Hubo un tiempo en el que estuvimos muy cerca de ellos, cuando apenas levantábamos un metro sobre el suelo. Ahora, pasados los años, es el momento de volver a volver a oler la tierra de cerca y re-descubrir el apasionante mundo de los insectos.
La fotografía de fauna salvaje no resulta una disciplina fácil. Nosotros, los fotógrafos, pasamos a ser meros espectadores en un teatro incesante de comportamientos y procesos en los que, si queremos conseguir el éxito, será requisito indispensable pasar lo más desapercibidos posible. En este artículo vamos a dar cita a algunos consejos que te ayudarán a la hora de enfrentar una sesión con insectos, ¿te apuntas?
Conociendo A Los Insectos
Con aproximadamente un millón de especies descritas, los insectos son el grupo de seres vivos más diverso del planeta representando prácticamente el 90% de formas de vida que pueblan la tierra. Sin embargo, el dato que quizá sea de mayor relevancia es que han colonizado la mayor parte de hábitats disponibles, ¿qué significa eso? ¡Que podremos encontrarlos allá donde vayamos!
¿Cómo Perciben El Mundo?
Desde hace algún tiempo me llegan consultas sobre cuáles son los métodos que sigo para atraer y fotografiar estos diminutos animales. ¿Atraerlos?¡No! Si existe algo realmente apasionante en esta disciplina es precisamente “saber” colarse en sus vidas sin que apenas noten tu presencia, ¡te regalarán momentos únicos! Y será mucho más fácil.
Detalle de la cabeza y tórax de una libélula
Los insectos, al igual que nosotros, disponen de una serie de sentidos y órganos para su orientación, defensa y sexualidad que conviene conocer si queremos lograr mejores resultados. ¿Nunca te has preguntado por qué resulta tan difícil cazar una mosca? Sus sentidos están capacitados para percibir vibraciones o movimientos de aire minúsculos, pueden vernos mediante una serie de “celdas” fotosensibles que a menudo abarcan ángulos de visión de 360º e incluso olernos a grandes distancias.
¡Acércate A Ellos!
Una vez sensibilizados con la idea de que vamos a introducirnos en un ambiente y que en cierta manera lo alteraremos y notarán nuestra presencia, ¿cómo nos acercamos? Incluso cuando la actividad de nuestros protagonistas es máxima, el simple hecho de llegar a su zona los paralizará e intentarán esconderse al intuir peligro. Por tanto:
- Asegúrate de que la zona elegida esté bien poblada, siempre tendrás mayores probabilidades de encontrar modelos para tus fotografías.
- Lo más importante: que confíen en ti. Esto lo logramos adentrándonos en su medio de forma lenta y pausada. Podemos incluso realizar pequeñas paradas mientras nos acercamos al objetivo, sentarnos y seguir observando, comprobaremos cómo la vida vuelve a pulular.
- Si ya hemos fijado a un insecto determinado como protagonista de nuestra sesión, acércate siempre en línea recta y sin movimientos bruscos. Hacerlo en línea recta minimiza su sensación de que algo se aproxima.
- Si están al sol procura no hacerles sombra, no te dará tiempo a disparar.
- Su orientación también es importante: abórdalos por el lado opuesto a su cabeza, les dará confianza a la hora de poder escapar y aguantarán tu cercanía.
- Una vez conseguida la posición, disfruta del momento y si sale volando antes de que puedas disparar, ¡vuelve a intentarlo!
Tras una larga maniobra de acercamiento conseguí este plano completamente frontal del insecto.
Importante: La Distancia De Seguridad Y Las Características De Enfoque De Nuestros Objetivos.
Hemos conseguido inmiscuirnos en su rutina, logrado una buena posición para fotografiarlo pero aun no estamos satisfechos o, simplemente, queremos mayor aproximación, ¡cuidado! Varía según la especie a fotografiar pero, por regla general, existe una distancia de seguridad que de ser sobrepasada perturbará a nuestro actor principal. ¿Mi consejo? Suelo organizar mis acercamientos de la siguiente forma:
- Acercamiento paulatino al sujeto: Desde distancias relativamente largas y con grandes aperturas de diafragma (recordemos que a mayor distancia del insecto menor desenfoque del fondo, de ahí el comenzar trabajando con aperturas grandes con la finalidad de lograr un correcto desenfoque) nos permitirán realizar “fotografías de ambiente” sin grandes aproximaciones.
