Seguramente habrás oído hablar en más de una ocasión del uso de filtros en fotografía, sobre todo si te gusta la fotografía de paisaje. Los filtros han existido desde hace mucho tiempo, sin embargo, al igual que ha sucedido con las cámaras fotográficas, su precio ha ido disminuyendo gracias a la amplia oferta que existe en el mercado. Muchas marcas se han subido al carro, lo que supone una mejora en calidad y un mejor precio para el usuario.
Conviene saber que hay diferentes tipos de filtros, en función del material del que están hechos y del uso que le vayamos a dar. Pero tenemos que tener especial cuidado con ellos, sobre todo a la hora de limpiarlos.
Distintos materiales con los que se fabrican los filtros
Para empezar, tenemos que saber que hay filtros que están fabricados de un tipo de resina que parece plástico. Este material es más barato pero tienen el problema de que se rayan con sólo mirarlos. Estos filtros suelen ser rectangulares o cuadrados por lo que se usan a mano o con un portafiltros.
Después tenemos los filtros de cristal que son más resistentes a las rozaduras y que por lo tanto duran más tiempo.
Utensilios que podemos utilizar para la limpieza
Al igual que nuestros objetivos, los filtros hay que limpiarlos con cuidado. Lo primero que hay que hacer es utilizar una pera de aire para soplar cualquier pequeña mota de polvo o resto que pueda haber quedado sobre la superficie. Después, si el filtro no está muy sucio, se puede utilizar una gamuza de microfibra para limpiar el filtro.
Antes de usar la gamuza podemos utilizar un pincel específico para estos temas, para asegurarnos de que hemos eliminado cualquier mota de polvo o suciedad sin que nos raye el filtro. Cuando el filtro está muy sucio hay que realizar una limpieza más exhaustiva. Para ello se puede utilizar un poco de agua con jabón, para quitar la posible grasa o restos de sal (si hemos fotografiado cerca del mar).
Al igual que hago con los objetivos, utilizo alcohol isopropílico, que contiene un bajo porcentaje de residuos. Con él, humedezco una gamuza y limpio los filtros. Hay que intentar sujetar el filtro por los extremos con cuidado de no dejar manchas con nuestras propias huellas. Yo suelo utilizar varias gamuzas, una que empapo con el alcohol con la que voy limpiando todos los filtros y otra para secarlos uno a uno. Si el proceso de limpieza ha sido exhaustivo, es decir, que he aprovechado para limpiar todos mis filtros después de un tiempo, ni que decir tiene que las gamuzas se van directamente a la lavadora.
Siempre tengo varias gamuzas limpias que van conmigo, de manera que las voy utilizando conforme se van ensuciando. Para ello tengo una bolsa muy práctica de la marca Terrascape donde transporto, a parte de los filtros de densidad neutra (ND), los filtros graduados de densidad neutra (GND), dos filtros polarizadores (uno para cada objetivo), portafiltros, gamuza y el intervalómetro. Lo que más me gusta de esta bolsa es la capacidad para los filtros y la opción de colgarla del trípode cuando estoy fotografiando, dejándome las manos libres para trabajar.
Gracias a que siempre llevo este material en la bolsa no suelo olvidarme nunca nada en casa, a menos que me olvide de la bolsa, cosa que no pasa casi nunca. Tratar de llevar el material siempre en los mismos lugares harán que podamos localizar cada objeto de manera rápida y que perdamos cosas con menos frecuencia.
Limpieza sobre el terreno
Existen diversas situaciones donde no vamos a tener más remedio que limpiar los filtros in situ. Por ejemplo, si estamos fotografiando en la costa, donde el agua del mar puede salpicarnos es recomendable utilizar una serie de toallitas específicas para gafas. La ventaja que tienen estas toallitas, que ya vienen humedecidas, es que son de un sólo uso. Si limpiamos los filtros manchados de agua de mar con una gamuza la sal irá ensuciando el trapo, con lo que quedará inservible.
Es probable que no dispongamos de una gran cantidad de filtros, por lo tanto en situaciones así tendrás que parar y limpiar tu filtro allí mismo. La prueba de que el agua del mar deteriora la imagen es clara. A menos que estés buscando un aura misteriosa donde la nitidez no sea lo deseado, no te recomiendo seguir disparando con el filtro sucio.
Como ya comenté en mi artículo de fotografía de costa, hay que tener mucha paciencia y saber que tarde o temprano se nos va a mojar un filtro. Este tipo de fotografía es muy tediosa pero los resultados que se pueden obtener son una gran recompensa.
Mantener limpios nuestros filtros es muy importante, ya que estamos anteponiendo un objeto por delante de nuestros flamantes objetivos de calidad inigualable. Además, en ciertas situaciones donde un punto de luz incida sobre nuestro filtro creará una serie de flares o borrones de luz en nuestra fotografía dejándola inservible.
Por ejemplo, si estamos haciendo fotografía nocturna en ciudad y aparecen farolas en nuestra foto a la vez que utilizamos un filtro, es posible que aparezca un halo de luz alrededor del punto de luz.
También es posible que suceda este efecto justo en el peor momento posible, durante una puesta de Sol o amanecer, cuando el Sol está visible y sus rayos inciden directamente sobre nuestros filtros. En interesante comprobar que nuestros filtros están limpios y así evitarnos posteriores disgustos.
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