Lo primero que uno aprende en relación a la iluminación con flashes es que la mejor manera de hacer fotos en interiores es disponer de un buen flash. Pero disparar fotos con flash tiene su técnica propia, y lo segundo que se aprende es que la mejor manera de utilizarlo no es apuntar directamente al objetivo. En el siguiente artículo te contamos cómo utilizar el flash rebotado de cuatro formas diferentes.
Ya te contamos en otro artículo los motivos por los que debías comprar un flash externo si querías hacer buenas fotos en interiores y tu cámara lo permitía, ya que los flashes incorporados en las cámaras suelen resultar insuficientes para conseguir una buena iluminación.
Lo que mucha gente desconoce es que apuntar directamente al objetivo suele ser la peor opción (y a veces la única). Cuanto más directa es la luz, más sombras duras produce. Por eso, es mucho mejor utilizar la luz rebotada. Es lo que se conoce como flash de rebote o flash rebotado.
Cómo funciona
El funcionamiento es tan sencillo como eficiente. Consiste en buscar un techo o una pared donde rebotar la luz. Cuanta más distancia y más rebote, por más lados llega la luz al objetivo, consiguiendo una iluminación uniforme. Al rebotar la luz, se va expandiendo y circulando en todas las direcciones, llegando a nuestro destino por múltiples procedencias, minimizando la aparición de sombras.
Para poder rebotar la luz, el flash suele disponer de una cabeza articulada en horizontal y vertical que nos permite orientar la dirección hacia la que va a salir inicialmente la luz.
El principal inconveniente es la pérdida de potencia según va rebotando la luz, con lo que acortamos la distancia máxima de alcance, pero partimos de una ventaja esencial, y es que los flashes actuales, con tecnología TTL (Through The Lens), miden los valores de necesidad real de luz al hacer la foto a través de la información que pasa por el objetivo, con lo que podemos hacer mediciones muy ajustadas incluso con luz rebotada.
Las maneras de rebotar la luz
La más utilizada consiste en fijar el cabezal del flash para que apunte directamente al techo (90º), o con un ángulo de 75º. Obviamente necesitaremos un techo lo suficientemente bajo y de tonalidad clara como para que la luz pueda rebotar en el techo y llegue a nuestro objetivo con suficiente fuerza.
Otra manera es rebotar la luz al techo, pero esta vez con un ángulo de 45º hacia atrás. Para ello necesitaremos un flash cuyo cabezal permita esta posición (no todos lo hacen), o bien dispararlo remotamente fuera de la zapata, fijado sobre un soporte o directamente sujetado con la mano (con un poco de cuidado).
Si no disponemos de techo pero si de pared, o si estamos haciendo fotos en vertical, podemos rebotar la luz en una pared lateral, utilizando los mismos ángulos comentados.
Por último, y he de decir que este método no lo he probado nunca, en caso de encontrarse en un emplazamiento donde no dispongamos de techos ni paredes en los que rebotar la luz, se puede rebotar la iluminación del flash en la camisa o camiseta blanca de algún amigo. Esta práctica es un poco arriesgada que sólo debemos practicar previo consentimiento de nuestro colaborador, ya que el destello provocado por el flash es bastante fuerte, por lo que es recomendable que nuestro ayudante cierre los ojos y dirija la vista hacia otro lado. También suele funcionar mejor este método cuando hay algo de luz natural.