¡Qué equivocados están los que piensan que comprar una buena cámara es suficiente para hacer buenas fotos usando el modo automático! Seguro que, si pensabas así antes de comprar tu cámara, te has dado cuenta de que en fotografía no todo consiste en apuntar y disparar ¿verdad?
El modo manual es la clave para aprender fotografía y poder conseguir esas fotografías espectaculares que andas buscando. Como en dzoom queremos que avances lo más rápido posible, vamos a darte un listado de los errores más habituales que se suelen cometer a la hora de empezar a usar el modo manual de la cámara.
10 Errores Típicos al Empezar a Usar el Modo Manual de tu Cámara
Ya sabes lo que dicen: 'de los errores se aprende' y es una frase popular muy cierta. No hay mejor forma de aprender que equivocándose. ¿No es más fácil evitar un error si te dicen cuál es desde el principio? Pues vamos a ello, ¡toma nota!
#1. Tener Miedo a Subir Demasiado la Sensibilidad ISO
Todos los fotógrafos somos muy pesados con el tema de que uses una sensibilidad ISO lo más baja posible cuando hagas fotos. Pero no tienes que tomarte esto al pie de la letra, 'lo más bajo posible' no significa que siempre uses una sensibilidad ISO de 100 o 200. Una apertura demasiado alta o una velocidad muy lenta pueden afectar a la nitidez, por lo que vale la pena arriesgar con la ISO.
Es cierto que las primeras cámaras digitales pecaban de generar un terrible ruido en nuestras fotografías cuando usábamos ISOs alto. Sin embargo, hoy en día esto ha cambiado mucho y las cámaras son capaces de proporcionar una gran calidad con una ISO máxima recomendable de 800, 1600, 3200 e incluso hasta 6400. Aunque cámaras de gama más alta pueden llegar a alcanzar hasta los 40.000 - 50.000 de ISO máxima.
El ruido es mucho menos perceptible de lo que solía ser, se puede corregir más fácilmente en edición e incluso puede proporcionar un toque agradable a algunas capturas. La clave está en hacer pruebas con tu cámara cuando dispongas de poca luz y ver hasta dónde es capaz de llegar su ISO sin mostrar demasiado ruido, así ya sabrás dónde está su límite.
#2. Usar una Velocidad de Obturación Demasiado Lenta
Para poder compensar la pequeña vibración que se produce cuando fotografiamos cámara en mano, la velocidad de obturación que elijas es aconsejable que sea igual o superior a la distancia focal de la lente que estés usando. Por ejemplo, si estás fotografiando con un objetivo 50 mm montado, debes utilizar una velocidad de 1/50 s o superior para asegurarte de que la imagen sea nítida.
Por eso, si utilizas un objetivo zoom 300 mm necesitarás una velocidad mínima de 1/300 s para que la imagen no salga borrosa. Esto se debe a que esas pequeñas vibraciones cámara en mano aquí serán mucho más acusadas al hacer zoom a grandes distancias. Si hay poca luz, recuerda que siempre será mejor subir la ISO que obtener una imagen borrosa o trepidada.
Para sujetos en movimiento necesitarás usar velocidades de obturación más rápidas. Solo así conseguirás congelar el movimiento y no obtener imágenes movidas. Para personas que caminan, hazte a la idea de que no podrás utilizar velocidades menores a 1/250 s. Si el sujeto está corriendo o pretendes fotografiar un ciclista o un motorista, tendrás que subir la velocidad mucho más.
#3. Optar Siempre por Aperturas de Diafragma Muy Amplias
Si tienes el objetivo del kit no suele ser lo más habitual, pero si te acabas de comprar tu primera focal fija con una apertura máxima de f/1.8 o f/1.4, probablemente caerás. Ese desenfoque del fondo y ese bokeh tan bonito que conseguimos usando aperturas amplias nos encandila (puede que demasiado).
Sin embargo, empeñarnos en usar siempre aperturas máximas puede pasarnos factura. Optando por números f bajos obtenemos una profundidad de campo muy baja y debemos tener en cuenta que el área nítida de la que dispondremos también será muy limitada. Además habrá ocasiones, como en la fotografía de paisaje o de retratos en grupo donde vas a necesitar aperturas más cerradas para conseguir que todo lo que interesa salga enfocado.
