Cuando empezamos a hacer fotografías los resultados muchas veces no son lo que nosotros buscamos, y puede llegar a ser un poco frustrante. Sin embargo, siempre digo que para mejorar una fotografía podemos empezar por evitar cometer ciertos errores. A veces son pequeños detalles, pero todo suma para conseguir la composición perfecta.
Crear una rutina o forma de actuar cuando hacemos fotos también nos puede ayudar a ir mejorando poco a poco nuestras fotos, como comprobar el histograma o asegurarnos de que la foto no ha salido movida.
Aquí os dejo una serie de consejos que si seguimos nos ayudarán a conseguir mejores fotografías.
1. Piensa antes de disparar.
¿Sabes lo que quieres fotografiar y porqué? Si no lo sabes difícilmente conseguirás tu objetivo y por lo tanto la fotografía será ambigua. Es importante saber porqué vamos a disparar y qué es lo que tiene que destacar por encima de todo. El porqué disparamos tiene que ser una razón de peso. Muchas veces el error comienza por no saber qué queremos fotografiar, y otras viene por el hecho de no saber elegir bien el sujeto. Si el sujeto no tiene suficiente interés o no destaca la foto no tendrá interés.
Una de las cosas más importantes a la hora de tomar una fotografía es determinar el encuadre, y no lo podemos hacer hasta que no sepamos cuál es nuestro sujeto.
El encuadre muestra nuestra realidad, porque en el momento de disparar tenemos que determinar lo que queda dentro y lo que queda fuera. De esta manera estamos mostrando parte de lo que está delante de nuestros ojos.
2. Sólo tú sabes lo que quieres mostrar.
A veces tenemos claro lo que queremos fotografiar pero no estamos muy acertados a la hora de disparar. Hay varios motivos, pero lo más habitual suele ser que el sujeto apenas destaca sobre todos los demás elementos de la foto.
Tú sabes el motivo por el que has disparado, pero si no consigues que el sujeto destaque, la gente que ve tu foto no lo sabrá. Tienes que ponerte en el lugar de los demás y pensar si aquello por lo que hiciste la foto realmente se ve, realmente tiene la importancia suficiente, si tiene el tamaño adecuado para llamar la atención, o si hay otros elementos que compiten por destacar.
Como comentábamos antes, el éxito final de una fotografía viene determinado en gran parte por nuestro encuadre. Está muy relacionado con la composición, un arte que requiere de un arduo y largo estudio que nos permitirá transmitir y contar historias a través de nuestras fotografías.
3. Comprueba las esquinas.
Un error habitual suele ser el centrar la atención sobre el sujeto y olvidarnos del resto. Cuando miramos a un punto, los elementos que hay alrededor los vemos borrosos. Si no prestamos atención a todas las partes de nuestro encuadre es posible que se cuele algún objeto. Por eso, una vez hemos colocado al sujeto en nuestro encuadre debemos tomarnos nuestro tiempo para comprobar cada una de las esquinas por si hay algo que no queremos que esté.
4. Prueba diferentes puntos de vista.
El punto de vista es muy importante puesto que puede sorprender o no decir nada. Si fotografiamos desde un punto de vista habitual como es la altura de nuestros ojos, no habrá sorpresa, será un punto de vista al que estamos acostumbrados. Si mostramos algo que ya hemos visto de otra manera entonces sí nos llamará la atención y estaremos más tiempo observando la foto.
5. Busca encuadres tanto en horizontal como en vertical.
Hay ocasiones en las que la foto te pide un encuadre con una orientación determinada, ya sea en horizontal o en vertical. Otras veces no está tan claro. En más de una ocasión he pensado, después de ver alguna de mis fotografías, que debía haber probado ambas opciones.
Puede ser que ciertas fotografías te pidan una orientación determinada, pero en más de una ocasión, si nos trabajamos la composición podemos obtener fotografías igual de buenas en ambas orientaciones, teniendo más variantes de un mismo lugar o momento.
6. Utilizar el visor para mejorar tu composición.
Hay algunas cámaras que no disponen de visor, como las antiguas cámaras compactas, o incluso los mismísimos móviles. Sin embargo, lo que más me gusta de mi cámara réflex es su visor óptico, por encima de los visores digitales de las nuevas cámaras sin espejo. La razón es muy sencilla, cuando miro por el visor me abstraigo y solamente veo mi encuadre. Todo lo demás está a oscuras, y puedo ver perfectamente cada detalle, cada elemento, me puedo fijar en cada una de las esquinas revisando si está todo en su lugar.
Solamente en los casos en los que la cámara tiene un punto de vista bajo y no puedo agacharme uso el live view (pantalla de visión directa), aunque prefiero utilizar mi visor en ángulo, lo que me permite mirar por el visor aunque la cámara esté a ras de suelo.
7. Comprueba la nitidez de tu foto en el momento.
Enfocar es algo que hay que hacer siempre que disparamos, pero muchas veces, sobre todo cuando estamos empezando, no controlamos sobre qué punto hemos enfocado. Controlar el punto de enfoque y dónde estamos enfocando es algo que pasa desapercibido, ya que la mayoría de las fotografías aparecen con cierta nitidez.
Si nuestras fotografías tuvieran poca profundidad de campo seguramente nos daríamos cuenta de que pocas fotos están enfocadas allí donde nosotros queríamos, por eso es importante controlar el punto donde estamos enfocando y revisar, una vez hemos disparado, que ese punto está nítido.
La forma de hacerlo es sencilla, ver la foto al 100%. No vale con darle a play y ver la foto, puesto que en muchas ocasiones no apreciaremos ninguna diferencia. Si además hemos disparado a velocidades lentas, es imprescindible hacer esta misma comprobación para saber si la foto está movida.
8. Revisa si la exposición es correcta.
Por último y no menos importante, algo que es recomendable hacer es comprobar si la exposición de nuestra foto es correcta. La única manera de hacer esto es revisar el histograma. El histograma nos da la información a nivel de tonos de la foto, de manera imparcial, con lo que sabremos si nuestra foto está subexpuesta y debemos aumentar la exposición o si tenemos zonas quemadas con demasiada luz.
Comprobar la fotografía en la pantalla para ver si la luz y el color son los correctos no es un buen método, o por lo menos, no es fiable ya que la imagen la vemos a través de una pantalla, que tiene una calidad determinada.
Además, la pantalla se ve influida por la cantidad de luz ambiente que haya en ese momento, por lo que en días soleados, las fotos parecerán más oscuras de lo que realmente son.
Entender bien el significado de un histograma es fundamental si queremos exponer correctamente. Una vez comprobamos el histograma, sino está bien simplemente debemos corregir los parámetros y repetir la foto.
Salvo fotografías de acción o momentos efímeros, siempre podremos repetir y volver a casa con la mejor exposición posible de la foto que estamos haciendo.