Cuando empezamos a entrar en el mundo de la fotografía, normalmente practicamos, aprendemos y desarrollamos nuestro ojo en un ambiente familiar. Sobre todo si no tenemos medios o tiempo para asistir a cursos, talleres o clases teóricas. Si ese es tu caso, posiblemente te hayas preocupado en algún momento de no aburrir a las personas de tu entorno con infinitas pruebas fotográficas. O, quizás, no sabes cómo combinar tus prácticas fotográficas con tus ocupaciones familiares. ¿Hay alguna manera de hacerlo?
Tú, a Tu Ritmo
No tengas prisa por aprender. Si estás entrando en el mundo fotográfico de una manera autodidacta, debes ser muy ordenado y cuidadoso pues debes asimilar bien todos los conceptos que vayan surgiendo para así, poder establecer una buena base teórica que, más adelante, te servirá para poder dar rienda suelta a tu creatividad. Busca siempre algún momento de relax para dedicarlo a tu afición, no lo mezcles con otras obligaciones: todo debe tener su tiempo. Asegúrate de poder concentrarte en lo que estás haciendo. Si necesitas practicar, busca en tu casa (o el espacio en el que estés) la manera de poder hacerlo.
Aprovecha las Circunstancias
No hace falta irse de safari a África para poder tomar fotografías buenas, ya sabemos que cualquier circunstancia que se preste nos puede regalar una buena oportunidad de tomar imágenes fabulosas. Así que aprovecha las circunstancias de las que dispongas: tu casa, tu pareja, tus hijos, tu mascota... aprende a ver de manera fotográfica todo aquello que te rodea para, así, poder sacarle el máximo jugo a todas las situaciones que tengas en tu día a día.
Las celebraciones familiares pueden ser, también, una buena manera de aprender fotografía: los cumpleaños te pueden servir para aprender a hacer fotos con iluminaciones cambiantes (como cuando se apagan las luces y se encienden las velas, por ejemplo), las bodas/bautizos/comuniones pueden ayudarte a aprender a fotografiar momentos importantes y decisivos.
Cuando apenas hay tiempo para segundas tomas y la precisión fotográfica es importante. Ten en cuenta, además que si no eres el fotógrafo oficial del evento, tendrás más libertad y menos presión para ir haciendo las fotos a tu ritmo y gusto.
Además, si convives con otras personas, éstas pueden servirte como modelos en situaciones concretas y así, puedes empezar a hacer books fotográficos o hacer sesiones de embarazo o de recién nacidos sin la presión de tener que contentar a un cliente.
Sin embargo, si vas a aprovechar tu entorno de esta manera, debes tener en cuenta una cosa: tú estarás practicando fotografía pero el resto de personas, simplemente, te estarán haciendo un favor. Tanto si posan para ti como si "toleran" (por decirlo de algún modo) el hecho de que estés enredando con la cámara en un momento importante de su vida. Por eso, debes tener en consideración las personas que están a tu alrededor, aprender a interpretar cuándo están cansados de la cámara y sobre todo, aprender a practicar tu fotografía sin interferir demasiado en lo que sea que estén haciendo.
¿Viajes Fotográficos Familiares?
Viajar en familia puede regalarte también, grandes fotografías. Sin embargo, ¿podemos ir a nuestro aire sin importunar al resto de integrantes del viaje? La verdad es que es un poco complicado, sobre todo si eres el único que quiere tomar fotografías más allá de las típicas postales que todo el mundo quiere inmortalizar y más especialmente aún, si se trata de un viaje en grupo u organizado.
Mentalízate: si quieres hacer tus fotografías en un viaje que no haya sido planteado para ser fotográfico, deberás correr mucho. Igual suena extraño: ¿correr? Sí, correr. Porque es más que probable que, en tu intento de retratar aquello que tengas delante de los ojos, te quedes más atrás que el grupo, así que te tocará acelerar el paso para poder volver a recuperarlos.
Si sabes exactamente la dirección hacia la que el grupo está caminando, también puedes intentar adelantarte (correr de nuevo) para acercarte a aquello que te llame la atención y poder realizar las fotografías antes de que los demás lleguen. Con estos dos movimientos conseguirás ir realizando tus fotos, a tu manera y sin interferir en el ritmo del resto de viajeros: ellos no deben esperarte.
