Dicen los científicos que un agujero negro es una región finita del espacio con una densidad de masa tal, que genera una gravedad tan elevada que no deja escapar la luz. Pero esta singularidad del espacio-tiempo tiene un punto limítrofe, denominado horizonte de sucesos, donde todavía se pueden observar aquellas partículas que no han sido succionadas por la gravedad y que –si no recuerdo mal- todavía pueden escapar de ella.
Pienso que con nuestras vidas ocurre lo mismo. Ahora es nuestro horizonte de sucesos. El tiempo pasado ha sido engullido por el tiempo presente y no hay posibilidad de recuperar un tiempo anterior; aunque podemos prepararnos para el que está por venir y, por supuesto, decidir en el actual.
Creeréis que hemos mezclado artículos con los de una revista científica, pero no es así.
El Valor De Lo Que Tenemos
Pocas veces reparamos en el valor de lo que tenemos, hasta que lo perdemos. Desconozco si este razonamiento existe formulado como ley universal o simplemente es un dicho popular. Pero lo he experimentado y puedo decir que, al menos en mi caso, es cierto.
¿Os habéis planteado qué fotografiáis y por qué? ¿Por qué habéis elegido ese tipo de fotografía y no otra? Y sobre todo, ¿qué es aquello que no fotografiáis y que os estáis perdiendo?
Hay gente que ni se plantea dejar la cámara en casa cuando sale de vacaciones -yo tampoco-, pero el resto del año apenas la toca –yo, por el contrario, sí- y como la guarden en un sitio que no moleste, obviarán, incluso negarán, su existencia.
Sin embargo, cuando salen de viaje sorprende ver cuánto les preocupa conseguir una cámara que documente y actúe como fedatario, de la realización del mismo. Si van a París no pueden regresar sin una foto de la Torre Eiffel, ¡sería tremendo! Fotos que a la postre, en su mayoría, resultan típicas y tópicas: con perspectiva forzada sosteniéndola o apoyado en ella… Si conocéis a alguien así, alguien que quiera una buena foto de la Torre Eiffel o del Coliseo de Roma o de lo que sea, decidles que la compren; no es necesario que gasten una fortuna, las postales de toda la vida cumplen perfectamente esa función y no son caras. Y que disfruten del viaje.
Recuerdo un caso de un conocido que unos días antes de partir me pidió unas ligeras orientaciones para hacer fotos con una réflex desde, un helicóptero, a la Gran Manzana. Había pedido prestada una réflex para no perderse detalle. Mi respuesta, obvia:
Esa pedazo de cámara hace las fotos sola, súbela al helicóptero y cuando bajes tendrás varias tarjetas llenas de fotos de concurso, nunca antes vistas.
Nuestra Memoria Es Frágil, Nuestros Recuerdos Difusos
Pero digo yo que la Torre Eiffel lleva allí un montón de años, no digamos el Coliseo o, por mencionar un sitio cercano a mí residencia, La Torre de Hércules. Salvo catástrofes, que ocurren, hemos de asumir que seguirán allí durante muchos años más. Tenemos tiempo para aprender cuatro cositas y aplicarlas, seguro que nuestra capacidad habrá mejorado; otra cosa es que tengamos posibilidad de regresar. Y siempre se puede recurrir a Internet, lleno de imágenes maravillosas.Sin embargo, como indicaba, el resto del año ni la tocan.
Y yo me pregunto, ¿no tienen nada a su alrededor que haya cambiado desde-por ejemplo- el pasado año y que con certeza cambiará durante el próximo? ¿Confiamos tan poco en nuestros recuerdos que es necesario fotografiar monumentos y no lo hacemos con aquellos que nos rodean?
En mi opinión, nuestros recuerdos son frágiles, tanto que algunos ni siquiera perduran y otros acaban difuminados entre el conjunto de experiencias vividas. Nuestra mente nos juega malas pasadas y olvida matices y detalles, los cuales se pierden para siempre.
