Algunos de los mejores momentos de nuestra vida cotidiana ocurren en movimiento: el baile de una boda, la primera vez que un niño resbala por un columpio, la nueva pirueta de tu amigo con la tabla de skate...
Congelar un momento exacto y único que además consiga provocar una emoción, no solo se consigue sabiendo cómo ajustar bien los parámetros de tu cámara réflex (aunque también deberás saber cómo ajustarlos).
Quédate conmigo y toma buena nota de estos seis consejos, tanto técnicos como compositivos, que te ayudarán a congelar el movimiento y conseguir capturas únicas e irrepetibles.
#1. Usa una Velocidad de Obturación Rápida
Cuando el objeto fotografiado se encuentra en un movimiento y lo queremos congelar dentro de nuestra captura tendremos que utilizar una velocidad de obturación muy rápida, normalmente siempre superior a 1/500.
Eso sí, deberás tener en cuenta que una velocidad de obturación rápida reduce mucho el tiempo de exposición y limita la cantidad de luz que entra, por lo que las imágenes tenderán a oscurecerse.
Esto puede no ser un problema si haces fotos un día soleado al aire libre, te afectará más en interiores o días nublados. En cualquier caso, es importante que contrarrestes esa posible subexposición aumentando la apertura, modificando la ISO o utilizando el flash.
Puedes utilizar el modo manual para configurar tus parámetros, pero recuerda que también puedes optar por utilizar el modo semiautomático que da prioridad a la velocidad de obturación.
Este modo es el más utilizado para realizar fotografías en movimiento, pero será diferente según la cámara que utilices. Por ejemplo, en las cámaras Canon es el Modo 'Tv' y, sin embargo, en las Nikon y Sony se trata del Modo 'S'.
Este modo, en cualquier caso, te permitirá centrarte en configurar la velocidad de obturación adecuada al movimiento que vas a fotografiar pudiendo desentenderte del resto de parámetros, puesto que la propia cámara los calculará automáticamente.
Lo que es realmente difícil es saber con exactitud qué velocidad de obturación es la más adecuada para cada situación, ya que esta dependerá de la velocidad a la que se mueva el sujeto fotografiado.
No es lo mismo intentar congelar a una persona corriendo que a un coche de Fórmula 1 pasando a toda velocidad. Por eso deberás aumentarla o reducirla e ir probando hasta encontrar la velocidad que más se ajuste al movimiento que buscas congelar en cada momento.
Fíjate en los parámetros de estas dos fotografías y verás cómo cambia considerablemente el tiempo de exposición utilizado para congelar el movimiento:
#2. Elige una Apertura de Diafragma Amplia
La ventaja de trabajar con aperturas amplias (números f bajos) es que entrará mucha más luz dejándonos aumentar también la velocidad del obturador. Eso seguro que ya te lo imaginabas.
Sin embargo, lo que debes tener en cuenta es que con la apertura del diafragma se determinará también la profundidad de campo que tendrá la toma (junto con la distancia focal que utilices y la distancia con respecto al objeto enfocado).
Como te he comentado antes, además del Modo Manual, también puedes contar con este otro modo semiautomático: el Modo de disparo con Prioridad a la Apertura. Normalmente, vendrá señalado por una 'A' en los diales de tu cámara, como es el caso de Nikon o Sony, aunque en las Canon viene señalado con las letras 'Av'.
El problema es que aumentando la apertura del diafragma también reducimos mucho el área enfocada disponible dentro de nuestro encuadre y es probable que nuestras fotografías no salgan del todo nítidas. Así que, en función de la zona que quieras que salga enfocada dentro de la fotografía deberás optar por una apertura de diafragma más o menos amplia.
Para solucionar esto podemos hacer dos cosas. Una de ellas es enfocar en modo AF-C (servo continuo), sobre el que te contaré más cosas luego, para que el elemento que queremos enfocar aparezca siempre del todo nítido.
Sin embargo, no todas las cámaras poseen esta opción de enfoque. En ese caso, la otra opción será reducir un poco la apertura (aumentar el número f ) hasta encontrar la área de nitidez que tu captura necesite.
#3. Controla la ISO para una Correcta Exposición
Como ya sabes, la sensibilidad ISO es uno de los parámetros que nos ayuda a conseguir una correcta exposición en nuestra captura. Nos permite variar la sensibilidad del sensor de la cámara réflex para que pueda captar mayor o menor cantidad de luz.
Aumentando la sensibilidad ISO también podrás incrementar la velocidad de obturación sin necesidad de aumentar demasiado la apertura de tu diafragma, evitando así la probabilidad de que salgan zonas menos nítidas o desenfocadas. Sin embargo, utilizar una ISO demasiado alta también implica el aumento del ruido digital en nuestra fotografía.
