La Navidad está a la vuelta de la esquina y, en estas fechas tan especiales, quizás alguno de vosotros tenga pensado renovar su equipo fotográfico (o igual no lo tiene pensado pero le dan una sorpresa de última hora!). Cambiar de cámara fotográfica es un gran paso en cualquier aspecto pues, en teoría, la calidad técnica de nuestras fotografías debería mejorar (poco o mucho) en función de las características técnicas de nuestra nueva compañera. Pero no todo son alegrías cuando uno cambia de cámara, en este artículo vamos a ver qué puede pasar cuando estrenamos equipo y cómo evitar los posibles problemas que se deriven de ello.
Ya tienes tu nueva cámara entre las manos y te dispones a estrenarla con, por ejemplo, una salida fotográfica. Si has cambiado de cámara alguna vez, quizás ya te ha pasado: no es muy raro mejorar tu equipo y, de repente, darte la sensación de que con tu cámara nueva y mejor que la anterior ¡haces peores fotos! Cuidadito con esta sensación porque puede hacer que dejes de hacer fotos durante un tiempo aún habiéndote gastado un dinero (que, seguramente no sea poco) en mejorar tu equipo. Para evitar toda esta problemática, lo suyo está en que el cambio de cámara no sea repentino sino gradual. Un cambio de estas características puede llegar a ser enorme e, indiscutiblemente, tiene que afectar en tu día a día fotográfico. ¿Qué podemos hacer para evitar los problemillas que se derivan de todo esto?
Lo Primero de Todo: el Manual de Instrucciones
Sí, con la emoción del momento puede ser que nos apetezca más empezar a disparar que ponernos a leer sobre cosas que, quizás, ya sabemos. El caso es que para poder sacarle todo el jugo a tu nuevo juguete fotográfico, antes deberás conocerlo. Y, si bien es cierto que la mejor manera de conocer algo es utilizándolo, la base teórica es fundamental. Así que tómate un par de días para leerte el manual con calma y, sobre todo, con la cámara al lado para poder ir probando todo aquello que descubras. Si eres como yo y antes de comprar tu nueva cámara has estado investigando hasta debajo de las piedras todas sus bondades y características, seguramente sepas ya mucho de ella. Pero te aseguro (por experiencia propia) que hay muchas cosas que por mucho que investigues en foros y páginas web especializadas, ¡no sabrás de tu cámara hasta que leas el manual!
¿Los Controles Son Distintos?
Hacer un cambio de cámara (tanto si es a mejor como si es a otro modelo distinto) lleva consigo un gran cambio de controles pues, en mayor o menor medida, cada cámara es distinta. ¡Ya ni hablamos de si has decidido hacer el cambio saltando de una cámara de una marca a otra marca distinta! Si me has hecho caso y has leído el manual de instrucciones antes de empezar a hacer fotos, seguramente ya dominarás el tema de los controles. Pero nunca está de más darle un vistazo detenido, sobretodo si tienes la opción de personalizar algunos de los controles (algunas cámaras incluyen modos de usuario personalizados, por ejemplo).
Ya Sabes Cómo Funciona tu Nueva Cámara, Ahora Toca Adaptarte a Ella
Pongamos por caso que ya conoces a la perfección todas las características técnicas de tu nueva compañera fotográfica y crees que ya estás preparado para empezar a disparar con ella. Es importante que tengas en cuenta que si llevas mucho tiempo con tu cámara anterior, seguramente estés más que acostumbrado a ella. Así que ahora te toca acostumbrarte a tu nueva adquisición. No tengas prisa con esto: las sensaciones que tu cámara te produce son muy importantes para poder conseguir buenas fotografías. Si no estás cómodo con ella, no será una parte más de tu cuerpo, porque estarás pendiente de cómo agarrarla, de lo que pesa, de cómo es el visor y eso, inevitablemente, te quitará frescura a la hora de disparar. Permítete un tiempo prudencial de adaptación a la cámara, para poder tener la misma relación con ella que con su predecesora y así, olvidarte de que lo que tienes en las manos es una cámara y poder centrarte en hacer las fotos que quieras.
No, Todavía No Puedes Empezar a Disparar: ¡Ahora Toca Experimentar con la Cámara!
Cuando sepas exactamente qué tipo de cámara tienes entre las manos, toca saber las diferencias respecto a la cámara con la que trabajabas anteriormente. Así que toca hacer experimentos fotográficos. Puedes hacerlos de dos tipos:
- De comparación. Agarra ambas cámaras e intenta hacer las mismas fotos con las dos. ¿Hay diferencias en los resultados? ¿Y en el proceso? ¿A qué se deben estas diferencias? ¿Qué diferencias notas tú, a nivel personal, al hacer fotos con una y al hacerlas con la otra?
- De prueba. Experimenta con las características técnicas de la cámara nueva, si dispone de distintos modos de medición o de enfoque, por ejemplo. También puedes intentar llevar la cámara a los extremos y, por ejemplo, probar la sensibilidad iso más baja y la más alta para ver cómo se comporta la cámara y qué fotografías toma en estas circunstancias. Con esto ganarás el saber, de antemano, qué puede ocurrir en las situaciones fotográficas más extremas que se te vayan a presentar en el futuro.
Todo Esto de Manera Progresiva
Es importante que te tomes el tiempo que necesites para hacer todo esto. No te fuerces a empezar a hacer fotos con la cámara nueva porque los resultados de no controlar el aparato que tienes en las manos pueden ser graves (sobretodo si se trata de fotos importantes, si tienes que cubrir algún tipo de evento, o hacer alguna sesión de fotos). Es preferible realizar las fotos "importantes" con la cámara vieja hasta que no controles la nueva para evitar sorpresas desagradables, ¡ya tendrás tiempo de hacer fotos con la nueva! Y, si quieres sacar tu nueva joyita a pasear pero eres consciente de que todavía no la controlas, quizás podrías probar a llevarte ambas cámaras. Tanto para experimentar las diferencias entre equipos como si, por lo que sea, alguna foto no te sale como te gustaría y no eres capaz de descubrir por qué.
Otras Cosas Importantes a Tener en Cuenta a la hora de Cambiar de Cámara
- El tamaño de las imágenes. Si el cambio de cámara te ha llevado a un equipo con más megapíxeles, las imágenes resultantes ocuparán más espacio en el disco duro y, por supuesto, en las tarjetas de memoria. Tenlo en cuenta no sea que en mitad de una sesión de fotos te des cuenta de que, donde antes podías guardar 500 fotografías, ¡ahora sólo puedes almacenar 100!
- El software de revelado. Un cambio de cámara puede llevarte a un cambio de formato en las imágenes resultantes. Asegúrate de que el programa de revelado que usas normalmente es capaz de leer el formato de tu nueva cámara y, si no es el caso, busca una alternativa para no encontrarte ¡con que no puedes hacer nada con tus fotos!
- La fecha y la hora. Sí, es una tontería. ¡Pero es tan importante a la vez! Ajusta bien estos valores de tu cámara ¡antes de empezar a disparar como un loco!
- La funda. ¡Que no se te olvide comprobar que la funda donde antes llevabas la cámara te sirve, también, ahora!
Y, con todo esto claro, ¡ya puedes empezar a disfrutar de tu nueva compañera!
¿Has Cambiado Alguna Vez de Cámara?
¿Cómo fue el cambio? Seguro que tus experiencias ayudan a aquellas personas que vayan a cambiar de cámara en breve y quién sabe, quizás tú mismo te encuentras con una cámara nueva ¡estas navidades!