En invierno aparecen muchos motivos fotográficos dignos de ser retratados. Un paisaje nevado, una ciudad llena de motivos navideños, deportes de invierno o una impresionante aurora boreal, por ejemplo. Sin embargo, las temperaturas extremas no suelen sentarle bien a nuestro equipo fotográfico. Un frío extremo puede llegar a afectar muy negativamente a nuestra cámara, hasta el punto de no permitirnos hacer fotografías.
En este artículo veremos de qué manera pueden afectar el frío y la nieve a nuestra cámara, y cuáles son los mejores consejos para evitarlo y para proteger nuestro equipo fotográfico. ¡No te lo pierdas!
¿Cómo Afecta el Frío a Nuestro Equipo Fotográfico?
El invierno nos proporciona preciosos escenarios para practicar la fotografía. Desde fotografiar un paisaje nevado hasta capturar fascinantes auroras boreales, la época invernal siempre es digna de ser retratada.
Sin embargo, el frío extremo puede afectar a nuestro equipo de maneras muy diferentes. Si lees el manual de tu cámara encontrarás la temperatura recomendada de uso. Normalmente, la mayoría de cámaras están recomendadas para usar de 0 a 35º. Esto no significa que que a menor o mayor temperatura ya no puedan usarse, pero el fabricante no te garantiza un funcionamiento óptimo. Es por eso que pueden aparecer diferentes problemas si trabajamos con nuestro equipo a temperaturas inferiores a las indicadas en el manual.
A continuación encontrarás una lista con las situaciones más comunes con las que puedes toparte, y algunos consejos para solventarlas o evitarlas.
1. La Batería se Agota Rápidamente
Lo primero que vamos a notar en climas fríos es que nuestra batería se agota mucho más rápido de lo normal. No creas que tu batería está rota, o que no la has cargado lo suficiente. Es completamente normal que la carga te dure un 50% menos por culpa del frío.
Esto es algo que no podemos evitar, pero sí podemos intentar paliar. Procura apagar tu cámara entre disparos y no usar el live view, la estabilización e incluso el motor de enfoque, o al menos usarlos lo menos posible. También procura no visualizar tus fotos en la pantalla LCD, desde el menú puedes desactivar que te las muestre cada vez que disparas. Todas estas acciones consumen batería, por lo que evitarlas alargará significativamente su vida.
Finalmente, siempre será recomendable comprar alguna batería extra, para asegurarte de que no te quedarás sin carga en mitad de tu sesión o salida fotográfica.
2. Humedad y Condensación
Los cambios bruscos de temperatura pueden ser fatales para tu cámara. Si estás en interior con la calefacción a tope y de repente sales al exterior a bajo cero, este contraste tan brusco de temperatura puede hacer que aparezca condensación en tu equipo. La condensación hará que tu lente se empañe, afectando negativamente al resultado de tus fotografías, que perderán nitidez y se verán neblinosas. O, todavía peor, la humedad podría corroer los componentes electrónicos de tu cámara o producir hongos si perdura demasiado tiempo.
Para evitar la condensación, deberás procurar que la cámara cambie de temperatura de la manera más gradual posible. Salir de casa o del coche con la calefacción al tope a un ambiente helado será lo peor que puedas hacer. Deja tu mochila en el porche, el garaje o el maletero durante un rato, para que tu equipo vaya aclimatándose y se enfríe gradualmente. Eso sí, será recomendable que le quites la batería, ya que mantenerla caliente hasta el último momento hará que puedas prolongar su carga lo máximo posible.
Otra opción también será usar una bolsa de plástico hermética. Metiendo nuestra cámara y lente en este tipo de bolsas conseguiremos que vayan adaptándose al cambio de temperatura de una manera más gradual, evitando así la condensación. También es recomendable poner bolsitas de gel de sílice dentro de tu mochila y de la bolsa de plástico hermética, ya que absorben la humedad eficazmente. Así te asegurarás de que no se forme condensación mientras no estás usando tu equipo fotográfico.
Si vives en un clima muy húmedo, otra opción interesante son las cabinas antihumedad para guardar tu equipo en casa, también conocidas como armarios deshumidificadores. Como su nombre indica, se trata de pequeños armarios que mantienen una temperatura y humedad óptimas para el equipo fotográfico o cualquier otro material tecnológico.
