¿Has intentado alguna vez realizar una sesión de fotografía de comida?, ¿o quizás fotografiar comida en un restaurante?, ¿o en casa algún plato especial? Si lo has probado, te habrás dado cuenta de que no es tan fácil como parece, incluso aunque el plato pueda estar buenísimo, o resultar tremendamente atractivo a la vista.
Si bien no es una disciplina fácil, tampoco pienses que se trata de un tipo de fotografía imposible y para el que necesitas muchísimos accesorios, elementos de atrezzo, o una cámara u objetivo profesional. Al contrario, no es imprescindible contar con accesorios excepcionales para lograr buenas fotos, pero sí tener en cuenta algunos trucos para que tus fotos resulten irresistibles, no sólo a tu paladar, sino también a tus ojos.
#1 El Ángulo De La Toma Es Esencial
Este consejo aplica a una multitud de disciplinas y la fotografía gastronómica no es una excepción. De hecho, un mismo plato, fotografiado desde distintos ángulos, puede ofrecer resultados completamente distintos.
Así que, una vez que tengas lista la comida y también tengas a tu disposición todos los elementos que aparecerán en la toma, empieza a pensar en la forma, el tamaño, la altura y las características del plato. Con todo esto en mente, decídete sobre el ángulo que mejor hará que resalten esas características.
En función del plato, es posible que le favorezca más un ángulo normal, mientras que otros resaltan más con tomas cenitales. Este último ángulo hace que destaquen aún más las formas y líneas que pueda haber presentes en el plato, aunque se aplanan los volúmenes.
Por supuesto, si no tienes claro que ángulo es el más adecuado, siempre puedes probar distintas opciones. Gracias a la fotografía digital dispones de un "carrete infinito", así que, ¿quién dijo miedo a disparar varias tomas?
Por cierto, si lo que vas a fotografiar son ingredientes, prueba a hacer uso del plano gusano, situando la comida directamente sobre la mesa. Si nunca lo has probado, dale una oportunidad, lograrás un resultado muy atractivo.
#2 La Luz: Natural Y Cuanto Más Difusa, Mejor
La luz es la piedra angular de la fotografía, ya lo sabes. Así que, el que tus fotos de comida destaquen por encima del resto dependerá, entre otros aspectos, de lo bien que cuides y prepares la luz en tus imágenes.
Si estás trabajando con luz natural -mi favorita para gastronomía-, no permitas que esta incida de forma directa sobre el plato, sitúa delante un difusor, o bien una tela blanca. Así conseguirás incrementar la superficie de la fuente de luz y, de este modo, proporcionar una luz más suave y agradable sobre tu imagen.
Una vez que has logrado controlar la fuente de luz principal a través de un difusor, lo siguiente que puede venirte bien es otro accesorio que te permita:
- actuar como reflector, si lo que quieres es obtener otra fuente de luz opuesta,
- o bien, evitar cualquier tipo de reflexión, si lo que quieres es que la imagen gane contraste y se aprecien mejor las sombras, o bien reducir la iluminación sobre elementos de la composición que puedan restar protagonismo al plato principal.
¿Cómo puedes conseguir esto? Muy sencillo, bien con la cara blanca (para reflejar) y negra (para evitar cualquier reflexión), respectivamente, de un reflector 5 en 1, o bien construyéndote tu propio reflector con cartulinas de estos colores.
#3 Líneas Y Capas: Garantía de Éxito
Si preparamos una composición con muchos elementos, conseguir guiar a quien visualiza la imagen hacia el verdadero centro de interés de la fotografía puede resultar complicado.
¿Cómo lograrlo? Pues gracias al uso de líneas, texturas y capas. ¿Y cómo podemos hacer para incorporar estos elementos en la fotografía? Pues gracias a la presencia de ciertos objetos en la composición.
Puedes crear líneas con cubiertos dispuestos de modo que dirijan la vista hacia el plato principal, o con el uso de superficies en las que las texturas dibujen líneas para servir de guía al espectador.
En cuanto a las capas, en función de la distribución de los elementos de la composición, puedes crear diferentes planos que hagan que tu imagen gane en profundidad y que ayude a quien observa la fotografía a experimentar una sensación similar a la que tendría al sentarse frente al plato.
#4 Tu Plato: Mejor Acompañado, Que Solo
Rara vez un plato solo, o un único ingrediente, sabe mejor que un buen conjunto de ellos, ¿a que sí? Pues a la hora de realizar fotografías de comida, esto también se cumple.
Cuando fotografiamos un plato, la fotografía gana mucho si incorporamos compañeros dentro de la composición, ya sea en el primer plano, o en el fondo. Arropar al plato principal con otros ingredientes, especias, platos o cubiertos complementarios, puede hacer que la historia de nuestra fotografía resulte "más rica".
Latas, jarras, vasos, paños y superficies de madera u otros materiales en los que se aprecien texturas y colores que se incorporen a la composición, ofrecerán, sin duda, un complemento fabuloso para tu plato principal.
Aunque es un buen consejo que el plato protagonista aparezca bien acompañado en tu foto, tampoco caigas en el error de que toda la fotografía esté repleta de elementos. Recuerda la importancia del espacio negativo y todo lo que puede dar a tus fotografías.
#5 Respeta La Importancia Del Color Del Plato Principal
Además del volumen y la forma, otro de los aspectos que mayor éxito proporcionan a una fotografía de comida y que, por tanto, más se intentan buscar, es el conseguir destacar y realzar el color del plato principal.
Sin embargo, como ya te hemos contado, rara vez una buena fotografía de comida no incorpora elementos adicionales en la composición. Estos elementos complementan y ayudan a leer mejor la imagen. Pero también pueden llevarnos a cometer el error de restar demasiado protagonismo al plato principal.
Así que, cuando estés buscando estos elementos extra, procura que tengan colores neutros: un fondo gris, una superficie poco saturada, o platos de colores pastel. Todas estas opciones pueden ayudar a realzar aún más los intensos colores del plato principal.
Incluso aunque busques colores complementarios para esos otros elementos, procura que la intensidad de estos colores no sea muy alta, ya que de otro modo podrías hacer que compitan excesivamente por la atención de quien observa la fotografía.
¿Alguna Otra Idea?
Y hasta aquí estos 5 consejos para conseguir que tus fotos de comida resulten deliciosas :) ¿Hay algún otro consejo que creas que he pasado por alto y que podría ayudarnos a lograr mejores fotos culinarias?
Bueno, ya sé, falta invitarte a comenzar a practicar ahora mismo. Prueba con todo tipo de postres y repostería, o siguiendo los consejos de Noelia (de La Cucharina Mágica) para fotografiar todo tipo de platos. ¿Te animas a hacer tus propias fotos?