La peor foto es aquella que mata la realidad cuando realmente se busca lo contrario. Esto ocurre especialmente en la fotografía gastronómica, la de comida de toda la vida. Nada tienen que ver el encuadre, la calidad de la luz, el ángulo de esta, la perspectiva…; todos ellos son valores añadidos que resultarán, en caso de sumar, en una fotografía que triunfará. Lo que aquí importa es la textura y la reproducción fiel del color. ¡Ah, y el enfoque! Mejor dicho, la zona enfocada. Estos no restan, si no están presentes no hay foto buena. Excluyo las expresiones fotográficas en nombre del arte.
¿Cómo se Atreven a Comer lo que Fotografían?
Me espanto cuando veo gente dispuesta a ingerir lo que parecen –a juzgar por las fotos que publican- productos, ya no de dudosa calidad, sino directamente en mal estado. Todos parecen salivar ostensiblemente dedicando, no pocos elogios, al fotógrafo, a la comida y a los locales. Sinceramente, viendo las fotos, ni me planteo pisarlos.
Siendo honestos, cabe matizar dos cuestiones innegables: que la gente sigue viva tras comerse lo que fotografía y que los restaurantes, bares, taperías…, de los cuales se muestran los platos que la gente dice comerse, todavía no han sido cerrados por Sanidad. Así pues, hemos de concluir que muchas de las fotografías compartidas en las redes sociales no son un fiel reflejo del plato. En fin, todo resulta un tanto extraño.
La Lista de la Compra
La fotografía de alimentos es un mundo aparte dentro del mundo de la fotografía, un arte en sí misma, que va ganando adeptos. Sea cual sea el interés que os mueva, compartir el momento, obtener un recuerdo, conseguir una imagen para la publicación de un blog…, considero importante esforzarse para conseguir la imagen más fiel posible.
Las fotografías que se muestran en publicaciones culinarias y en muchos restaurantes, han sido realizadas por fotógrafos profesionales, además en ocasiones, de primer nivel. Fotógrafos que comparten protagonismo con estilistas de comida, sí, cuyo cometido es conseguir que los platos luzcan de la mejor forma posible. Tanto es así que muchos cocineros famosos tienen un fotógrafo trabajando a tiempo completo para ellos, dedicados en exclusiva a fotografiar sus platos para, posteriormente, utilizar esas fotos para su promoción.
Por tanto, ya tenemos alguna pista de lo que podremos, o no podremos, obtener. Quien piense que con su móvil será capaz de acercarse a la calidad de las mencionadas fotos, casi con certeza, puedo afirmar que verá sus expectativas defraudadas.
Por consiguiente, las claves principales para obtener fotografías de comida apetecibles, pasan por imitar lo que hacen los profesionales.
- En la fotografía profesional de alimentos se utilizan productos que no son comestibles, los cuales están orientados a mejorar el aspecto de los alimentos fotografiados y a evitar aquellos que se deterioran rápidamente. No ocurre así en los restaurantes, donde la buena presencia depende únicamente de las habilidades del personal y de la calidad de los alimentos. La foto debe de realizarse inmediatamente, una vez que nos han servido.
- La iluminación profesional está muy estudiada y controlada, tanto si es natural como artificial. En los restaurantes encontraréis tantas posibilidades de iluminación como locales. La iluminación que generan los focos de los locales, raras veces tiene la consideración de idónea.
- Los equipos que utilizan son profesionales, no hacen fotos con la cámara de un móvil, ni siquiera con la del último modelo comercializado.
- Se usan reflectores, espejos y otros complementos, para conseguir llevar la luz allí dónde se necesita. Tened en cuenta que en muchas ocasiones se utilizan contraluces o luz lateral.
- Usan un trípode, lo que permite trabajar son ISO's bajas y profundidades de campo adecuadas, evitando además, la trepidación. Hay locales oscuros como cuevas, donde la exposición requiere el uso de ISO elevada, grandes aperturas y velocidades lentas.
- Fotógrafo y cocinero trabajan sincronizados. Los platos se sacan cuando ambos están preparados. Las salsas, aliños, etc, se añaden en el último momento para dar una apariencia de recién preparado.
- Algunos alimentos pierden sus cualidades fotogénicas a los pocos minutos de ser emplatados, por ejemplo la pasta. Haz las fotos lo antes posible.
- Y por supuesto, las fotos son procesadas antes de ser expuestas.
Si al llegar hasta aquí, todavía no has desistido de hacer fotos en restaurantes, te voy a explicar lo que hago yo cuando decido hacer fotos de lo que como, fuera de mi casa.
