A la hora de hacer un retrato puedes disparar en modo manual, en modo automático o con un modo semiautomático. Lo más habitual es que leas o escuches que debes disparar siempre con el modo manual o incluso que un verdadero fotógrafo jamás usará los automatismos. Pero, no siempre tiene porqué ser así.
Es cierto que dominar el modo manual es esencial y seguramente, será con el que conseguirás los mejores resultados en el futuro. Pero, si estás empezando y no conoces bien tu cámara ni tienes destreza y rapidez con el cambio de parámetros, es buena idea que empieces a ganar soltura con los automatismos.
En este artículo queremos que te conviertas en todo un profesional de los retratos. Por eso te proponemos una curva de aprendizaje que pase del Modo automático y/o Modo retrato, al Modo con prioridad a la apertura para finalmente dominar el ansiado Modo manual. ¡Vamos allá!
¿Para qué Sirven los Automatismos?
Si estamos frente a un/a modelo, por mucha paciencia que tenga la persona, no querremos que se alargue demasiado una sesión o hacerle repetir docenas de veces una misma pose mientras buscamos donde se encuentran los diales y parámetros de nuestra cámara ¿verdad?
Los modos semiautomáticos son configuraciones pre-programadas que nos permiten elegir muy fácilmente cuáles serán los valores óptimos para hacer una fotografía concreta. Son especialmente útiles para los fotógrafos principiantes, porque les ayuda a entender cómo funcionan los parámetros en cada situación.
Aunque no solo son utilizados por aquellos que se inician en la fotografía, también son muchos los fotógrafos profesionales que se sirven de ellos a la hora de querer hacer una toma rápida en una situación inesperada para poder conseguir una buena foto.
Usando automatismos, en lugar de estar perdiendo tiempo con el cambio de parámetros, podrás estar más pendiente de otros conceptos esenciales. Al principio lo que más te interesa es disfrutar de la fotografía para centrarte en conocer y practicar aspectos como el encuadre, el tipo de plano, el ángulo, la luz y la composición.
Eso sí, si usas automatismos, la cámara no te dejará tener el control sobre algunos aspectos que acabarán afectando al resultado final de la fotografía. Por lo que tampoco deberás acomodarte y limitarte a ti mismo usándolos siempre. La idea es que poco a poco vayas cambiando al modo manual, porque tu objetivo final será el de utilizarlo siempre que te sea posible.
Vamos a comenzar conociendo el modo automático, luego el modo retrato, el modo prioridad a la apertura y, finalmente, acabaremos con al modo manual. Podríamos decir que esta sería la curva de aprendizaje ideal que te proponemos para que empieces a hacer retratos con tu cámara. Veamos cada modo uno por uno.
Modo Automático (AUTO)
Si seleccionas el modo automático 'AUTO' la cámara será la que lo haga absolutamente todo por ti. Cuando vayas a realizar una fotografía de retrato, ella medirá la luz de la escena, detectará un elemento frente a ella y decidirá cuál será la mejor velocidad de obturación, la apertura del diafragma e incluso los ajustes del flash integrado.
Usando este modo solo tendrás que encuadrar y disparar, aunque solo funcionará realmente bien cuando la escena esté muy bien iluminada. En situaciones donde la luz sea desigual y haya mucho contraste, la cámara siempre tendrá tendencia a disparar el flash.
Como puedes ver en este ejemplo, cuando hagas un retrato donde el fondo esté iluminado y la modelo esté en sombra, saltará el flash de relleno para compensar las sombras en el rostro del retratado, incluso aunque no sea realmente necesario.
Modo Escena Retrato (SCENE, SCN)
El modo escena retrato lo encontrarás en cámaras de iniciación o semiprofesionales. Suele estar representado por el icono de una persona de perfil o con un sombrero. También lo encontrarás en el dial como 'SCENE' o con las letras 'SCN' y podrás seleccionarlo dentro de un menú con multitud de opciones. En cámaras profesionales, directamente, no encontrarás esta opción.
Este modo automático lo que hace es 'imaginar' que hay un sujeto en el encuadre en un plano medio o primer plano. Por lo que la cámara tiende a usar un velocidad de obturación rápida para que el sujeto aparezca nítido (aunque no se mueva) y a usar una apertura de diafragma grande.
Como puedes ver, elige un número f relativamente bajo para obtener una profundidad de campo media-baja. De este modo, el sujeto aparece nítido mientras que el fondo está suavizado o desenfocado. Así conseguimos que el sujeto destaque frente al fondo y llame más nuestra atención al observar la imagen.
Si la cámara interpreta que la escena está oscura, como ocurría con el modo automático, el flash integrado saltará solo (en este caso no saltó). Por lo tanto, es mejor que lo utilices para retratos de una sola persona y con escenas que dispongan de una buena iluminación.
Modo Prioridad a la Apertura del Diafragma (A, Av)
El modo semiautomático de prioridad a la apertura de diafragma es considerado por muchos el modo semiautomático ideal para retrato. Te permitirá tener un mayor control de la escena, pero con una 'ayudita' que nos vendrá estupendamente. Lo encontrarás, normalmente, en un gran dial circular de tu cámara representado por la letra 'A' o por las letras 'Av' (según la marca de la cámara).
