Siempre solemos juzgar la calidad de una cámara por los megapíxeles que tiene: cuantos más, mejor. O esa es la teoría. Pero la práctica es bien diferente. Que una cámara tenga más megapíxeles no significa que sea mejor que otra cámara con una cantidad de megapíxeles menor. De hecho, en ocasiones una cámara con más megapíxeles será peor que una con menos.
¿Quieres saber por qué? Vamos a analizarlo en detalle en este artículo.
¿Qué es un Megapíxel?
Seguro que si ves los megapíxeles que tiene una cámara, lo primero que piensas es que es más buena o menos buena en base a ellos. ¿Pero qué son exactamente los megapíxeles? Para analizar si una cámara es mejor o peor en base a los megapíxeles que tiene, primero debemos saber qué son.
El sensor de la cámara se compone de una malla de celdas fotosensibles que son las que reciben la luz que pasa a través del diafragma del objetivo. Estas celdas contienen un fotodiodo (o, en ocasiones, más de uno) que convierte esa señal lumínica en una señal eléctrica, que es la que finalmente el procesador interpreta para conformar la imagen final.
Pues bien, cada una de estas celdas fotosensibles da lugar a un píxel de la fotografía final y cada millón de píxeles (aproximadamente) conforma lo que conocemos como 1 megapíxel (también escrito como Mp para abreviar). Así pues, los megapíxeles de la cámara se refieren a la cantidad de celdas que tiene su sensor. A más celdas, más megapíxeles y, por tanto, mayor resolución de la fotografía final.
Dependiendo del factor de forma que tenga el sensor (es decir, la proporción entre su altura y su anchura), las fotografías tendrán una relación de aspecto diferente y, por tanto, también un tamaño distinto. Pero independientemente de esta relación de aspecto de la fotografía, si multiplicamos los dos factores de su resolución (altura x anchura) siempre darán como resultado la cantidad de megapíxeles que tiene el sensor.
Por ejemplo, una cámara cuyo sensor tenga 20 Mp lo que nos estará indicando es que tiene 20 millones de celdas y que, por tanto, conseguirá fotografías con una resolución de 20 millones de píxeles (aproximadamente). Si esta supuesta cámara de 20 Mp dispara con una relación de aspecto nativa 2:3 (la habitual en cámaras réflex) sus fotografías tendrán una resolución de unos 5477 x 3651 px, porque 5477 multiplicado por 3651 da como resultado esos 20 millones de píxeles (aproximadamente, en realidad serían 19.996.527 px exactamente), es decir, los 20 Mp de su sensor.
Si, en cambio, esta supuesta cámara de 20 Mp dispara con una relación de aspecto nativa de 4:3 (la más habitual en cámaras sin espejo), sus fotografías tendrán una resolución de 5163 x 3872 px, porque 5163 multiplicado por 3872 da como resultado esos 20 millones de píxeles (aproximadamente, en realidad serían 19.991.136 px exactamente).
Megapíxeles: No Siempre Más es Mejor
Como acabamos de ver, los megapíxeles que tiene el sensor de una cámara definen la resolución final de sus fotografías. Esto es lo único que significa que una cámara tenga más megapíxeles que otra, que podrá disparar fotografías con una mayor resolución. No significa que sea mejor, simplemente sus fotos serán más grandes.
¿Entonces por qué se piensa que, por norma general, una cámara con más megapíxeles es mejor que una que tenga menos? Esto ocurre porque las marcas, desde que nació la fotografía digital, se han esmerado siempre por conseguir sacar cámaras que alcanzaran una mayor resolución. Es decir, las cámaras más top de cada marca eran las que más megapíxeles tenían y, por tanto, incluían lo último en tecnología. Por eso eran siempre también las mejores.
Sin embargo esto está cambiando en la actualidad. Pese a que sí es cierto que las marcas siguen buscando fabricar cámaras con una mayor resolución, y esas suelen ser las más top de las altas gamas, también están apostando mucho por buscar una mayor sensibilidad y una buena gestión del ruido en ISOs altas. Y esto entra totalmente en conflicto con la resolución, porque cuanta más resolución tenga una cámara, por norma general, peor sensibilidad tendrá. ¿Por qué? Vamos a verlo en detalle.
Tamaño del Sensor
El tamaño del sensor tiene mucho que ver con los megapíxeles de la cámara. Obviamente, en un sensor con mayor tamaño cabrán más celdas fotosensibles y, por tanto, la cámara podrá tener más megapíxeles. Es por eso que las cámaras full frame siempre suelen tener una mayor cantidad de megapíxeles que las cámaras APS-C o micro 4/3, porque al tener un sensor más grande pueden albergar más cantidad de celdas.
