“Yo estaba más verde que la hierba”. Es la manera en que se define así mismo Nachtwey cuando le fue asignado su primer trabajo importante. Se trataba de cubrir el movimiento civil en Irlanda del Norte. Era el año de 1981: y pese a aquel color verdoso con el que él se identificaba, daba inicio la carrera de uno de los fotógrafos de guerra más importantes de la historia.
Desde aquellos momentos en que “vagaba por la ciudad”, conociendo los puntos más calientes de la convulsa Belfast de aquel 1981, sintió en su cuerpo una fluidez que nunca lo habría de abandonar. Nada le asustó y desde entonces, han pasado 34 años en los que ha vivido en zonas de conflicto, una y otra vez. Valentía y mucha calidad: aquél trabajo inicial en Irlanda del Norte, que sería publicado en la revista Newsweek, tuvo que modificar sus planes y ampliar con seis páginas más el reportaje. Las impresionantes fotografías que traía desde aquel país europeo requerían el mayor espacio posible.
Si quieres hacer un recorrido por su obra, acompáñame en este artículo.
Primeros momentos
Nació en Syracuse y creció en Massachusetts, Estados Unidos. Estudió Historia del Arte y Ciencias Políticas y muy pronto comenzó su vida como fotógrafo profesional, inspirado por el pintor Francisco de Goya, a quién él mismo considera el patriarca de los fotógrafos de guerra: “Fue la primera vez que había visto un retrato de la guerra creado por un artista que mostró la barbarie, no la gloria”.
A partir de la cobertura que realizó en Irlanda del Norte, su carrera ya no se detuvo en ningún momento. Desde 1984 fue parte del equipo de fotógrafos de la revista Time, de 1980 a 1985 fue miembro asociado de la agencia Black Star y de 1986 a 2001 de la prestigiosa Magnum.
Este último año fue importante en su carrera ya que participó en la fundación de la agencia de fotografía VII Photo Agency, creada en Perpiñán junto con otros grandes de la lente, como Ron Haviv, Gary Knight, John Stanmeeyer, entre otros. También en este año se estrenó el documental War Photographer, basado en su obra y dirigido por Christian Frei. En 2002 este filme fue nominado al Óscar al mejor documental, donde se narra con un gran poderío narrativo los dilemas con los que los reporteros de guerra tienden a vivir momento a momento.
Tan cerca de la muerte
La línea del frente es la que necesitan los fotógrafos del calibre de Nachtwey. “Me pongo muy tranquilo cuando estoy en un tiroteo” ha llegado a decir él mismo, pese a que en el año 2014 recibió un balazo durante una protesta violenta en Tailandia y en 2003 fue alcanzado por fragmentos de una granada en la ciudad de Bagdad. Sin embargo, normalmente cierra estos momentos de su vida con una frase que ha repetido en algunas entrevistas: “...pero me pongo más nervioso al hablar frente a una audiencia”.
Otro momento duro que vivió durante su carrera fue durante la guerra civil en Sri Lanka. En un momento dado, quedó aislado y tuvo que esconderse durante tres semanas en un monasterio católico, donde encontró una copia de Romeo y Julieta, asunto que le ayudó a pasar de la mejor manera posible aquel capítulo, pensando sólo en aquella obra de Shakespeare y por momentos también en lo que había hecho durante su vida. Pero eso sí, él mismo ha afirmado que aquel episodio no le orilló a pensar en por qué tenía que estar allí. Su ADN está diseñado para ser reportero.
En aquel monasterio, su infancia transitó por su cabeza, en lo que había hecho con su vida, seguramente en aquellos primeros momentos con su cámara en las agitadas calles de Belfast, a las que le siguió un viaje a Líbano y posteriormente muchos otros viajes donde no ha hecho turismo propiamente. La fuerza que acompaña a Nachtwey tiene que ver con el asunto de que se encuentra fotografiando personas que han sido marginadas, en ocasiones invisibles, incluso dentro de su propia sociedad. Y todo aquel trabajo gráfico obtenido en esta primera línea de acción tendrá el potencial de cambiar la vida de aquellas personas… lo que piensa el público al que se dirige el mensaje puede cambiar al observar lo que se les está comunicando.
“Ojalá no hubiera tenido que tomar ninguna foto”
Los temas que ha cubierto en su largo recorrido por el mundo no sólo han sido temas de conflictos armados. El medio ambiente, hambrunas y temas de salud, como el SIDA, son parte de las preocupaciones que lo han acompañado desde siempre. Incluso fue uno de los fotógrafos que cubrió de mejor forma el drama de las Torres Gemelas de Nueva York, la ciudad que siempre ha sido su base. Este atentado, en palabras del propio Nachtwey, era la respuesta obvia de los talibanes y desde el comienzo tenía clara la situación: “Una de las grandes batallas de finales del siglo XX estableció las bases para todas las batallas del siglo XXI”.
La gran calidad e importancia de su trabajo ha sido expuesta y premiada en múltiples ocasiones. En 1992 y 1994 recibió premios de World Press Photo y la medalla de oro del premio Robert Capa le ha sido otorgada en cinco ocasiones. Leica Award, Martin Luther King Award, Common Wealth Award, William Eugene Smith Memorial Grant o Canon Photo Essayist Award son otros de los grandes reconocimientos que le han sido entregados.
En cuanto a material publicado, tal vez "Inferno" (2001 editorial Phaidon Press) sea una de las mejores obras dedicadas a su trabajo. Es un recorrido de duras imágenes que obtuvo a lo largo de diez años de trabajo en Bosnia, Kosovo, Chechenia, Somalia, India…
Además de aquella influencia de Francisco de Goya, sus raíces como fotógrafo están marcadas por el trabajo de J. Eugene Smith y Robert Capa, donde más que arte, se toma a la fotografía como una forma de comunicación, en la que existe el claro objetivo de llegar a la gente de una forma profunda y en la que el propio Nachtwey siempre ha dejado marcada la cercanía con la gente y el entorno donde trabaja. Basta saber los lentes que utiliza para corroborar esto: un 28mm, 35mm o 50mm, nunca nada más largo.
Robert Capa decía que “el deseo más profundo oculto de cualquier fotógrafo de guerra es quedarse sin trabajo”. Aunque para Nachtwey este oficio es su vida, su idea va por el mismo camino. Ha dicho en diversas ocasiones que “ojalá no hubiera tenido que tomar ninguna foto”. Ojalá no hubiera que tenido que viajar a Guatemala, Líbano, Nicaragua, Israel, Gaza, Afganistán, Sudán, India, Kosovo y un largo etcétera. Pero la historia del hombre es la que es y mientras esto sea así, es rigurosamente necesario que existan profesionales como él, personas como Nachtwey que tienen claro que un trabajo como el que realizan, puede cambiar la historia al acercarse a un gran público.
Los temas son complejos, y las soluciones también. Pero gracias a estas instantáneas que se realizan en breves fracciones de segundo, podemos ser testigos de una realidad. “…en ese nanosegundo de eternidad hay mucho más que aprender, somos testigos de la injusticia, de la crueldad, del sufrimiento, de la tortura y la tragedia, de la envidia, de la arrogancia, pero también, aprendemos el valor de la tolerancia, de la integridad, del respeto, de la amabilidad, del coraje, de la compasión, de la amistad, del humor y del perdón".
Links para acercarse más a la obra de James Nachtwey
• Video “Conversaciones con James Nachtwey”.
• Web oficial.
• Perfil en Facebook.
• Documental War Photographer (subtitulado).