Las cascadas son una de las formaciones naturales más bonitas y espectaculares para alguien que le guste fotografiar la naturaleza. A la hora de fotografiar una cascada podemos tomar distintas decisiones en función del resultado que queramos obtener, como por ejemplo qué velocidad de obturación utilizaremos. Éste parámetro es el más determinante a la hora de hacer este tipo de fotografías obteniendo resultados muy diferentes.
Utiliza la velocidad de obturación apropiada
La opción más habitual y más sencilla es la de fotografiar a velocidades rápidas, es decir, velocidades de obturación que vayan desde 1/250 o 1/500 hacia arriba, con el fin de congelar el agua que está en movimiento. La velocidad variará en función de la cantidad de agua que tenga la cascada, pero tendrá que ser rápida para congelar bien el instante.
Para hacer estas fotografías a velocidades tan rápidas no es necesario utilizar trípode, de ahí que sea más rápida y sencilla de hacer.
Por el contrario, los resultados más espectaculares y diferentes se obtienen realizando exposiciones más largas. Conforme aumentamos la velocidad el agua empieza a estar en movimiento. Utilizando tiempos de exposición de varios segundos obtendremos el efecto seda sobre la cascada. El agua que recorre la cascada creará una serie de líneas que van de arriba a abajo, y en la zona inferior tendremos diferentes formas que crea la espuma que se crea al chocar ésta con el suelo.
Cuanto mayor sea el tiempo de exposición, más definida será la forma, más suave será la transición y más difuminada aparecerá la superficie del agua.
El punto de vista
Obviamente no existe ninguna norma o regla para fotografiar cascadas, pero mis mejores resultados los obtengo con objetivos gran angular, que me permiten capturar toda la cascada, de arriba a abajo. Suelo dejar siempre espacio por arriba, no suelo cortar la cascada ya que pierdes la referencia del tamaño y altura que tiene. También depende de si el cielo tiene algún color interesante que le dé más valor a la foto.
En ocasiones tenemos la posibilidad de fotografiar la cascada desde un punto elevado, sin embargo un contrapicado suele funcionar mejor. Yo recomiendo probar todos los encuadres posibles, con las cascadas y en cualquier situación.
No fotografíes simplemente la cascada, busca algún otro elemento del entorno que pueda acompañar tu fotografía. Esto hará que sea única y diferente al resto. En ocasiones puede ser algo característico del entorno, o incluso una roca o una planta. También puede ser interesante fotografiar a una persona junto a la cascada.
Hay cascadas de todos los tamaños, pero el gran angular te va a permitir fotografiar la cascada con una sola foto. Si nos ponemos demasiado encima de la cascada perderemos la referencia y no captaremos todo su recorrido.
No obstante, en ocasiones utilizo teleobjetivos para sacar algún detalle de la cascada, depende de cada una. Si la cascada es grande o lleva mucho caudal puede ser interesante captar sólo parte de ella. Si nuestra idea es realizar largas exposiciones entonces tendremos que fijarnos en los recorridos que forma el agua, para intuir las líneas que aparecerán en las fotos.
Ármate de paciencia
Fotografiar cascadas puede ser divertido o todo un infierno, depende del tamaño de la cascada, del agua que lleve, de las condiciones climáticas del momento y sobre todo, de cuánto te acerques a ella.
Al igual que pasa cuando fotografías al lado del mar, el espray de las cascadas hará que la lente de tu objetivo se llene de gotitas de agua y no puedas seguir fotografiando. En este caso, el agua no lleva sal, como el agua de mar, así que eliminar este agua va a ser más fácil, simplemente hay que tener en cuenta llevar varias gamuzas (sí, varias).
En el caso de que la cascada sea muy grande y que estemos a su alcance, tendremos que tomar varias precauciones. Por ejemplo, hay que tener en cuenta que no sólo se va a mojar la lente, sino también el objetivo, la cámara, el trípode y nosotros, por lo que si ni el objetivo ni la cámara es estanca habrá que cubrirla con una funda o bolsa. Si es verano puede que nos dé igual mojarnos, pero sino tendremos que llevar ropa impermeable.
El viento puede ser nuestro aliado o ir en nuestra contra, es decir, si sopla a favor nuestro entonces genial, puesto que el espray que suelta la cascada se lo llevará el viento y no nos mojará. Ahora bien, si el viento va en contra es probable que no podamos hacer ni una sola fotografía en la que no aparezcan gotas. Para ello hay que utilizar algunos trucos.
