Concluye René Descartes, filósofo francés considerado el padre de la filosofía moderna, en su conocido Discurso del Método, que para adquirir conocimiento bastaba seguir aplicadamente, sin desviarse, cuatro preceptos.
No es objeto de esta publicación su discusión, pero sí es importante remarcar que hasta para adquirir conocimiento existen reglas, o preceptos, que debemos seguir. Si quieres conocer mis claves para aprender fotografía de modo autodidacta, no dejes de seguir leyendo.
Ser autodidacta tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La principal ventaja es que puedes programar el aprendizaje en función de tus intereses y otras múltiples variables, que nada tienen que ver con los estructurados índices de algunos cursos. El tiempo disponible, el área de interés y el nivel técnico, pueden ser convertidas en variables utilizadas para decidir por donde comenzar y por dónde seguir. Sin embargo, el principal inconveniente es la ausencia de un guía, tutor o mentor, que allane el terreno facilitando la comprensión de los aspectos más áridos.
Ser autodidacta es sencillo y cómodo, aunque no necesariamente barato.
Es sencillo, porque para ser autodidacta solo hay que decidir serlo. Es cómodo, ya que no tienes que desplazarte, atender a un horario, a una temática, hacer prácticas, etcétera. Y, en teoría, barato, ya que no pagas cursos en una escuela ni a un profesor particular. Pero tendrás que dedicar más tiempo para aprender y entender, y hoy en día el tiempo también es dinero. Además, algún que otro libro comprarás.
En los libros encontrarás el conocimiento. Ahora son digitales, lo que facilita el acceso, aunque el concepto no ha cambiado.
En mi caso, todo comenzó siendo muy pequeño, lo que propició que fuese adquiriendo interés y conocimiento, muy progresivamente. Si hubiese querido dedicarme a la fotografía me habría matriculado en FP o en una escuela especializada. Pero mi vida profesional tomó un camino diferente. Por tanto, en mi caso particular, la dedicación al aprendizaje y a la práctica, estaba condicionada por el escaso tiempo disponible, lo que finalmente ha resultado ser determinante para optar por esta fórmula.
¿Por dónde debes de comenzar?
Me vais a permitir una obviedad: por el principio, por lo que Descartes proponía como el establecimiento de un método.
La búsqueda de fuentes adecuadas.
Lo primero y más importante. Cuando no tienes conocimiento sobre una materia, decidir qué fuentes tomar como referencia es un reto en sí mismo el cual, por cierto, requiere mucho tiempo.
Mi recomendación es que, antes de buscar libros o artículos, buscad a los mejores profesionales, al menos los más reputados y conocidos en Internet. Muchos tienen blogs que son auténticos tratados de la materia.
Para fotos de bebés, Ann Gedes; para coches, Tim Wallace; para comida, Raquel Carmona; para iluminación con flash, Joe McNally; para retratos en general, Steve McCurry; para uso de Strobist, David Hobby; para fotografía de naturaleza, James Ballog; y, cómo no, para viajes el gran Gonzalo Azumendi; y así muchos más. Pueden ser estos u otros, solo es importante que sean ampliamente reconocidos.
Aprende bien lo básico y crece desde ahí.
Nada de construir casas por el tejado. Lo básico es justo eso, sin más. No es manejar un flash, ni comenzar a realizar cálculos de hiperfocales o de ratios de contrastes para los retratos.
Lo básico es leer el manual de la cámara y aprender cuatro cosas.
Entiende la luz. Mira la escena y decide con criterio que quieres conservar, las altas luces o segundas sombras. Expón en consecuencia.
Sobre el manual
No te va a enseñar a realizar buenas fotos, ni malas. Solo sirve para explicarte la función de los múltiples botones y las diferentes opciones del menú. ¡No es poco!. Habrá muchas cosas que no entiendas, pero están ahí por algo, incluso el menú para procesar imágenes.
Léelo y domina tu equipo.
Sobre las cuatro cosas
La primera es entender la luz. La diferencia entre luz incidente y luz reflejada, entre iluminación e iluminancia, entre lo que llega y lo que se refleja.
La segunda es saber cómo funciona una cámara. Para qué sirve el sensor, el obturador, el diafragma, el porqué de los objetivos –no tanto el para qué sirve cada uno, de momento-. Conocer que tienes tres parámetros para equilibrar la exposición a tu gusto: ISO, es un parámetro técnico, y apertura y velocidad, los creativos. Entiéndelos y aprende como se nombran sus pasos. Pero sobre todo, entender que la cámara todo lo ve de un tono gris medio que refleja el 18% de la luz que recibe, todo.
La tercera sería aprender composición. No las tropecientas reglas necesarias para luego ser olvidadas, tal y como recomiendan muchos. No, la composición en el arte, al menos el conocimiento de la perspectiva lineal y la aérea. Al menos conocer cuatro cosas básicas para que sepamos cómo distribuir los elementos en el marco de la foto, en el encuadre.
Y cuarto, tienes que saber que todavía te queda mucho por aprender, que no lo sabes todo, que es difícil llegar a saberlo todo y que en consecuencia tendrás que trazar tu camino, elegir una especialidad, o especializarte en todo, leer, aprender, practicar y volver a empezar; eso sí, pero cada vez con un conocimiento base mucho mayor.
Los motivos que nos conduzcan a realizar una foto pueden ser múltiples y variados: un objeto, una persona, una silueta, el color o su ausencia, una textura... Hay que descubrir cada escena.
Y a mi, ¿Qué es lo que más me ha costado?
Pues encontrarme un día con gente que quiere aprender a realizar fotos y me pide que les enseñe. Claro, remontarme al principio y tener que contarles esto mismo, punto por punto, y desde el principio.
Ver como sus caras muestran escepticismo –igual que mis pensamientos- ante la avalancha de cuestiones poco reveladoras de secretos o pócimas para aprender a realizar fotos que les transmito.
Descubrir gente con algunos conocimientos sobre la materia que no saben exponer correctamente, que no saben compensar la exposición: y claro, unas salen claras y otras oscuras.
A mí me ha ayudado mucho entrenar en casa con objetos cotidianos. Entender la luz es fundamental para entender la escena; las variables de la luz nos aportarán la información necesaria para trabajar correctamente la escena. De uno de mis entrenamientos.
Explicarles que el sensor es un lienzo que tenemos que pintar y hay dos formas de hacerlo: atendiendo a la tradición pictórica y al conocimiento de los detalles compositivos o atendiendo a la tradición fotográfica del aquí te pillo aquí te mato que impera en muchos casos, sobre todo en las fotografías capturadas con móvil, que persiguen el registro de un instante a costa de cualquier concesión técnica o compositiva. Hay que distinguir ambos para profundizar en su conocimiento.
A esta alturas, ya he decidido que la compensación de la exposición del flash, la profundidad de campo y como se relacionan con los planos y el enfoque selectivo, el uso de un flash, las ratios de contraste y su cálculo, así como la hiperfocal –por citar algunos conceptos- son ciencia ficción para mucha gente que busca un conocimiento inmediato, básico, suficiente, sin pretensiones.
Al final, todo depende del tiempo, de ese que fotografiamos, del que nos concedemos para explicar, pero sobre todo del que nos concedemos para aprender.
Despacio. Sin prisa.
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