Sucede en la mayoría de actividades en las que profundizamos pero, sobre todo en fotografía, la adquisición de un equipo “medio” a estrenar supone un desembolso económico notable no apto para un porcentaje elevado de aficionados. Seguro que muchos de vosotros (entre los que me incluyo) tuvisteis que hacer una hucha para compraros vuestra primera réflex, ésa que aun mantenéis con especial cariño, ¡yo por lo menos! El asunto no queda ahí, cuantas veces habremos oído la frase “lo verdaderamente importante son los objetivos”, ¡qué locura! Ya no es una hucha, son dos, ¡o tres!
Bien, una de las alternativas ante semejante gasto la encontramos en el mercado de segunda mano, un submundo aparentemente sencillo que deberíamos controlar de antemano si no queremos llevarnos alguna sorpresa desagradable. Sin agobiarnos demasiado (habrá defectos asumibles y defectos que no) vamos a hacer un completo repaso a las taras más comunes que pueden llegar a sufrir nuestros objetivos y cómo detectarlas para que no nos den gato por libre. ¿Te animas? ¡Vamos a ello!
Revisa las Condiciones de Venta
¡Imprescindible! Sea cual sea el soporte mediante el cual se realice la venta (foro, ebay o cualquier otro medio) en las condiciones de venta debería figurar cualquier anomalía que pueda sufrir la lente, ya sea visible, difícilmente visible o de funcionamiento interno (como el motor de enfoque o la suavidad de giro de los anillos focal y enfoque). En el caso de que el vendedor no haya publicado imágenes del objetivo, ¡no dudes en pedirlas! Lo ideal sería poder comprobar su estado exterior con una toma general a buena resolución, otra imagen de la lente y una última de la montura para asegurarnos que no existe desgaste en las conexiones que comunican el objetivo con el cuerpo de la cámara.
De la misma forma, una breve búsqueda del usuario en internet nos permitirá evaluar con cierta aproximación la confianza que podemos depositar en el vendedor: comentarios en foros, opiniones de usuarios en otras ventas o el número de votos positivos en ebay pueden ofrecernos una idea del “estilo de vida” que ha llevado el producto.
La política de devoluciones también será un factor determinante en una venta. Fíjate bien en los plazos y, sobre todo, si el usuario las admite o no. Éste último punto nos aportará confianza y nos dará una idea de la veracidad de la información expuesta: alguien que está seguro de su venta será más flexible que otro que no lo esté. Por supuesto, una conversación por teléfono ¡no está de más! Nos aclarará dudas y completará nuestro concepto del vendedor.
Escaneando el Objetivo
¡En sentido figurado claro! Hemos efectuado el pago, se ha realizado el envío y tenemos el objetivo entre las manos, ¿qué tal si aprendemos a analizar los defectos más comunes? Algunos podremos pasarlos por alto, en cambio otros, cual virus, pueden dar al traste con todo el equipo.
El Estado Estético
Comenzamos el análisis atendiendo a defectos que “pueden pasarse por alto” y fácilmente reconocibles a simple vista. Resultan habituales pequeños arañazos o golpes debido al uso prolongado de la lente y, salvo que sean especialmente notables o numerosos (lo que denotaría un mal cuidado del objetivo) no entrañan mayor problema.
Anillo de Foco y Zoom
La principal característica a tener en cuenta será la suavidad de movimiento de ambos anillos. Una de las formas de comprobarlo pasa por realizar giros completos, “de un extremo hacia el otro” y de forma muy suave. En el camino no deberíamos encontrar ningún impedimento, salto o zona que suene de forma diferente. La existencia de polvo en exceso o incluso arena puede detectarse gracias al peculiar sonido “triturador” que podemos escuchar. En la práctica también deberíamos realizar pruebas de autofoco, probar con diferentes distancias y descartar así cualquier anomalía del motor de enfoque.
La Montura
En la montura de nuestras lentes existen diversos conectores y palancas que deberíamos comprobar. El pin de retención, detector de apertura mínima, la leva de apertura de diafragma o los contactos electrónicos constituyen parte de la montura de nuestros cuerpos y tienen que acoplar perfectamente con el objetivo. Nos fijaremos bien en la limpieza de toda la zona de contacto, que no tenga excesivas señales de desgaste y, sobre todo, que los contactos electrónicos se encuentren en buen estado, cualquier fallo de éstos podría acarrear problemas de comunicación con el cuerpo. Si vemos que todo está en orden, es el momento de probarlo en la cámara para confirmar que todo funciona correctamente.