Pero estas celdas fotosensibles no solo van a determinar la resolución de la fotografía final. También son lo que dota a nuestra cámara de su sensibilidad, ya que son las encargadas de captar la luz que entra a través del diafragma del objetivo. Cuanto más grande sea el sensor, más cantidad de celdas cabrán y, por tanto, la cámara será más sensible a la luz y tendrá un mejor rendimiento en condiciones de iluminación escasa. Es por eso que las cámaras full frame suelen tener un mejor rendimiento en situaciones de poca luz que las cámaras con sensores APS-C o micro 4/3, sencillamente porque su sensor es más grande y alberga una mayor cantidad de celdas.
Resolución vs Sensibilidad ISO
Sin embargo, no solo la cantidad de celdas fotosensibles es la que determina la sensibilidad de la cámara, sino también su forma, su tamaño y hasta su disposición. Es por eso que si en dos sensores del mismo tamaño colocamos en uno más celdas que en el otro, el que tenga menos celdas fotosensibles podrá tenerlas de un mayor tamaño y podrá captar así más luz. El otro, al albergar más celdas en un mismo espacio, deberá tenerlas más pequeñas y, por tanto, podrá captar una menor cantidad de luz.
Como te comentaba antes, cuantas más celdas fotosensibles tenga un sensor (o, lo que es lo mismo, cuantos más megapíxeles tenga un sensor) mayor resolución tendrá la fotografía final. Pero si tener más celdas implica que éstas deban ser más pequeñas, esto también significará que podrán captar menos luz. Es decir, una cámara con más megapíxeles sería menos sensible a luz que una cámara con un sensor del mismo tamaño y menos megapíxeles. Y esto implica que, al ser menos sensible, no alcanzará una sensibilidad ISO muy alta y, además, producirá un mayor ruido en condiciones de poca luz.
Por eso te decía al inicio de este artículo que una cámara con más megapíxeles no siempre tiene por qué ser mejor. En muchas ocasiones se opta por reducir los megapíxeles para poder tener, en un mismo sensor, menos celdas pero de mayor tamaño, y mejorar así la sensibilidad y el rango dinámico de la cámara, lo que le permitirá alcanzar ISOs altísimas. Por eso son muchas las marcas que ya están optando por sacar dos tipos de cámara en sus gamas más altas: las que tienen una mayor resolución y las que tienen una mayor sensibilidad.
¿Pero por qué no sacan una que tenga ambas cosas? Sencillamente porque no se puede, una cosa afecta directamente a la otra. U optas por poner más celdas fotosensibles de menor tamaño y dotas a la cámara de una mayor resolución a costa de perder sensibilidad, u optas por poner una menor cantidad de celdas pero de mayor tamaño, y dotas a la cámara de una mayor sensibilidad a costa de perder resolución.
¿Entonces Cómo Puedo Saber Qué Cámara es Mejor que Otra?
Como has visto, los megapíxeles no van a definir la calidad de una cámara y, por tanto, no nos podemos solo fijar en ellos para determinar si una cámara es mejor o peor. Las cámaras tienen muchas especificaciones, y en cada una de ellas serán mejores o peores en comparación con otras cámaras.
Por eso, en lo que deberías fijarte cuando compares una cámara con otra es en las características que más te interesan a ti, por el tipo de fotografías que sueles realizar. ¿Te interesa la resolución de las fotografías porque sueles imprimir en gran formato? Entonces sí, los megapíxeles serán algo decisivo para ti. Pero si solo subes fotografías a las redes y como mucho las imprimes para algún pequeño cuadro o para colocarlas en un álbum, te da igual tener 20 que 40 megapíxeles, no los vas a aprovechar.
En ese caso, quizás te interesará más consultar otras características importantes como:
- Sensibilidad ISO máxima y rango dinámico
- Gestión del ruido en ISOs altas
- Velocidad y precisión del enfoque automático
- Cantidad de fps en modo ráfaga
- Resolución y fps en modo vídeo
- etc.
Al final lo que tienes que tener en cuenta son las características que realmente vayas a aprovechar. De nada te sirve tener una cámara que dispare la ráfaga más veloz del mercado si nunca disparas en modo ráfaga. O si nunca sales a fotografiar por la noche, no notarás ninguna diferencia al cambiar tu vieja cámara por una cuya sensibilidad en situaciones de poca luz es increíble.
De la misma manera, de nada te servirá una cámara con muchísimos megapíxeles si no vas a aprovechar esa resolución extra. Lo único que conseguirás con ello será perder sensibilidad y obtener fotografías enormes a las que no sacarás provecho, y que ocuparán mucho más espacio en tus tarjetas y en el disco duro de tu ordenador.
Y, por si fuera poco, estarás pagando de más por unas características a las que no vas a sacar partido. Mejor invertir tu presupuesto en características que de verdad vayas a aprovechar, ¿no?