3. La Pantalla LCD Falla
Las pantallas LCD también se ven afectadas por temperaturas demasiado frías. Es posible que pierdan contraste y saturación, por lo que no deberías fiarte de lo que te muestren sino de la información que te dé el histograma.
También es posible que tu pantalla funcione con más lentitud de lo normal a la hora de mostrarte las fotografías y el resto de la información. Otro problema que suele ocurrir es que la pantalla se vuelva más sensible de lo normal al tacto, o todo lo contrario, que el sistema táctil no funcione o no funcione correctamente.
La única manera de conseguir que nuestra pantalla LCD vuelva a funcionar correctamente será subirle la temperatura a la cámara. Pero como tampoco es un problema que afecte al funcionamiento del equipo, lo más sencillo será no fiarse de lo que nos muestre y usarla lo menos posible para ahorrar batería también, como te comentaba antes.
Por otra parte, si tu visor es electrónico y no óptico, como por ejemplo el visor de las cámaras sin espejo, es posible que también pueda darte problemas en climas muy fríos, dado que al fin y al cabo es una pequeña pantalla también. La alternativa podría ser usar un visor electrónico portátil. Pese a tener también una pantalla LCD que nos podría dar los mismos problemas, lo cierto es que este tipo de visores, al ser tan pequeños y portátiles, se pueden calentar más fácilmente que la cámara entera.
4. El Objetivo se Congela
A temperaturas muy bajas el objetivo puede empezar a darnos problemas, por ejemplo, a la hora de girar los anillos. Será normal que a causa del frío te sea bastante más complicado girarlos con fluidez. Sin embargo, lo más preocupante que le puede pasar a tu objetivo es que llegue a congelarse. Cuando esto ocurre, desgraciadamente no podremos disparar, y nos podríamos perder una gran foto por culpa de este inconveniente.
Puedes intentar darle calor con tus manos, o envolverlo con una manta, chaqueta o bufanda para intentar que entre en calor. Meter el objetivo dentro de tu abrigo y pegártelo al cuerpo para darle calor puede parecerte una buena idea, pero no lo es por dos motivos: el cambio de temperatura será demasiado brusco, y además el calor que producimos será húmedo. Por tanto, esto no será una solución viable, ya que sí, lo calentaríamos, pero probablemente provocaríamos condensación.
Hay un truco bastante eficaz para calentar nuestro equipo, que es usar tiras térmicas para tirones musculares. Son unas tiras adhesivas que emiten un calor seco, ideales para hacer entrar en calor a tu objetivo y revivirlo. Un truco similar son los calentadores de manos automáticos. No usan cables ni baterías, tan solo deberás quitar las protecciones que llevan y empezarán a calentarse.
5. El Motor de Enfoque se Ralentiza
Es posible que a causa del frío el motor de enfoque no reciba energía suficiente como para funcionar correctamente. Por eso podrás notar que se ralentiza, que no es demasiado preciso o incluso que no responde.
Si esto ocurre, lo mejor será que optes por disparar de manera manual. Si estás haciendo fotografía nocturna o de paisaje lo tendrás fácil: simplemente calcula la distancia hiperfocal. Sino, entonces deberás agudizar tu ojo para enfocar correctamente.
También puedes intentar revivir tu motor de enfoque usando los consejos para calentar el objetivo que te comentaba en el punto anterior.
6. La Cámara No Responde
Finalmente, en algunas ocasiones nos podemos encontrar con que la cámara directamente deje de responder.
Por ejemplo, si estás usando una DSLR es posible que el espejo se atasque a causa del frío y deje de funcionar el obturador. En este caso, nuestra cámara quedará literalmente inservible. Desgraciadamente la única manera de hacer que reviva es aumentar su temperatura.
Al igual que en los puntos anteriores, puedes intentar darle calor con tus manos, envolverla en una manta o chaqueta, o usar algún truco para calentarla, como el que te comentaba de las tiras de calor o los calentadores de manos automáticos.
10 Consejos para Proteger Nuestra Cámara del Frío
Ya hemos visto algunos de los problemas más frecuentes que el frío extremo puede causar a nuestro equipo fotográfico, y algunos consejos para solucionarlos. Finalmente, también es interesante conocer algunos consejos más para evitar que estos problemas nos afecten; es decir, para proteger nuestra cámara del frío.
