La relación entre un fotógrafo y un museo suele ser de amor y odio. Amor, porque un museo está lleno de arte (y no solo nos referimos a las obras expuestas en su interior). Y odio porque no es raro encontrar museos en los que hay limitaciones a la hora de realizar fotografías o, incluso, en los que, directamente, está prohibido realizarlas.
Pero, por suerte, los grandes museos y/o salas de exposiciones suelen dejar bastante libertad a la hora de fotografiar su interior. Así que, si tienes intención de visitar uno próximamente en este artículo encontrarás algunos trucos y consejos para poder sacar el máximo provecho a tu visita.
#1. Conoce las Normas y Condiciones del Museo
En cuanto llegues al museo en cuestión, antes de empezar a disparar fotos, debemos informarnos de lo que podemos hacer o no. Pregunta o investiga si puedes tomar fotos y en qué condiciones.
Algunos museos venden una entrada por separado para poder hacer fotos, así que asegúrate de que en las tarifas no está esa opción antes de comprar tu acceso. Es importante también saber si puedes entrar con la cámara, con el trípode y si se pueden o no hacer fotos con flash.
No olvides que es esencial respetar las normas que tenga el museo, ya que seguro que esas prohibiciones existen por alguna razón concreta. Algunas de las restricciones más comunes que encontrarás son:
- Prohibido hacer fotos. La principal razón que puede tener un museo para prohibir las fotografías en su interior está relacionada con los derechos de autor de las obras expuestas.
- Prohibido usar el flash. La conservación de obras de arte implica un control exhaustivo de las condiciones ambientales en las que se encuentre esa obra de arte, incluyendo las condiciones lumínicas de la estancia. Cuando dejamos cualquier cosa al sol durante un tiempo, las características de ese objeto suelen cambiar (especialmente la saturación y el tono de sus colores). Algo parecido pasa con los cuadros y los flashes de las cámaras. Quizás un flash en concreto no tenga grandes consecuencias sobre un cuadro, pero multiplica ese flash por la enorme cantidad de visitantes que tienen algunos museos y entenderás que esté prohibido su uso para tomar fotos.
- Prohibido utilizar trípode. Sobre todo se suele impedir su colocación para no entorpecer el paso de otros visitantes del museo y evitar posibles tropiezos o caídas.
Para ir prevenidos desde un principio, lo más aconsejable echar un vistazo a la página web del museo antes de visitarlo. Probablemente, encuentres una sección de 'Normas' donde expliquen claramente las prohibiciones y/o restricciones en cuanto a la entrada de material fotográfico y su uso dentro del recinto.
Cuando ya sabes de antemano qué te vas a encontrar es mucho más sencillo preparar tu equipo. Si no puedes entrar con el trípode no hará falta que lo lleves y si no puedes hacer fotos con flash escogerás tu lente más luminosa.
#2. Lleva el Equipo Fotográfico más Adecuado
Como ya te habrás imaginado, en un museo no vas a poder cargar con todo tu equipo fotográfico a cuestas. Tendrás que ser selectivo/a y elegir solo el material que vas a necesitar. Las lentes que lleves te interesa que sean luminosas (con aperturas máximas de f/1.4, f/1.8, f/2.8) y con estabilizador de imagen, sobre todo si no vas a poder usar trípode ni monopie.
Puedes llevar una lente zoom que cubra un rango focal amplio como un 18-150mm o un 24-70mm, o bien lentes fijas como el 35 o el 50mm. También puedes optar con un teleobjetivo para captar detalles desde lejos o un gran angular para fotografiar la arquitectura del edificio. Elige según tus necesidades.
No es recomendable que cargues con más de dos o tres lentes si quieres ir cómodo/a y tener cierta libertad de movimientos. Si tienes filtros polarizadores es buena idea que los lleves para evitar los reflejos, así como toallitas o pañuelos para limpiar algún cristal que pueda estar demasiado sucio.
#3. No Dispares Fotos A lo Loco
Que puedas hacer fotografías en el interior del museo no significa que debas hacer fotos a absolutamente todo lo que pase por delante de tus ojos. Muchísimas veces vemos gente haciendo fotos sin ni siquiera encuadrar ni pararse a mirar el cuadro o la escultura.
Cuando no te molestas ni en comprobar si la foto ha salido bien, las fotos pueden estar mal expuestas o el flash puede haberse reflejado en un cristal, por lo que igual la obra en cuestión ni se ve. Así que, sí, puedes hacer fotos, pero no dispares sin ningún tipo de miramiento.