El Diafragma
El diafragma de nuestros objetivos está compuesto por “palas”, palas que al cerrarse o abrirse dejan pasar más o menos luz. Su funcionamiento es sencillo: cuando miramos a través del visor, el diafragma queda abierto de modo que nos permite visualizar el encuadre completo hasta el momento en el que decidimos apretar el botón, es entonces cuando se mueven rápidamente hasta la posición previamente seleccionada.
¿En qué deberíamos fijarnos? Uno de los problemas que podemos encontrarnos en las palas del diafragma será la existencia de aceite. Su presencia puede llegar a ralentizar la velocidad de movimiento de las palas y, por tanto, obtener imágenes sobreexpuestas (no les daría tiempo a colocarse en la posición seleccionada mientras se realiza el disparo).
La Lente
La lente resulta, probablemente, el componente más importante de un objetivo y, a pesar de estar construidas con materiales resistentes, una mala praxis podría deteriorarlas. ¿Cuáles son los problemas más comunes de las lentes y cómo podemos detectarlos?
- Examen del cristal: Para comprobar el estado del cristal de la lente recomiendo algún foco de luz medianamente potente, una linterna o un flexo podría servirnos. Probaremos desde diferentes ángulos apuntando siempre hacia el interior con la finalidad de detectar anomalías en cualquier de las capas del cristal, no sólo en la más superficial. Siguiendo este sencillo método deberíamos poder encontrar cualquier posible defecto.
- Manchas en la superficie: Se producen por usos no adecuados de productos de limpieza o pequeños golpes. La capa superficial de nuestros objetivos está recubierta por materiales ópticos no reflexivos o multicapa y, cuando aparecen pequeñas manchas, suele ser síntoma de su deterioro. En principio, excepto si son especialmente visibles, no deberían afectar a la calidad de imagen.
- Arañazos y golpes: Si somos cuidadosos con el equipo no deberíamos de tener señales evidentes en forma de arañazos. Suelen producirse cuando limpiamos el cristal sin remover con anterioridad partículas de polvo o por golpes directos. Si los tiene, deberían de aparecer en las condiciones de venta.
- Polvo: El polvo superficial es algo habitual en la mayoría de nuestros objetivos, basta una pera de aire, alcohol isopropílico y una toallita limpia para dejar el cristal frontal impoluto. El verdadero problema del polvo surge cuando se encuentra en las capas internas y en cantidades desorbitadas, probablemente por haberlo sometido a condiciones extremas o por tratarse de un objetivo con muchos años de uso. Si así fuera, debería de especificarse en las condiciones de venta. Si el nivel de polvo interno no es excesivo podría pasarse por alto, la cantidad de luz que restará será insignificante y debido a la cercanía con el punto focal no podrá apreciarse en la imagen.
- Hongos: Llegamos a la parte más delicada, nunca aceptéis lentes con hongos. Pueden aparecer en objetivos que hayan sido almacenados en lugares oscuros y húmedos o, directamente, por accidentes puntuales en los cuales hayan podido mojarse. ¿Cómo los detectamos? Tal y como apuntábamos al inicio de éste capítulo, con una linterna debería de ser suficiente. La principal característica diferenciadora y que nos hará dar la voz de alerta será la presencia de “manchas filamentosas”, que corresponden a las hifas o ramificaciones del hongo. Los hongos segregan ácidos que pueden llegar a corroer las capas de los diferentes elementos de las lentes y, por si fuera poco, son notablemente contagiosos: dale el tiempo suficiente, las condiciones apropiadas y colonizarán el cuerpo u otros objetivos.
Éstos son los principales defectos que podemos encontrarnos a la hora de comprar objetivos de segunda mano. Como habréis podido comprobar algunos son asumibles y otros no, lo más importante es la transparencia durante la venta, que no nos intenten vender lentes en perfecto estado cuando no lo están porque, obviamente, repercutirá en el precio dependiendo de la gravedad de las taras.
Por último, no me gustaría que el artículo sonara catastrofista, el mercado de segunda mano está lleno de ofertas muy buenas, ¡a qué estáis esperando!