Hoy en día la mayoría de nuestras fotos están en formato digital, y acumulamos cientos y miles de fotografías en nuestros discos duros. Las copias de seguridad se hacen imprescindibles, si queremos proteger nuestros archivos más preciados. Sin embargo, parece que hemos olvidado una de las mejores maneras de asegurar nuestras fotografías y, por qué no, también de disfrutarlas: imprimirlas. Ver tus fotografías en el ordenador está bien pero, ¿dónde queda la nostalgia de hojear un álbum? O, dando un paso más, es muy satisfactorio observar tus mejores fotos impresas en tamaño grande, o sobre lienzo o metacrilato, por ejemplo.
Si quieres conocer todo lo que hay que saber para imprimir tus fotografías de la mejor manera posible, no puedes perderte el siguiente artículo.
¿Cómo Puedo Imprimir mis Fotos?
Las fotografías, como cualquier archivo digital, pueden ser impresas con cualquier impresora. Sin embargo, dependiendo tanto de la máquina que usemos como del soporte sobre el que lo hagamos, la calidad de las mismas puede llegar a ser desde pésima hasta excelente.
Existe papel fotográfico para imprimir nuestras fotografías con una impresora doméstica. Pese que ya existen impresoras de muy buena calidad al alcance de la mayoría, una fotografía nunca va a quedar igual de bien con una impresora doméstica que con una específica para fotografía, independientemente de que sea láser o por inyección de tinta. Aun así, si te corre prisa y no necesitas un resultado de alta calidad, puede servirte.
Pero si estás buscando una buena calidad, sin duda lo mejor es imprimirlas en un laboratorio, ya que ellos cuentan con impresoras profesionales y de gran formato para poder realizar todo tipo de impresiones, desde las típicas 10x15 hasta fotografías mucho más grandes. Muchos laboratorios solo trabajan para profesionales autónomos, por lo que lo más normal será acudir a cualquier tienda de fotografía para imprimir tus fotos. Sin embargo, los laboratorios suelen tardar un poco de tiempo en poder tener listas tus fotografías.
Si tienes algo de prisa o incluso si quieres imprimir tus fotos al momento, muchos fotógrafos y grandes superficies cuentan con impresoras profesionales instantáneas. No ofrecen una calidad tan buena como la que puede conseguir un laboratorio, pero sí tendrán mejor calidad que lo que puedas conseguir tú en casa con una impresora doméstica. Estas impresoras instantáneas profesionales no usan la típica tinta o tóner, sino una cinta de tinta con los 3 colores necesarios (cian, magenta y amarillo). Estas cintas aplican de manera uniforme la totalidad de la tinta necesaria para imprimir la fotografía, por lo que no aparecerán nunca las típicas líneas de impresión que suelen aparecer en las fotografías impresas con una impresora doméstica, ya que éstas imprimen poco a poco por líneas, y eso suele notarse.
Además, también en una tienda de fotografía o a través de un laboratorio, cuentas con un sinfín de opciones para poder imprimir tus fotografías: fotos en brillo o en mate, álbumes digitales, fotolibros, ampliaciones de gran formato, pósters, fotografías sobre lienzo, metacrilato, paneles ligeros, madera y mucho más. Existen múltiples webs que pueden ofrecerte también estos servicios, si no cuentas con una tienda de fotografía cerca de casa.
¿A qué Tamaño Tengo que Hacer mis Fotos para poder Imprimirlas?
No solo la calidad del papel y de la impresora van a ser los únicos factores que van a influir en la calidad final de nuestras fotografías impresas. Nuestro propio archivo también tiene que ver, y mucho, en el resultado final de esa foto impresa. En concreto, dependerá tanto del tamaño al que la queramos imprimir como de la resolución que tenga la propia fotografía.
1. El Tamaño de la Impresión
Existen una serie de tamaños estándar que son los que nos vamos a encontrar en cualquier tienda de fotografía. Pese a que podríamos hacer la foto al tamaño que queramos y encajarla dentro de estos tamaños estándar para luego recortarla, lo más lógico es que adecuemos nuestra foto a estas medidas para imprimirla ya a ese tamaño. Aquí es donde nos vamos a encontrar con el primer problema: normalmente nuestra foto no va a encajar perfectamente dentro de los tamaños estándar.
El tamaño "de toda la vida" de impresión de fotos para álbum es el famoso 10x15 cm. En este tamaño encajan casi perfectas las fotografías con proporción 3:2, las que podemos sacar con cualquier DSLR de medio formato. Sin embargo, no todos los tamaños estándar tienen esta misma relación de aspecto, por lo que tendremos que ser muy cuidadosos a la hora de encajar nuestra foto para que no se corten zonas que nos importen, o para respetar en la medida de lo posible las reglas compositivas que hayamos querido seguir.
Aunque cada laboratorio puede tener tamaños diferentes o pasos intermedios entre estos, los tamaños estándar más comunes son 6x9, 9x13, 10x15, 13x18, 15x20, 20x25, 20x30,30x40, 30x45, 40x60, 60x90, 70x100, 80x120 y 100x150 (medidas en cm.)
2. La Resolución de la Impresión
Otro punto importante es la resolución de nuestra impresión. De nada nos sirve encargar una ampliación de gran formato y de alta calidad si vamos a imprimir a una resolución demasiado pequeña. El resultado sería pésimo. Este es el siguiente problema que nos vamos a encontrar: necesitamos tener una resolución adecuada al tamaño de impresión.
