“Quiero un 50mm pero me han dicho que será como un 75mm en mi cámara, sea lo que sea que eso significa”. Creo que esta frase es una de las más repetidas entre las personas que se inician en el mundo de la Fotografía y buscan un objetivo. Aprenden rápido que ese objetivo será equivalente a otro, pero no siempre entienden muy bien qué significan. Y mucho menos saben por qué se llama así, qué consecuencias tiene ni cómo le pueden sacar partido. Y eso se va a acabar hoy.
Con unos ejemplos 100% visuales y muy simples vais a entender cómo funciona una cámara por dentro y cómo es captada la luz por los sensores, de manera que vayamos extrayendo juntos y paso a paso todas las conclusiones y consecuencias que esto tiene, de forma que, al terminar de leer el artículo podáis decir que sin lugar a dudas tenéis una mayor comprensión de la fotografía digital (¡e incluso de algunos fenónemos ópticos!) que antes.
La mesa de pruebas
Para hallar la respuesta a todas nuestras preguntas bastará con reproducir el fenómeno en un entorno controlado y que podamos observar bien, incluso con los modestos medios que ves en la foto que acompaña (si quieres conocer los títulos de los libros, te lo cuento al final del artículo). Así que voy a “despiezar” una cámara y reducirlo a lo mínimo: una tablet que imitará a una ventana con una escena bien iluminada, un objetivo y un papel blanco justo a la distancia donde debería estar el sensor de imagen. De esta forma podemos ver qué es lo que ocurre dentro de la cámara.
Y de un primer vistazo ya podemos extraer dos conclusiones:
- La luz que sale del objetivo y que proyecta la imagen hacia el sensor es menos intensa que la fuente original, consecuencia de la cantidad de área luminosa recogida, efectos de transmisibilidad a través de las lentes y el número de elementos que tenga el objetivo.
- La imagen que se proyecta está invertida en los ejes horizontal y vertical. Un fenónemo básico de la óptica como consecuencia del paso de la luz a través de las lentes, y que no sirve de nada corregir ópticamente pues se corrige digitalmente en la cámara sin problema.
Y una vez conocemos todo el recorrido que hace la luz dentro de nuestra cámara, vamos a lo interesante: pongamos un sensor debajo.
Una imagen lo explica todo
Simulando tener un sensor, he dibujado sobre el papel anterior dos rectángulos con exactamente las mismas medidas de un sensor FullFrame y un sensor APS-C, que como sabrás, es más pequeño. Ambos están centrados en el punto medio del círculo de proyección siempre, con lo que cada uno se verían exactamente como los ves en la imagen. Huelga decir que todo lo comentado aquí con estos dos tamaños es extrapolable a otros tamaños aún más pequeños de sensor, como el 4/3 de Olympus y Panasonic o los de menos de una pulgada como los móviles, y también a tamaños de sensor más grandes, como el formato medio.
Pero centrémonos en esta foto. ¿Te empiezas a dar cuenta de alguna cosa ahora? Uno ocupa una superficie rectangular cuyas esquinas llegan casi al final del círculo de proyección, mientras que el otro sólo ocupa una zona menor más en el centro. ¿Será esto la causa de todo?
Misma imagen proyectada, distintas superficies recogidas
Simplemente con propósitos ilustrativos para que sea más intuitivo, voy a darle la vuelta a la imagen para que podáis ver que son exactamente iguales las zonas que ven los sensores y las fotos finales. De este modo, esta es la situación que nos queda y que, recuerda, es lo que ocurre sobre el sensor de nuestra cámara.
Dado que el sensor de imagen transforma en señales digitales la información de la luz que incide sobre su superficie, ¿qué podemos decir sobre cómo será la foto final si nuestro sensor es como el rectángulo grande (sensor FF) o el rectángulo pequeño (sensor APS-C)?
¡Efectivamente, ya lo tienes! Ves claramente cómo el sensor más pequeño recoge un cuadro más cerrado, acercándose más al sujeto. En cuanto al cuadro se refiere, es como si hubiésemos “hecho zoom”, ¿verdad? Hablando correctamente, esto es lo mismo que decir que es como si hubiésemos usado una distancia focal mayor. En el caso de este recorte, es como si hubiésemos usado una distancia focal x1,5 veces mayor. Un 75mm en vez de un 50mm, por ejemplo.
