Cuando se trata de comprar accesorios de iluminación en fotografía no hay discusión: el rey es sin duda el flash. Sea de mano o de estudio, es la fuente más eficiente y eficaz para la mayoría de las situaciones…
Pero no todas. Hay casos en los que la luz continua puede ofrecernos una solución más cómoda, más rápida o más eficaz, bien porque sea un motivo en movimiento lo que queramos iluminar, porque tengamos que jugar con más de una luz o porque las luces intermitentes distraerían o molestarían. Y para esos casos tenemos otras soluciones que nuestros compañeros amantes del vídeo conocen muy bien, pero que por supuesto nosotros, los fotógrafos, también podemos aprovechar.
Diferencias entre usar luz continua y flash
- Supongo que mucha gente diría que es más fácil. La luz continua es lo primero que aprendemos a manejar al estudiar fotografía, por lo que usar este tipo de fuente no requiere de aprendizaje adicional. Además, podemos usar el exposímetro de la cámara y ver cómo va a quedar iluminada la foto antes de hacerla.
- El tiempo de obturación influirá en la exposición y movimiento de los sujetos, al contrario de como ocurre con el flash, y además no está limitado a la velocidad de sincronización o a las condiciones de la ráfaga HSS. Si no tienes claro cómo influye la velocidad de obturador en el uso con el flash, te lo explicamos con detalle en este otro post .
- El balance de blancos es regulable, y esto hace que sea más delicado. Al contrario de la iluminación con flash, donde prácticamente todos tienen una temperatura de luz de 5500K, las distintas fuentes de luz continua tienen una gran variedad de temperaturas que pueden hacer que tengamos problema para acertar con el balance adecuado o que difieran si mezclamos dos fuentes distintas.
- El flash tiene una relación potencia lumínica/consumo mucho mayor, es decir, da gran intensidad de luz (aunque momentánea) consumiendo poca energía, lo que permite que podamos usarlo con pequeñas baterías en cualquier lado, algo que era imposible con luz continua… Hasta ahora. Lo veremos en el último punto.
1. El reflector 5 en 1
Una apuesta segura por su bajísimo precio y que otorga muchas posibilidades. Vale, no es una fuente de luz en sí mismo, pues sólo funciona si hay otra fuente de luz, normalmente el sol. Pero con varios reflectores podemos conseguir que en vez de tener luz viniendo de un único sitio, tengamos varios puntos de iluminación. Y uno de los usos típicos del reflector es el de rebotar la luz desde un rincón bajo sol directo al lugar con sombra que queremos iluminar, con lo que se convierte en nuestra fuente principal.
Además, como sabrás, estos reflectores suelen ser 5 en 1 porque ofrecen caras con distintos colores (temperaturas) y también sirven como difusor, algo extremadamente útil cuando tenemos la dura luz de sol directa. En la foto de ejemplo puedes ver uno usado como difusor de la luz solar, y otro rebotando por la izquierda como luz de relleno. Si quieres saber más sobre las posibilidades que este accesorio te da, echa un vistazo a este artículo.
2. Lámpara halógena
Empezamos con las fuentes de luz eléctricas con la que creo que ha sido la más utilizada hasta ahora por su enorme potencia lumínica incluso con una lámpara muy pequeña. La bombilla halógena, que es una pequeña evolución de la bombilla de tungsteno clásica, se puede encontrar en ferreterías en 120W, 240W y hasta 500Wo más, y tienen la ventaja de tener precios entre 3€ y 20€. Sabiendo que es un poco más eficiente que la bombilla clásica, podemos hacernos a la idea de que un modelo de 500W puede iluminar perfectamente cualquier escena de estudio. Sin embargo, es inviable hacer una sesión de fotos a corta distancia con bombilla halógena precisamente porque es sólo un poco más eficiente que la bombilla clásica. Y eso es muy ineficiente.
La eficiencia energética hace referencia a cuánta de la energía que recibe se transforma en luz. Y es importante, porque la que no se transforma en emisión de luz, se transforma en emisión de calor. Por eso es imposible usar una potente lámpara halógena cerca de un modelo o comida: se abrasaría en cuestión de un minuto. Además, ese calor proviene de energía eléctrica, lo que significa que está consumiendo una gran cantidad de corriente. Por eso, este tipo de lámparas es imposible usarlas con baterías y dependemos de una conexión de pared. Y, por último, la luz de este tipo de lámparas suele ser muy anaranjada, lo que hay que corregir con un cuidado balance de blancos.
3. Bombilla bajo consumo
Para sustituir a las ineficientes halógenas, en la pasada década se popularizaron en estudios de fotografía las bombillas de bajo consumo. Las más utilizadas en focos de estudio son las bombillas de espiral, que son de bajo consumo precisamente porque son mucho más eficientes que las anteriores, por lo que disipan mucho menos calor y, aunque individualmente dan menos potencia lumínica, al utilizar poca corriente eléctrica permiten montar varias en un solo foco de manera que la luz resultante pueda iluminar aceptablemente bien una escena. Además, tienen una larga vida útil, de alrededor de 8000h.
Su desventaja radica precisamente en el tamaño de estas combinaciones. Si el tamaño de cada bombilla ya es de por sí mucho más grande que el tamaño de las halógenas, el conjunto que hace falta para igualarlo en potencia se hace bastante inmanejable. Y, como punto muy a tener en cuenta, está el que podemos encontrar bombillas de muy diferentes temperaturas de color, desde anaranjadas hasta azuladas pasando por los 5500K del flash, por lo que debemos tener cuidado de usar bombillas del mismo modelo o temperatura para no volvernos locos con el balance de blancos.
4. Foco de LED
Y para solucionar los inconvenientes de los dos anteriores, encontramos los que están llamados a ser el presente y futuro de todas las soluciones de iluminación. Las bombillas LED tienen todas las cualidades que podríamos pedirles a una fuente de luz: son muy eficientes y apenas generan calor, por lo que consumen muy poco, son muy pequeñas y ligeras, se pueden encontrar de cualquier temperatura de color y, aunque años atrás eran muy caras y difíciles de encontrar, me atrevería a decir que a fecha de 2017 tienen un precio parecido al de sus opciones rivales a igual potencia lumínica. O, en cualquier caso, su menor consumo eléctrico y larga vida útil lo compensa a la larga.
Como un ejemplo aproximado, he encontrado tablas de equivalencia que hablan de que una lámpara LED de 30W aporta la misma cantidad de luz que una halógena de 240W. Personalmente, tengo un foco LED de 50W y me permite hacer fotos a 1/100, f7, ISO100 en estudio. Y, precisamente por este bajo consumo eléctrico y pequeño tamaño, también es posible utilizarlas en cualquier sitio con una batería portátil. ¡Incluso encima de la cámara! Este tipo de foco, muy usado por los videógrafos, pueden servirnos a nosotros para iluminar escenas en la calle, en habitaciones donde prefieren que no haya flashes o incluso para servir de foco de luz en acampadas. ¡Y recuerda vigilar la temperatura de color!
Por supuesto, éstos no son todos los tipos de fuentes de luz continua. Como he mencionado también tenemos las clásicas de tungsteno, tubos fluorescentes, de arco… Pero creo que éstos son las más asequibles y, especialmente los LEDs, son las que más se utilizarán en los próximos años, por lo que realmente creo que deberías darles la oportunidad. ¡Y no te olvides de dejarnos tus comentarios!