Sé selectivo, mira bien lo que tienes a tu alrededor y haz solo las capturas que creas que valgan la pena, aquellas que realmente quieras hacer. ¡No es necesario hacer fotos únicamente por el simple hecho de que está permitido hacerlo!
#4. Aprovecha la Luz Natural
Aunque te dejen usar el flash deberías plantearte si te conviene utilizarlo. Disparar el flash de tu cámara puede hacer que pierdas detalles muy bonitos en tus fotografías: sombras, reflejos... Incluso puede convertir una pintura o una escultura en algo completamente plano al iluminarlo de una manera totalmente frontal.
En muchas ocasiones quizás es mejor idea no utilizar el flash y aprovechar la luz natural del entorno. Pero... ¿Qué pasa si no hay suficiente luz para exponer bien nuestras fotos? Entonces tendremos varias opciones que podremos llevar a cabo.
Si llevas trípode reduce la velocidad de obturación. Si no, utiliza el objetivo más luminoso que tengas para abrir el diafragma y conseguir más luz. Y si pierdes demasiada profundidad de campo, prueba a aumentar la sensibilidad ISO hasta una cifra en la que el ruido que aparezca no sea demasiado exagerado.
#5. Busca la Máxima Estabilidad que Puedas
Cuando te dejen entrar con el trípode no dudes en utilizarlo, porque te dará estabilidad y podrás usar velocidades de obturación un poco más bajas para compensar la falta de luz. En caso de que no te permitan llevar trípode, consulta si es posible entrar con un monopie.
El monopie es ligero, da mucha estabilidad y al tener una sola pata no supone tanto riesgo para el resto de visitantes. Si no te dejan entrar con ninguno de los dos, también puedes buscar otros puntos de apoyo como sentarte en un banco, apoyarte en una columna o pared, arrodillarte en el suelo...
Finalmente, si no te queda más remedio que disparar cámara en mano, activa el estabilizador de imagen (en la cámara y/o en la lente), no uses velocidades menores a 1/125s y sujeta bien la cámara (con ambas manos, sin tensiones, de forma erguida, con los brazos pegados al cuerpo y con las piernas ligeramente separadas).
#6. Cuidado con el Balance de Blancos
Como ya te hemos comentado, en cada sala puede haber un tipo de iluminación distinto en función de las obras que se contengan y en muchas se mezclará la luz natural con la luz artificial. Esto quizá pueda volver un poco loco al sistema de medición de luz de nuestra cámara.
Para asegurarnos de que los colores que estamos retratando son los que queremos y, para evitarte problemas mayores, dispara en RAW y con el balance de blancos en modo automático. Más tarde podrás elegir un modo concreto o ajustar la temperatura y el matiz de color a tu gusto.
Además, tendrás mayor libertad para arreglar posibles problemas con los colores capturados durante el procesado de las imágenes.Así como la posibilidad de ajustar las luces, las sombras y otros parámetros que no lograrías salvar usando el formato JPEG.
#7. Aprende a Evitar los Reflejos en los Cristales
Muchas de las obras que verás en el museo estarán protegidas por cristales o en el interior de vitrinas. Estos elementos pueden regalarte imágenes curiosas si, por ejemplo, buscas integrar los reflejos en tus composiciones.
Sin embargo, estos mismos reflejos, cuando no son buscados, pueden llegar a estropear muchas capturas (sobre todo si, finalmente, decides utilizar el flash), así que ten cuidado y analiza la escena bien antes de decidirte a disparar.
Hay algunos trucos para evitar los dichosos reflejos. Uno de ellos es utilizar un filtro polarizador, porque al girarlo sobre la lente estaremos modificando la incidencia de estos reflejos, aunque también nos restará gran cantidad de luz. Otro truco es el de pegar la lente completamente al cristal o usar un parasol de goma retráctil para apoyarlo en la vitrina.
#8. Presta Atención a los Detalles
No siempre tienes que fotografiar una obra de arte en su totalidad, también puedes centrarte en una pequeña parte o dar protagonismo a los detalles. Para ello, puedes acercarte mucho usando una focal media u optando por una lente macro.
