Es sabido que la web está llena de tutoriales que nos enseñan a hacer las más variadas cosas. Los tutoriales se han convertido indudablemente en una nueva forma de transmisión e incluso de democratización del conocimiento.
Pero desafortunadamente muchas veces estos tutoriales carecen de la más mínima rigurosidad, y quienes los realizan, solo se limitan a repetir cosas que escucharon o les contaron, sin el compromiso de verificar si esos conocimientos son válidos. Es así como continuamente aparecen conceptos en fotografía que muchos fotógrafos repiten sin preguntarse ni cuestionarse hasta qué punto son ciertos. Muchos de estos conocimientos son desactualizados, tergiversados o directamente incorrectos.
Por lo tanto, se vuelve urgente y absolutamente necesario un tutorial para desaprender fotografía, para olvidarnos de todas esas cosas que consideramos verdades absolutas y que no son mas que conocimientos falaces, que sin saberlo pueden arruinar nuestras fotos.
Un Tutorial para Desaprender
Este artículo pretende, por lo tanto, funcionar como un tutorial para desaprender estos conocimientos erróneos. A su vez intentaré plantear una alternativa superadora, que nos lleve fundamentalmente a realizar más y mejores fotos.
Estos son, por lo tanto, los 3 simples pasos a seguir en este tutorial para desaprender:
- Paso 1. Detectar y reconocer conocimientos instaurados como verdades que son repetidos sistemáticamente en el campo de la fotografía.
- Paso 2. Comprobar o refutar la validez del conocimiento que lo sustenta.
- Paso 3. Si el conocimiento resulta ser falso, desaprenderlo y buscar una alternativa que solucione el mismo problema.
Primer Caso para Desaprender: el Filtro UV (Ultravioleta).
Parece una supuesta verdad objetiva y de validez universal que “al objetivo hay que ponerle un filtro UV. Sirve de protección y no produce alteraciones en la imagen”
¿Cuántas veces leímos esta frase en blogs o foros de discusión? ¿Cuántas veces la repetimos cuando un amigo que está comenzando con la fotografía nos pide un consejo? Pero realmente, ¿nos hemos preguntado si el uso de filtros UV tiene algún fundamento real?
Resulta que una gran cantidad de estos conocimientos provienen de la fotografía analógica y son válidos para ella, pero al ser extrapolados a la fotografía digital pierden su validez. Funcionan como una suerte de mitos que todo el mundo fotográfico repite sin cuestionar.
¿Qué Son los Filtros UV y Para Qué se Utilizan?
Analicemos más en detalle. Los filtros UV son trozos de cristal que se enroscan en la parte frontal de la lente. Se utilizan desde hace mucho tiempo en fotografía analógica ya que su principal función consiste en evitar que la radiación ultravioleta, que es invisible para el ojo humano, alcance la película. Los rollos de fotos de película de color poseen tres capas: una sensible a la luz azul, otra a la luz verde y otra a la luz roja. Las dos capas inferiores (sensibles al verde y al rojo) están protegidas por una capa amarilla que absorbe la luz UV. Pero la primera capa sensible al azul no lo está. Es por este motivo que cuando se fotografían paisajes abiertos con mucho cielo (donde hay mayor presencia de luz ultravioleta) las fotos tomadas con cámaras analógicas reciben más luz en la capa azul, y por consecuente las imágenes resultantes poseen un tono azulado. La solución a este problema ha sido siempre utilizar un filtro UV, que por ser transparente a la vista, muchos fotógrafos dejaban puesto en el lente a modo de protección.
Pero en las modernas cámaras digitales los fabricantes colocan filtros especiales delante del sensor para bloquear la mayor parte del espectro no visible (infrarrojo y ultravioleta) y lograr así una reproducción más fidedigna de los colores del espectro visible. Incluso, muchos objetivos modernos poseen entre sus elementos cristales con tratamientos que bloquean la luz ultravioleta. Por este motivo, en fotografía digital el uso de un filtro UV para corrección de color quedaría prácticamente limitado a casos muy puntuales (existen diferentes longitudes de onda UV). En la mayoría de los casos el filtro UV se utiliza solo como sistema de protección del objetivo.
Llegado este punto debemos preguntarnos por qué utilizaríamos un filtro cuya principal función es bloquear la radiación ultravioleta, como un sistema de protección del lente. ¿No sería preferible utilizar filtros totalmente neutros, si lo que queremos es solamente proteger el cristal externo de nuestro lente? La respuesta es ciertamente afirmativa. Existen filtros neutros concebidos específicamente para funcionar como protección del cristal del objetivo. Lo cual nos lleva a la siguiente pregunta ¿afecta el uso de filtros en el lente a la calidad final de la imagen? Nuestra primera respuesta es también afirmativa. Interponer un cristal entre la lente y el sujeto u objeto a fotografiar, culminará en un deterioro en la calidad de la imagen fotográfica. Pero cuando intentamos medir que tan grande es este deterioro nos encontramos con una gran cantidad de variables que tienen que ver con la calidad de la lente y la calidad del filtro que hayamos utilizado.