Las Principales Consideraciones
Convirtiendo los puntos anteriores en requerimientos, ya estarían enunciadas. ¿Cuántos de ellos podéis cumplir cuando vais a cenar a un restaurante? Si digo uno o dos no me equivoco mucho.
- Si tienes una réflex, úsala. Su sensor de mayor tamaño ofrecerá mejor resultado en el tratamiento del ruido y en el manejo de las ISO's elevadas.
- Es fundamental respetar al máximo texturas y colores. Así, el ajuste preciso del balance de blancos es importante, evitando –por ejemplo- que el pulpo adquiera una tonalidad amarilla o verdosa, sinónimo de que no está bien.
- Si las luces del restaurante no rinden todo el espectro cromático se producirán dominantes de color que afectarán a los colores de los alimentos. En muchos casos, tienen difícil, incluso imposible, corrección.
- Si vas a usar tu móvil o una cámara compacta, debes de saber que en condiciones de baja iluminación la calidad que ofrecen es escasa y que generarán mucho ruido. Hoy existen smartphones con cámaras con aperturas de f/1,8 (el mío, je,je) lo que está francamente bien, pero no es suficiente en muchas ocasiones porque la ISO necesaria es elevada. Por tanto, intenta que la luz no le llegue totalmente a contraluz, mejor lateral.
- Continuando con los Smartphones, sujétalo bien, porque bajará tanto la velocidad que tendrás riesgo de trepidación. Es fácil encontrar velocidades por debajo de 1/30.
- Siempre que puedas, mientras tengas luz natural, elige sentarte al lado de una ventana. Tendrás más luz. La única precaución es situar el plato fuera del alcance de los rayos solares.
- Con la luz natural también se pueden introducir algunas dominantes de color indeseadas si, por ejemplo, la luz llega tamizada a través de un toldo o de unas cortinas de color.
- Puedes girar el plato para buscar el mejor ángulo, no te quedes con la posición en la que el camarero te ha dejado el plato.
- Apaga el flash de la cámara, de cualquier cámara, incluido el móvil. Si no hay luz suficiente no hagas la foto, disfruta de la comida, y no incordies al resto de comensales.
- Procesa la foto: un poquito de luz aquí, algo de saturación, un ajuste preciso del balance de blancos, un poquito de relleno a las sombras, quizá un poco menos de contraste, un pelín de nitidez y un marco delicado, harán que la foto luzca mejor. Hay muchos programas de edición, pero si hablamos de móvil, a mí me gusta Snapseed. ¡Nada de filtros!
- Sobre la perspectiva, encuadre, formato… hay mucha literatura en internet. Quizá en otro artículo me decida a hablaros sobre ello.
Resumiéndolos todos en uno: recuerda que el interior del pulpo es blanco, ni verde ni amarillo. Si presenta alguno de ellos, no lo comas y si no puedes conseguir una foto de él con su interior blanco, haz fotos alternativas, del local, de los cubiertos, de los muchos detalles que cualquier local ofrece.
Para Finalizar
Muchos locales venden una imagen cuidada, de presencia exquisita, con productos de primera calidad y preparaciones de alta cocina, con meticulosos emplatados y, muchos de ellos, con chefs de primer nivel. Si has quedado satisfecho, ayuda al restaurante.
Sé honesto si no has sido capaz de hacerle justicia al plato y avisa a tus lectores indicando que el plato real presenta un aspecto mejor del que muestra la foto. Diles que había poca luz, o que una dominante de color arruinó la toma.
Haz buenas fotos: tus lectores lo agradecerán, pensarán que su aspecto es saludable y se plantearán seriamente ir al restaurante.
Me sorprende que los restaurantes todavía no se hayan planteado prohibir las fotos que se realizan de sus platos. Sé que es un tema controvertido, ya que existen derechos por ambas partes, local y comensal, difíciles de dirimir. Pero hay un aspecto claro, un restaurante vende comida y la imagen de lo que vende debe de ser adecuada a su nivel y pretensiones. Y en muchas ocasiones, las fotos que se suben a las redes sociales no lo son. Hasta qué punto favorecen o perjudican al restaurante, lo desconozco. Si yo tuviese un restaurante, ofrecería la posibilidad de que la gente se descargase las fotos de los platos que se está comiendo. Sería una promoción increíble, adaptada a mis intereses.
Por último, suelo realizar fotos en los restaurantes, pero siempre pido permiso antes, no uso flash y no me levanto para, girando alrededor de la mesa, buscar el mejor ángulo para cada plato; todo ello con el fin de no perjudicar la experiencia del resto de comensales que, al igual que yo, también van a pagar su cubierto y tienen derecho a disfrutar sin que nadie les de la comida/cena.