Llega un momento en la vida en que los absolutos pierden sentido; parte se debe a la experiencia que moldea nuestro ser y habilidades; parte a la edad que templa nuestro carácter y parte a que, al final, te das cuenta de que no ganas nada discutiendo chorradas.
La configuración
Todos alguna vez hemos pensado y, quizá, defendido el uso de una u otra configuración en nuestros equipos réflex. Muchos son los que, no exentos de visceralidad, explican la mejor solución para todo; también para hacer fotos.
En mi opinión una buena configuración debe observar dos cuestiones fundamentales:
- La ergonomía.
- La idoneidad para el fin perseguido.
Así, pienso que no hay configuraciones buenas o malas, hay configuraciones diferentes, en función de cada usuario y de sus necesidades.
La ergonomía
La comodidad en el manejo de la cámara, la interacción con sus menús y botones así como la facilidad para disparar, deben convertirse en los parámetros que determinen la configuración más adecuada para cada persona. En esta cuestión también interviene el conocimiento y, sobre todo, la agilidad mental a la hora de lidiar con estos aspectos.
Un usuario reciente de equipos réflex se sentirá apabullado por la cantidad de controles y posibilidad que ofrece su nueva cámara. El modo Manual no será la mejor opción sin haber entrenado previamente con la cámara. Pero más complicado me parece lidiar con los modos semiautomáticos.
La idoneidad
Claro que nuestra comodidad no puede condicionar el fin, lo queremos fotografiar. Más bien es al contrario, el fin debe determinar los medios y estos la ergonomía a utilizar en cada momento.
Como este artículo va de ejemplos, vamos con el primero, un tanto extremo: si quieres fotografiar pájaros en campo abierto, por mucho que te guste tu ligero 85mm f/1.8, es probable que necesites un tele largo y de cierta calidad, lo cual significa añadir peso al equipo. Por tanto, necesitarás llevar un trípode o un monopié que soporten el peso del equipo, lo que te provocará más incomodidad, pero, a cambio, tendrás más probabilidades de obtener el resultado que buscas.
Mi configuración básica habitual
Modo: Manual por defecto. Siempre que tengo tiempo para pensar las fotos, encuadrarlas y exponerlas, uso este modo ya que me ofrece control absoluto sobre los parámetros de exposición.
Medición: Puntual, siempre, sin excepción. Si en algún momento he usado o uso otra se debe a un error. Podría eliminar los otros modos de medición y no los echaría en falta. La medición puntual utiliza una pequeña porción del cuadro para medir la luz reflejada. En consecuencia apuntando hacia el tono que quiero medir me aseguro de que el resultado es el que necesito. Es el modo que otorga mayor control sobre la medición de la luz.
Modo de enfoque: La tengo configurada en individual y cuando lo necesito cambio a continuo. En individual la cámara enfoca con cada pulsación del botón enfoque; en el continuo enfoca mientras mantengas el botón pulsado.
Punto de enfoque: Siempre en manual, es decir, yo elijo el que quiero de entre los disponibles (en mis cámaras 39). Usando el adecuado evito reencuadrar.
El botón de disparo: Lo uso solo para tal fin, para disparar.
El botón AE/L: Lo uso como botón de enfoque. Está situado en la parte trasera de la cámara y es accesible con el dedo pulgar de la mano derecha. Separarlo del botón de disparo es una gran idea, ya que te permite un mayor control. Algunas cámaras ya incorporan un botón para tal fin.
Ráfaga: Casi todas las cámaras incorporan un modo ráfaga que permite: anularlo y disparar fotos individuales, hacer ráfagas cortas o hacer ráfagas largas. Por defecto, las tengo configuradas en ráfaga corta.
El flash: Pues también en manual por defecto. Aunque tengo remotos por radio, muchas veces me apaño con el sistema inalámbrico de la propia cámara para disparar flashes externos; los que habitualmente uso.
Existen otros aspectos de configuración menores –pensados para otros fines como la seguridad- que dependen del equipo y que podría exponer aquí, pero no son determinantes para la obtención del resultado final. Por ejemplo, os podría hablar de la configuración de parámetros por defecto, la doble grabación en la tarjeta SIM, el establecimiento de un menú rápido que me permita acceder a funciones básicas sin necesidad de recorrer los menús (útil para acceder a la configuración del flash, por ejemplo).
Cuestiones que me hacen variar la configuración básica
Esencialmente son dos:
- Condiciones cambiantes de luz: eventos al aire libre, conciertos, fotografía urbana…etc.