Por lo tanto, es mejor que tengas seleccionado siempre el valor mínimo y solo lo aumentes si las condiciones de luz lo requieren o si tienes que compensar necesariamente los valores de tiempo de exposición y apertura.
#4. Utiliza el Flash y/o Lentes Luminosas
Otra buena opción que tenemos para congelar el movimiento es usar el flash. Preferiblemente es mejor utilizar un flash externo, porque podremos sincronizarlo fácilmente con nuestra cámara y nos ayudará a congelar ese movimiento, independientemente de la velocidad de obturación que utilicemos.
La clave está en ajustar la sincronización del flash al máximo, generalmente en 1/250 (aunque si tienes un flash HSS/alta sincronización podrás aumentar más la velocidad). De esta forma podremos lanzar el destello inmediatamente después de presionar el botón del obturador.
Si quieres congelar el movimiento, pero no dispones de flash externo y las condiciones de luz son muy bajas, te aconsejo que las realices con un objetivo luminoso. La luminosidad de un objetivo mide la cantidad de luz que éste es capaz de dejar pasar. Y esto dependerá, obviamente, de la apertura de diafragma.
Por lo tanto, un objetivo luminoso siempre te permitirá mayor apertura del diafragma y, por ende, mayor velocidad de disparo. Como ya te comentábamos en este artículo, estos objetivos suelen ofrecer una apertura máxima superior o igual a f/2, es decir, f/2, f/1.8, f/1.4, f/1...
#5. Usa el Modo Ráfaga y el Enfoque Continuo
A la hora de realizar tus fotografías, además de usar el modo manual o los semiautomáticos que te he comentado antes, no olvides dos cosas más: disparar en modo ráfaga y en formato RAW. De esta manera, cuando vayamos a revelar las fotos podremos elegir cual de todas nos gusta más y, al estar en formato RAW, podremos editarlas mucho mejor en el postprocesado.
Lo habitual cuando se utiliza el modo ráfaga, es configurar el Modo AI Servo si tienes una Canon (AF-C en Nikon) ya que vamos a realizar varios disparos con el fin de obtener distintas fotografías de nuestro sujeto bien nítido. Utiliza el servo continuo siempre que puedas para mantener enfocado al sujeto mientras mantengas pulsado el botón de enfoque.
Cuando utilices este modo, debes tener en cuenta que ya no habrá confirmación de enfoque por parte de la cámara, es decir, que no sonará el pitido (en caso de tenerlo activado) ni se quedará fija la luz de enfoque. En la siguiente fotografía, podemos ver una captura realizada con éxito con este tipo de enfoque:
#6. Cuida la Composición
Y en último lugar, y no por ello menos importante, te voy a hablar sobre la composición de tus fotografías en movimiento. Es cierto que puedes congelar un coche a 200 kilómetros por hora o las aspas de un ventilador encendido, pero ¿se verían tan diferentes si los fotografiaras sin movimiento? Seguramente no habría mucha diferencia, aunque la técnica estuviera bien ejecutada.
Por eso, la elección del tema que vayas a fotografiar y el momento exacto que realices la captura son la clave para conseguir un buen resultado, algo que transmita algo al espectador.
El vuelo de un pájaro, una botella estrellándose contra el suelo o un globo explotando, son ejemplos de momentos únicos que transmiten esa fugacidad que buscas congelar. Por este motivo, es una técnica que se suele utilizar mucho en fotografía de deportes, vida salvaje o cualquier actividad que implique acción.
En cuanto al encuadre, debes tener muy en cuenta el movimiento que va a realizar el sujeto u objeto fotografiado, por lo que obsérvalo primero y predice cuál será su trayectoria antes de disparar tus fotografías. No te olvides de respetar (si quieres) la regla del movimiento, que es muy parecida a la de la mirada, ya que consiste en dejar espacio (o aire) en la zona hacia donde se moverá el objeto fotografiado.
Como veis, en la fotografía de abajo, se ha captado una serpiente en posición de ataque y se ha deja espacio a la derecha, que es hacia donde prevé el fotógrafo que se moverá. Sin embargo, sigue respetando la regla de los tercios, ya que el animal se encuentra dentro de los puntos de interés de la composición.
¿Te Atreves a Jugar con el Movimiento?
¡Ahora ya tienes los mejores consejos para atreverte a desafiar al movimiento y congelar instantes irrepetibles!
Recuerda que también puedes jugar con el movimiento variando la velocidad de obturación y el movimiento de tu cámara para obtener sujetos congelados y fondos en movimiento a través de la técnica del barrido.
Y que también puedes utilizar velocidades de obturación muy bajas (tiempos de exposición altos) para captar estelas de movimiento y dejar los fondos congelados. Todo es cuestión de ir probando... ¿Qué? ¿Te atreves?