrorless
Y entonces llegó ella. No era ni la cámara más cara del mercado ni la mejor, pero sí la que yo necesitaba. La Panasonic Lumix G7. Una cámara muchísimo más ligera que la Canon 7D, y con bastantes mejoras para grabar mis vídeos.
Como mejoras destacables, lo primero el enfoque. Esta cámara ya tenía enfoque automático y continuo para vídeo. No es perfecto ni mucho menos, pero ya era un avance enorme para mi. Además en el caso de trabajar con el enfoque en manual, disponía de una ayuda muy grande con el focus peaking, que es una especie de chivato de la cámara que te remarca con algún color cuál es la zona de la imagen que está enfocada para que puedas asegurarte de que el foco está donde quieres.
Además, la exposición automática funcionaba bastante bien para mi sorpresa, y aunque hay situaciones en las que grabar en modo manual es obligatorio, son otras muchas las que podía resolver bien con el modo automático, sobre todo aquellas en las que requería rapidez.
La grabación en 4k fue todo un descubrimiento. Mis vídeos ahora cuando los veía en el ordenador aun me trasladaban más al lugar debido a la definición y nitidez que sacaban. Claro está que al grabar en 4k las tarjetas se llenaban mucho más rápido, por eso está opción solo la destinaba a viajes, a grabaciones en las que quería obtener la máxima calidad en mis imágenes o a las ocasiones en las que sabía que podría necesitar reescalar la imagen en la edición.
Por otro lado otro cambio muy positivo fue el de poder conectar la cámara a una aplicación y manejarla con cualquier tablet o móvil. Eso me facilitó muchísimo el trabajo, y me permitió grabarme de manera mucho más fácil y cómoda, sin necesidad de tener que pedir ayuda.
Además, otra de las cosas que siempre eché en falta en las réflex que tuve fue la posibilidad de tener una pantalla totalmente articulada, que me permitiera grabar planos desde ángulos poco comunes sin tener que estar tirándome por el suelo o subiéndome a sitios imposibles. Y eso con esta mirrorless lo solventaba.
Respecto al visor, la mayoría de veces empleo la pantalla para grabar claro, pero en alguna que otra ocasión también he grabado a través del visor electrónico por la gran cantidad de luz que había en el ambiente y que me impedía apreciar bien la imagen. Y el hecho de poder elegir, es un plus sin duda.
También noté que las baterías, a pesar de ser pequeñas, grabando vídeo duraban más que en la cámara réflex. Para foto no claro, pero para vídeo sí. No obstante uno de los primeros complementos que adquirí para la cámara fueron un par de baterías extra para no quedarme nunca tirada.
Por otro lado, también suponía una ventaja la posibilidad de conectar un micro de corbata directamente a la cámara para recoger el audio sin tanto ruido ambiente. Aunque con el tiempo acabé adquiriendo una grabadora externa y sincronizando los audios después para obtener mayor calidad, que la cámara tuviera la entrada para poder conectar un micro externo me vino muy bien al principio.
Como desventaja, tengo que señalar que el cuerpo de esta cámara seguía sin poseer un estabilizador que me ayudara a evitar tanta trepidación a la hora de grabar determinados planos, por lo que trabajar con gimbal se hizo imprescindible para determinados trabajos.
Pero no penséis que me olvidé de mi equipo réflex. En ese momento empecé a trabajar con las dos cámaras, destinando la réflex únicamente para fotografía, y la sin espejo para vídeo y también para fotos. ¿Cuál fue el siguiente problema? El peso. Cargar siempre con ambos equipos, y además lentes y accesorios varios, a veces suponía acabar la sesión con dolor de espalda. Así que el siguiente paso era intentar buscar la cámara híbrida, una cámara que me permitiera practicar ambas disciplinas llevando un único cuerpo.
Segunda Etapa: Cámaras Sin Espejo Avanzadas
Tras mucho buscar, leer e indagar, al final encontré la que sería la siguiente sucesora: la Sony A7 III. Esta cámara respondía a la mayoría de necesidades que tenía, y es por eso que tras algún tiempo y esperando a que llegara alguna oferta, terminó formando parte de mi equipo. Esta cámara no solo me traía beneficios para vídeo, sino también para foto, lo cual la convertía en una opción muy interesante.
