Si quieres que tu trípode favorito te acompañe muchos años, vas a tener que cuidarlo. De hecho, si eres de los que se lo lleva de aquí para allá, montándolo sobre la nieve, la arena, el agua, la tierra, el césped o cualquier superficie difícil, todavía con más razón.
En este artículo vamos a ayudarte a limpiar tu trípode paso a paso, para que se conserve en perfecto estado. Si realizas un buen mantenimiento de tu equipo, no tendrás que comprar otro en años. Dedica solo una hora de tu tiempo a la limpieza de tu trípode y la próxima vez que lo uses te parecerá que estrenas uno nuevo.
¿Qué Necesito para Limpiar un Trípode?
Antes de ponernos a limpiar necesitamos recopilar una serie de utensilios de limpieza y otros accesorios que nos van a hacer falta. Cada fotógrafo tiene su método, pero estos son los elementos que utilizaremos nosotros para limpiar nuestro trípode:
- Guantes de látex
- Trapo de algodón
- Cuenco con agua y jabón
- Cepillo de dientes viejo
- Pera o Soplador de Aire
- Herramientas (llave Allen, destornillador)
- Cámara de smartphone/tablet
- Recipiente pequeño
- Grasa de Litio
- Vinagre (solo si hay restos de salitre)
- Una superficie limpia donde llevar a cabo el proceso
Cómo Limpiar un Trípode Paso a Paso
#1. Desmontar el Trípode
El primer paso es el de desmontar el trípode. Si es la primera vez que vas a hacerlo, echa un vistazo al manual de tu trípode. Comprueba si hay un apartado de mantenimiento y limpieza que incluya consejos para el despiece. O bien, que te recomiende el tipo de sustancias de limpieza que debes usar para el cuidado del material.
Si no tienes manual o no lo encuentras, no pasa nada. Utiliza la cámara del móvil o de la tablet para hacer fotos del proceso o un vídeo del desmontaje. Así sabrás dónde va cada cosa y no te perderás a la hora de volver a montarlo todo.
Otro consejo interesante para la primera limpieza es que vayas desmontando el trípode pata por pata. Es decir, desmontas una pata, la limpias y engrasas y la vuelves a montar. Repites el proceso con cada una de las patas y dejas para el final la rótula, la bola u otras partes que desees limpiar.
En este caso práctico, vamos a desmontar un trípode K&F Concept. Debes tener en cuenta que cada trípode necesitará unas herramientas para desmontar los herrajes y dependiendo del modelo no te servirá cualquier destornillador o llave. De hecho, algunos trípodes vienen con su propia herramienta, así que tenla siempre bien localizada y no la pierdas.
Depende del trípode que tengas, tendrás que desmontar las patas de una forma u otra. Las patas de nuestro trípode son de rosca y solo tendremos que desenroscar cada sección, por lo que será muy sencillo desmontarlas.
En otros casos, para desmontar las diferentes secciones de la pata, tendréis que extraer el pasador que sujeta el cierre (otras veces será un tornillo). Es el caso de este trípode Hama Traveller, que posee cierres flip. Como ves, desmontarlo resulta mucho más laborioso.
Dentro de cada tramo de pata habrá casquillos y piezas de plástico que no debes perder de vista. Lleva mucho cuidado porque al ser un material más delicado puedes romper o dañar las piezas si ejerces demasiada fuerza.
El recipiente pequeño del que te hablábamos antes te vendrá genial para ir dejando las piezas más pequeñas como tornillos o tuercas. De esta forma conseguirás que no se pierdan, ya que ruedan fácilmente sobre cualquier superficie.
#2. Limpiar Todas las Piezas
Cuando hayas desensamblado la pata de tu trípode, déjala colocada sobre una superficie lisa de forma ordenada y ve limpiando una a una cada pieza. El primer paso será utilizar el soplador de aire para retirar las partículas de polvo, suciedad o arena que sean más grandes.
Seguidamente, sumerge el cepillo de dientes en el cuenco de agua con jabón y frota la suciedad que esté más adherida. Haz hincapié en zonas como las juntas o la parte interior de los cierres. Seguidamente, seca esas piezas con el trapo de algodón seco o con un tejido que no deje residuos.
