A todos nos ha pasado. Salir de casa equipados con nuestra cámara y algún objetivo extra por si acaso, pero lo justo para no tener que cargar con demasiado equipo. Llegamos al lugar que queríamos visitar y entonces ocurre, nos encontramos con una bonita escena para retratar, pero nos falta una cosa para poder realizar ese efecto seda o combatir la falta de luz... nuestro trípode. En este artículo veremos qué trucos podemos emplear cuando nuestro trípode se queda en casa.
La Estabilidad que Necesitas y Te Aporta un Trípode
Los trípodes se usan como plataforma de sujeción cuando se requiere una base estable para tomar una foto. En multitud de ocasiones, especialmente en condiciones de baja iluminación o cuando la velocidad de obturación tiene que ser baja, la ausencia de trípode provoca fotos borrosas o movidas echando a perder el trabajo (en el mejor de los casos), o te impide capturar momentos únicos (en el peor de los mismos).
Es altamente recomendable incluir siempre, entre los elementos de nuestro equipo fotográfico, un trípode, pero habrá ocasiones que o bien nos lo olvidemos, o bien no podemos cargar con él. Para que notes lo menos posible su ausencia, veamos qué consejos puedes seguir.
1. Apóyate la Cámara contra una Superficie Firme
Una de las situaciones en la que más echamos en falta el trípode es cuando la velocidad de obturación de tu cámara toma valores muy reducidos, ya que para obtener buenos resultados es necesario que la cámara permanezca lo más fija posible en el momento del disparo, evitando todo tipo de vibraciones o movimientos.
Si no disponemos de trípode, lo que podemos hacer es buscar una superficie firme y apoyar la cámara contra ella. Una columna, una puerta, una pared, un poste o un árbol pueden servir. Apoya uno de los laterales de la cámara contra la pared y presiona el extremo opuesto con una de las manos: de este modo mantendrás fija la cámara.
Trata de mantener la posición desde el momento del enfoque hasta que la fotografía haya sido tomada. Al tratarse de elementos estables, si apoyamos la cámara sobre ellos estaremos beneficiándonos en parte de esa estabilidad, y la cámara se moverá menos durante el momento de la exposición.
2. Apoya la Cámara en una Superficie Horizontal
Otra de las opciones es que busques una superficie horizontal para apoyar la cámara: una mesa, una silla, un armario, etc. De este modo, todo el peso de la cámara estará soportado por un elemento firme, y las trepidaciones no supondrán un peligro.
Si, para realizar el encuadre necesitas orientar el objetivo un poco, puedes buscar pequeñas cuñas para conseguir el ángulo deseado, como por ejemplo, la tapa del objetivo.
3. Cuidado en el Momento del Disparo
Un momento delicado cuando no se dispone de un trípode es el instante del disparo. La presión ejercida sobre el botón suele resultar en pequeñas vibraciones que provocan el movimiento justo para evitar que nuestra captura sea nítida.
Un truco que puedes utilizar en tales casos es hacer uso de un disparador remoto o del temporizador de la cámara, ya que de este modo, entre el momento del disparo y de la captura de la instantánea transcurrirá el tiempo justo para evitar vibraciones y que la cámara se haya vuelto a estabilizar.
4. Estabilizadores de Imagen
En este tipo de circunstancias (cuando no se tiene trípode) es cuando se toma ventaja de elementos como los estabilizadores de imagen, ya sean de la cámara o de la lente. Si tu cámara digital o tus objetivos no tienen esta opción, poco puedes hacer al respecto. Pero si estás pensando en cambiarlos, no olvides que es una funcionalidad muy interesante que te puede sacar de más de un apuro.
Activando el estabilizador de imagen podrás ganar pasos de luz, y por lo tanto disparar incluso por debajo de los valores que nos proporcionaba la regla de la focal inversa.
5. Sostén Firmemente la Cámara
Vale que tengas poco pulso, pero si no agarras convenientemente la cámara lo tendrás peor aún. Ten presente que, si no tienes trípode, todo lo que hagas, suma. En este otro artículo te ofrecíamos todos los detalles para sujetar correctamente la cámara cuando disparamos, y de ese modo lograr la mayor estabilidad posible.
