Cuanto más soltura y mejor conozcamos nuestra cámara, más fácil será obtener las fotografías que queremos realizar. La técnica es algo que se aprende con el tiempo y con la práctica, de manera que, una vez nos olvidemos del instrumento que estamos utilizando para fotografiar, nos centraremos exclusivamente en lo que queremos fotografiar.
Para ello, es imprescindible tener nuestra cámara lo mejor configurada posible, adaptándose a nuestra manera de fotografiar. En el proceso que realizamos siempre que tomamos una fotografía está el de enfocar, y como no, el de disparar. Por defecto, todas las cámaras tienen un botón que hace ambas tareas. Si pulsamos el botón de disparo hasta la mitad, enfoca. Si terminamos de pulsar, dispara.
Esto aparentemente es lo normal, de hecho, todo el mundo lo hace así, pero seguramente es porque la mayoría no sabe que muchas cámaras dan la opción de separar ambas funcionalidades en botones diferentes. A continuación te voy a contar cómo disociar el enfoque del disparo y las ventajas que tiene.
Cuántos más botones, mejor
Poco a poco, las cámaras van teniendo cada vez más y más botones. Esto puede hacer pensar a la gente que empieza, que cada vez es más complicado aprender a manejar una cámara, lo cual no es del todo cierto. Uno de los motivos por el cual los fabricantes siguen esta línea realmente es para poder tener un acceso más rápido y directo a las funciones que un fotógrafo necesita sin tener que entrar en engorrosos menús.
El problema de muchas cámaras sin espejo es que no son tan ergonómicas como las réflex, y no son tan rápidas en el manejo, precisamente por el tema del acceso directo a las funcionalidades. Para un fotógrafo, tener que entrar a un menú para poder cambiar el ISO o el modo de disparo es terrible.
La ergonomía tiene mucho que ver con el tema de los botones, ya que lo ideal es colocarlos en posiciones intuitivas y de fácil acceso dependiendo del uso que se le vaya a dar. De esta manera, podemos ir cambiando la configuración sin tener que despegar la mirada del visor.
Está claro que hay una serie de parámetros imprescindibles, como son el diafragma y la velocidad de obturación, que se modifican a través de una o dos ruedas. Pero otro parámetro que no todas las cámaras tienen es la opción de configurar el ISO a través de un botón.
A partir de aquí, cuantos más botones tengamos más rápidamente accederemos a la configuración directa de un parámetro. Cámaras como la serie OMD de Olympus o la serie X de Fuji está dando un gran paso en el tema de la configuración, puesto que permiten al usuario prácticamente asignar a cada botón la funcionalidad que uno quiera.
Proceso de enfoque
Existe una opción que la mayoría de cámaras permiten, y es la de disociar (o separar) el enfoque del botón de disparo. Sin embargo, tal cual viene de fábrica, enfocamos y disparamos con el mismo botón.
Para enfocar debemos pulsar hasta la mitad el botón de disparo, con lo que la cámara tratará de enfocar aquello que se encuentra sobre el punto de enfoque seleccionado. Lo habitual es tener seleccionado el punto de enfoque central, por lo que para poder enfocar objetos que no están en el centro deberíamos colocar el punto de enfoque sobre el objeto y pulsar hasta la mitad. Sin soltar el botón, reencuadramos para no perder el enfoque, y terminamos de pulsar para tomar la fotografía.
Si separamos ambas funcionalidades, simplemente tendríamos que situar el punto de enfoque sobre el objeto, pulsar el botón de enfoque y soltar. Una vez tenemos el foco donde queremos, esperaríamos al momento adecuado para tomar la fotografía, pulsando el botón de disparo.
Aparentemente es el mismo proceso, con la diferencia de que una vez hemos enfocado, podemos estar esperando al momento adecuado sin tener que mantener pulsado ningún botón.
¿Cómo disociar ambas funciones?
En modelos antiguos de Canon, tenemos que realizar dos cambios, uno para desactivar la función de enfoque en el botón de disparo, y otra para activar dicha función en el botón AF-ON. Estas opciones las encontramos en el menú de funciones personalizadas, en el apartado Funcionamiento/Otros.
Modelos más nuevos tienen un menú gráfico más sencillo en la opción Funciones Personalizadas, donde aparece un dibujo de la cámara con los botones cuya funcionalidad podemos cambiar. Simplemente tendríamos que modificar la funcionalidad del botón de disparo y del botón AF-ON.
Las cámaras Nikon tienen un botón llamado AE-L/AF-L, con el que podemos bloquear tanto el enfoque como la exposición. Para ello tendríamos que ir al menú Configuración Personalizada f2 y asignar dicho botón a AF-ON.
En cámaras Fuji de la serie X se puede desactivar el enfoque del botón de disparo simplemente poniendo el modo de enfoque de la cámara en manual. De esta manera, solamente podremos enfocar pulsando el botón AF-L o manualmente a través del anillo de enfoque del objetivo.
Ventajas de disociar el enfoque del disparo
Seguramente habrá quien esté pensando que tener que pulsar dos botones complica el proceso. Sinceramente, no es así. Separar ambas funciones en dos botones hace mucho más fácil y eficaz tomar una fotografía.
Ya no es necesario mantener pulsado el botón de disparo hasta que decidimos disparar. El hecho de tener que mantener un botón pulsado supone tener un dedo ocupado constantemente, además de la tensión que eso provoca. Si estamos esperando mucho tiempo puede acabar cansándonos.
El hecho de tener dicho dedo en tensión puede hacer que no agarremos con la suficiente firmeza la cámara. Aunque parezca una tontería, el hecho de que el botón de enfoque esté en la parte posterior de la cámara crea un mejor agarre. Sin olvidar que en el momento en el que soltamos el botón tenemos que volver a enfocar sobre nuestro sujeto, lo cual no sucede si disociamos el enfoque.
En cuanto a ventajas realmente efectivas, si estamos en una situación en la que nuestro sujeto no se mueve, basta con realizar una pulsación del botón de enfoque para tenerlo a foco. Si no nos desplazamos ya no tendremos que volver a enfocar, a menos que cambiemos de distancia focal.
Una vez hemos enfocado, podemos disparar todas las veces que queramos, teniendo siempre nítido nuestro sujeto. Del modo tradicional, cada vez que pulsamos el botón de disparo, la cámara tratará de enfocar, por lo que el enfoque puede variar de una fotografía a otra.
Un ejemplo claro sería la de un paisaje, pero imaginar que estamos fotografiando a una persona. Si está quieta y la tenemos a foco, simplemente debemos esperar al momento justo para apretar el botón de disparo. Incluso si disparamos una ráfaga, todas las fotografías estarán enfocadas en el mismo sitio.
Esta ventaja es aún mayor cuando utilizamos un trípode. Cada vez que disparemos la cámara tratará de enfocar sobre el punto de enfoque seleccionado. Con el enfoque disociado bastará con hacer un enfoque previo al encuadre, a partir del cual podremos tomar todas las fotografías que queramos. La otra opción sería desactivar el AF (autofocus) una vez hemos enfocado.
Otra situación donde sacaremos mejores resultados es cuando realizamos fotografías de acción o movimiento.
Es posible que haya gente que le cueste acostumbrarse al principio y que en más de una ocasión se le olvide enfocar (a todos nos ha pasado alguna vez), pero sólo es cuestión de tiempo acostumbrarse, y los beneficios son grandes, te lo aseguro.
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