La verdad es que siempre andamos diciéndole a la gente que debería intentar el ejercicio de disparar fotos a cada momento, dejando de lado vergüenzas o prejuicios que no hacen más que impedirnos conseguir unas buenas imágenes.
Sin embargo, hay momentos en los que puede no ser adecuado llevarnos la cámara al ojo y disparar. Hay pocos momentos de este estilo, es cierto, pero es importante que, si nos encontramos en alguno de ellos, sepamos reconocerlos y por lo tanto, actuar en consecuencia. ¿Quieres algunos ejemplos de estos momentos?
Cuando el Tiempo No Acompañe
No debemos olvidar que nuestras cámaras de fotos son máquinas muy complejas y sensibles. Es por esto que, cuando vayamos a hacer fotos en exterior, deberíamos proteger bien nuestro equipo para evitar posteriores disgustos. Por norma general, un poco de viento o de lluvia no tendrían que ser una gran preocupación para nuestras cámaras y mucho menos, nos debería impedir tomar fotografías con ellas. Sin embargo, nunca está de más proteger bien cuerpo y objetivo pues hay situaciones que sí pueden ser peligrosas:
- Viento + arena. Ya sabemos que no deberíamos hacer cambios de objetivos en un ambiente sucio de, por ejemplo, arena porque no podremos evitar que entre suciedad en el interior de nuestra máquina. Pero si hablamos de una situación muy extrema en la que se mezclen el tándem explosivo formado por viento y arena (no hace falta irse al desierto para encontrarse con esto; con un poco de viento en la playa puede ser suficiente) puede llegar a ser catastrófico y es que las partículas más pequeñas de arena pueden meterse en cualquier sitio así que, quizás, la única manera de preservar la integridad de nuestro equipo (aún sin cambiar de objetivos) puede que sea, simplemente, no sacando la cámara de la funda.
- Viento + lluvia. Es cierto que la lluvia nos puede regalar fotos muy bonitas, sobre todo por los reflejos que se suelen producir en las superficies encharcadas o por el ambiente que se genera en un día lluvioso (¡Hasta la luz cambia!). Sin embargo, el sentido común debería pasar por encima de la necesidad de hacer una buena foto y si te encuentras en medio de una gran tormenta o con mucho viento, puede ser recomendable abstenerse de tomar fotografías, por la seguridad de nuestro equipo.
Como ya hemos visto, las inclemencias del tiempo no suelen ser, por norma general, una gran amenaza. Además, en el mercado hay muchos modelos de fundas protectoras que te permitirán realizar fotografías sin correr riesgos de mojar o ensuciar de arena nuestra cámara en ambientes “peligrosos”. También es cierto que algunos modelos de cámaras (sobre todos aquellos que son más de gama alta), vienen sellados para, precisamente, preparar el equipo frente alguna de estas situaciones. Aún así, si no estás seguro de poder mantener a salvo tu cámara, será mejor que no la expongas, para evitar disgustos.
Cuando Alguien Pueda Molestarse con Nuestra Foto
Sobre todo aplicable a los retratos robados. Aunque la gracia de este tipo de fotografías es que la gente fotografiada no sepa que lo está siendo, es posible que, en algún momento, alguien se percate y en el peor de los casos, no le acabe de sentar del todo bien el hecho de salir en una foto. Esto puede acabar provocando alguna situación en la que puedas arrepentirte de haber sacado la cámara. Hay algunos momentos en los que, para evitarte problemas mayores, quizás deberías plantearte no hacer ninguna foto:
- Cuando las personas puedan reconocerse: por ejemplo porque la cara es perfectamente visible. Sobre todo deberías andar con cuidado con esto si en tu escena hay niños.
- Cuando la escena puede atentar contra la dignidad de los retratados: muchas veces, los retratados aceptan serlo siempre que la fotografía en la que aparezcan no sea degradante para ellos, así que vigila la escena que vas a retratar antes de hacerlo.
