Cuando te compras una cámara de objetivos intercambiables das un salto de calidad en cierta medida, obtienes mayor control sobre tu cámara, tienes acceso a una gran cantidad de accesorios y una amplia gama de objetivos. Sin embargo, con lo que mucha gente no cuenta es que, a partir de ese momento, vas a tener que limpiar el sensor de su cámara cada cierto tiempo.
Con la llegada de la fotografía digital, el antiguo carrete se sustituyó por un sensor que siempre está ahí y que obviamente, nunca se sustituye. Esto implica que con el uso, poco a poco se van depositando partículas de polvo sobre el sensor, lo que se traduce en manchas en nuestras fotografías.
Yo los suelo llamar garbanzos, y los hay de diferentes tamaños. Algunos son evidentes a simple vista, y son fácilmente visibles si aparecen sobre una zona clara de nuestra fotografía, como puede ser el cielo. Algunos son puntos y otros se podrían empezar a considerar círculos.
Estas manchas no son más que pequeñas partículas de polvo, o incluso grasa, que después aparecen en nuestras fotografías como puntos oscuros y suelen aparecer sobre todo por el intercambio de objetivos. Es el momento en el que nuestro sensor está expuesto y dependiendo de las condiciones pueden aparecer más o menos manchas.
El hecho de intercambiar los objetivos es algo inherente a la filosofía de estas cámaras, por lo que es absurdo tratar de evitar cambiar de objetivo para evitar que nuestro sensor se ensucie. Lo que sí que hay que tener en cuenta es intentar tomar ciertas precauciones y tener en cuenta la cantidad de polvo que hay en el ambiente.
Por ejemplo, es recomendable orientar la cámara hacia abajo cuando vamos a quitar el objetivo. De lo contrario, cualquier mota de polvo puede caer sobre nuestro sensor. Si es posible, se recomienda tapar con la mano la bayoneta hasta que pongamos el nuevo objetivo.
Si estamos en la naturaleza en condiciones climatológicas adversas, o en algún entorno con mucho polvo en suspensión, arena, etc..es recomendable no cambiar de objetivo, a menos que sea estrictamente necesario, puesto que probablemente nos entrará suciedad.
Hay mucha gente que piensa que su sensor está limpio porque sólo tienen un objetivo y por lo tanto no lo intercambian. Pues lo siento mucho, pero con el paso del tiempo lo más seguro es que aparezca alguna mota de polvo en el sensor, sobre todo si nuestra cámara no está sellada.
La frecuencia con la que es recomendable limpiar el sensor variará en función del uso que le demos a la cámara. Si todos los días estás haciendo fotos pero apenas cambias de objetivos no es lo mismo que si continuamente estás cambiando de objetivo.
Tampoco es lo mismo el entorno, si estás en la ciudad será menos probable que entre polvo comparado con el campo.
Como decía antes, es inevitable que el sensor se acabe ensuciando, por lo que vamos a ver cómo podemos limpiarlo de manera fácil y sencilla.
Cómo averiguar si el sensor está sucio
Pero antes que nada, ¿cómo podemos saber si nuestro sensor está realmente sucio? Pues muy sencillo. Hay que tener en cuenta que cuando hacemos una fotografía la profundidad de campo varía con el diafragma, por lo tanto, si queremos ver las manchas que están pegadas al sensor tendremos que cerrar el diafragma al máximo, o por lo menos hasta f/22. De esta manera, si hacemos una fotografía y el sensor está sucio veremos una serie de manchas.
Como hemos cerrado el diafragma mucho apenas tendremos luz, por lo que tendremos que configurar tiempos de exposición de 3 o 4 segundos. No pasa nada porque lo hagamos a pulso, puesto que lo que queremos es determinar las manchas que hay en el sensor. La prueba para saber si es una mancha es hacer dos fotos con encuadres diferentes y ver que las manchas están fijas en el mismo lugar.
Limpieza automática y la pera de aire
Lo primero a tener en cuenta es que hay cámaras que tienen un sistema de limpieza automática. Activando dicha opción, la cámara realizará una "limpieza" del sensor, sin embargo ésta no es muy efectiva. Hay ocasiones en las que una gran mota de polvo o pelusa sí es capaz de quitarla, pero hay que tener en cuenta que este sistema no destruye la suciedad, por lo que lo más seguro es que la mueva de sitio, o que ande por ahí, volviendo a aparecer más tarde.
Por lo tanto, es recomendable hacer una limpieza manual. Para ello, activaremos la opción de limpieza manual del sensor. En las cámaras réflex esto hace que el espejo se levante. Una vez activada la opción quitaremos el objetivo y tendremos acceso al sensor. Lo primero que recomiendo es poner la cámara boca abajo y utilizar una pera de aire.