Normalmente, los trípodes se construyen con la idea de poder ser desmontados fácilmente para su mantenimiento. Sin embargo, en el caso de que haya partes que no tengan la posibilidad de separarse o que no sabes cómo se desmontan, no arriesgues. Es mejor no dañar el trípode o romperlo si no estamos seguros.
Las zonas que no podamos desmontar, las limpiaremos utilizando el soplador de aire y el cepillo con jabón. Si te resulta difícil secar la zona con el trapo, deja que se seque sola o utiliza un secador de pelo para agilizar el proceso. La parte exterior de las patas, a no ser que veas un mancha difícil, la puedes limpiar con un trapo húmedo sin aplicar ningún tipo de producto.
Haz hincapié en la limpieza de los pies del trípode, que es donde más suciedad se suele acumular. Si se pueden desmontar del todo te resultará más sencillo limpiarlos. Incluso podrás sumergir el pie en el agua y dejar que se remoje la suciedad si está muy pegada.
Cuando desmontes el trípode, también puedes encontrar restos de color blanco adheridos al metal. Si sueles hacer sesiones en la playa no habrá duda, se tratará de machas de salitre. Para quitar esa sal de forma rápida y sin dañar el material, sumerge la zona afectada en vinagre (el de toda la vida) y deja que actúe durante un tiempo antes de frotar con el cepillo y el jabón.
Una vez tengamos las patas limpias le toca el turno a la cabeza del trípode. Esta parte no suele estar diseñada para ser desmontada de forma tan completa como las patas. Por lo tanto, según el modelo que tengas la podrás desensamblar hasta cierto punto.
Si hay otras zonas que tenga tu trípode, como el gancho extraíble, y crees conveniente desmontarlo para su limpieza a fondo, dedícale también un momento a su desmontaje y limpieza con el soplador y el cepillo.
#3. Volver a Montar el Trípode
Finalmente, cuando todas las partes estén secas, es el momento de volver a montar el trípode. Aunque antes, te recomendamos que dediques un rato a engrasarlo. Este será el truco final que te falta para dejarlo como nuevo.
Seguro que recuerdas lo rápido que montabas y desmontabas tu trípode al principio de comprarlo y cómo ahora te cuesta cada vez más sacar y meter las patas o mover la rótula. Eso es porque la grasa que venía de serie con el trípode se ha ido secando y desapareciendo.
Lo mejor es que pongas un poco de grasa de litio en los tornillos y en las zonas donde el trípode realice algún tipo de fricción. Podrás conseguirla en cualquier ferretería en tubo o en spray (ambos formatos sirven).
Eso sí, si aplicas grasa ¡utiliza muy poca cantidad! Y ni se te ocurra engrasar toda la superficie del trípode. El objetivo es facilitar el movimiento y protegerlo al máximo de la oxidación y corrosión. Una vez lubriques el trípode es el momento de colocar cada pieza en su sitio.
Al volver a unir las patas, asegúrate de que las muescas de los tubos están alineadas antes de volver a encajar las piezas. Si presionas mucho y las colocas a la fuerza se pueden quedar bloqueadas y será muy difícil sacarlas de nuevo. Haz lo mismo con los cierres, antes de fijarlos comprueba que coinciden bien y que no te has saltado ningún paso anterior antes de seguir.
Ahora es cuando te vendrán muy bien las fotos o el vídeo que hayas registrado del proceso de despiece si no consigues acertar con el orden. Lo debes ajustar todo sin dejar los tornillos ni demasiado flojos ni demasiado apretados. Por último, no olvides comprobar que el trípode se abre y se cierra perfectamente antes de guardarlo.
¡Enhorabuena! ¡Has Reacondicionado tu Trípode en solo 3 Pasos!
Tu compañero de batallas está actualizado y listo para seguir combatiendo a tu lado. Si llevas un mantenimiento periódico de tu trípode, serás capaz de alargar su vida útil muchos años, sobre todo si lo utilizas mucho al aire libre.
La primera vez que lo limpies te costará saber dónde están las uniones, dónde va cada pieza y qué orden seguir para montarlo o desmontarlo. Pero cuando ya lo hayas hecho una vez, las siguientes podrás hacerlo con los ojos cerrados.
¿Hay algún otro truco que utilices tú para limpiar tu trípode? Cuéntanoslo en los comentarios.