En el presente artículo, “diseccionando una jornada de trabajo: fotografía de paisajes”, debemos de tener presente la anterior publicación: “Cómo organizar un proyecto fotográfico: El mío, Tenerife” . Se trata de un anexo en el que profundizaremos en el método de trabajo de una de las jornadas del proyecto, desde una breve planificación previa, sensaciones y dificultades hasta el resultado final, ¿me acompañas en este viaje?
Presentando la localización
Un clásico entre los tinerfeños, la Playa de Benijo se encuentra al norte del distrito de Anaga arropada por inmensos acantilados, casi una constante en la isla debido a la agresiva actividad volcánica durante su formación.
Desde que plantas el pie en la arena, el ambiente te envuelve y, enseguida se dispara la imaginación. Es una de esas playas que suelen arrancarte un sonoro ¡de película!. Anteriormente me habían comentado que albergaba un espacio amplio en el que poder moverse, que era medianamente extensa en longitud/profundidad y que era mejor abordarla con marea baja, ya que en esas condiciones es posible disponer de multitud de rocas con las que acompañar las imágenes en primer plano. ¡Bien!, ya tenemos algo de lo que partir, empezamos a planificar.
Planificación: tiempo, mareas y cómo llegar
Últimamente suelo ir directo a la web tablademareas, en la que encontraremos información detallada del tiempo y el estado del mar, nos indica incluso el coeficiente de las mareas, un dato que, perdonad mi ignorancia, no descubrí hasta que empecé a trabajar la fotografía de costa. Igual algunos de vosotros tampoco estáis familiarizados con el concepto por lo que, antes de dármelas de entendido en la materia, os remito a su definición pinchando sobre la palabra un par de frases atrás. De lo que sí puedo hablaros es de su implicación: nos permitirá en algunas bajamares importantes acceder a zonas desconectadas en otras condiciones.
Para el día 17 de Diciembre de 2013, una de las fechas posibles para el desplazamiento a dicha localización, las condiciones meteorológicas eran las adecuadas según mis propósitos: no llovería, cielo parcialmente nublado a despejado y rachas de viento moderadas.
Las mareas también acompañarían:
- Salida del sol a las 07:51.
- Puesta de sol a las 18:11.
- Primera pleamar a las 01:00.
- Primera bajamar a las 07:09.
- Segunda pleamar a las 13:17.
- Segunda bajamar a las 19.13.
- Coeficiente de marea 78.
Vemos que la puesta de sol es a las 18:11 y que la segunda bajamar casi coincide con ella, a las 19:13, decidí seguir adelante para el día 17 de diciembre. En este caso, que la bajamar y la puesta de sol coincidieran era uno de los principales requisitos. El coeficiente de marea en 78, a pesar de considerarse alto, no me permitiría acceder a algunas playas colindantes de las que también me hablaron previamente, tocará volver con mareas bajas todavía más bajas.
Por último, sólo quedaba planificar la ruta: debería atravesar la isla dirección sur/norte, pasar por Santa Cruz de Tenerife hasta llegar a la carretera de Taganana, vía de alta montaña ubicada en el distrito de Anaga, la cual nos conduciría directos a nuestro destino, Benijo.
Para calcular las rutas no me complico demasiado, suelo acceder a google maps pinchando en la pestaña “como llegar” e introduzco ubicación actual y destino. Es aconsejable conocer la cantidad de km y duración del trayecto para calcular gastos de combustible y horarios de salida y llegada: en éste caso serían 87,9 km, 1 hora y 28 minutos aproximadamente.
Trabajo de campo
El primer contacto con la zona quería hacerlo de forma relajada, no fue necesario madrugar. En principio conocer la localización durante el día y aprovechar el atardecer sería suficiente, así que marqué la hora de salida a las 10:00 AM para llegar alrededor de las 11:30 AM.
Suena el despertador el 17 de diciembre y me dispongo a comprobar que todo esté listo: baterías cargadas, filtros y objetivos limpios (importantísimo cuando disparamos frente al sol) además de todo el material necesario como disparador, trípode y lentes adecuadas. Como siempre, llevo el modo económico “ON”, también preparo algunos bocadillos y algo de beber. Manos al volante y casi sin darme cuenta llego al distrito de Anaga, carretera de Taganana, una serpenteante vía de alta montaña que no deja indiferente y te obliga a parar en algunos de los miradores para disfrutar de las vistas y tomar algunas imágenes de referencia. Entre túneles, pendientes de infarto y alguna que otra curva complicada, enseguida llego a mi destino. ¿Qué tal si pasamos directamente a analizar la zona?