Si eliges un teleobjetivo, además de comprimir más la perspectiva, te encontrarás con el problema de la estabilidad. Si no tienes trípode ni un punto de apoyo firme y usas una focal muy larga tendrás que subir la velocidad de obturación para evitar las trepidaciones.
Eso significará que para poder compensar la exposición tendrás que reducir el número f y/o subir la ISO. Sea como sea, fotografiando detalles conseguiremos una sensación de dramatismo mucho mayor y seremos capaces incluso de dar vida a objetos que a priori son inaminados.
#9. Captura la Arquitectura del Edificio
Seguramente las obras de arte, ya sean cuadros, esculturas u otros elementos será lo que más te llame la atención. Pero no debes cerrarte solo en fotografiar las obras que puedas encontrar en las salas de exposiciones, en el exterior de un museo también suele haber mucha vida artística.
Normalmente, un museo suele ser un edificio que nunca pasa desapercibido. Algunos tienen tanta personalidad y son tan llamativos que son considerados como obras de arte en sí mismas. Por eso, no te limites solo al interior. Trabaja bien el lugar, haz también fotos fuera del edificio centrándote en su arquitectura y en sus formas.
Y una vez dentro, mira las cosas también desde otros ángulos: levanta la vista al techo, fíjate en los suelos, aprecia la decoración, mira por las ventanas... Lo importante es que seas consciente de que las obras de arte fotografiadas de frente no son la única opción que existe a la hora de tomar fotografías en un museo.
#10. Incluye Personas en el Encuadre
Si quieres añadir valor a tus capturas, prueba a incluir personas dentro de tus encuadres cuando hagas fotos en el museo. Captar a los visitantes interactuando con el arte puede ser realmente interesante porque podrás transmitir emociones.
Para conseguirlo, puedes intentar utilizar el museo como un escenario, de manera que lo importante no sea el sitio en sí sino lo que en él pase: fíjate en la gente, en sus comportamientos, en las actividades (culturales o no) que puedan llevarse a cabo...
Busca a personas que sean realmente expresivas para que sea más sencillo capturar acciones curiosas cuando observan una obra. Cuanto más famoso sea el autor/a o más transgresora sea la obra de arte, más fácil será fotografiar reacciones atractivas.
#11. No Acapares las Obras de Arte
Cuando quieres conseguir una buena foto necesitas tomarte tu tiempo, elegir bien el encuadre, ajustar la exposición, hacer un bracketing... etc. El problema es que no estás solo/a y hay más gente a tu alrededor que quiere disfrutar de la obra de arte que (sin querer) estás acaparando.
Aprovecha para hacer fotos cuando no haya nadie y vuelve más tarde si ves que un grupo grande se acerca, sobre todo si no te interesa que se cuelen en el plano. Es importante respetar al resto de visitantes y no presionarles para que se aparten o se vayan porque han pagado su entrada igual que tú y tienen el mismo derecho.
Si tu cámara tiene un modo silencioso, actívalo. Otro consejo útil, si quieres poder hacer fotos sin que haya gente a la que molestar ni que te moleste, es que vayas al museo justo a la hora de apertura o poco antes de cierre. Será cuando menos visitantes hayas y cuando más libertad tendrás.
#12. Procesa las Imágenes siendo Fiel a la Obra
Aunque queramos sorprender y ser originales, siempre debemos marcarnos unos límites. Por un lado, el/la autor/a de una obra de arte que fotografiemos seguramente tendrá un copyright y unos derechos de la obra que no podrás quebrantar. Deberás dar crédito al artista y no usar la imagen con fines comerciales sin premiso y/o retribución al autor.
Por otro lado, a la hora de revelar tus imágenes no es muy aconsejable sobreprocesarlas, ni abusar de la saturación de los colores ni de un efecto HDR demasiado exagerado. Es más recomendable conservar el arte en su máxima esencia y respetar la creación del artista.
Un buen truco para disimular algunos defectos como la difracción o los halos pero, sobretodo, los reflejos que hayan podido quedarse en los cristales es el de convertir tus imágenes a blanco y negro. Es un recurso que dota a la imagen de una atmósfera mística y que elimina la distracción de los colores, además es atemporal así que nunca pasará de moda.
¿Has Hecho Fotos en Museos o Exposiciones?
Si sueles hacer fotos en museos o salas de exposiciones seguro que tienes un buen puñado de consejos y trucos más que poder añadir a este listado.
¿Has tenido problemas para entrar con la cámara o con el trípode en algún museo conocido?
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