Se atribuye a Albert Einstein -aunque no está completamente esclarecida su autoría- la célebre frase: “Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes”.
Sea o no de Einstein, estoy completamente de acuerdo con lo que la frase afirma. En esto, el arte de la fotografía no es una excepción. Muchos fotógrafos –principalmente aficionados- se atienen al bucle de la reiteración y, claro, repitiendo siempre lo mismo el resultado rara vez varía. Y si lo hace, en la mayor parte de las ocasiones, habrá sido fruto de la casualidad, de la confluencia de variables externas que se han alineado para satisfacción y regocijo de su autor, quien continuará sin conocer lo esencial: el porqué.
Hacer algo de forma diferente siempre entraña la asunción de algún riesgo, siendo el principal, decidirse a salir fuera de lo que se conoce como “nuestra zona de confort”; esa que nos mantiene a salvo del entorno, nos evita esfuerzos y nos proporciona seguridad en nuestras decisiones y en nuestros actos.
Haciendo Frente a las Dificultades
Pero la fotografía, en ocasiones, asusta. Aunque nunca nadie me haya dicho que no le gusta la fotografía, sí conozco a mucha gente que percibe una barrera infranqueable ante ellos a la hora de afrontarla: el miedo al tiempo, al conocimiento, a la inversión… a salir de la zona de confort.
Aperturas, velocidades, ISO, mediciones, compensaciones, pasos de luz… La ley de la inversa del cuadrado, la del ángulo sólido, formulaciones variadas para calcular profundidades de campo, hiperfocales o para la distancia a la que colocar un flash. ¡Y las reglas! Mil y una, que parecen inventadas -la mayoría- para dificultar todavía más el aprendizaje, para hacernos creer incapaces.
El procesado: otra gran dificultad. Con herramientas –software de procesado- diversas y algunas complejas. Existe abundante literatura dedicada al conocimiento de algunas conocidas herramientas y cursos, incluso gratuitos, aunque solo el índice de algunos de ellos acongoja debido a su extensión. La cantidad de técnicas diferentes de procesado disponibles es apabullante.
¡Qué decir del tiempo!, ese inexorable enemigo de nuestras vidas, hándicap con el que todos debemos contar. Sacar tiempo para la fotografía siempre es difícil, al menos para mí, máxime cuando las obligaciones se agolpan al comienzo del día, amenazándonos con dejarnos K.O. antes de que llegue la noche.
Por si fuera poco, también debemos lidiar con los diferentes condicionantes que nos autoimponemos: no tenemos esta cámara, este o aquel objetivo, un trípode de carbono o una rótula de bola; por citar algunos. Nos limitamos con excusas varias.
El Desconocimiento Es Una Oportunidad, Aprovéchalo
En fin, que llegados a este punto es comprensible que muchos os sintáis identificados con la situación. Todo ello hace que mucha gente abandone antes de lo previsto o simplemente que renuncie a avanzar, dejando que la cámara críe malvas en un cajón y acordándose de ella en vacaciones o en algún que otro evento familiar. No lo hagáis, no abandonéis; llegará un momento en el que habréis aprendido muchas cosas y echaréis de menos la posibilidad de aprender más para seguir creciendo.
Ponte Retos para Seguir Aprendiendo
Si es así, ha llegado el momento de que os planteéis algún reto (o proyecto) que os permita trocear las dificultades anteriores haciéndolas más digeribles. Os permitirá concentraros en un problema concreto, buscar soluciones para resolverlo y pensar en cómo optimizar los resultados con el material y conocimiento que actualmente poseéis. Para ello, solo se requiere voluntad, vuestra voluntad, algo de sentido común y establecer retos; sí, uno tras otro; sin descanso; sin prisa pero sin pausa.
Por definición, un reto es un objetivo o empeño difícil de llevar a cabo. En consecuencia, el propio reto debe de suponer un desafío y estimular vuestra capacidad de aprender. Debe de ser alcanzable, es decir, su consecución debe de suponer un esfuerzo ponderado en relación con vuestro conocimiento, material, etc. La recompensa siempre es, al menos, la satisfacción de haber realizado fotos como –o parecidas- las que realizan todos esos fotógrafos a quienes admiráis. Las palabras clave aquí son desafío y aprender.