Consecuencias: Viñeteo, nitidez y aberraciones
Vamos a entender ahora, de manera tan visual como antes, conceptos que seguro que has oído antes pero no te habían explicado por qué pasaban.
- El viñeteo, ese ligero oscurecimiento que ocurre en las esquinas de la imagen especialmente a diafragmas muy abiertos, es consecuencia de que, al abrir el diafragma, la zona de transición entre luz y oscuridad que observas en el borde del círculo de proyección se extiende, llegando a afectar a las esquinas del sensor FF. En cambio, si tenemos el mismo objetivo pero un sensor APS-C, las esquinas del sensor estarán muy lejos de esta zona de transición, por lo que no verá viñeteo prácticamente ninguno.
- Al analizar la calidad de un objetivo, siempre se estudia la nitidez y calidad de imagen en el centro y despuésen las esquinas, ¿verdad? Esto es por un principio parecido al anterior. En el centro del círculo, el objetivo aporta su máxima calidad, pero a medida que nos acercamos a los bordes del círculo, la nitidez, aberraciones y artefactos empeoran inevitablemente. Pero solo el sensor FF llega hasta el borde del círculo de un objetivo para FF. Por eso habrás oído alguna vez que, aunque tengas una cámara con sensor APS-C, es buena idea comprar un objetivo para FullFrame, porque así captarás en todo tu cuadro zona de buena calidad. Luego os hablaré más sobre esto.
Consecuencias que NO tiene: profundidad de campo, perspectiva…
Aquí hay que dejar una cosa clara y es muy importante, porque la afirmación de que “un 50mm en APS-C es igual que un 75mm en FullFrame” no es cierta. Al menos no totalmente. El motivo es que objetivos de distintas distancias focales proyectan imágenes muy distintas en cuanto a perspectiva (compresión de planos) y el tamaño de la zona enfocada, es decir, la profundidad de campo. Es decir:
- El objetivo define cómo es la imagen que se proyecta sobre el sensor, y el tamaño de sensor sólo define qué superficie de esta imagen capta.
Por lo tanto, lo correcto es decir que “un 50mm en una cámara APS-C ve un cuadro igual al de un 75mm en FullFrame”, pero la profundidad de campo y la perspectiva no serán iguales en dos cámaras APS-C y FullFrame que monten un mismo objetivo (y con igual diafragma, claro). El sensor más pequeño, simplemente, hará un recorte de lo que ve el mayor.
Por qué un objetivo APS-C no vale para sensor FullFrame
Hasta ahora hemos estado estudiando el caso de un objetivo diseñado para cámaras analógicas de 35mm o para FullFrame que se monta en una cámara digital con distintos tamaños de sensor. Pero la aparición de sensores más pequeños, al exigir menor zona de proyección, motivó la aparición de una nueva gama de objetivos diseñados para estos sensores APS-C (o m4/3) que eran más pequeños, manejables y baratos, pero que, al contrario de lo que hemos visto hasta ahora, no pueden ser montados en sensores FF. O, mejor dicho, se puede asumiendo un efecto colateral. Y viendo la imagen a continuación seguro que sabes ya cuál es:
- Efectivamente, para la proyección estoy usando ahora un objetivo especial para cámara APS-C, y puedes ver cómo es ahora el recuadro pequeño el que llega casi hasta el final del círculo. Y el recuadro mayor, el que representa al sensor FF, tiene ahora sus esquinas más allá del círculo de proyección, teniendo zonas donde no llega la luz. Por lo tanto, comprobamos cómo la foto que obtiene este sensor de fotograma completo es la que ves a continuación. Podríamos llamarlo un viñeteo extremo, que hay quien usa como recurso artístico:
¡Ah! Y lo prometido es deuda: los libros que me ayudan como soporte en estas demostraciones son Cien Años de Soledad, de García Márquez; Los Pilares de la Tierra, de Ken Follet; El Universo en tu Mano, de Christophe Galfard. Todos ellos os los recomiendo.