Por ejemplo, uno de los trucos que suelo utilizar es la de poner un filtro que no voy a utilizar delante del objetivo. De esta manera estoy protegiendo ya sea mi lente o el filtro que sí voy a usar del agua, y tendré todo el tiempo del mundo para elegir bien mi encuadre. A la hora de medir la luz tendremos que tener en cuenta que el filtro protector lo quitaremos. Cuando esté todo preparado quitaremos el filtro y dispararemos lo más rápido posible. Si es una larga exposición es inevitable que las gotas vayan mojando el filtro.
Por ello, otro dato a tener en cuenta es que cuanto más cerrado está el diafragma, más profundidad de campo tenemos, por lo que las gotas de agua que no hayamos limpiado o se hayan ido adheriendo, se verán cada vez más definidas. Así que un consejo es abrir el diafragma y usar la distancia hiperfocal para conseguir profundidad de campo. Es cierto que no tendremos la misma calidad o que igual nos falta nitidez en alguna zona de la foto, pero yo lo prefiero antes que tener decenas de circulitos por toda la foto.
En mi caso utilizo una rótula de tres ejes. Esto me facilita mucho la tarea, puesto que una vez realizada la fotografía, libero el eje de rotación para darle la vuelta a la cámara y así limpiar el objetivo o filtro, poniéndome yo de espaldas a la cascada. Una vez limpio vuelvo a poner el filtro que no voy a usar como protector y giro la cámara a su posición original, ya que he mantenido los dos ejes restantes. Con otro tipo de rótula habrá que encuadrar cada vez.
Toma referencias para transmitir el tamaño real
Pero lo más difícil de conseguir en fotografía de naturaleza es transmitir lo que vimos en aquel momento, transmitir esa grandeza y magnificiencia del lugar en el que hemos estado y hemos querido inmortalizar.
Al utilizar un objetivo gran angular, todo aparece más pequeño, precisamente para que nuestro encuadre abarque muchas más cosas, restando protagonismo, en este caso a la cascada.
Suele pasar que hemos fotografiado algún elemento enorme y en nuestra fotografía no tenemos ninguna referencia para saber su tamaño real. Sólo el autor de la fotografía y las personas que han estado en el lugar interpretan bien la fotografía.
De ahí que una manera de conseguir que la gente que no conozca el lugar se haga una idea real del sitio es estableciendo una escala con elementos que todos conocemos. Un buen ejemplo sería introducir a una persona en nuestro encuadre.
Hay que reconocer que la fotografía engaña, al fin y al cabo, estamos mostrando una parte de nuestra realidad y un punto de vista concreto. Podemos hacer creer que una cascada es enorme cuando no tiene más que unos cuantos metros, y sin embargo, una cascada de 50 o 60 metros podemos hacer que parezca ridícula. Por ejemplo, Islandia se caracteriza por tener cantidad de cascadas, sin embargo, una de las más famosas es Skogafoss. Si utilizamos un objetivo gran angular a cierta distancia podemos conseguir que no tengamos una referencia real del tamaño que tiene, de ahí, que muchas de las fotografías que podéis encontrar de esta cascada en internet muestre a una persona. En ese momento ya podemos establecer una comparación y ver lo grande que realmente es.
El material
El material necesario para fotografiar una cascada no varía mucho respecto del que necesitamos para fotografiar la naturaleza. Si utilizamos velocidades rápidas podemos disparar a pulso. En ocasiones puede venir bien utilizar un filtro polarizador para eliminar los reflejos sobre el agua y conseguir más contraste.
Dependiendo de las condiciones de luz, es posible que necesitemos filtros graduados y un portafiltros.
Pero si nuestra intención es hacer largas exposiciones entonces el trípode es imprescindible, así como un cable disparador y un filtro de densidad neutra (ND). Es obvio que cuanto mayor tiempo de exposición el filtro tendrá que restar más pasos, pero en mi caso con un filtro de 6 y otro de 10 pasos es más que suficiente para cualquier situación, ya sea a plena luz del día o durante el ocaso o días nublados.
El uso es sencillo. Haremos una fotografía normal y después de poner el filtro aplicaremos la ley de la reciprocidad. Conforme vamos utilizando nuestros filtros nos daremos cuenta de cuantos pasos reales resta cada filtro. Por ejemplo, el filtro de NiSi de 10 pasos realmente resta 9, así que directamente tengo en cuenta ese valor.
Un elemento que vais a necesitar casi seguro (todo depende de cuánto os acerquéis) son las gamuzas para limpiar todas esas gotas de agua que van a empapar vuestro objetivo, pero sobre todo mucha paciencia.
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