En el artículo de hoy os voy a contar uno de mis secretos para conseguir fotografías increíblemente bonitas, y lo mejor de todo es que no tiene nada que ver ni con la técnica, ni con la composición, sino más bien con el momento en el que voy a hacer la foto.
Hoy voy a hablar de la "hora dorada", uno de los momentos del día en el que las características de la luz permiten obtener unos colores y unas tonalidades que no se pueden conseguir de ninguna otra manera.
Como ya sabréis, lo primero que se enseña en fotografía es la teoría a la vez que se aprende a manejar nuestra cámara, con el fin de conseguir transmitir mensajes con nuestras fotografías, por lo que necesitamos aprender composición. Pero no siempre es el mejor momento para poder conseguir esa fotografía que tenemos en la cabeza.
Poco a poco te vas dando cuenta de que hay un momento para cada fotografía, por lo que muchas veces te tocará volver una y otra vez al mismo lugar hasta que se den las condiciones que querías.
Por ejemplo, en fotografía de naturaleza, lo que se suele buscar es la belleza, lo bonito del paisaje, tratar de mostrar las cosas de la mejor manera posible, entre otras cosas. Y para ello hay dos momentos del día que son sagrados para este tipo de fotógrafo, que coinciden con la salida y la puesta del sol.
Pero no sólo para los fotógrafos de naturaleza son importantes estos momentos. Esta luz es ideal para realizar retratos, o para fotografiar los lugares más bonitos de las ciudades que visitamos, por citar otros ejemplos.
Durante esos instantes, se produce lo que se llama la "hora dorada", ya que el sol está bajo en el horizonte, generando una luz cálida y muy suave. Conforme van pasando los minutos, los colores van pasando de amarillos a naranjas, rosas y violetas. Esta luz lo tiñe todo con esos tonos creando una atmósfera única.
Tanto el amanecer como la puesta de sol, son momentos muy parecidos, sin embargo hay algunas diferencias.
La Puesta de Sol
Durante la puesta de sol, que es un momento que solemos vivir de forma más habitual, el sol va descendiendo y va generando esa luz cálida.
Poco a poco, las nubes se van tiñendo de un color amarillo, y se va convirtiendo en tonos naranjas cada vez más profundos. Mientras el sol aún está por encima del horizonte, consigue iluminar cada elemento con una luz naranja intensa, cálida y muy bonita.
Una vez se ha puesto el sol, quedarán unos minutos en los que el resplandor del sol continúa generando esos tonos en el cielo. Sin embargo, el sol ya no ilumina los elementos directamente.
El Amanecer
Sin embargo, durante un amanecer, el proceso es inverso. Para poder aprovechar la hora dorada del amanecer tenemos que estar en el lugar adecuado un rato antes de que salga sol, normalmente media hora antes.
Cuando fotografiamos durante el amanecer, lo que veremos es que el cielo va tomando unos tonos anaranjados en la zona por la que saldrá el sol. Y poco a poco, esos tonos irán ganando más y más intensidad, hasta el momento en el que el sol aparezca.
Elegir la Orientación
Cuando fotografiamos durante la "hora dorada" hay que decidir si lo vamos a hacer de cara al sol, de espaldas o lateralmente. Todo dependerá de lo que queramos conseguir, por ejemplo, podemos querer aprovechar los últimos (o primeros) rayos del sol, por lo que tendríamos que situarnos de espaldas al sol, y por lo tanto nuestro sujeto estaría enfrente de nosotros. De esta manera, estamos aprovechando la luz cálida y suave que nos ofrece el sol durante esos instantes.
Por ejemplo, si queremos fotografiar un paisaje, si estamos en una ciudad y queremos sacar un monumento, o si estamos haciendo una sesión con algún modelo. Con este tipo de luz es muy fácil obtener unos resultados espectaculares.
En el caso de fotografiar de cara al sol, tenemos varias opciones. La primera sería hacer una fotografía en la que aparezca el sol. Como el sol es luz pura lo normal es que si lo fotografiamos directamente nos aparezca una mancha en nuestra fotografía, lo que significa que se nos ha quemado.
Por lo tanto, lo que yo suelo hacer es esperar justo al momento en el que el sol está sobre el horizonte, saliendo o entrando, puesto que en ese instante la luz es menos intensa y podemos conseguir una foto sin tanto contraste.
Ojo, si utilizamos filtros y fotografiamos directamente al sol nos aparecerá el temido efecto flare.
Otro truco para estas situaciones es la de cerrar mucho el diafragma, de manera que conseguiremos el efecto estrella que tanto gusta a la gente.
También podemos fotografiar de cara al sol sin que aparezca en la fotografía, por lo que tendremos que hacerlo antes de que salga (o justo después). El horizonte habrá tomado una serie de tonalidades muy bonitas que podemos aprovechar para hacer nuestra foto.
Hacer esto tiene el inconveniente de que estamos creando un contraluz muy fuerte, ya que el lugar por donde sale el sol tiene mucha luz, por lo que nuestro sujeto aparecerá muy oscuro.
En esta situación tenemos varias opciones, como pueden ser la de utilizar filtros para compensar la diferencia de luz, disparar varias tomas con diferentes exposiciones para realizar posteriormente un HDR en el ordenador, o incluso hay cámaras que te permiten hacer un HDR directamente en cámara.
O podemos tener esto en cuenta y crear un contraluz en la que aparezca la silueta de nuestro sujeto, ya sea una persona o cualquier otro objeto.
Lo ideal sería dejar a un lado el sol, obteniendo un degradado de tonalidades, sin generar mucho contraste.
Con Nubes o Sin Nubes
Cada amanecer y cada puesta de sol es diferente, y nunca sabemos lo que nos vamos a encontrar con seguridad, por lo que muchas veces habrá que improvisar, sin embargo, a veces podemos predecir lo que puede llegar a suceder.
Lo más sencillo son aquellas situaciones en los que el cielo está despejado, sin nubes, por lo que sabemos que los rayos del sol iluminarán nuestro sujeto. En este caso, sabremos también que únicamente por el lado en el que esté el sol se producirán esas tonalidades.
En el caso de que haya nubes la cosa cambia. Dependiendo de la altura del sol, los rayos que inciden sobre las nubes irán creando tonalidades de colores. En otras palabras, las irá pintando.
Si estamos ante una puesta de sol, primero iluminará las que se encuentran más alejadas del sol, es decir, primero las que están al este, y poco a poco, conforme vaya desapareciendo el sol, se irán tiñendo las que están por el oeste. Esto nos puede ayudar a planificar nuestra fotografía, por lo que habrá que estar pendiente de las nubes.
Atención a los días nublados, puesto que en ocasiones el lado por el que se pone el sol se abre iluminando todo el manto de nubes, creando un espectáculo de luz y color.
Apuntes Técnicos
Una cosa a tener en cuenta es el balance de blancos. Lo ideal es configurarlo manualmente, en vez de dejarlo en AUTO, ya que de no hacerlo, la cámara tratará de compensar esa luz tan cálida y arruinará la atmósfera que estamos viviendo.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que si fotografiamos hacia el sol estamos ante una de las situaciones de mayor contraste que podemos encontrarnos en fotografía. Si hemos elegido fotografiar este momento es por la calidad de la luz y los colores que se van a generar, por lo tanto a la hora de realizar la medición hay que tener en cuenta que si sobreexponemos demasiado esos tonos se quemarán y perderemos la esencia de la fotografía. Más vale ser conservador y subexponer algo más de lo habitual para asegurarnos de que no hemos reventado las altas luces.
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