Hola amigos. Hoy me gustaría hablaros sobre composición, tanto en pintura como en fotografía. Antes de nada deciros que no os encorsetéis en las mal llamadas “reglas fotográficas” ya que son mentira.
Puede que muchos os rasguéis las vestiduras y digáis “sea condenado a la hoguera” pero si leéis este artículo en su totalidad comprenderéis mi intención.
Como veis en la fotografía inicial, mis modelos no se encuentran en los puntos fuertes de la imagen, están centrados, y eso tiene una explicación. ¿Queréis conocerla?
¿Existe un alfabeto visual?
Al igual que debemos conocer las palabras, las letras o los sonidos para comunicarnos verbalmente, también tenemos la necesidad de conocer cómo funciona una imagen para expresarnos. Cuando al principio del articulo me he referido a las reglas fotográficas como falsas, mi intención no era exclusivamente calificarlas como tales, sino más bien como proporciones agradables a la vista. Mi opinión es que en fotografía no existe el bien o el mal, sino que el autor debe conocer el lenguaje visual y usarlo en su beneficio.
Personalmente, después de pasar mucho tiempo aprendiendo la técnica fotográfica, me di cuenta de que me sentía encorsetado únicamente componiendo con unas pocas reglas que hacían que no pudiera expresar todo lo que yo quería. Fue sólo entonces, en el momento en el que empecé a dominar la técnica, cuando empecé a preocuparme profundamente por la estética y el mensaje de la fotografía. Y entonces, un mundo nuevo de aprendizaje se abrió ante mis ojos…
Valores fotográficos
Una imagen puede transmitir más información en un segundo que cualquier otro canal de comunicación, y el valor que prime en la fotografía es el que reforzará nuestro mensaje. La fotografía cumple el principio de superioridad pictórica.
Voy a centrarme únicamente en 2 valores fundamentales:
- El valor estético pictórico, en el que prime la composición, el color o la distribución de elementos.
- El valor del momento, en el que lo más importante sea ese momento irrepetible de luz, de acción o de emoción.
Los valores de una foto pueden sumarse, ya que tener una fotografía con valor estético a la vez que de momento puede significar un gran triunfo.
El lenguaje visual
Es importante destacar que los conocimientos que vamos a adquirir cuando empezamos a estudiar composición pueden provocar cambios profundos en el autor, o por lo menos, a mí me ocurrió y todavía me sigue sucediendo.
No voy a entrar en explicar todas las herramientas heredadas de los grandes pintores (los cuales podían pasar una media de 15 años estudiando composición) como son el uso de formas básicas, las líneas, los pesos en la imagen, uso de ejes o las distintas proporciones, ya que hay muy buenos artículos sobre ello aquí y seria repetitivo, pero lo que sí pretendo es que, si todavía no os habéis animado y seguís componiendo con 4 o 5 reglas básicas, profundicéis en ello.
Si me gustaría poneros algunos ejemplos para mostrar que el lenguaje visual no son reglas:
- ¿Por qué no puedo centrar al sujeto y siempre tengo que ponerlo en los puntos de fuerza de la imagen? Si yo quiero transmitir un valor de tranquilidad y de armonía, la mejor manera que tengo en el lenguaje visual es creando simetría y ello puedo conseguirlo centrando el sujeto creando un eje central, reforzando así mi mensaje.
- ¿Por qué, si yo quiero provocar una sensación negativa en el espectador, no puedo desequilibrar una foto para crear esa incomodidad?
- Y de la misma manera, ¿Por qué tengo que dejar todos mis horizontes a 1/3 y no me permite otra composición que refuerce más mi mensaje?
Las mal llamadas reglas no son más que proporciones agradables a la vista.
Incluso podría jugar con dos valores más bien ambiguos.
Mi intención con esta foto era mostrar que estaba disfrutando de la soledad en la que me encontraba en esa playa. Para ello, me centré en el espacio del espigón totalmente vacío para transmitir esa soledad y ese dramatismo del cielo. Sin embargo, también quise mostrar estabilidad y simetría centrando el espigón y usando la forma de varios triángulos estables, siendo el principal el que forma el propio espigón que es equilátero y cuya base se encuentra posicionada de manera estable.
Si algo he aprendido de uno de mis maestros, Peter Manschot, es intentar leer dentro de mí qué sentimientos tengo cuando me enfrento a un paisaje y cómo transmitirlos, y ese lenguaje, ese alfabeto, es el lenguaje visual. Por ello, creo firmemente que estudiar composición es tremendamente importante para cualquier artista, del mismo modo que para hablar debo conocer las palabras para poder construir frases con sentido.
Creo que ahora sí comprenderéis por qué he empezado este articulo diciendo que las reglas son mentira, no porque no funcione para un propósito, sino porque dependiendo lo que yo quiera transmitir, ese valor compositivo funcionará o no.
Sabemos que todos los grandes maestros de la pintura pasaron años estudiando composición, y que los fotógrafos pictóricos nos educamos con sus hallazgos, pero, y si fuera al revés, ¿podríamos decir que la fotografía ha influenciado a la pintura?...
Influencias de la fotografía en la pintura
El fotógrafo plasma en su sensor lo que hay en la realidad, con su particular visión por supuesto, y siempre y cuando no utilice retoque para alterar los pixeles de una imagen, deberá componer por medio del posicionamiento. Lo que hay está ahí y debemos elegir qué mostramos y qué no, si podemos.
Sin embargo, el pintor tiene su lienzo vacío y por tanto, todo lo que pinte en él y la manera en que lo haga, lo ha tenido que poner él con un propósito.
Es por eso que me llama profundamente la atención la obra de Sorolla, maestro de la luz mediterránea con un conocimiento enorme tanto de técnica como de composición, cuyos cuadros me han dejado estupefacto en alguna ocasión. Espero que a vosotros también.
Vemos cómo en estos cuadros se encuentran todos y cada uno de los “errores” compositivos o ambigüedades propios de los fotógrafos que prefieren el valor del momento.
Esos cortes y esos encuadres, incluso cierta distorsión provocada siempre por un angular, hacen que para mí, Sorolla, con una maestría y un riesgo increíbles, refuerce en su pintura el valor del momento irrepetible propio de la fotografía. Si la imagen está descompensada, aparece una parte muy pequeña de cielo, corta una persona o no deja suficiente aire en un margen, ha tenido que plasmarlo el autor, mostrando un conocimiento espectacular del lenguaje visual y cómo utilizarlo en su favor.
No sé si sería muy arriesgado afirmar que, Sorolla, podría considerarse el Cartier-Bresson de la pintura, por lo menos en estos ejemplos que hemos visto.
Y ahora es cuando os digo que mi única intención con este artículo es provocar inquietud en vosotros al igual que me la provocaron a mí para estudiar composición. No tiene por qué ser en una escuela, sino por vosotros mismos, poco a poco, tranquilamente en vuestra casa o en un museo, ir educando poco a poco nuestra percepción, adaptándola a la abstracción del lenguaje visual.
Espero que ésto os ayude como me ayudo a mí a intentar transmitir más mensaje en mis fotografías, conociendo cómo funcionan los elementos y usándolos en vuestro provecho. La composición no son cuatro reglas, es algo mucho más complejo y dinámico. Estoy deseando ver cómo os comunicáis y os expresáis con el mundo por medio de vuestras imágenes pero teniendo más claro cómo hacerlo.
Un saludo y buenas fotos