La pera de aire es muy útil para limpieza de polvo o pelusa, no sólo en el sensor, sino en los objetivos. Lo único que hace es soplar aire sobre la zona que queremos limpiar. De esta manera, soplamos por todo el sensor (boca abajo) para que caiga cualquier suciedad que no esté pegada a nuestro sensor. También aquella suciedad que la limpieza automática movió de sitio.
Sería muy raro que haciendo únicamente este paso nuestro sensor estuviera completamente limpio, pero podemos hacer la prueba.
Limpieza manual
Para limpiar el sensor existen diversos sistemas en el mercado. Uno de los más antiguos son una serie de pinceles, uno húmedo y otro seco que se pasan por encima del sensor. Primero el húmedo con el fin de quitar toda la suciedad que pueda estar pegada en el sensor, y después el pincel seco.
Este sistema es útil cuando tenemos suciedad o grasa que no se va por mucho que soplemos, sin embargo, tendremos que realizar varias pasadas para que no quede ningún resto, incluso del propio pincel seco. Hay que tener en cuenta que cualquier pequeño resto de suciedad se verá reflejado en nuestras fotografías después.
Otra manera de limpiar es con un tipo de líquido especial para limpieza de sensores llamado Eclipse. Es un líquido caro y dependiendo del tipo de sensor que tengas tenías que comprar un tipo u otro. Ahora venden uno válido para cualquier sensor, no obstante, antes de comprar y aplicar es preferible consultarles directamente.
Otra opción que he utilizado en mis sensores es el alcohol isopropílico. Es un alcohol puro libre de sustancias al 98%. Prácticamente se evapora conforme lo aplicas y no deja residuos. Este líquido, junto a unos palillos para las orejas es lo que he utilizado cuando el sensor está realmente sucio.
Sin embargo, el sistema más cómodo y que más utilizo es un bastón con una cabezal gelatinoso en el cual se adhiere la suciedad. Este sistema es menos invasivo y nos hará mucho más fácil la limpieza sin tener que sufrir mientras la realizamos.
En los últimos años han salido varios modelos, pero el que yo he usado es el de la marca Eyelead. Además del bastón, el kit incluye una serie de pegatinas donde hay que volcar la suciedad adherida al cabezal del bastón. Cuando una pegatina está completamente sucia se empieza a utilizar otra. En principio solamente tenemos que ir adquiriendo nuevas pegatinas, sin embargo, yo he notado que la capacidad gelatinosa del cabezal ha perdido fuerza con el paso del tiempo.
Otro sistema que estoy utilizando recientemente es el de la marca Matin, que incluye dos bastones, uno plano y otro en punta para las esquinas, lo cual es muy útil. Además, incorporan una especie de goma, similar a los pegatinas de Eyelead, donde volcar la suciedad, con la ventaja de que, según el fabricante se puede limpiar con agua cuando esté sucia. Todavía no he llegado a ese punto, pero los pinceles por ahora funcionan bien.
El proceso de limpieza con este sistema es tan sencillo como coger el bastón e ir presionándolo sobre el sensor de manera que la suciedad se queda pegada en el cabezal. En un sensor Full Frame necesitamos realizar varias pasadas. Sin embargo, en un APS-C, debido a su tamaño, en dos o tres lo tenemos cubierto por completo.
Mi consejo es realizar una fotografía sobre una superficie monocolor (una pared lisa) con el diafragma cerrado para localizar las manchas, y a partir de ahí ir eliminándolas en vez de pasarlo por todo el sensor.
Un truco que hay que tener en cuenta cuando queramos eliminar una mancha en una posición concreta, es que cuando miramos el sensor frontalmente las posiciones no corresponden directamente, por lo menos en cámaras réflex. Al utilizar el pentaprisma, las posiciones se invierten, por lo tanto, si queremos eliminar una mancha que está en la esquina superior izquierda tendremos que limpiar sobre la esquina inferior derecha.
Hay que tener en cuenta la cantidad de manchas que tenemos, y el esfuerzo que supone limpiarlas todas. A veces limpiamos una mancha y ensuciamos otra zona, por lo que se puede hacer eterno, de ahí que cuanto menos toquemos el sensor mejor. Llegará un momento en el que habremos eliminado prácticamente todas las manchas y puede que sea el momento de parar. También hay que tener en cuenta que las manchas se ven en zonas claras, por lo que es prioritario limpiar la parte alta de nuestra fotografía, donde aparecerá el cielo, ya que normalmente en el resto de la fotografía no se apreciarán.