- Asegúrate de que tu cámara está sellada: Si tienes pensado hacer fotografías a temperaturas muy bajas o con nieve, deberías asegurarte de saber si tu cámara está sellada contra los elementos. Muchas cámaras disponen de esta opción, pero los modelos de gama más baja no suelen ir sellados. Puedes consultar el manual de tu cámara o sus especificaciones en la página oficial de su marca, para saber si tu modelo está sellado o no.
- Usa un protector impermeable para tu cámara: Si está nevando, será importante que protejas tu equipo con un protector impermeable. Aunque tu cámara esté sellada, es posible que el objetivo no lo esté. Además, por muy sellada que esté, nunca será bueno que acabe completamente empapada. Si se acumula demasiada agua sobre tu cámara y tu objetivo podrían dañarse.
- Lleva paños secos y limpios: Será recomendable siempre contar con paños secos y limpios para poder secar tu cámara en el caso de que se empape demasiado, ya sea porque esté nevando o porque la humedad en el ambiente sea muy alta. Mantener tu equipo seco no solo evitará que el agua pueda afectarle, sino que también evitará que se enfríe tanto.
- Usa una mochila adecuada: Será importante usar una mochila fotográfica impermeable, ya que el frío húmedo y la nieve podrían calar una mochila normal, afectando negativamente a tu equipo. También puedes adquirir una funda impermeable para tu mochila si no quieres comprar una nueva. Además, será recomendable que la mochila esté bien acolchada por dentro, no solo para aislar mejor tu equipo sino también para protegerlo correctamente, ya que en ambientes muy fríos tu equipo será más frágil.
- Guarda la cámara siempre que no la estés usando: Será recomendable que guardes la cámara en la mochila cuando no la estés usando, por ejemplo si te estás desplazando a otro lugar. Así la mantendrás protegida ante posibles resbalones o caídas, y además conseguirás que no se enfríe tanto. Podrías pensar que esconderla dentro de tu abrigo mientras no la estás usando puede ser una buena idea para calentarla, pero no lo es. El aire que está pegado a nuestro cuerpo es tibio y húmedo, por lo que podría provocar condensación.
- Mantén tu cámara siempre bien sujeta: Cuando estés usando tu cámara, asegúrate de tenerla siempre bien sujeta. Cuélgatela del cuello o colócala sobre un trípode, pero nunca la cojas simplemente con la mano. El frío y los guantes pueden restar sensibilidad a tus manos, por lo que tu cámara podría peligrar si no está sujeta a otro sitio.
- Usa bolsas de plástico herméticas: Usar bolsas de plástico con cierre hermético será ideal para que tu cámara no sufra un cambio brusco de temperatura, y se vaya adaptando gradualmente al frío. Esto evitará que aparezca condensación.
- Ten a mano alternativas para calentar tu equipo: Como te comentaba antes, si necesitas calentar tu equipo fotográfico para conseguir que vuelva a funcionar, puedes intentar calentarlo con tus manos, o con una manta. Si esto no funciona, también puedes usar trucos como las tiras térmicas o los calentadores de manos. Eso sí, evita pegarte el equipo al cuerpo por dentro del abrigo. Como te comentaba antes, podría provocar condensación.
- Evita la humedad: La humedad es uno de los peores enemigos de nuestro equipo fotográfico. Las bolsas de plástico herméticas también te ayudarán a mantener lejos la humedad. Además, también puedes usar bolsitas de gel de sílice tanto dentro de las bolsas herméticas como dentro de tu mochila, para que absorban la humedad.
- Protégete tú también: Está muy bien que te preocupes por tu equipo, pero no te olvides de protegerte a ti también. Procura llevar un buen abrigo y ropa interior térmica, adecuada para la situación. También será importante que uses gorro, bufanda y por supuesto guantes, ya que las manos sufren mucho con el frío extremo. Si eres incapaz de usar tu cámara correctamente con los guantes puestos, unos guantes que dejen libres el pulgar y el índice te serán muy útiles. Finalmente, no olvides también llevar un calzado adecuado, sobre todo si hay nieve.
¿Y tú? ¿Qué haces para mantener tu equipo protegido del frío?