Para retratos, por ejemplo, tendrás que enfocar correctamente los ojos de la persona y si está ladeada es posible que solo consigas enfocar un solo ojo y el otro aparezca menos nítido. Por eso es mejor no arriesgar y usar aperturas f/4 o f/5.6, que para estos objetivos suele ser su punto dulce. Conseguirás un rostro completamente enfocado sin perder ese bokeh que tanto te gusta.
#4. Elegir un Punto de Enfoque Incorrecto
Aunque uses el modo manual, puedes seguir utilizando el modo de enfoque automático de la cámara. Antes de nada, revisa los tipos de enfoque automático que tiene tu cámara, así como los puntos de enfoque, para saber qué modo de enfoque utilizar en cada situación.
En ocasiones donde el tiempo apremie o no domines la situación, lo más aconsejable es que uses el enfoque automático y una apertura que no sea demasiado amplia. Así te asegurarás de sacar imágenes nítidas. Sin embargo, si haces una sesión de fotos y pretendes jugar con el enfoque, te resultará útil usar el enfoque manual.
Al principio te costará pillarle el tranquillo a usar el anillo de enfoque, puedes empezar utilizando trípode y el haciendo zoom con el live view de tu pantalla activado. Así podrás ver desde cerca y en tiempo real si estás enfocando correctamente y comprobar que la zona que te interesa sale nítida.
#5. Usar la Compensación de la Exposición
El botón de compensación de la exposición es un gran desconocido, incluso para fotógrafos más avanzados. Si utilizas los modos semiautomáticos de prioridad a la apertura o a la velocidad, esta funcionalidad puede convertirse en tu mejor aliado (sobre todo en escenas donde predomina el contraste de luz)
Debes tener en cuenta que el fotómetro que incorpora la cámara no es infalible y que suele considerar por defecto que todas las escenas tienen un valor de medición de gris medio. Esto puede resultar un incordio en escenas donde haya contrastes muy marcados de iluminación o donde la superficie fotografiada refleje la luz del sol.
Por ejemplo, si fotografías la nieve brillante, tu cámara medirá la luz e interpretará que necesitas oscurecer mucho la imagen obteniendo una nieve gris en tus fotos. De igual modo, si pretendes hacer un retrato de una persona que está en sombra con un fondo iluminado, obtendrás fondos muy quemados o rostros muy oscuros. En estos casos deberás compensar la exposición según necesites más luz o menos.
#6. No Cambiar el Modo de Medición de la Luz
Otro aspecto importante ligado al anterior es el modo de medición de la luz que uses para cada situación. Normalmente, el error es desconocer que puede cambiarse y utilizar siempre el Modo Matricial o Evaluativo, que suele ser el que viene por defecto con la cámara. Este modo mide la luz de toda la escena y calcula una media con la que define la exposición más adecuada.
Aunque sí que es verdad que suele ser el modo más utilizado, el modo Matricial o Evaluativo (el cual mide la luz en el 100% de la imagen) no siempre será el más apropiado. Los modos de medición Ponderada el Centro, Puntual o Parcial (de Canon) miden la luz priorizando ciertas zonas concretas de la escena.
La Ponderada al Centro prioriza la parte central de la escena (un 75% de la imagen), la Puntual se centra en un punto concreto de la escena (5% de la imagen) y la Parcial abarca un poco más que la puntual (6-9% de la imagen). Si los pruebas te darás cuenta de que para retratos, conciertos o fotografías a contraluz, respectivamente, pueden ser muy útiles y efectivos.
#7. Activar el Estabilizador de Imagen cuando Usas Trípode
La opción de activar el estabilizador de imagen en un objetivo o en la propia cámara te proporcionará imágenes más nítidas cuando estés fotografiando cámara en mano. Sin embargo, cuando colocas la cámara en el trípode debes acordarte de desactivar esta función.
Si dejamos activada esta función cuando tenemos la cámara en el trípode, probablemente obtendremos imágenes trepidadas. Esto ocurre porque el estabilizador tratará de detectar vibraciones y compensarlas, pero al no encontrarlas se producirá una especie de efecto espectral en la imagen.