Analizando la playa: Posibilidades, composiciones, detalles de interés
Cuando nos encontramos en el lugar a fotografiar debemos de tener los cinco sentidos alerta, son infinitas las posibilidades que nos ofrece cualquier paraje: reflejos, texturas, colores o rocas inusuales.
A continuación os mostraré una imagen amplia y os propongo un ejercicio: repasarla detenidamente en busca de motivos. Pueden ser rocas, nubes, luces, encuadres cerrados a zonas medias, cualquier detalle potencialmente protagonista de una fotografía. In situ las sensaciones son mayores pero no distan mucho de la capacidad de concentración que puede ejercitarse con sólo observar una imagen como la que os presento.
Como podréis comprobar disponemos de varios sectores:
- El roque grande al fondo parece constituir el centro de atención.
- Su reflejo también es interesante. Desde éste ángulo concreto no resulta realmente protagonista, sin embargo, el simple hecho de tenerlo en cuenta, saber que está ahí, puede impulsarnos a buscar nuevos encuadres donde darle mayor presencia.
- A nuestra izquierda se presenta un grupo de rocas, ligeramente caóticas, pero con cierto atractivo.
- A nuestra derecha las rocas comienzan a separarse y las composiciones con alguna de ellas en primer plano son factibles, incluso tenemos la posibilidad de buscar líneas que nos ayuden a dirigir la mirada del espectador hacia nuestro motivo principal.
Cuando hablaba de que las sensaciones in situ son mayores también me refería a que, observando una imagen, nos falta el factor movimiento, el factor cambio. Por tanto, a la hora de elegir qué rocas serán protagonistas en primer plano deberíamos de situarnos en la línea que separa arena y agua para poder incluir otro motivo más: las olas.
Del sector izquierdo de la playa pasaremos al derecho. Los protagonistas cambian, quizá observemos motivos nuevos, quizá no, lo que resulta especialmente importante es prestarle la misma atención a cualquier detalle destacable y potenciarlo. Repitamos el ejercicio, ¿Qué veis?
Bajo mi punto de vista, el paisaje cambia sobremanera. Disponemos de un nuevo roque protagonista al fondo, e incluso otro adicional escondido en el horizonte. La playa se amplía y los reflejos parecen tomar mayor presencia. Disparar de espaldas al sol también supone un cambio, las luces se suavizan y quizá sea mejor opción para practicar el minimalismo.
- Roques protagonistas aportan ambiente al fondo.
- Los reflejos se potencian.
- Existen ciertas texturas de interés.
- Rocas aisladas pueden ofrecernos primeros planos.
- La luz suave nos invita al minimalismo.
De nuevo, el factor cambio debemos de tenerlo especialmente presente. Si antes aludía al movimiento del agua en la línea limítrofe entre arena y mar, en ésta ocasión me gustaría hacer referencia a la luz. Comprobamos como el cielo va cambiando, lo que antes eran nubes blancas ahora aparecen tintadas de colores cálidos y, con sólo esperar unos minutos, un espectáculo de rojos y azules nos deleita para finalizar la jornada.
No era posible asistir a la puesta de sol sobre el mar por la propia orientación de la playa, lo que me llevó a mirar al lado contrario y esperar.
La jornada fue especialmente productiva, mucho material por procesar en el ordenador y muy buenas sensaciones con dicha localización. Podría haberme quedado para realizar imágenes de larga exposición una vez se fue el sol, pero preferí disfrutar del lugar cuando aun había algo de claridad, comerme un bocadillo y volver a casa deseando repasarlas detenidamente.
Como anécdota contaros que aquel día las olas eran inmensas, de la misma forma que estabas fotografiando en la orilla en cuestión de segundos el agua te llegaba al cuello y tenía que levantar la cámara junto con el trípode. Fue arriesgado para el material pero siempre he antepuesto la fotografía, una simple incomodidad más para sumar a la larga lista que seguro tenemos la mayoría de nosotros cuando nos enfrentamos a la fotografía de naturaleza.
Espero que os haya resultado interesante, esta ha sido una de mis jornadas de trabajo, ¿qué tal son las vuestras? ¿Alguna anécdota que contar?