Siempre he sido una de aquellas personas aficionadas a llevar la cámara consigo. Fuera dónde y cuándo fuera. Además, soy bastante tímida. Por lo que, muchas veces, aún llevando la cámara encima, me quedaba sin la foto que quería por vergüenza a pararme y fotografiar aquello que había visto. Consciente de que esto hacía que perdiera muchas oportunidades, me convencí a mi misma de que tenía que cambiar este aspecto de mi relación con la fotografía. Y así fue cuando empecé a perder la vergüenza de disparar fotos a cada instante. ¿Quieres saber cómo lo hice?
Vergüenza, Sí. ¿Pero Vergüenza a Qué?
El primer paso de todos fue saber por qué no hacía aquellas fotos que me parecían interesantes. Era vergüenza, sí. Pero ¿por qué? ¿Por sacar la cámara en mitad de la calle? ¿Por fotografiar a gente desconocida? ¿Porque la gente me fuera a mirar raro? Era una mezcla de todo:
Por aquel entonces llevaba mi Nikon D40 con un objetivo telezoom 18-200 que, aunque no era excesivamente grande, llamaba la atención más de lo que me gustaba. Además me daba reparo fotografiar a gente desconocida porque sabía que las fotos que me gustaran las iba a querer publicar en mi galería y no me gustaba la idea de que la cara de alguien circulara por internet sin su permiso (tengo que reconocer que esto me pasa todavía ahora).
Por otro lado, muchas de las fotografías que perdía por culpa de mi vergüenza era por necesitar hacerlas en sitios "prohibidos". Y finalmente, estaba la inevitable consecuencia de pararse a hacer fotos según dónde y según cómo: que la gente se pare a mirarte y a buscar aquello que te ha llamado la atención, cosa que, a mí, me daba mucha vergüenza. El cúmulo de todo esto era suficiente como para desistir de pararme a hacer una foto que me habría gustado hacer.
Cuando decidí que ya había perdido suficientes fotos por todos estos motivos, empecé a ver las cosas de otra manera:
1. Mejor Mal Acompañada que Sola
No es que antes acostumbrara a salir a hacer fotos en solitario, pero es cierto que el hecho de encontrarte solo en medio de la calle con la cámara en la mano puede hacer que, por miedo, por vergüenza o por lo que sea, acabes por no hacer la foto (o, incluso si quiera por sacar la cámara de su funda). Es por esto que digo que, para según qué tipo de fotografía, quizás sea mejor ir mal acompañada (de alguien conocido, por supuesto) que sola. Pues el hecho de ir con una persona que te cubra, en cierto modo, las espaldas puede terminar de animarte a hacer esa foto que quizás no harías en otras circunstancias.
Es especialmente divertido encontrarse con varios fotógrafos para ir a dar una vuelta por tu ciudad o tu pueblo. Cuatro ojos ven más que dos, así que imagínate cuántas cosas pueden ver 4 o 5 pares de ojos. Si tienes la posibilidad de organizar o asistir a una salida de estas características, anímate:
¡verás como terminas haciendo fotos que no habrías hecho de otra manera!
Es cierto, por otro lado, que hay ciudades en las que la seguridad en las calles no es muy presente y en las que, un grupo de personas, cada una con su equipo fotográfico, puede ser una golosina muy tentadora para los "amigos de lo ajeno". En estos casos, quizás sea mejor salir sólo con un amigo o con un grupo que no sea aficionado a la fotografía para que tanto tú como tu equipo estéis más seguros y a la vez, podáis hacer fotos sin pasar esa vergüenza de la que hemos estado hablando.
2. Un Proyecto Que Me Obligara a Hacer Fotos
Lo que definitivamente terminó por convencerme de que debía tomar esas fotos que veía sin morirme de la vergüenza fue, precisamente, obligarme a hacerlas. A lo largo de mi Proyecto 366, me he ido soltando fotográficamente y en consecuencia, he ido haciendo fotos que, un año antes no habría hecho ni por asomo. Entrar de lleno en un proyecto que te obligue a realizar muchas fotografías hará que termines haciéndolas "porque debes" y aunque eso puede no ser del todo bueno para tu creatividad, sí te ayudará a ser más libre a la hora de sacar la cámara.
Quizás lo mejor para conseguir perder la "vergüenza fotográfica" no sea un Proyecto 366, quizás sea mucho más adecuado buscar algo que se adecue a tus necesidades. Por ejemplo, un proyecto de fotografía urbana, un proyecto en el que retrates a desconocidos o un proyecto en el que salgas a la calle y no puedas volver a casa hasta que tengas cierto número de fotos. Seguro que, si te apetece de verdad perder esa vergüenza para poder disparar fotos a cada instante, se te ocurren mil maneras de hacerlo mediante un proyecto fotográfico que te anime y te motive.
3. Aprender a Disparar Sin Ser Vista
Esta es una capacidad que creo que debería ser desarrollada por todo fotógrafo, sea de la disciplina que sea, porque es especialmente útil en todos los campos de la fotografía. Aprender a disparar sin ser visto te ayudará en muchas cosas, por ejemplo, a poder realizar robados en los que el fotografiado no puede saber que lo está siendo (no por otra razón fuera de que si lo supiera, su expresión o actitud cambiaría y por lo tanto, la foto se perdería).
Aunque también te puede ser útil para realizar fotografías en sitios en los que está prohibido hacerlas. No quiero, con esto, animar a todo el mundo a saltarse las normas de los sitios que se visiten para realizar fotografías "prohibidas". Si en un lugar existe la señal de "prohibido fotografías" es por alguna razón, de manera que tendremos que preguntarnos (o preguntar a algún responsable del sitio) el por qué de esa norma porque quizás la fotografía que nosotros queremos hacer no la infringe.
Un par de consejillos extra para poder disparar sin ser visto: ocultarte en personas, columnas o paredes y sobretodo, aprender a disparar sin mirar por el visor.
4. El Tele, Mi Mejor Amigo
Este consejo va ligado al anterior, pues disponer de un teleobjetivo, puede ayudarte a disparar sin ser visto. Por esto digo que a la hora de perder la vergüenza de disparar en según que circunstancias, una focal larga puede ser tu mejor aliada.
Sin embargo, y con el tiempo, he terminado sustituyendo la focal larga por un pequeño objetivo 50mm. Es cierto que un objetivo de focal fija no podrá cubrirme todas las situaciones que antes me quedaban solucionadas con el teleobjetivo. Sin embargo, esto es una decisión personal: ¿prefieres el rango focal de un tele, aunque tengas que cargar con él y llame la atención por ser un objetivo tan grande o renunciar a la focal larga para poder disponer de un objetivo pequeño y discreto que no llama la atención aunque lo tengas cerca? Supongo que es cosa de costumbre, yo me he acostumbrado a disparar con el 50mm y hoy en día, me parece lo más práctico a la hora de disparar sin vergüenza.
5. Lo Más Importante de Todo, Aquello que No Debes Olvidar
Pero lo más importante es: pasa de lo que la gente piense. Si has visto una foto que puede ser interesante, eres un afortunado. No puedes sentir vergüenza por ello, es una pequeña joya que tienes delante y que, por nada, deberías perder. Así que, ¡líbrate de complejos y vergüenzas y sal a fotografiar!
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