Hoy os traigo un artículo que es bastante personal. Todos sabemos que debido a la actual situación de pandemia en la que nos encontramos, la fotografía es otra de las cosas que se ha visto limitada. Y ya no solo me refiero a no poder ir a todos esos sitios a los que nos gustaría ir y fotografiar, o todas esas sesiones que teníamos planificadas y que ahora son mucho más difíciles de hacer.
Me refiero también a todos esos momentos que nos estamos perdiendo y no podemos capturar cuando hay distancia de por medio. Ese ha sido mi caso, cuando hace unos meses me enteré de que mi hermana iba a ser mamá, y debido a que vive en otra ciudad, no he podido compartir con ella uno de los momentos más especiales de su vida: el embarazo. Como os imaginaréis, aún duele más cuando eres fotógrafa y solo puedes pensar en regalarle preciosas fotografías de lo que está viviendo para que el día de mañana pueda enseñárselas al pequeñín que está de camino.
Cuando me envió unas cuantas fotos con el móvil que se hizo para ver cómo le iba creciendo la barriguita mi primera reacción fue, algo tengo que hacer con ellas. Y eso es exactamente lo que os voy a contar en este artículo. Espero que os guste.
Momentos Difíciles, Sesiones Imposibles
No sé a vosotros, pero cada vez que pienso en el momento por el que estamos pasando en la actualidad, me parece de película. Un diminuto virus ha sido capaz de paralizar nuestras vidas, desde momentos especiales que teníamos planeados, hasta proyectos personales y profesionales. Ha pasado ya más de un año desde que empezó esta crisis sanitaria, y aun cuesta creer la magnitud que ha alcanzado, y todas las consecuencias que se han derivado de ella.
No quiero hablaros de las miles de vidas que se han perdido por el camino o de las familias que no han podido despedirse de sus seres queridos. Tampoco de los negocios que han tenido que echar el cierre porque les ha resultado imposible aguantar esta dura situación. Ni tampoco de la durísima tarea que ha recaído en nuestros sanitarios, una profesión que ha sido crucial para poder hacerle frente a esta pandemia. Todo esto lo vemos a diario en las noticias...
En esta ocasión quería contaros una anécdota personal con consecuencias menos graves y relacionada por supuesto con la fotografía. El verano pasado me enteré de que iba a convertirme en tía, y para mi fue un momento muy especial, ya que se trata del primer pequeñín que llega a nuestra familia más cercana. Por cosas de la vida, mi hermana se fue a vivir a otra ciudad hace ya bastantes años, y eso sin duda ha dificultado un poco el vernos en persona muy a menudo. No obstante se aprende a convivir con ello, y gracias a las nuevas tecnologías puedo hablar con ella a diario si quiero, y por supuesto, al menos un par de veces al año suelo escaparme para verla en persona. Hasta el año pasado, claro.
El año pasado fue duro. No pude celebrar con ella su cumpleaños, ni estar presente cuando me dio la noticia de un momento tan especial para ella. Sí, aún nos quedaba la videollamada, pero ese momento se merecía un gran abrazo. Un abrazo que no se pudo dar.
Desde que nos comunicaron aquella noticia, no pude dejar de pensar en la rabia que me daba no poder estar a su lado y ayudarle a fotografiar todo el proceso por el que estaba pasando. ¡Una hermana fotógrafa y que no pueda ayudarle en ese cometido! ¿Frustrante, verdad? Aún así, me consolaba pensando que cuando estuviera en la recta final las cosas se habrían calmado y podría al menos hacerle una bonita sesión de embarazo de su última etapa. ¿Adivináis qué, no? Faltan apenas semanas para la llegada del que será mi primer sobrino y las cosas no pintan demasiado bien como para poder cumplir con esa esperanza. Ni para hacer la sesión, ni para estar ahí cuando nazca.
He de admitir que me entristece mucho no poder estar allí con ella, ni tampoco poder ayudarle a materializar un momento tan bonito en forma de instantánea para que perdure siempre en el tiempo. Pero así es la vida amigos, a veces las cosas no son tan fáciles como nos gustaría.
Ante esta situación, ¿Qué debía hacer? ¿Quedarme con esa pena y cruzar los dedos para que pasara todo esto pronto? No. Había que actuar. Y como dice el refrán, si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña.
Algo tenía que hacer, así que le propuse realizar una sesión fotográfica a distancia en la que ella se convertiría en modelo y fotógrafa, y yo luego haría algo de magia en edición. Un trabajo totalmente en equipo, que demuestra que incluso en momentos difíciles podemos salir adelante y seguir disfrutando de los nuestros y de lo que nos apasiona.
