"A través de mis fotografía puedo hablar de manera más intrincada y profunda que a través de las palabra." Richard Avedon
Sencillez y complejidad técnica. Una formula que solo puede darse en pocas ocasiones y que Avedon llevó tal soltura que lo ha llevado a ser uno de los artistas de la lente de referencia. Fotógrafo de moda pero al mismo tiempo un documentalista irremplazable. En pocas palabras, un artista del que hay mucho que aprender.
Harper´s Bazaar, Vogue, Look o Life fueron algunas de las revistas que tuvieron la suerte de contar con las fotografías de Avedon -publicar obras de arte de forma cotidiana no es algo de lo que puedan presumir muchos editores-, pero durante los décadas de los sesentas y setentas las páginas de estas publicaciones fueron afortunadas al contar con el trabajo del que se considera una de las piezas claves en la fotografía de moda. ¿Quieres saber más sobre él?
Nueva York, Harper´s, París… revolución
Richard Avedon nace en Nueva York (1923-2004), en una familia judía dedicada al mundo del textil. El padre –de origen ruso- trabajaba en la Quinta Avenida en una tienda de ropa y su madre venía de una familia que se dedicaba a fabricarla. Al ADN que denota una tendencia clara al mundo de la moda habría que sumar la afición que su propia madre tenía por la fotografía.
Sus primeros retratos los realiza con una Rolleiflex, trabajando para la Marina Mercante estadounidense en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. La tripulación de aquellos buques serían los primeros rostros que el artista comenzaría a trabajar en su larga trayectoria.
En la década de los cincuenta el nombre de Avedon ya se relaciona con el de un reputado fotógrafo de modas y un retratista de primer nivel. Tras tener contacto con Brodovitch –director de arte de la revista Harper´s Bazaar- no sólo comienza a publicar su material en esa publicación, sino que muy pronto se convierte en Jefe de Fotografía, donde desde aquellos primeros momentos eleva a la fotografía de moda al nivel de arte.
En París comienza el cambio que sufrió este tipo de fotografía tras la existencia de Avedon. Fue en esta ciudad donde realizó importantes trabajos e incluso ayudó a dar un salto a la capital francesa para retomar su puesto como capital de la moda. Tras la guerra, París continuaba en horas bajas en ese tema. Avedon contribuyó a corregir este error.
Y comenzaba la revolución. La novedad de su estilo, donde la fotografía de calle tocaba las altas esferas de la moda, era algo que se había visto poco por aquellos años. La elegancia y lo clásico establecía contacto con lo callejero. Se trataba de realizar fotografía publicitaria, aquella que busca vender un producto, pero Avedon lograba algo más: sus instantáneas trasmitían algo… emocionaban.
Los modelos tenían libertad, aparecían riendo, patinando, saltando. Para muchos contribuyó a forjar el concepto de Top Model: dotó a las modelos de identidad por primera vez, dando protagonismo y dejándolas lejos de aparecer como simples maniquís.
Era una propuesta inédita que el tiempo no ha desgastado. Su arte lograba romper estereotipos y hoy en día sigue siendo un referente tanto para muchos fotógrafos como para coleccionistas de arte: Dovima con elefantes, una fotografía publicada en Harper´s Bazaar en 1955, se vendió en París en el año 2010 por 841, 000 euros. Un número contundente.
Documentos
Además de aquella temática cercana a la moda, su trabajo tuvo fuertes acentos de fotografía documental. Trabajó de la mano con Truman Capote realizando retratos de personajes importantes del siglo XX. Frank Lloyd Wright, Picasso, Marilyn Monroe o Buster Keaton, entre otros muchos, posaron para la mirada mágica de Avedon.
En plenos sesentas, cuando su estudio era un hervidero de fotografía de modelos y moda, daba a su lente el tiempo necesario para realizar proyectos con gran compromiso social. En el año de 1963 trabajo con el Movimiento por los Derechos Civiles en el sur de los Estados Unidos, y a lo largo de los sesentas, incluyendo los primeros de la siguiente década, realizó reportajes de las manifestaciones contra la guerra de Vietnam e, incluso retrató a lideres militares y víctimas de aquel cruel episodio de la historia.
Dentro de estos proyectos sociales, piezas invaluables para definir a los Estados Unidos en el siglo pasado, se encuentra el que muchos críticos consideran el más importante. En 1979 el Museo Amon Carter da comienzo a un apoyo que duró cinco años en los que Richard Avedon recorre el oeste norteamericano con el fin de documentar a las personas de a pie, aquellas que normalmente no figuran en los libros de historia. El producto de fotografiar mineros, gente sin casa, campesinos o granjeros, vaqueros y amas de casa, empleados de gobierno o de oficinas privadas, se publicó en un libro-obra maestra titulada In the american west. Para los amantes de la técnica se trata de un libro imprescindible: se realizaron las tomas con cámara de gran formato con luz de día y en un fondo blanco. Sencillo, si, pero también de una belleza estética y técnica impresionante. 17 mil placas, 752 personas fotografiadas y 189 poblaciones visitadas a lo largo de 17 estados. La serie final se resumió en 123 retratos.
Contacta con su arte
En Vimeo puedes ver un video que acerca de forma amena al arte de Avedon y en YouTube (consta de nueve partes) podrás encontrar un documental (en inglés) dirigido por Helen Whitney, una pequeña joya para conocer el trabajo de esta leyenda.
Aunque, guarda tiempo para visitar la página de la Fundación Avedon. En ella se encuentran algunos de sus mejores trabajos, desde retratos, moda y reportajes. Un sitio excelente para contemplar el trabajo de aquellas pupilas que lo vieron todo: fue un cazador de ropa cara, de nombres famosos, pero también de una realidad norteamericana de carne y hueso, aquella que se ubica lejos de los reflectores de los medios masivos.
Antes de retratar, siempre hablaba mucho con la gente. Cuatro horas era lo normal, se ha llegado a decir. Por eso, sus fotografías transmiten cercanía; no existió distancia entre fotógrafo y modelo. La periodista María Mantra definió muy bien su arte, con una frase que me reservo para cerrar este artículo: “las fotografías te roban el alma; las fotografías de Avedon, en cambio, te la devuelven”.