Al realizar una fotografía estamos generando una representación en dos dimensiones (un plano) de una realidad en tres dimensiones. Al contemplar el resultado, sobre el papel o en una pantalla, una de las cosas que hace nuestro cerebro es interpretar e intentar reconstruir, a partir de esa imagen plana, un escenario en tres dimensiones.
El volumen es uno de los elementos que favorecen y facilitan esta reconstrucción. Por eso, en este artículo repasaremos, con ejemplos, la importancia del volumen y los recursos con los que contamos para generar sensación de volumen en las dos dimensiones de una fotografía.
Las Luces y las Sombras
La sombra es una de las claves que ayudan a nuestro cerebro a comprender que un objeto tiene volumen. La intensidad y la forma de las sombras dice mucho sobre la forma real de una representación en dos dimensiones. Y las sombras que un objeto genera dependen de la iluminación.
Por tanto, las luces y las sombras son uno de los elementos básicos para generar sensación de volumen. La sombra que un objeto proyecta depende de una serie de factores asociados a la iluminación que recibe. Las claves son la intensidad, la direccionalidad y el ángulo de incidencia, tal y como veíamos en el artículo Conoce las 5 Propiedades de la Luz y Aprende a Modificarlas en Tus Fotografías.
Como podemos ver en la primera imagen de la comparativa, la manzana se ha iluminado con un foco de luz intenso, que procede de un punto bien definido.
Este foco genera luz en un única dirección, incide de forma frontal sobre la manzana y genera una sombra que, por su contraste y ubicación (más bien oculta) dificulta la percepción del volumen. Por lo tanto, en este primer caso, podríamos decir que se ha generado una imagen plana y con poco volumen.
Por el contrario, en la segunda imagen sí que percibimos mayor sensación de volumen. ¿Por qué?
Esta manzana se ha iluminado con una fuente de luz que incide lateralmente sobre la manzana que queremos fotografiar. Como ves, produce una sombra a la derecha de la manzana, progresiva y visible y, en consecuencia, se crea una sensación de volumen.
Además de la iluminación, hay otros dos factores que también influyen para que la manzana de esta segunda fotografía tenga más volumen. Una es la profundidad de campo y otra la textura. Más adelante conoceremos cada uno de esos recursos que podremos utilizar para añadir volumen.
Si no has acabado de entender el concepto de iluminación y volumen, seguro que sales de dudas con el siguiente vídeo. En este fragmento de Fototip te explicamos de forma sencilla y clara la relación entre el volumen y la iluminación. Comprobarás cómo la luz, incidiendo desde diferentes distancias y ángulos, consigue dar mayor o menor volumen a la manzana.
La Profundidad de Campo
En general, el rango de distancias que aparecen enfocadas en una fotografía y su evolución también proporcionan información acerca de la tercera dimensión en una fotografía.
En la primera fotografía de las manzanas, hemos usado una apertura de f/16 y muchas distancias cubiertas en el encuadre están enfocadas. Como ves, nos resulta más complicado reconstruir la distancia entre los diferentes elementos.
Sin embargo, en la segunda fotografía, vemos que si enfocamos un elemento que nos interesa (la manzana roja) y desenfocamos mucho más el fondo (usando una apertura de f/2.8), obtenemos mayor sensación de volumen.
Disponer de zonas enfocadas y desenfocadas en una fotografía nos ayuda a centrar la atención, pero no solo eso. La profundidad de campo también ofrece información a nuestro cerebro sobre la tercera dimensión que se encuentra en la fotografía.
El bokeh que conseguimos al utilizar una profundidad de campo mínima, es otro recurso que podemos usar para ganar volumen. No pierdas la oportunidad de hacer fotografías buscando un buen bokeh.
Incluso trata de intentar conseguir bokeh con formas, porque le dará un toque extra de creatividad y originalidad a tus capturas.