Hoy os cuento el Cómo se hizo esta foto, sesión de embarazo a distancia.
Preparando la Toma: Reunión y Planificación
Como buena hermana fotógrafa, al comunicarme su embarazo, lo primero que hice fue recomendarle urgentemente un trípode. ¿Por qué? Pues porque así podría hacerse fotos con el móvil y la cámara ella misma y retratar todas las etapas de su embarazo. Gracias a este accesorio nos pudo pasar fotos de cómo le iba creciendo la tripita mes a mes.
Sabiendo que ya contaba con ello, en su octavo mes le propuse la idea de hacer una sesión más extensa. Como hacía pocos años había estado ayudándome precisamente con una sesión de embarazo, ya conocía algunas poses favorecedoras en este tipo de situaciones. De hecho, hicimos un fototip de aquella sesión, del cual podéis ver a continuación un fragmento.
Como indicábamos en el fototip, en una sesión de embarazo, la etapa de panificación resulta esencial, ya que no solo nos ayudará a determinar el lugar en el que haremos las fotos, sino también el vestuario y atrezzo que se utilizará, y las poses más favorecedoras para la mamá y el papá.
En esta ocasión mi hermana aprovecharía la habitación del bebé, que en ese momento estaba vacía y le permitía trabajar con una mayor comodidad. ¿Por qué no un exterior? Hubiera sido una opción fantástica, pero teniendo en cuenta que la mascarilla iba a salir en la toma, le quitaba el encanto a la foto, por eso se optó mejor por un interior. Obviamente no se trataba de un estudio, pero para obtener el recuerdo que quería era más que suficiente.
Eso es algo importante que debemos entender. No tenemos que obsesionarnos con la perfección, porque conseguirla resulta casi imposible. Siempre hay cosas que se pueden mejorar, pero lo importante es lograr nuestro objetivo, que en este caso era obtener un bonito recuerdo. La imagen resultante ya veréis que no es ni mucho menos la mejor foto de embarazo del mundo, pero el reto que supuso conseguirla, y el cariño con el que se realizó la sesión, son sin duda un valor añadido a la instantánea.
El vestuario y atrezzo también lo teníamos claro. Un vestidito negro que ya tenía con corte central para dejar ver la tripita, y un cinturón bonito que se pondría para adornarlo. También estudiamos unas cuantas poses, tanto para ella, como para las fotos junto a su pareja.
Y por último nos quedaba elegir el equipo con el que se realizarían las fotos. Aunque hubo una primera prueba con el móvil, al final nos decantamos por la cámara de fotos, una Lumix GX80 con la lente del kit (12-32mm). ¿La razón? Simple. Al poder conectar la cámara al móvil le resultaba más cómodo componer, disparar la toma y hacer así las diferentes fotografías de la sesión, y porque también ganábamos en calidad.
El Momento del Disparo
Llegó el día de la sesión, y a distancia y por vía telefónica intentamos dejar claros los últimos detalles.
- La estancia estaba vacía para poder trabajar.
- Se colocó una tela de un color llamativo y diferente sobre el suelo, para que no se viera el corte de la pared, y con la idea de poder modificar su color en postproducción y simular un fondo sin fin.
- La luz con la que se trabajaría era artificial porque la sesión se hizo por la tarde-noche. Se utilizó la iluminación de la lámpara de la estancia, que no era demasiado potente y que estaba situada en el techo. Como fotógrafos ya sabemos que esta posición de la luz provoca unas sombras poco favorecedoras, pero como os decía hay que saber trabajar con lo que uno tiene.
- La modelo y fotógrafa estaba vestida y preparada para la sesión.
Teniendo esto listo, faltaba colocar la cámara sobre el trípode y configurarla. Sin estar allí era difícil hacerse una idea de cuáles serían los mejores parámetros para realizar la captura, así que le indiqué que activara el modo de prioridad a la apertura de diafragma y la fijara en f/5,6, lo suficiente para que saliera ella enfocada y entrara suficiente luz en la cámara. La velocidad de obturación y la sensibilidad ISO se quedarían en automático, aún a riesgo de saber que podrían salir algunas fotos desenfocadas si la velocidad era muy baja, y que habría bastante ruido si no había suficiente luz.