Ejemplos Ilustrativos
En las fotografías que acompañan la nota puede observarse que utilizando un objetivo de gama alta, con un filtro neutro de excelente calidad, la merma en la calidad de la imagen se reduce al mínimo. Pero cuando testeamos un filtro UV económico, de baja calidad, sobre una lente de las que vienen en el kit junto con la cámara réflex, podemos notar que existe una disminución notable en el detalle de la imagen. Los bordes pierden definición, disminuye el contraste general e incluso hay una ligera modificación en la reproducción del color.
Foto 1: Realizada con lente de profesional de gama alta sin filtro (detalle).
Foto 2: Realizada con lente de profesional de gama alta con filtro neutro de protección de excelente calidad (detalle).
Foto 3: Realizada con lente de gama baja (kit) sin filtro (detalle).
Foto 4: Realizada con lente de gama baja (kit) con filtro UV de baja calidad (detalle).
Otro inconveniente que puede producirse por el uso de un filtro en el objetivo es la aparición una imagen doble, una suerte de fantasma generado por el reflejo de la luz en el filtro, cuando esta proviene de determinada dirección. Como puede observarse en la imagen, el destello de la bengala produce una imagen especular traslúcida de tonalidad verdosa al reflejarse en un filtro UV de baja calidad.
Damos por descontado que quienes utilicen lentes profesionales de alta calidad no van a colocarle filtros de baja calidad. No tendría sentido alguno y estaríamos desperdiciando el dinero. Pero en el caso de los objetivos tradicionales de kit que vienen con la cámara (ej. 18-55 mm), se plantea la siguiente disyuntiva: si utilizo un filtro de baja calidad, disminuirá aun más la calidad de la lente. Por otro lado, tampoco resuelve la ecuación adquirir un filtro extremadamente costoso, para proteger una lente que no lo es.
Conclusión
Como hemos analizado y comprobado, la afirmación de que es recomendable utilizar siempre un filtro UV para la protección de la lente no es correcta y creo que deberíamos desaprenderla. Antes de colocar un filtro que reducirá la calidad de la imagen debemos analizar si realmente es necesario para el tipo de uso que vamos a darle a la cámara. Es conveniente utilizar filtros solo en aquellos casos en donde sabemos fehacientemente que se correrán riesgos de dañar el objetivo. En los casos en los que el lente no corre riesgo predecible, como por ejemplo una sesión de retratos en interiores, es recomendable no utilizar filtro alguno de protección. De esta manera obtendremos la mejor calidad posible.
En los casos en los que decidimos utilizar el filtro por protección, es preferente usar un filtro neutro de buena calidad, en lugar de un filtro UV, ya que las cámaras digitales poseen filtros UV precediendo al sensor. En las lentes de gama baja o media se debe considerar si realmente vale la pena la inversión económica que representa adquirir un filtro de buena calidad, teniendo en cuenta que los fabricantes de objetivos realizan tratamientos de protección a los elementos frontales que los hacen muy resistentes.
Una alternativa económica al uso de filtros de protección es el Parasol. Si bien no goza de tanta fama como el filtro UV, a la hora de proteger el lente de golpes, viento y polvo el parasol es mucho más eficaz y cumple mejor su tarea. Además, bloquea los haces de luz prescindibles optimizando el contraste y la saturación en determinadas circunstancias de iluminación.
Segundo caso para desaprender: Los hiperfamosos megapíxeles.
Recientemente tuve la oportunidad de presenciar una desafortunada conversación entre un vendedor de un conocido local de electrodomésticos y una cliente interesada en comprar una cámara compacta para tomar fotos en sus vacaciones.
Cliente: “…¿y cuál es la diferencia entre éste modelo y éste otro? ”
Vendedor: “Esta cámara tiene mucha más calidad, tiene mejor resolución porque tiene más megapíxeles”
La respuesta del vendedor contiene al menos tres errores. En primer lugar porque afirma que una cámara con mas megapíxeles dará mejor calidad. En segundo lugar porque utiliza calidad como sinónimo de resolución. Y por último, porque asocia la resolución a los megapíxeles.
No Confundir Más Megapixels con Más Calidad de Imagen
Este caso es un ejemplo paradigmático surgido a raíz de la popularización fotografía digital. Aquí el origen del problema es la circulación de un concepto erróneo. O mas bien la simplificación de un concepto que requiere un poco más de atención. Se afirma que más megapíxeles es igual a más calidad. Este es el segundo concepto que debemos desaprender con urgencia. En la divulgación de esta idea han contribuido los vendedores de cámaras usándolo como argumento de venta, pero también los propios fabricantes al embarcarse en una carrera alocada por conseguir año tras año cámaras con mayor cantidad de megapíxeles para introducir al mercado.