Además, también puedes ser tú el que planifique el viaje que realizaréis. Esto implicará invertir más esfuerzo y tiempo pero quizás te sirva para conseguir las mejores fotografías. Si organizas bien el día, podrás estar en aquel monumento famoso al atardecer. O podrás ver como la ciudad se ilumina cuando entra la noche. Si, por lo que sea, no eres tú el que organiza el viaje, asegúrate de informarte bien de aquello que verás y de cuándo lo harás, para saber, de antemano, qué situaciones fotográficas tendrás delante (esto incluye visitas y monumentos, pero también paseos posibles y días especiales del lugar de destino).
Sea como sea, debes tener muy en cuenta el material que te vas a llevar: no debes cargar tu mochila con cámaras y objetivos si no estás completamente seguro de que los vas a usar. Piensa que llevar un peso extra, al final del día, cuando lleves muchas horas caminando, será un auténtico dolor y lo ideal sería que nunca debas pedir a alguien que te ayude a llevar el equipo. Piensa que son tus cosas, tu afición, tu decisión llevar lo que llevas así que, por lo tanto, también es tu responsabilidad.
Iniciar a la Familia en el Arte de la Fotografía
Esta puede ser una buena manera de conseguir compaginar los dos mundos. Si notas que alguno de los miembros de tu familia o entorno muestra cierto interés por lo que haces, intenta potenciar eso: explícale qué quieres conseguir, muéstrale los resultados, pídele su opinión, ofrécele la tuya propia, déjale (si es posible) la cámara para que experimente.
También puedes intentar introducir ciertos conceptos teóricos (como el triángulo de la exposición o algunas reglas básicas de composición). Sobre todo: no fuerces nada, sobre todo si se trata de niños, deja que todo esto fluya de la manera más natural posible. La curiosidad hará el resto.
A Veces, es Mejor Recurrir a Terceras Personas
Sí, ya hemos visto que la familia nos puede dar grandes fotografías y si trabajamos responsablemente, todos guardaréis un grato recuerdo de tu afición fotográfica. Sin embargo, a veces es necesario salir a buscar apoyo en terceras personas. Amigos (u otros familiares) que compartan afición contigo. Con ellos puedes hacer viajes o, simplemente, paseos fotográficos que, además de respetar tus tiempos fotográficos pueden ayudarte a aprender más fotografía.
Descansa de la Fotografía de Vez en Cuando
Sobre todo si tu afición es muy marcada y siempre andas enganchado a tu cámara. Seguramente la gente de tu alrededor agradecerá (aunque quizás no te lo digan) el hecho de poder descansar de cámara pero sobre todo, agradecerá el poder disfrutar de ti.
Porque, siendo sinceros, si estamos haciendo fotos, estamos haciendo fotos. Nos concentramos, nos fijamos en los detalles, analizamos luces, encuadres, profundidades de campo. Y no es difícil que nos olvidemos del resto.
Así que descansar en algún momento y dejar la cámara encima de la mesa (aunque siempre cerca, por si aparece aquella imagen que necesita ser captada) nos ayudará al hecho de que afición y entorno familiar se lleven mejor.
Aprende a Decir que No
Quizás esto no tenga mucho que ver con la tónica general del artículo. Sin embargo, creo que es totalmente necesario hacer una mención a una situación que seguro has vivido en alguna ocasión.
De la misma manera que los informáticos acostumbran a oír la frase "tú que eres informático, ¿me arreglas el ordenador?", los fotógrafos también solemos oír la frase "mejor haz la foto tú, que sabes más", "ven, haznos una foto, que con tu cámara salen mejor" y otras derivadas. Aprende a decir que no, sobre todo si lo que se busca es una fotografía "sin más", una fotografía que cualquier podría hacer. Por supuesto, no te costará nada hacerle el favor a aquella persona que te pida que le hagas la fotografía pero asegúrate de que eso no te acabe convirtiendo en el "fotógrafo oficial" de la familia o el grupo de amigos, si no es lo que quieres.