Por supuesto, ese fue el caso. Todas las tomas se dispararon con un ISO 3200, lo cual generó bastante ruido en las imágenes. Y en cuanto a la velocidad, esta llegó a valores de 1/10s, valores muy peligrosos para realizar fotografía de retrato si nuestro modelo tiende a moverse. Por suerte, como estaba prevenida, la mayoría de fotos no se vieron afectadas por el desenfoque de movimiento.
Si hubiéramos contado con una fuente de luz más potente, o con más fuentes de luz, esto no hubiera ocurrido. De ahí a que los fotógrafos estemos tan obsesionados con la luz. No obstante, insisto en que trabajamos con lo que había, y a partir de ahí le sacamos todo el partido que pudimos.
Como su cámara tenía la opción de disparar en formato RAW, le pedí que lo activara ya que así tendría un mayor margen de corrección para editar las fotografías. Y para que le resultara más cómodo trabajar, le indiqué cómo debía conectar la cámara a su móvil para poder controlarla desde este, y así utilizar el móvil tanto como disparador remoto, como de pantalla para verse y así poder componer la toma de la mejor forma.
El esfuerzo que hizo fue increíble. Se ocupó de componer, de posar, de disparar las tomas... y todo ello en su estado, lo cual supone el doble de cansancio. Así que aunque hay muchas cosas que podrían haberse mejorado, en mi opinión no le puedo reprochar nada porque sin ser fotógrafa consiguió transmitir lo que quería con unas imágenes preciosas.
Transformación en la Edición
Una vez hechas las fotografías era mi turno. Mi hermana me envió todos los archivos RAW de la sesión y me dispuse a trabajar. Habían salido muchas tomas buenas. La verdad es que siempre ha tenido gracia para posar, y eso junto al momento que esta viviendo y la compañía de su marido, ayudaron a que saliera estupenda. Bueno, tanto ella como él por supuesto, porque las tomas de ambos son preciosas y transmiten muchísimo cariño.
Ahora había que hacer una selección, y decantarse por las mejores. Aunque son varias las que edité y que os he ido mostrando a lo largo del artículo, os voy a explicar los pasos que seguí en concreto para procesar la siguiente fotografía, una de mis favoritas.
1. Ajustes Básicos
Lo primero de todo fue realizar los ajustes básicos de la toma. Para ello abrí el archivo RAW de la fotografía seleccionada en Lightroom, que junto con Photoshop, fueron los programas con los que decidí retocar la foto.
El primer paso fue aplicar el perfil de Adobe Neutro para poder rescatar más información al archivo, y una vez hecho ajustamos un poco las luces y sombras de la fotografía. También le aplicamos un poco de claridad a la toma para marcar más el nivel de detalle que apreciamos que falta en la captura por la ausencia de luz en la escena. Al igual que también redujimos un poco el ruido de la escena, aunque sin exagerar ya que luego lo seguiríamos trabajando en Photoshop.
Para finalizar, se ajustó la temperatura de color estableciéndola en Tungsteno, que era la que más se acercaba a lo que queríamos.
2. Tratamiento de la Piel
Para continuar trabajando la imagen, el siguiente paso era abrirla ya en Photoshop, para lo cual podemos darle al botón derecho del ratón sobre la fotografía seleccionada en Lightroom, y darle a la opción de Editar en/Editar en Adobe Photoshop.
Una vez en este programa, lo primero que hicimos fue trabajar la piel de la modelo primero aplicando la técnica de separación de frecuencias para suavizar la piel, y luego un dodge and burn para resaltarla y darle volumen. Los pasos parar lograr estos efectos, te los explicábamos uno a uno en estos artículos:
- Cómo Mejorar la Piel con la Separación de Frecuencias en Photoshop
- Cómo Hacer Dodge and Burn y Sacar Volumen en tus Retratos
Eso sí, queríamos que el resultado fuera muy natural, por lo que ambos efectos se llevaron a cabo pero de forma sutil bajando la opacidad hasta los valores que consideramos adecuados.
3. Cabello y Maquillaje Digital
El siguiente paso era mejorar el cabello y el maquillaje de nuestra modelo. En el caso del cabello, lo que hicimos fue aplicar el filtro de pintura al óleo mediante una máscara de capa solo a la zona del pelo, tal y cómo os explicábamos en nuestro artículo Los Mejores Trucos de Photoshop para Conseguir un Pelo Perfecto. De ese modo lograríamos que tuviera una apariencia más sedosa, aunque eso sí, siempre bajando la opacidad del filtro una vez aplicado para que no quedara falso, ya que recordemos que nuestro objetivo era mejorar la imagen pero sin que llegara a parecer irreal.
