¡Hola de nuevo! Hoy vengo a explicaros una técnica muy sencilla con la que conseguiréis mejorar vuestras fotos de larga exposición (crepusculares, nocturnas urbanas, L.E.D…) de manera muy fácil y sobre todo, barata.
Y es que todo lo que necesitaréis para esta técnica es… ¡una cartulina negra!
Seguramente te estarás preguntando cómo puede ayudarte una cartulina en tus fotos, y la respuesta es mucho más fácil de lo que te puedes imaginar. ¿Quieres saber cómo?
Pongámonos un poco en situación
Estoy seguro de que en más de una ocasión habéis salido de casa a pasear simplemente con vuestra cámara (o como mucho con el trípode), y al rato os habéis encontrado con un atardecer con sus últimos rayos de sol, un paseo marítimo de noche con sus farolas encendidas visto desde lejos, unos edificios interesantes iluminados… en definitiva, una escena de larga exposición que merecía ser fotografiada.
Posiblemente hayáis intentado fotografiar esa escena y os habréis dado cuenta de que hay demasiada diferencia de luz entre las partes de la escena más iluminadas y las que están más en sombra, con lo que es imposible sacar detalle en las zonas oscuras sin quemar las más iluminadas, o por el contrario sacar correctamente las luces sin que las sombras queden totalmente oscuras y sin detalle.
Esto pasa porque el rango dinámico de la cámara no es lo suficientemente amplio como para captar toda la escena adecuadamente, con lo que hay que sacrificar una de las partes en beneficio de la otra. El resultado por tanto es una fotografía que no se parece a la escena que estamos contemplando…
Sí, me ha pasado alguna vez… ¿y cómo lo soluciono?
Una manera de solucionarlo sería utilizando filtros graduados de densidad neutra. Este tipo de filtros normalmente se usan en paisajes o costas, aunque también nos ayudarían a la hora de equilibrar las luces de edificios de una escena nocturna urbana, por ejemplo.
Pero si no contamos con un filtro de este tipo (o nos lo hemos dejado en casa), no hay que desilusionarse a las primeras de cambio y marcharnos sin nuestra foto, ya que la técnica que vamos a explicar también sirve para equilibrar la exposición de una fotografía de un modo muy efectivo.
¿Y en qué consiste exactamente?
Vayamos al grano. Antes que nada, tengo que avisaros de que no podremos aplicar esta técnica con buenos resultados en cualquier caso. Principalmente nos resultará muy útil en cualquier escena donde tengamos la parte más luminosa situada claramente en una mitad o en una parte en concreto del encuadre (una escena crepuscular, de hora azul, de paisaje urbano nocturno…).
Además, el tiempo de exposición final deberá ser de algunos segundos para poder aplicarla, ya que en una exposición de un segundo o menos no sería muy práctico.
Para poder llevarla a cabo, aparte de nuestra cámara y el trípode, nos hará falta cualquier elemento plano (a ser posible negro u oscuro) con el que podamos tapar el objetivo mientras hacemos la foto. Yo suelo llevar un trozo de cartulina o de goma EVA negra (una especie de espuma que se utiliza en manualidades), aunque cualquier cosa que no deje pasar la luz nos servirá. Si no disponemos de esto también podemos usar nuestra propia mano, aunque con mucho cuidado porque es fácil que se “cuele” luz entre los dedos, o entre la mano y el objetivo si no colocamos bien la mano.
Lo que vamos a hacer con esta cartulina u objeto oscuro es tapar la parte de nuestra escena con más luz durante parte del tiempo de exposición, de manera que no llegará tanta luz a esa parte del sensor y por tanto evitaremos que se sobreexponga nuestra fotografía en esa zona. Obviamente, no se trata simplemente de sujetar la cartulina y esperar, pero como yo siempre digo…
…la mejor manera de explicarlo, ¡un ejemplo práctico!
Bien, estamos en la calle y hemos encontrado un lugar interesante para fotografiar, que reúne las condiciones para aplicar esta técnica. Una vez tengamos nuestra escena correctamente encuadrada y enfocada, haremos una serie de fotografías de prueba hasta conseguir que la parte más oscura (en este caso la inferior) esté correctamente expuesta. Una vez conseguido, anotamos o recordamos el tiempo de exposición de esta primera foto, ya que será el tiempo de exposición total de nuestra foto final.
Esta foto tiene un tiempo de exposición de cinco segundos. Aquí vemos como el suelo de esa parte baja está expuesto como yo deseo, pero algunas luces y sobre todo la fachada del edificio de la derecha se han quemado, están sobreexpuestas:
Ahora repetiremos la operación, pero en este caso buscaremos exponer correctamente la parte más clara, donde se encuentran las luces que anteriormente se habían “quemado”.
En la siguiente foto el tiempo de exposición es de un segundo, aquí vemos que la parte de los edificios está correctamente expuesta, pero el suelo ahora ha quedado subexpuesto:
Perfecto. Ahora que ya tenemos ambos tiempos de exposición calculados, miraremos por el visor para ver en qué posición deberemos sostener inicialmente la cartulina. Yo suelo realizar algún disparo de prueba para comprobar cómo queda tapada la zona que me interesa, como en la siguiente foto.
Ahora ajustamos en la cámara el tiempo de exposición de la prueba que hemos hecho a la parte más oscura (recordad que en este caso eran 5 segundos), y nos disponemos a accionar el disparador con la cartulina sujetándola inicialmente en la posición que hemos visto.
Esta es la parte más “técnica” y que quizás, más os cueste dominar hasta conseguir el efecto deseado… Una vez accionemos el disparador, tenemos que ir moviendo verticalmente la cartulina hacia arriba y abajo (más o menos un centímetro o dos), ya que si la mantuviéramos quieta aparecerían ambas partes de la foto claramente diferenciadas por una marca. Con este movimiento lo que pretendemos es que la separación entre ambas partes se difumine, es como “simular” un filtro graduado ND (que como hemos comentado anteriormente podríamos utilizar para este tipo de tomas). Haremos este movimiento hasta que falte el tiempo que hemos calculado para la zona de luces, momento en el que quitaremos totalmente la cartulina para que la parte tapada se acabe de exponer correctamente. Si lo hemos hecho bien, obtendremos una foto con ambas partes correctamente expuestas.
En nuestro ejemplo, dado que hemos calculado cinco segundos para el suelo y un segundo para la parte superior, hemos disparado y sujetado durante unos cuatro segundos la cartulina (moviéndola), y a falta de un segundo hemos quitado la cartulina totalmente para dejar que la parte superior se exponga totalmente durante el segundo restante. Esta es la foto resultante de aplicar la técnica de la cartulina en nuestro ejemplo (con la perspectiva corregida y ajustes básicos):
Suena complicado, pero os aseguro que ¡no lo es! En cuanto hagáis algunas pruebas veréis que enseguida se aprende a mover la cartulina con el movimiento adecuado, y que los resultados obtenidos son francamente buenos. Así que ya sabéis, a partir de ahora, llevad siempre en vuestra mochila un trozo de cartulina negra, ya habéis visto que puede daros muchas alegrías.
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