Fotografía con un tiempo de exposición de 100 segundos que pude tomar gracias a que utilicé un paraguas para cortar el viento que venía por la izquierda.
Una vez hemos aprendido la técnica fotográfica y hemos estudiado composición, estamos preparados para empezar a obtener aquellas fotografías con las que siempre soñamos. La técnica se aprende con el tiempo, la composición nunca se deja de aprender.
Sin embargo, con la experiencia se van aprendiendo una serie de trucos para resolver distintas situaciones o que acostumbramos a repetir en cada salida fotográfica. Algunos de estos trucos están relacionados directamente con la fotografía, otros simplemente surgen del ingenio y la necesidad de obtener una fotografía con unas condiciones determinadas.
Un fotógrafo tiene que estar preparado para cualquier situación, y aunque es muy recomendable planificar nuestras salidas, sobre todo los viajes, en más de una ocasión las cosas no saldrán como esperábamos y tendremos que apañarnos con lo que tengamos.
A continuación te cuento algunos de mis trucos que suelo utilizar cuando viajo.
Los Diferentes Usos de un Paraguas
Dependiendo de lo que se implique cada uno a la hora de tomar fotografías, este consejo le servirá en mayor o menor medida. En más de una ocasión es probable que se ponga a llover mientras estamos haciendo fotos. Si estamos disparando a pulso sólo tendremos que preocuparnos de que no caigan gotas sobre el objetivo y cubrir bien tanto la cámara como el objetivo para impedir que se moje. Sin embargo, en situaciones en las que estamos utilizando un trípode, ya sea porque no hay mucha luz o porque estemos haciendo largas exposiciones, el paraguas es muy útil. He llegado a ver a fotógrafos profesionales sujetar el paraguas con las asas de la mochila, o incluso algunos que tienen un sistema anclado al trípode. De momento yo lo sujeto con la mano y me sirve para que, tanto el objetivo como los filtros no se mojen. Si hace viento la cosa se complica porque habrá que tratar de que el paraguas no nos lleve y evitar que se mojen los filtros.
Sin embargo, otro uso que se le puede dar al paraguas es precisamente ese, el de cortar el viento. En mi viaje a Islandia llevaba siempre conmigo un paraguas por lo que pudiera pasar. Visité una localización bastante alejada de mi campo base, por lo que sólo tenía esa oportunidad para fotografiar el lugar. El tiempo estaba muy mal, cielo encapotado, lluvia intermitente, pero lo peor de todo era el viento. La idea era hacer largas exposiciones, por lo que la peor de las condiciones era el viento. El viento venía por mi espalda, por lo que con un poco de pericia pude colocar el paraguas detrás de mi haciendo de protector. Gracias a ello pude realizar las fotografías sin problemas de trepidación.
El Disparador en Modo Manual
Debido a mi gran afición a tomar fotografías de larga exposición, ya sean diurnas o nocturnas, he acabado por darme cuenta de que en ocasiones es muy útil utilizar el disparador de manera manual. Hay que recordar que existen dos tipos de disparadores, los intervalómetros y los disparadores normales.
Los primeros son digitales, con un display y nos permite programar diferentes funciones, como el tiempo de exposición, el retardo en el disparo, el número de fotos a disparar o el tiempo entre foto y foto. Son más caros pero muy útiles.
Los disparadores normales simplemente permiten utilizar el modo Bulb sin tener que estar pulsando el botón de la cámara, por lo que tenemos que estar pendientes del tiempo.
Precisamente en este punto reside el truco. Yo suelo utilizar intervalómetros donde programo el tiempo de exposición una vez he aplicado la ley de la reciprocidad, pero en exposiciones diurnas la luz cambia en más de una ocasión durante la exposición, por lo que el resultado puede no ser el más óptimo. De ahí, que cuando veo que la luz puede cambiar, lo que hago es calcular la exposición, mantener el disparador pulsado y en el caso de que la luz cambie alargo o reduzco el tiempo de exposición a ojo.
Por ejemplo, imaginar que estoy haciendo una fotografía con el cielo encapotado con un tiempo de exposición determinado y durante la exposición se abre un claro en el cielo. La luz cambia y por lo tanto la exposición también. Otro ejemplo sería si estamos fotografiando un elemento en sombra y de repente le da la luz del Sol.
Si utilizamos el intervalómetro programando el tiempo de exposición, solamente podremos cortar antes de tiempo la exposición, pero no podremos alargarla en caso de necesidad.
Cuánto tiempo recortemos o alarguemos ya dependerá de cada situación y de nuestra experiencia. A veces se nos quedará oscura y en otras demasiado clara, pero en más de una ocasión salvaremos la fotografía.
¿Cuánto Tiempo Tarda en Llegar una Ola?
Si te gusta hacer fotografía de costa sabrás que las mejores fotografías salen cuando estás dentro del agua. De esta manera te puedes acercar a alguna roca para el primer plano y conseguir sacar ese movimiento del agua tan espectacular.
Pero precisamente el movimiento del agua echa a perder multitud de fotografías debido a que las fotos salen trepidadas. Lo primero que hay que tener en cuenta es que tenemos que clavar las patas dentro de la arena, con cuidado para no partirlas. Si no lo hacemos, en cuanto el agua cubra la arena las patas se hundirán arruinando la toma.
Pero a pesar de hacer esto, será frecuente que cada golpe de ola mueva el trípode y por lo tanto la cámara. Es cierto que si el trípode es robusto absorberá mejor los impactos (sobre todo los de fibra de carbono), pero es posible que no lo suficiente.
La velocidad de obturación es fundamental en este tipo de fotografías, de manera que para obtener un efecto de movimiento del agua no tenemos que configurar velocidades muy lentas. Dependerá sobre todo de lo que tarde en llegar hasta nosotros cada ola. Por ejemplo, si la ola tarda unos 5 segundos en llegar y configuramos un tiempo de exposición de 2,5", la ola no llenará el encuadre. Si ponemos 20" perderemos el efecto de la espuma que transmite el movimiento obteniendo el efecto seda.
Es aquí donde está el truco, en contar los segundos que tarda cada ola en llegar hasta llegar a tocar el trípode. Hay que destacar que este tipo de fotografías no se obtienen por casualidad, sino que se dispara en un momento determinado para capturar el movimiento del agua donde nosotros queremos. Lo que sí depende del azar son las formas que describe el agua, de ahí que se realicen bastantes disparos con el mismo encuadre hasta obtener la que más nos gusta.
De manera que si la ola tarda unos tres segundos desde que aparece en el encuadre hasta que golpea el trípode configuraremos 2,5" de tiempo de exposición. Con esto nos aseguramos de que esa fotografía no nos va a salir movida. Puede sonar un poco friki pero os aseguro que funciona.
También es interesante saber cuántos segundos tarda en llegar la ola para que aparezca en el encuadre y no aparezca el efecto a medias.
Como habéis podido leer, ninguno de los consejos está relacionado directamente con algún parámetro de la cámara o técnica, sino más bien de soluciones más o menos ingeniosas a situaciones con las que nos encontramos. Seguro que tu también te has encontrado con situaciones por resolver, ¿qué hiciste para obtener la fotografía?
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