A continuación, quisimos mejorar un poco el tono de los labios que se había quedado algo apagado, y para ello utilizamos una capa de ajuste de Tono/Saturación afectando solamente a la zona de los labios. Activamos la opción de Colorear y escogimos el tono que queríamos con la saturación y luminosidad que nos gustaba. Finalmente, ajustamos la opacidad de la capa para que el efecto quedara suave.
4. Mejorando el Enfoque y Disimulando el Ruido
Otro de los puntos clave a la hora de trabajar esta fotografía era disimular el ruido que había en ella y mejorar el nivel de detalle. Respecto al ruido, aunque hay varias opciones para tratar de reducirlo tal y como te contábamos en este otro artículo, en este caso hemos optado por utilizar un plugin, Noiseware.
Este plugin nos ofrece varias opciones para aplicar la reducción de ruido de una manera más o menos agresiva, así que lo ajustamos y lo aplicamos a una nueva capa. Al estar en esa nueva capa le bajamos la opacidad, y creamos una máscara para que no afectara a algunas zonas importantes del rostro en las que de hacerlo perderíamos demasiados detalles.
Lo siguiente fue intentar mejorar la nitidez de la fotografía, y para ello utilizamos la mismo técnica de separación de frecuencias que empleamos para suavizar la piel, solo que en este caso con un pequeño matiz para afectar solo al enfoque, tal y como se explica en el artículo Consigue un Espectacular Nivel de Detalle en Tus Fotografías Utilizando la Separación de Frecuencias con Photoshop.
5. Mejorando el Fondo
Una de las cosas que pretendíamos a la hora de mejorar la foto era simular que el fondo era un fondo sin fin, es decir, que no había corte entre la pared y el suelo. ¿Cómo podíamos conseguirlo si nuestra protagonista estaba sobre una tela azul tan llamativa? Pues utilizando las diferentes herramientas que nos brinda Photoshop.
Para empezar intentaríamos que el color azul de la tela del suelo fuera lo más parecido posible al color de la pared. Para ello lo primero era crear una máscara de capa en la zona de la tela, y lo hicimos mediante una selección de Gama de colores, seleccionando los diferentes tonos azules de esta. Con dicha selección, creamos de nuevo una capa de ajuste de Tono/Saturación, y activando la opción de Colorear, intentamos modificar los diferentes parámetros hasta conseguir un tono parecido al de la pared.
El siguiente punto era borrar ese corte que había entre la tela y la pared. Para ello seleccionamos la herramienta de Parche, y seleccionado diferentes zonas de ese corte, fuimos suplantándolas poco a poco para que imitaran otras partes de la fotografía hasta conseguir el efecto deseado. En las zonas más próximas a la modelo, tuvimos que utilizar la herramienta de Tampón de clonar ya que se trataba de zonas más delicadas en las que teníamos que dejar más marcado el borde.
6. Corrección de Color y Últimos Ajustes
Por último, nos quedaba realizar un ajuste de color para darle el toque final a la fotografía. Para hacerlo creamos una nueva capa de ajuste, en este caso de Corrección selectiva, en la que fuimos ajustando sutilmente los diferentes tonos asta conseguir el que nos gustó. También le aplicamos un sutil viñeteo a la captura para enfatizar más la atención sobre la protagonista de la imagen. ¡Y listo! Aquí te dejo el antes y el después de la fotografía.
Sé que no es un cambio enorme, ni que la hemos colocado en un fondo de ensueño. Para eso haría falta ser un experto en edición fotográfica y tener muchos conocimientos en la materia, algo que en mi caso se escapaba, y por eso decidí realizar simplemente una edición sencilla que pretendía mejorar la toma con los recursos con los que se había hecho. Nada más. Y con estos mismos ajustes, trabajamos diferentes fotografías de la sesión que también quedaron muy bonitas.
Reto Conseguido: Fotografía de Embarazo Hecha
¡Reto conseguido! Al final de algún modo he podido ayudar a mi hermana a tener un recuerdo de esta bonita etapa, y lo más importante, he disfrutado con ella todo el proceso que ha supuesto realizar esta sesión.
Ya sea por motivos como un embarazo, o simplemente por el motivo que creáis oportuno, no os rindáis nunca, y aprovechad lo que tenéis a vuestro alcance para intentar sacar adelante vuestros proyectos, independientemente de lo perfectos o no que estos puedan salir. Ese es el mensaje que quiero trasladaros con mi historia. Disfrutad de lo que os apasiona y de las personas que queréis. Siempre.