Lo Que Os Estáis Perdiendo
Nunca me ha gustado hacer retratos. Durante muchos años rehuía cualquier tentativa, rechazando cualquier petición. Incluso, durante muchos años, he evitado aparecer en fotos. Era la época de la adolescencia, hacía fotos pero no quería aparecer en ellas. Por aquel entonces, no se llevaban los selfies; afortunadamente. Pero hoy me doy cuenta de mi error. No recuerdo qué aspecto tenía, salvo por alguna foto perdida.
Y es que las personas cambiamos y los niños más y más rápido. Y sin plantearse situaciones trágicas, que también suceden, sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena; así, en no pocas ocasiones, te encuentras con gente de la que existe muy poca constancia gráfica.
Hoy, con la evolución que ha sufrido la telefonía móvil y la incorporación de cámaras a estos dispositivos, todo el mundo dice tener muchas fotos. Sí, doy fe, a juzgar por lo que veo en el timeline de alguna de mis redes sociales. Pero, como se decía en una conocida serie española, "un poquito de por favor".
Hablemos de los niños, de nuestros hijos, o de nuestros mayores; no todos tendréis hijos o niños en vuestras familias, pero sí mayores. Todos hemos visto fotos de bebés adornados como árboles navideños, empaquetados para regalo o con poses muy simpáticas. La mayor parte de ellas están realizadas cuando el bebé apenas cuenta con unos días de vida, hasta el mes como mucho. Pero claro, crecen a un ritmo vertiginoso. Su vida es algo más que las fiestas de cumpleaños. Su aspecto cambia casi cada día y, si no estamos atentos, nos lo perderemos para siempre. Al cabo de poco tiempo, solo quedarán los recuerdos de aquella etapa, recuerdos que no les podremos ceder cuando crezcan; al menos de forma documental.
Las Motivaciones
Muchos padres se interesan en la fotografía, o recuperan el interés, tras ser padres. Mi recomendación es que les hagáis fotos, muchas. Si es posible contratad al mejor profesional que os podáis permitir; mirad lo que hacen profesionales de primera línea como Anne Geddes.
Aprended lo necesario para poder ser los documentalistas de su vida, de todos esos momentos en los que no tenéis a un profesional al vuestro lado. Si tenéis interés, tendréis que intentar convertiros en uno.
Hablemos de nuestros mayores. Con el tiempo se irán y nos quedaremos con su recuerdo, pero se llevarán los suyos. Aquí reza lo mismo que en el caso anterior, haced fotos a vuestros padres, abuelos, tíos… Tratad de documentar vuestros recuerdos de forma fidedigna, vuestra historia; las fotografías explican quienes sois y servirán para que los aquellos que os suceden conozcan de dónde vienen. ¿Qué tal revisar algunos retratos de, por ejemplo, Steve McCurry?
Así pues, enlazando con mi artículo anterior en el que hablaba de retos, os reto a que exploréis el retrato, de niños y mayores, de vosotros mismos, de lo que os rodea, de lo que es vuestra vida actual y lo que será vuestra vida futura; y de los viajes, que sin duda, también forman parte de nuestras vidas.
Adentraros en el mundo del retrato. Un retrato puede ser mucho más que una foto de una cara. Puede ser una parte del cuerpo distinta, sin presencia de la cara. Es también una foto de todo aquello que define al retratado. Un retrato puede ser conceptual, ambiental, personal.
Salvo en el caso de retratos más formales, yo prefiero pasar inadvertido, dejar que la acción se desarrolle sin mi intervención y fotografiar desde una cierta distancia en la que me encuentro cómodo; y los demás también. Además, os ayudará a desarrollar vuestro conocimiento fotográfico, vuestra técnica y facilitará que en el próximo viaje no necesitéis clases rápidas.
Tal vez un día, alguien mirando al futuro pueda recordar quién es y de dónde viene.
La Fotografía Es La Memoria De Nuestros Recuerdos
Sí, nuestros recuerdos son frágiles y la fotografía es la memoria de nuestros recuerdos. Es la fedataria del tiempo pasado y de los momentos vividos por aquellos que ha registrado. Es a quién podemos recurrir para recuperar nuestra experiencia vital en relación con los que nos rodean y, por supuesto, la prueba documental gráfica de que hemos estado en París.
No permitáis que vuestro horizonte de sucesos se pierda en los albores del tiempo sin conseguir antes una breve memoria de ese tiempo.