Para empezar, el tema del enfoque era sin duda una mejora muy importante. Aquí el modo automático funciona realmente bien, puedes confiar en él al grabarte sabiendo que serás tú lo que salga enfocado en el plano, y eso da muchísima tranquilidad y comodidad a la hora de grabarse uno mismo.
Además esta cámara gestiona los ISO's altos muy bien, algo que echaba un poco en falta en mis anteriores equipos sobre todo cuando los usaba para fotografía nocturna, y para grabar vídeos en entornos en los que había poca luz.
Importante también la incorporación de un estabilizador de 5 ejes en el cuerpo de la cámara. Por primera vez podía disfrutar de esta característica, y aunque he de decir que he probado estabilizadores más avanzados, tenerlo ya es un paso importante, y las trepidaciones al grabar vídeo se han reducido bastante.
Otro dato a destacar es su sensor, que ya no es ni el APSC de las réflex que tenía, ni el micro cuatro tercios de mi anterior mirrorless, sino full frame. Esto puede tomarse como una ventaja o no dependiendo del tipo de fotografía/vídeo que hagamos, sin duda. Y digo esto porque ya sabemos que el recorte de sensor afectará reduciendo la cantidad de escena retratada, algo que para determinadas temáticas puede ser más óptimo que contar con un sensor completo.
En esta cámara un punto a favor también es la doble ranura para tarjetas, que me permite o bien tener copia de seguridad de mis archivos, pasar de una a otra cuando se acabe la primera, o lo que es muy interesante también, en una guardar fotos y en la otra los vídeos.
La batería en esta ocasión la mejoraron para que durara más y se nota, incluso grabando vídeo, y lo cierto es que se agradece mucho. Aún así siempre llevo un par de baterías extra por si acaso.
Por supuesto, en este caso también contamos con grabación en 4k, y además perfiles planos que lejos de ser un RAW de vídeo, sí que permiten ajustar a nuestro gusto los vídeos sin perder tanta calidad. Además otro punto extra, la posibilidad de grabar cámaras lentas con sonido incluido y con enfoque automático, algo que no todas las cámaras incorporan y que puede ayudarte a lograr planos realmente interesantes.
Tal y como hablo de ella puede parecer que es una auténtica maravilla, pero... ¿es la cámara perfecta? No, por supuesto que no, también tiene carencias como todas. Por ejemplo, echo en falta la capacidad de grabar en 60 fps a 4k, o algo tan básico como una pantalla totalmente abatible como tenía en la Lumix, y que aquí se ha convertido en basculante. Además, no nos olvidemos de la inversión en ópticas. Para fotografía sí que opté por adquirir un adaptador y aprovechar mis lentes de la réflex Canon. Pero para vídeo... es otro cantar, ya que el enfoque continuo lo perdemos, y no en todos los casos nos interesará hacerlo. Eso te empuja a comprar alguna lente específica para la cámara, pero para ello hay que ahorrar y saber qué es lo que vamos a necesitar exactamente.
Veredicto Final Según Mi Experiencia
El veredicto es que me alegra haber pasado por cada una de las cámaras que he tenido, aun sabiendo que no son las mejores del mercado ni mucho menos, y que el paso de una a otra ha llevado mucho tiempo, esfuerzo, ahorro y crecimiento personal, tanto de fotógrafa como de videógrafa. Contado en un solo artículo puede parecer que voy a cámara por año, pero os aseguro que no es el caso. He tratado de trasladaros mi propia experiencia para que os sirva de ayuda y comprobéis que no siempre existe aquello que necesitamos, o incluso que puede que no sepamos qué es lo que necesitamos.
Porque uno no aprecia las bondades de algo hasta que no sabe que las necesita, es por ello que empezar de menos a más es importante, porque con el tiempo acabas haciéndote con la cámara que mejor se adecua a ti, independientemente de que esté en el top de cámaras o no.
Para vídeo, y reiterando que hablo de mi propia experiencia y de los modelos de cámara con los que he trabajado yo, sí que puedo decir que las cámaras sin espejo son mejores que las réflex. De hecho hace mucho que dejé de grabar vídeo con mi réflex porque no creo que llegue a la calidad que ofrecen mis dos sin espejo. Ya sabes lo que dicen, a la bueno uno se acostumbra muy rápido. Lo que sí que te puedo decir es que no he dejado de usar ninguna de ellas, y que las voy combinado o usando según la sesión que vaya a realizar.
¿Y tú? ¿Has probado ambos sistemas para grabar vídeos? ¿Cuál es tu veredicto?