Tened en cuenta que los ejercicios no son retos. Salir un mes a realizar fotografías con un focal fija no lo considero un reto, sino un ejercicio. Lo mismo que fotografiar cosas con un color determinado o buscar patrones por la ciudad. Son ejercicios encaminados a la mejora de la capacidad de observación, composición, comprensión de la perspectiva… Están muy bien, pero no son un reto.
Conócete A Ti Mismo
Sed honestos y definid con exactitud cuál es vuestro nivel, dónde estáis y a dónde queréis llegar. Estableced etapas, retos intermedios alcanzables, que os permitan mantener el interés y que no os frustren.
Así, si estáis comenzando, el reto es aprender lo básico y crecer a partir de ahí. Si todavía no sabéis que es la apertura, la velocidad y la ISO, ni como se relacionan entre ellas ni las ventajas y/o inconvenientes de cada una, comienza por ahí. Documentaros, leed, mirad fotos y haced fotos, muchas. Hasta que lo hayáis asimilado.
Si vuestro nivel es mayor, elegid un reto a la medida. Pensad en aquellos a los que conocéis. Alguien habrá que tenga una panadería, un taller, un bar o restaurante, una clínica dental… Algún familiar o amigo habrá tenido un hijo recientemente o estará a punto de tenerlo. Elegid a alguien cercano al que tengáis acceso y confianza para solicitarle permiso para fotografiar su entorno de trabajo, o su bebé o su deportivo nuevo o su moto o lo que sea. Ese será vuestro reto. Da igual que os guste o no, recurrid a lo tengáis a mano.
La dificultad radica en cómo afrontarlo, evitando que la experiencia no se convierta en un fracaso. Yo conozco mi nivel y sé con certeza de lo que soy capaz. Conozco mi equipo, sus pros y contras, lo que puedo y lo que no puedo hacer con él. Y conozco gente. Supongamos que habéis elegido fotografiar comida porque conocéis a alguien que tiene un restaurante.
Conoce Lo Que Vas a Fotografiar
Lo primero que debéis de hacer es aseguraros de que disponéis del material adecuado. Por ejemplo, si es necesario disponer de un trípode. Si no tenéis o no conocéis el uso, de un flash, el local deberá disponer de la suficiente iluminación natural.
Buscad información, mirad el trabajo de fotógrafos especializados, mirad fotografías en revistas culinarias, anuncios, artículos… Conoced el local, buscad la mejor ubicación; analizadlo todo.
Profundizad en la técnica: estudiad las aperturas que utilizan, las velocidades, la luz; el punto de enfoque; si utilizan luz natural o de flash; con las ventanas situadas a un lado o detrás; si usan reflectores, de qué tamaño y tipo; que equipo utilizan; que dificultades tienen. Preguntad al autor. Os sorprenderá la cantidad de gente que estará encantada de compartir su conocimiento con vosotros.
Y escribidlo todo. Llevadlo preparado, la cabeza juega malas pasadas en momentos de tensión. Si pedís permiso para fotografiar un concierto y os dejan un par de canciones, no tendréis tiempo de jugar con los parámetros de vuestra cámara. Si habéis determinado que una foto ha de hacerse a 2 metros con una focal de 100 mm, una apertura de f/8, 1/200 e ISO 100; anotadlo.
Si finalmente no se produce, os garantizo que habréis adquirido un conocimiento sobre la materia que no se os olvidará. Habréis adquirido método y criterio. Y lejos de no servir para el fin que pretendíais os habrá hecho mejorar como fotógrafos, lo que -al final- todos buscamos.
Y como me gusta predicar con el ejemplo, mi nuevo reto es este primer artículo colaborando en la revista.
Esta frase sí la pronunció Einstein: “La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado y la imaginación circunda el mundo”.