Aunque también puedes jugar buscando todo lo contrario. Echa un vistazo a la siguiente fotografía. En ella se aprovecha la falta de volumen que proporciona una gran profundidad de campo para conseguir lo que conocemos como 'Perspectiva Forzada'. Lo divertido de esta captura es que da la sensación de que un "gigante" está a punto de recoger la Torre Eiffel.
El efecto funciona porque el cerebro no es capaz de deducir que, en realidad, la mano y el monumento están separados muchos metros y los percibe en el mismo plano. Si esta foto se hubiera tomado con una profundidad de campo baja, dejando uno de los elementos fuera de foco, el cerebro interpretaría distancias y la foto no funcionaría.
El Color y el Contraste
El contraste que haya entre el color del objeto fotografiado y el del fondo también es importante. Cuanto mayor sea el contraste entre el color rojo de la manzana y el fondo mejor, porque más volumen añadiremos.
Fíjate en las fotos de ejemplo. Si fotografiamos la manzana con un fondo anaranjado estamos mezclando dos tonalidades similares, aplanando la imagen y convirtiéndola en homogénea.
Sin embargo, si tenemos un fondo negro, que es un color que contrasta a la perfección con el rojo, el volumen del objeto fotografiado aumenta.
Nuestra atención se focaliza en la manzana y todos sus detalles e incluso conseguimos enfatizar aún más la tonalidad roja de la manzana, haciéndola más apetecible y atractiva a la vista.
¿Por qué crees que la fotografía en blanco y negro tiene tanta fuerza? Pues porque gracias al contraste conseguimos enfatizar las luces y las sombras de la imagen sin que el color distraiga la mirada del espectador.
Las Líneas y la Perspectiva
¿Dónde aprecias mayor volumen, en la primera hilera de manzanas o en la segunda? En la primera, todas las manzanas se encuentran a la misma distancia de la cámara.
Mientras que en la segunda, forman una línea que se aleja de la cámara, creando perspectiva. Sin duda, otro de los elementos que nuestro cerebro tiene interiorizado y sabe interpretar es la percepción en perspectiva.
Por decirlo de alguna manera, reconocemos de una manera natural cómo se comportan las líneas en un escenario con profundidad y las tomamos como referencia para interpretar el espacio.
Por eso, si en tu fotografía incorporas elementos que ayudan a descifrar la perspectiva, es más fácil que tu cerebro interprete cuál es su volumen. Los elementos que más suelen ayudar son las líneas rectas que, en perspectiva, convergen en un punto de fuga.
La Textura y el Relieve
Las texturas que nos rodean, así como los relieves en general, poseen por sí mismos la cualidad de la tridimensionalidad. Aunque también podemos aplanarlas, si es lo que nos interesa. Fíjate en la comparativa de la hoja, la primera tiene una iluminación frontal que aplana la imagen.
Sin embargo, en esta segunda hoja se aprecian mucho más las texturas y los relieves.
La iluminación lateral ayuda a que se enfaticen las sombras y el rocío añade más luces y sombras que dotan a la imagen de prominencias palpables. Gracias a la suma de todos esos factores conseguimos volumen y tridimensionalidad.
Fíjate que si a las manzana del principio le añadimos gotas de agua también mejoramos su volumen y atractivo visual, volviéndola todavía más apetecible.
¿Se Debe Buscar Siempre el Volumen en las Fotografías?
La respuesta es claramente no. El volumen es un recurso más del lenguaje fotográfico a tu disposición. Dar más volumen o menos dependerá de lo que pretendas contar en cada foto.
En las fotografías de producto o de moda, por ejemplo, muchas veces no se busca la tridimensionalidad sino el aislamiento del producto en bruto. De hecho se tienden a eliminar todas las distracciones innecesarias, incluso las sombras demasiado visibles.
Por eso es muy importante conocer cómo trabajar el volumen, cómo aplicar los recursos según nos convenga y tenerlos muy en cuenta a la hora de hacer nuestras capturas ¿no crees?
¿Tienes otros secretos para conseguir tridimesionalidad y volumen en tus fotografías? Cuéntanoslo en los comentarios.