- Cuando haya policías en la escena: ten cuidado con los agentes, pues pueden llegar a confiscar una cámara de fotos si creen que lo que has estado haciendo puede, por ejemplo, poner en peligro la integridad de los funcionarios policiales o de sus instalaciones.
Cuando No Puedas Tener Control de la Situación
- Los amigos de lo ajeno. Si andas haciendo fotografías en una zona en la que puedes no estar muy seguro con tu cámara de fotos, piénsalo dos veces antes de sacarla de su bolsa. Puede que, por no querer perderte una buena fotografía, acabes perdiendo tu equipo entero...
- En aglomeraciones de gente. Muy relacionado con el punto anterior (cuando hay mucha gente, las manos pueden volar hacia tu cámara sin que no te des ni cuenta). Pero no es el único peligro en este tipo de situaciones, y es que si no puedes controlar lo que pasa a tu alrededor, un golpe puede hacerte perder la cámara de vista o puede que ésta vaya al suelo y acabe por romperse.
Cuando Estés en un Sitio Donde Esté Prohibido Hacer Fotos
Hay sitios en los que, simplemente, está prohibido hacer fotos, por ejemplo museos o espectáculos. Seguramente haya mil razones para ello (sean éstas más o menos lógicas), así que lo suyo sería respetar estas normas y no hacer fotos. Además, en algunas ciudades, está prohibido hacer fotografías en la calle si es necesario el uso del trípode para ello y muchas veces, en jardines o parques municipales el acceso con material para rodajes o sesiones de fotos puede estar también controlado.
Por supuesto existe la opción de pedir permiso para poder trabajar con tu cámara. Seguramente será un proceso más largo, donde tengas que dar explicaciones, identificarte, etc. Pero si lo que quieres es hacer fotos de manera “legal” en un sitio en el que están prohibidas, ésta será la única manera.
Cuando Quieras Disfrutar de lo que Estás Viviendo
Ser fotógrafo, muchas veces es algo de lo que no puedes descansar. Si vas a un sitio que te llama la atención y llevas la cámara contigo, seguramente no puedas (o no quieras) evitar la tentación de tomar alguna foto.Sin embargo, debes ser consciente de que el hecho de estar tomando fotos puede hacer que te pierdas algunas cosas.
Si has ido a ver un espectáculo o, sin ir más lejos, a la boda de algún familiar o amigo, es posible que el hecho de estar pendiente de la cámara te impida disfrutar de aquello que estás viviendo porque estarás más preocupado de buscar encuadres, luces y momentos que fotografiar.Es cierto, esto puede regalarte imágenes muy bonitas, pero deberías poner en una balanza los pros y los contras de esta situación para ver qué es lo que más te interesa.
En Conclusión...
No existen momentos definidos en los que no debas hacer fotos, así que no se trata de no hacer fotos en cualquiera de las situaciones descritas en el artículo (entre otras cosas porque no son las únicas situaciones en las que deberás plantearte si hacer o no la fotografía en cuestión). Se trata, más bien, de ser consciente de cuándo puede no ser un buen momento y aprender a valorar si te interesa correr algunos riesgos para conseguir aquella fotografía.
También puedes intentar cambiar esas situaciones que puedan no ser favorables para tu fotografía. Por ejemplo protegiendo tu equipo, pidiendo permisos, buscando otro momento o lugar para hacer aquella foto (siempre que sea posible) o, simplemente, explicando que eres fotógrafo y qué es lo que quieres hacer con la cámara.
Además, existe otra opción: dejar la cámara grande en casa y llevar contigo una más pequeña, por ejemplo una compacta o simplemente el móvil, cuando preveas que puedes encontrarte con alguna situación como las mencionadas anteriormente. Al ser cámaras más pequeñas, discretas y por norma general, también más silenciosas, te ayudarán a pasar más inadvertido al hacer según qué fotos. Además, son cámaras más manejables, lo cual puede ayudarte a la hora de ponerla a salvo, pues podrás protegerla por completo más fácilmente.
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