De los tres parámetros que conforman el triángulo de exposición (apertura de diafragma, velocidad de obturación y sensibilidad ISO), podríamos decir que la apertura es el que más nos interesa controlar en un retrato, aunque no por ello el resto no son importantes.
Verás otros modos como el de Prioridad a la Velocidad ('S' o 'Tv') o el Programa (P), pero no serán especialmente relevantes para realizar fotografías de retrato con un modelo. Es posible que en cámaras más avanzadas como la Nikon D500 no encuentres estas letras. Tendrás que seleccionarlos buscando un botón de 'Mode' o 'Modo' para poder seleccionar el que más te interese.
¿Y cómo funciona el modo con prioridad a la apertura? Si lo seleccionas verás que puedes escoger tú mismo la apertura de diafragma (número f) con la que quieres trabajar, influyendo así directamente en la profundidad de campo que tendrá la toma. Mientras tanto, la cámara será la que elegirá automáticamente la velocidad de obturación más adecuada para exponer la imagen correctamente.
Poder jugar con la profundidad de campo abriendo y cerrando la apertura, te permitirá tener el control sobre el aislamiento del sujeto con respecto al fondo. Si hay demasiada luz, la cámara aumentará automáticamente la velocidad de obturación. Mientras que, si hay poca luz, reducirá esa velocidad.
Este es el modo favorito de muchos fotógrafos (incluso los más profesionales) porque permite manejar la profundidad de campo y suele exponer bien las fotografías, siempre que disparemos en circunstancias normales.
¿Podemos Automatizar la ISO?
En muchas cámaras, la sensibilidad ISO no se cambia automáticamente cuando usas los modos semiautomáticos, por lo que se suele modificar manualmente. Aunque algunas cámaras sí que disponen de un ISO automático para que sea la cámara la que calcule el más adecuado para cada situación.
Solo tendremos que ir al menú de la cámara y configurar una ISO máxima y una ISO mínima. Lo más habitual es que limitemos la ISO máxima a 800 o 1600 para que, en situaciones de luz baja nuestra cámara no saque demasiado ruido y compense la exposición bajando la velocidad de obturación o abriendo el diafragma.
Si no dispones de opción de ISO automático, tendrás que seleccionarlo siempre manualmente con la ISO más baja que puedas e ir aumentando en función de la luz que necesites y de lo que puedas modificar la apertura del diafragma y la velocidad de obturación.
Modo Manual (M)
Sin duda el modo más interesante es el Modo Manual, ya que podrás tener el control absoluto sobre todos los parámetros, lo cual te ayudará a obtener la imagen que deseas. Tu objetivo, después de haber aprendido a usar los modos anteriores, será el de llegar a manejar este modo con soltura y no querer volver a los otros (a no ser que la situación lo requiera).
De hecho, habrá algunas situaciones en las que no te servirán los automatismos. Me refiero a retratos donde haya demasiada luz como los retratos en la playa o en la nieve, o en aquellas donde la luz sea muy escasa como los retratos nocturnos.
Tampoco podrás usar modos automáticos o semiautomáticos cuando tu intención sea hacer retratos con uno o varios flashes de mano en un interior o en un estudio fotográfico. Necesitarás tener un control total sobre los parámetros e ir ajustándolos poco a poco.
Recuerda que cuando usamos el modo manual, el resultado lo vemos a través del histograma, el cual sí que podemos modificar para obtener más o menos luz y conseguir una buena exposición. De ahí, que si en un primer disparo no obtenemos la fotografía con la luz correcta, lo podemos lograr tras un segundo o tercer disparo.
Además, hoy en día gracias a la tecnología disponemos de cámaras donde podremos consultar el histograma en tiempo real en nuestra pantalla LCD mientras usamos el modo live view. Incluso en las cámaras sin espejo podremos hacerlo a través del propio visor electrónico. Por lo tanto, nos resultará mucho más fácil acertar a la primera.
Una de las ventajas de disparar en modo manual es que podrás apurar al máximo la apertura de diafragma. Si disparas un retrato con una apertura de f/1.4 o f/1.8 conseguirás una profundidad de campo muy baja y lograrás conseguir desenfoques espectaculares.
¡Pierde el Miedo al Modo Manual!
Como has podido ver, obtendrás diferentes resultados según utilices uno u otro modo de disparo al hacer tus retratos. Puedes empezar a dispararlos con un modo automático o semiautómatico para ganar confianza y practicar aspectos más creativos.
Pero lo importante es que te atrevas a ir cambiando al modo manual y te aventures a predecir cuáles serán los mejores parámetros para tus tomas con ayuda del histograma. Poco a poco te irás quitando el miedo y te sentirás más cómodo eligiendo los parámetros que deseas.
Piensa que cuando controles del todo tu cámara y sepas sacarle partido a cada uno de los modos que te ofrece ya tendrás del todo claro qué modo es mejor utilizar en cada situación que se te presente.
¿Y tú qué opinas? ¿Te ayudaron los modos automáticos y semiautomáticos a aprender? ¿Todavía los usas en alguna ocasión? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!