Para refutar al vendedor de la tienda de electrodomésticos vamos a afirmar enfáticamente que más megapíxeles no necesariamente es igual a más calidad de imagen. Existe en el mercado un Smartphone que presume de tomar fotos de 41 megapíxeles. Si esta idea fuera correcta ese teléfono celular debería lograr imágenes de mejor calidad que por ejemplo una Nikon D3, cámara de gama alta con sensor full frame de 12 megapíxeles, y unos cuantos miles de dólares más de costo. Ciertamente el Smartphone de los 41 megapíxeles no consigue mejor calidad que la réflex profesional. Lo único que consigue es una fotografía de mayor tamaño. Así es, más megapíxeles representa mayor tamaño de imagen, no necesariamente más calidad.
Diferenciando los Conceptos Calidad y Resolución
La calidad de la imagen fotográfica está dada por una multiplicidad de factores, entre los que podemos mencionar: la calidad de la lente, la capacidad del procesador (la computadora de la cámara), el tamaño del sensor digital y la profundidad de bits (la cantidad de información o tonos de colores que la cámara es capaz de registrar en un pixel). El ejemplo que adjuntamos es un detalle de un ojo de un retrato más grande. Allí puede apreciarse como, si se mantiene el tamaño original de la cámara, la calidad de la imagen es prácticamente igual en una cámara profesional de 12 megapíxeles y una cámara profesional de 36 megapíxeles. Para realizar la prueba se tomó el mismo retrato con ambas cámaras y con la misma lente, y se presenta aquí sin edición digital.
El concepto de “resolución” es otro de los conceptos problemáticos. Se suele usar incorrectamente como sinónimo de calidad. Pero la definición de resolución es “cantidad de píxeles por pulgada lineal”. Es decir que la resolución es una unidad de medida que representa cuantos píxeles entran en una pulgada (2,54 cm.). Es una forma de medir el tamaño de los píxeles. Se lo resume como dpi (del inglés, Dots per inch) o ppp (en español, píxeles por pulgada). En definitiva la resolución es una forma de medir el tamaño de los píxeles. Por ejemplo, si una foto tiene una resolución de 300 dpi, sus píxeles serán tres veces más pequeños que una foto que tenga una resolución de 100 dpi. Porque para cada caso, en el mismo tamaño (una pulgada o 2,54 cm) deberán entrar 300 pixeles o 100 pixeles respectivamente.
Ahora bien, el secreto para obtener mejor calidad en una imagen fotográfica no es tener mayor tamaño, ni mayor resolución. Sino ajustar la resolución de forma correcta al dispositivo en el cual la voy a ver o imprimir. Por ejemplo para imprimir una fotografía en un laboratorio fotográfico el estándar es utilizar una resolución de 300 dpi. Si utilizo más no tendré mayor calidad, simplemente porque el laboratorio no puede imprimir pixeles más pequeños.
Conclusión
Debemos desaprender la idea de que más megapíxeles es igual a más calidad. Una cámara con mayor cantidad de megapíxeles no garantiza mejor calidad de imagen. Garantiza una imagen más grande. La ventaja de una imagen más grande es que permite recortar la imagen para utilizar una fracción de ella. Pero al tener más megapíxeles posee también un aspecto en contra. Las fotos son más pesadas, ocupan mas espacio en la tarjeta de memoria y posteriormente lo ocuparán también en el disco duro. Por otro lado, para lograr píxeles más pequeños los fotocaptores que componen el sensor deben ser más pequeños también, por lo que la superficie sensible a la luz es menor, y como consecuencia se producirá más ruido al fotografiar en condiciones de iluminación desfavorables con ISO alto. La calidad de una fotografía depende también de la tecnología del procesador de imagen, de la calidad del objetivo, del tamaño del sensor y de la profundidad de bits.
Antes de elegir una cámara por su cantidad de píxeles se debe tener en cuenta cual es el uso, y el tipo de fotografía para la que se utilizará la cámara. A modo de ejemplo, una cámara de 24 megapíxeles (6016 x 4000 pixeles) dará una imagen que impresa en un laboratorio fotográfico (a 300 dpi) tendrá un tamaño de 50,9 ms x 33,9 cm. El usuario desaprendido, de forma inteligente, puede decidir ahora si desea dar prioridad al tamaño de la imagen (megapíxeles) o a la calidad de imagen en ISO alto prefiriendo una cámara de similares prestaciones y pixeles más pequeños.
Bibliografía
- Freeman, Michael, Guía completa de fotografía, 1996, Ed. La isla, Buenos Aires
- Langford, Michael, La fotografía paso a paso,1990, Hermann Blume Ediciones, Madrid
- Digital Heritage by Jpereira
- Kolarvision