Dependiendo del los megapíxels de nuestro sensor, nuestras fotografías tendrán un tamaño máximo diferente. Cuanto mayor sera éste, mayor resolución podremos obtener en una impresión (especialmente importante, sobre todo cuando hablamos de impresiones de gran formato). El tamaño de nuestras fotografías se mide en píxels, que son esos pequeños cuadraditos por los que está formada la imagen.
Otra cosa que tenemos que tener muy en cuenta son los píxeles por pulgada (ppp) de nuestra foto. Para una buena impresión lo recomendable es que haya 300ppp, por lo que si para imprimir nuestra imagen a un determinado tamaño necesitamos una resolución con menos ppp perderemos nitidez en la impresión. Esto lo podemos comprobar fácilmente en cualquier programa de edición como por ejemplo Adobe Photoshop. Si abrimos nuestra fotografía y vamos al menú Imagen/Tamaño de imagen podremos comprobar qué tamaño tiene en píxeles (e incluso lo podemos cambiar a otras unidades) y el tamaño físico que alcanzaría a diferentes resoluciones ppp.
¿Entonces a Qué Resolución Puedo Imprimir mi Foto?
A la hora de imprimir nuestra fotografía en papel, el tamaño final que ocupará nuestra foto dependerá de la resolución de impresión. De este modo, cuanto menos resolución apliquemos a la impresión, mayor tamaño en papel obtendremos. Como te comentaba, una impresión profesional requiere al menos una resolución de 300ppp, aunque a partir de 150ppp los resultados pueden ser aceptables.
A partir de los tres elementos que acabamos de ver (tamaño del papel, tamaño de la fotografía y resolución de impresión) generamos una fórmula que se puede aplicar para resolver la siguiente pregunta: ¿Que medida en centímetros tendrá una fotografía impresa según su tamaño en píxels y su resolución en ppp?
tamaño del papel (cm) = (tamaño fotografía (píxels) * 2,54 cm/pulgada ) / resolución (puntos por pulgada)
Como te comentaba al principio, la calidad final también dependerá del tipo de superficie sobre la que vayamos a imprimir y el tipo de impresora que se utilice para ello. Si además estamos pensando en impresiones en gran formato (pasar nuestras fotos a pósters o tamaños muy grandes), al contemplar las fotos a cierta distancia también podemos bajar el nivel de exigencia.
¿Y Qué Pasa Con Los Colores de la Foto?
Hasta ahora hemos hablado del tamaño y la resolución de nuestra fotografía. Pero hay otro factor que genera muchas dudas a la hora de imprimir: el color. ¿Por qué a veces imprimimos nuestras fotos y sus colores no tienen nada que ver con lo que veíamos en el ordenador?
Los Espacios de Color
Cuando vemos una foto en distintos dispositivos (la pantalla de la cámara, el monitor del ordenador, en la pantalla de nuestro smartphone, impresa en un papel, etc.) muchas veces nos encontramos con diferencias en los colores. Y estas diferencias pueden ser notables.
El "culpable" de esto son los espacios de color. Cada dispositivo puede tener capacidades y limitaciones diferentes para representar los colores, y por ello vemos nuestras fotos con aspecto diferente según el medio donde la estemos visualizando.
La mejor manera de resolverlo es trabajar con los perfiles de color del dispositivo con el que vamos a realizar la impresión final. Existen unos ficheros llamados perfiles de color ICC que podemos cargar en nuestro equipo para tratar de unificar los espacios de color de los distintos dispositivos. Con ello, y realizando una correcta calibración del monitor, es posible tener una idea muy ajustada del aspecto final que tendrá la impresión de nuestra foto antes de imprimirla en casa o en el laboratorio.
CMYK vs RGB
Por otra parte, también cabe decir que por norma general nuestras cámaras y ordenadores usan el modo de color RGB (red, green, blue) en el que los colores primarios son el rojo, el verde y el azul. Sin embargo, a la hora de imprimir normalmente se usa el modo de color CMYK (cian, magenta, yellow, key). Es por eso que, a veces, las diferencias de color también ocurren por la conversión de modo que hace la impresora (o el laboratorio) en nuestra fotografía antes de imprimirla.
Por eso, será conveniente que antes de guardar tu fotografía en el formato que desees (por ejemplo JPG, que es el más común) la pases a Modo de Color CMYK. Por ejemplo, desde Photoshop puedes hacerlo fácilmente yendo al menú Imagen/Modo/Color CMYK. Verás que los colores de tu fotografía cambian ligeramente, por lo que podrás modificarlos antes de guardarla si no te convencen en este modo. Para modificarlos fácilmente puedes usar el Filtro Adobe Camera RAW.
¡Imprime tus Fotografías!
Quizás te habías planteado imprimir algunas de tus fotografías para hacer algún regalo especial. Pero puedo asegurarte que si ese regalo te lo haces a ti mismo también, lo agradecerás. No hay mejor forma de disfrutar de tus propias fotografías que verlas impresas de manera física, hojearlas en un álbum o, mejor aún, disfrutar de todos sus matices en una impresión a gran formato.
Si no lo has hecho aún, ¡anímate a imprimir tus fotografías!