Separa tus piernas a la altura de los hombros, mantén los codos apegados a tu cuerpo, coloca una mano bajo de la lente y con la otra agarra el cuerpo de la cámara, apoya la cámara en tu frente y mira a través del visor, y mantén la respiración en el momento del disparo. Estos son algunos de los puntos claves a la hora de sujetar correctamente la cámara.
Por supuesto, también puedes ayudarte de los elementos que te rodean y apoyarte en ellos para ganar algo de estabilidad.
6. Utiliza La Regla de la Focal Inversa
A veces no es necesario buscar un lugar para apoyar nuestra cámara. A veces tan solo con utilizar la regla de la focal inversa estaremos logrando la estabilización que necesitamos. Esta regla lo que viene a indicarnos es que para asegurarnos de que nuestra foto no sale trepidada la velocidad de obturación debe ser al menos como la inversa de la focal que estemos utilizando.
Así pues, si estamos disparando una toma con un objetivo 50 mm, la velocidad de obturación con la que deberemos trabajar será como mínimo de 1/50 s o más rápida. Si trabajamos con una lente de 100 mm, la velocidad será de 1/100 s o más rápida. Como ves, cuanto más angular es el objetivo con el que trabajamos más lenta puede ser la velocidad que nos asegura una foto que no esté trepidada.
7. Abre el Plano
Siguiendo con lo que decíamos en el punto anterior, si no tienes el trípode contigo es mejor que evites, en la medida de lo posible, usar el zoom o las distancias focales largas. Cualquier vibración que sufra la cámara se verá amplificada con el uso de focales largas, por lo que trata de acercarte lo más posible a tu motivo y, si no es estrictamente necesario, no las uses.
8. Dispara Todo lo que Puedas
Por mucho que sigas todos los consejos que te podamos dar, nada funciona tan bien como un trípode, y aunque los apliquemos puede que en nuestra pantalla de la cámara creamos que las imágenes salen bien, pero al comprobar las fotografías en el ordenador nos demos cuenta de que realmente salen algo trepidadas.
Es por ello que te recomendamos que dispares varias tomas de la misma escena, ya que así estarás reduciendo bastante la probabilidad de cometer fallos. Seguramente algunas de esas tomas te saldrán movidas, pero seguro que si disparas un serie de la misma foto tienes al menos una que sale bien.
9. Sube la Sensibilidad ISO
Cuando trabajamos en condiciones de luz escasa, cuando nuestra apertura máxima ya no da más de sí, cuando trabajamos sin trípode, cuando bajar más la velocidad con la que disparamos implica que nuestra toma aparecerá trepidada... ¿qué solución nos queda? ¡Subir la ISO!
Por norma general, tendemos a tenerle miedo a subir la sensibilidad ISO por su consecuente aumento de ruido digital, pero déjame decirte que actualmente las cámaras manejan cada vez mejor esta situación, y que subir la ISO ya no supone tantos problemas.
Además, también disponemos de software de edición con el que podremos disimular fácilmente el ruido de una toma, algo que no podemos hacer con el enfoque de una fotografía. Así que no bajes tanto la velocidad de obturación, y atrévete a subir un poco la ISO para conseguir tu toma.
10. Trípodes Improvisados
Después de todos los consejos que te hemos ofrecido, también se hacía necesario recordar algunos trípodes improvisados con los que puedes trabajar, como son una bolsa de legumbres o una cuerda pisada, de los que te hablábamos en profundidad en este otro artículo.
¡No Pierdas la Oportunidad de Hacer Fotos Aunque Te Olvides del Trípode!
El trípode nos ayuda a trabajar en numerosas situaciones en las que no podríamos hacerlo de otra manera, al menos no de forma tan cómoda y eficaz. Pero hay ocasiones en la que no podemos cargarlo o se nos puede olvidar, y es en ese momento cuando los consejos que te hemos dado te pueden ayudar a salvar la foto que querías.
¿Y tú? ¿Conoces algún truco más para lograr mayor estabilidad cuando se nos olvida el trípode en casa? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!