Cuando hagas fotografías con trípode coge la costumbre también de hacer zoom sobre la imagen y asegurarte de que no aparece ese efecto borroso, así si te dejaste activada la función sin querer podrás repetir la captura con el estabilizador apagado.
#8. Usar el Balance de Blancos Automático
Aunque uses el modo manual, el balance de blancos normalmente vendrá también por defecto en modo automático. Es cierto que hoy en día puedes hacer una sesión disparando en RAW y en edición cambiar el balance. De hecho, con Lightroom puedes ajustar una imagen y aplicar los mismos ajustes al resto de imágenes de una misma sesión en pocos segundos.
Sin embargo, si realizas ya tus capturas con un balance de blancos adecuado te ahorrarás un paso innecesario. Nuestros ojos tienen la capacidad de compensar la diferencia de colores en la luz, pero a nuestra cámara deberemos ayudarla para que ajuste la temperatura de color correcta según cada situación.
Cada cámara te ofrecerá diferentes tipos de balances, además del automático existen algunos presets con ajustes predeterminados como sol, sombra, nublado, tungsteno o fluorescente. También existe la opción manual para crear un balance de blancos personalizado. Ve probando las distintas opciones y elige la que más se adapte a lo que tú necesitas.
#9. Disparar solo en JPEG y Olvidar el Formato RAW
Así es, hay vida más allá del JPEG, y mucha. Si tu cámara te permite realizar tus capturas en formato JPEG+RAW, no dudes en seleccionar esta opción. El formato RAW es un auténtico salvavidas que te permitirá rescatar una captura cuando quizá pensabas que estaba perdida.
Si editas un archivo RAW en Photoshop o Lightroom (o en tu programa de edición habitual) tendrás acceso a infinidad de información de luz y color que te permitirá procesar tu imagen con mucha versatilidad. Podrás corregir fácilmente y de forma efectiva errores en la exposición, el ruido, el enfoque o el balance de blancos.
Recuerda que además de aprender a utilizar tu cámara, también es importante dedicar una parte de tu aprendizaje al procesado y revelado de las fotografías en programas de edición. Cuando empieces a indagar te darás cuenta de que el formato RAW es una opción excelente para convertir una buena captura en una fotografía espectacular.
#10. No Restablecer los Ajustes al Final de Cada Sesión
Más que un error como tal es un hábito que seguramente no tienes y que poco a poco debes incluir en tu rutina fotográfica. En la mayoría de las cámaras, si cambias ajustes como la compensación de la exposición, el modo de enfoque, el balance de blancos, el modo de medición, etc. seguramente se queden puestos cuando apagues la cámara.
Esto significa que, si utilizas la cámara una semana después, esas configuraciones de la sesión anterior seguirán seleccionadas y si no te acuerdas de que las pusiste... En fin, te puedes volver loco/a viendo que obtienes capturas extrañas sin saber a qué puede deberse. Puedes tardar horas o incluso arruinar completamente una sesión de fotos hasta descubrir qué ocurre.
Por eso, lo más recomendable es que al acabar una sesión restablezcas los ajustes que hayas cambiado y los coloques con una configuración normal. De este modo, cuando vuelvas a coger la cámara estará preparada para disparar y no perderás el tiempo.
¡La Cámara no Hace al Fotógrafo, pero el Modo Manual Sí!
Al principio te costará mucho acostumbrarte a usar el modo manual. Pero una vez tengas claro que lo principal es aprender a dominar la exposición y empieces a hacer fotos, verás que todo será cuestión de práctica. Notarás que vas lento, pero es normal al principio.
Un último consejo muy importante es que no te fíes 100% de la pantalla LCD de tu cámara. Suele pecar de ser muy brillante y de no mostrar los defectos de tu captura en el momento, por lo que podrás llevarte más de una decepción al pasarlas al ordenador. Nuestro consejo es que confíes más en el histograma, él te dirá todo lo que necesitas saber de tu captura.
No te rindas, solo practicando, equivocándote y cometiendo todos los errores que te hemos dicho (y más), serás capaz de evitarlos en un futuro. Aprender es caer y levantarse, así que sigue practicando y, sobre todo, mejorando.
¿Hay algún error habitual que nos hayamos dejado y que a ti te haya pasado más de una vez? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!