Apetitoso, fino y delicado, el Cheesecake de frutillas posa elegante para la cámara. Acompañado de unas burbujeantes copas de champagne es, sin dudas, una foto que invita a degustarlo.
¿Que buscamos en las fotografía gastronómica?, ¿cómo la programamos?, ¿cómo la iluminamos? ¿cómo la editamos?, son preguntas que debemos plantearnos a la hora de realizar este tipo de fotografías. A continuación, te cuento como se programó y ejecutó esta sesión. ¿Quieres acompañarme?
¿Que buscamos?
Hay una realidad, la comida entra por los ojos, y sin duda, un plato que parezca apetitoso nos dará muchas ganas de probarlo: ¡qué bien se ve!, ¡que rico huele! y, por último, ¡que buen sabor!. Todo impacta nuestro sentido de la vista, y la comida no es la excepción.
Tenemos que lograr que el espectador tenga ganas de "devorarse" la fotografía. Con solo mirarla, tenemos que despertar apetito e intriga por el sabor.
Buscamos mostrar el plato de tal manera que produzca deseos de comerlo, y para ello, tenemos que prestar atención a la forma en que lo vamos a enseñar porque la guinda es la presentación, ya que sin éso no lograremos captar la atención.
Así también, tenemos que mostrar claramente de qué se trata, es decir, que además de provocar ganas de comerlo, quien mire la fotografía tiene que "saber" de qué se trata el plato en cuestión. Preguntas como ¿es dulce?, ¿es salado?, ¿es agridulce? o ¿qué ingredientes lleva?, tienen que ser respondidas con facilidad con sólo mirar la fotografía.
El desafío, por tanto, es presentar un plato atractivo visualmente, sin perder su esencia. En ciertas ocasiones, puede ser válido usar "extras" que no son comestibles para decorar el plato, ya que sólo buscamos conseguir atracción visual para provocar deseos.
Un claro ejemplo de ésto puede aplicarse en esta composición, donde el brillo de las frutillas se resaltó con silicona líquida para autos rociada con un vaporizador de agua, buscando provocar el deseo de querer comer la fotografía.
¿Cómo programamos la sesión?
La sesión fotográfica debe ser pensada y ejecutada con suma paciencia. Hay que poner cuidado y atención en todos los detalles, desde la preparación del plato, el corte de la porción, el ángulo desde el cual vamos a tomar la foto, los colores de la escena, las luces y las sombras, limpiar el plato de los posibles restos que nos hayan podido caer, sugerir al comensal a probar el plato colocando un tenedor o cuchara en el encuadre...etc. Hay que armar la escena y probar diferentes ángulos hasta que estemos conformes con el resultado logrado.
Para dar con el resultado final, se probaron diferentes encuadres y distintos elementos en la composición, comprobando a través del visor de la cámara como se iba comportando la escena. Ahí van algunos consejos a tener en cuenta:
- Es muy importante elegir el ángulo correcto, colocar un trípode y encuadrar todo desde ahí.
- Un ángulo a 45º por arriba, con una leve inclinación a un lado, funciona para la mayoría de los platos, pero la idea es siempre abrir la creatividad y probar cosas nuevas.
- Como siempre, disparar a el ISO más bajo posible, y usar como regla general un número F tal que la inmensidad de la porción presentada quede en foco, al menos para iniciar la sesión.
- Es de gran utilidad colocar manteles al tono o que produzcan contrastes en la composición junto con otros elementos que ayuden a resaltar el plato: salseras, vinos, copas, o lo que sea para acompañar el plato servido.
- También es importante contar con el consentimiento de un Chef o algún entendido gastronómico para que nos asesore en la presentación y colocación de los elementos, o bien, para que se encargue de preparar el plato.
- El equipo ideal para fotografía gastronómica debería ser, además de la iluminación necesaria, un trípode para dejar la cámara fija y armar la escena en torno al ángulo a tomar la fotografía y un objetivo macro luminoso. Estos objetivos son especiales para capturar muchos detalles y además de poder enfocar en 1:1, la nitidez de la foto terminada es excelente.
¿Cómo la iluminamos?
La iluminación es independiente del tipo de fotografía que estemos buscando. Para mi gusto, el mejor esquema de iluminación para las comidas es usar la luz natural como principal y los flashes como relleno.
- Es decir, trabajar en pleno día a la sombra o bien a la luz del sol, tamizándola con una pantalla difusora.
- Una vez iluminada la escena con luz natural, colocar un softbox por detrás. Si, por detrás. Para lograr un brillo muy amigable en las fotografías de comidas.
- Si prestas atención a las frutillas que forman la decoración del cheesecake, se puede apreciar este lindo efecto.
- Funciona en todos los platos, y casi siempre es suficiente para completar el esquema de iluminación.
- Si con esto no alcanza, o no logramos lo que estamos buscando y el plato nos queda poco iluminado al frente, podemos sumar otro softbox de relleno por delante. Tal como lo tuve que hacer para esta foto.
- La luz principal es el sol, la secundaria es la trasera aportando el reflejo y una tercera luz (si la necesitamos), es la luz frontal, cuya potencia no debe superar la potencia de la luz trasera.
¿Cómo la editamos?
Para la edición, debemos seguir con la premisa de "querer comer la fotografía". Después de realizar ajustes básicos del raw, debemos emparejar imperfecciones y maquillar el plato para hacerlo más atractivo a la vista.
Pero, ¡cuidado con no hacerlo perfecto! La imperfección es lo que nos hace únicos, y algo tan perfecto nos dejará la duda de si será real o no...
Equipo utilizado:
- Nikon D7000
- Nikkor Macro 85mm DX
- Softbox 60x60 x 2
- Nikon Sb 700 x 2
Espero que hayáis disfrutado de esta sesión tanto como nosotros disfrutamos en la producción, y recuerda que puedes hacernos llegar tus comentarios y fotografías similares.