- Distancia del sujeto cambiante rápidamente, es decir, se mueve o me muevo. (deportes, fotografía urbana…).
Ejemplos prácticos
Caso 1: Exteriores De viaje con condiciones cambiantes de luz
Día con nubes y claros y algo de viento que hace que el sol aparezca y desaparezca entre las nubes. Situación válida para montaña, costa, ciudad… Siempre utilizo la configuración básica, en manual, se supone que tengo tiempo y si no tengo tiempo, no voy.
Caso 2: Evento exterior con luz estable
Partido de futbol al aire libre. Día con luz estable, sin variaciones significativas, soleado o nublado. En manual. Si la luz no cambia me valdrá para toda la sesión; si cambia levemente, me servirá con una corrección de vez en cuando. Como los jugadores se desplazan, utilizo el enfoque continuo. Si utilizo el flash –un flash serio, no el que incorpora la cámara- lo configuro en TTL, precisamente por el cambio de la distancia al sujeto. Pero aquí ya se lía el asunto por el tema de la velocidad de sincronización o la utilización de HSS, si cámara y flash lo permiten. Aquí la ráfaga es un plus. Úsala.
Caso 3: Evento exterior con condiciones cambiantes de luz
Partido de futbol al aire libre. Día con luz inestable, nubes y claros que, al igual que en el caso uno, provocan cambios significativos en la luz. Primero, al igual que en el caso anterior, se hace necesario el uso del enfoque continuo. Segundo, no servirá el modo Manual porque no es efectivo –a mí no me lo parece- en situaciones en las que las condiciones cambian rápidamente. En este caso opto por el modo de prioridad a la velocidad, ya que, tanto si uso flash como si no, la velocidad de obturación es determinante para realizar fotos de sujetos en movimiento; tanto para registrarlo, como para congelarlo.
Esto nos lleva a un nuevo problema, como configurar adecuadamente el equipo porque se hace necesario compensar la exposición (lo dejo para otro artículo). Pero os anticipo que dejo la ISO en automático y utilizo un botón del cuerpo de la cámara para bloquear la exposición (uno distinto al de AE/L, que como indiqué lo uso para enfocar). Y la compensación también la realizo en manual, dejando un valor por defecto con cierto margen de error.
Recuerda usar la ráfaga.
Caso 4: Fotografía de eventos en interiores (pabellones deportivos, exposiciones, museos, catedrales…)
Siempre en manual. Si las condiciones no cambian, para que voy a cambiar yo. Solo hay que utilizar el enfoque continuo si el sujeto principal se mueve en el encuadre o si nosotros nos movemos. Otra cosa es que el equipo tenga capacidad suficiente para resolver las situaciones de luz pobre que suelen presentar los sitios con luz artificial. En el caso de los pabellones la luz disponible suele ser escasa, lo que unido a una velocidad elevada para congelar a jugadores, a un objetivo lento y a un pobre tratamiento del ruido, el resultado será también pobre.
Insisto con la ráfaga.
Caso 5: Conciertos
Pues un poco de lo mismo del caso 4. Además, en este caso, no puedes disparar con flash. Es deseable disponer de un objetivo rápido, f/2.8 o menos, y de un equipo que gestione bien el ruido con ISO elevada. Hay conciertos en los que la luz (estoy pensando en interiores con iluminación totalmente artificial) es bastante estable, lo que podría facilitar el trabajar en manual, pero –por si acaso- yo suelo trabajar con prioridad a la velocidad y con la ISO en AUTO. La velocidad de referencia es entorno 1/200; si son muy nerviosos, subo un poco, en caso contrario o si quiero registrar movimiento, la bajo.
También aquí uso la ráfaga.
Caso 6: Gastronómica
Por último, no por ello menos interesante, la fotografía gastronómica. Me la tomo con calma, por tanto, manual. Suelo usar un exposímetro para medir exactamente la luz de la escena. Puede ser con flashes o con luz natural. No uso ráfaga. Suelo usar trípode, salvo que las fotos las realice como parte de mi viaje, como comensal.
Resumiendo
Los ejemplos son solo eso, ejemplos, referencias que algunos podrán utilizar como un punto de partida. Podríamos hablar de muchas otros casos, hípica, carreras de atletismo, tenis, conciertos al aire libre, retratos en interior o exterior, pero sería más de lo mismo. Cada uno tiene que buscar y encontrar su configuración, aquella que resuelva lo que necesita y con la que se sienta cómodo.
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