- Una vez comenzada la sesión desde una distancia segura, procedemos a acercarnos consiguiendo planos cada vez más cerrados.
- Cuando la distancia sea incómoda para el sujeto, excesivamente corta, probablemente abandone el lugar aunque ¡a veces pueden sorprendernos!
Cuando fijamos un sujeto es recomendable comenzar realizando “fotografías de ambiente” desde distancias seguras, completará nuestro reportaje aportando variedad de planos y, a su vez, irá dando confianza a nuestro protagonista para proceder a mayores acercamientos.
En este sentido existe una característica de nuestros objetivos que resulta crucial para la fotografía de insectos: La distancia mínima de enfoque. ¿Qué quiere decir esto? Es simple, dos objetivos pueden lograr exactamente el mismo ratio de ampliación (por ejemplo 1:1) desde distancias muy diferentes, a veces incluso con varias decenas de centímetros que ¡pueden venirnos muy bien!
Objetivos con ratios de ampliación 1:1
- Sigma 150mm f/2.8 – Distancia mínima de enfoque 38 cms
- Canon 100mm f/2.8 – Distancia mínima de enfoque 20 cms
- Nikkor 60mm f/2,8 – Distancia mínima de enfoque 18,5 cms
Los datos técnicos son claros: a mayor distancia focal y mismo ratio de ampliación disponemos de una distancia de enfoque más lejana, es decir, mayor comodidad a la hora de fotografiar insectos.
¿Qué Horas Y Lugares Son Apropiados?
Si hemos llegado hasta aquí ya deberíamos de tener un concepto global sobre cómo abordar a los insectos en nuestras sesiones de campo pero, sin lugar a dudas, existen ciertas situaciones climatológicas y atmosféricas que pueden jugar a nuestro favor, ¿las repasamos?
- Mejor en primavera: De todos es sabido que durante la primavera se produce una explosión de vida.
- Horas centrales: Durante las horas centrales del día los insectos poseen tan alta actividad que será difícil lograr acercarse a ellos con buenos resultados, ¡aprovéchalo en tu favor para ejercitar fotografía de sujetos en pleno vuelo!
- Atardecer y amanecer: Bajan su actividad y con ello aumentan nuestras posibilidades de “cazarlos estáticos” en alguna rama o flor. Quizá, si tuviera que quedarme con uno de estos dos momentos sería el amanecer, puede proporcionarnos un plus estético al descubrir ciertos insectos bañados en rocío. Además, durante la mañana aun no han entrado en calor y permanecerán totalmente estáticos hasta que los primeros rayos de sol consigan activarlos.
- Donde hay flores, hay vida.
- Donde hay agua, hay vida.
- Evita la luz directa del sol de medio día, creará contrastes poco estéticos.
- Hasta las 10:00 am y a partir de las 19.00 pm las condiciones lumínicas serán favorables con sol directo.
- ¡Aprovecha los días nublados! ¿Existe algo mejor que disponer de un difusor natural del tamaño de una nube? Los volúmenes lo agradecerán.
- Mejor trabajar de forma individual: Un solo individuo tendrá mayores posibilidades de éxito que en grupo, recordemos que estamos alterando su día a día. En caso de ir en grupo sería conveniente mantener cierta distancia.
La primavera y su correspondiente explosión floral proporcionan abundancia de sujetos.
Como habréis comprobado a lo largo de este artículo, he querido enfocar la unidad temática en consejos estrictamente prácticos a la hora de abordar una sesión con insectos, sobre técnicas ¡ya hemos hablado en dzoom!
¿Se te ocurre alguna idea? ¿Cuál es tu experiencia en este campo? ¡Cuéntanos!