Cuatro fotógrafos, cientos de diapositivas y un objetivo común: denunciar las atrocidades cometidas durante el Régimen del Apartheid en Sudáfrica. Protagonizada por Taylor Kitsch (Kevin Carter), Ryan Phillippe (Greg Marinovich), Neels Van Jaarsveld (Joao Silva) y Frank Rautenbach (Ken Oosterbroek), y adaptación del libro de los propios Marinovich y Silva, narra la cruda realidad de los violentos conflictos raciales a través de algunas de las mejores visiones de la historia de la fotografía.
Tras el primer bloque de la serie “Aprendiendo fotografía mientras disfrutas del cine”, donde trabajamos aspectos como la composición de imagen, la luz y el color, retomamos este interesante tándem entre fotografía y cine de la mano de Steven Silver, un intenso largometraje que os aseguro no dejará indiferente a nadie. The Bang Bang Club es acción, suspense, realidad y fotografía, ¡Click, click, click! No haremos spoiler de la película, intentaremos centrarnos en el contexto, cómo lo vivieron e incluso sus particulares formas de retratar el conflicto: cuatro fotógrafos, cuatro objetivos, cuatro formas de ver. ¿Interesante? ¡Sigue leyendo!
Violencia Orquestada
Corrían tiempos difíciles en Sudáfrica, el régimen del Apartheid enfrentaba a los seguidores del Congreso Nacional Africano de Mandela y los Zulúes separatistas de Inkatha en el marco de un país con violencia sin precedentes. Se mataba gente al azar, sin ningún tipo de discriminación, y llegó a destaparse incluso una red organizada de “sicarios” extranjeros contratados por las fuerzas blancas para incentivar las disputas ancestrales entre Zulúes y Xhosas, estrategia política enfocada a demostrar al mundo que los negros no serían capaces de gobernar el país, un intento por desacreditar la valía del partido encabezado por Mandela.
Foto-Reporteros de Guerra
En primera línea de batalla y al filo de la vida, o de la muerte, los foto-reporteros de guerra se encargan de hacernos llegar la realidad acontecida a lo largo y ancho de cada país sumido en conflicto, morir para contar en algunos casos. Son imágenes con potencial para sacudir conciencias, fotografías que nos transportan, y ellos saben cómo hacerlo.
“Si tus fotografías no son lo suficientemente buenas, es que no te has acercado lo suficiente”. La frase más célebre de Rober Capa también estará presente en el film, un gran consejo que le da Carter a Marinovich recién llegado al grupo.
The Bang Bang Club
Parece que nuestro número de hoy es el cuatro, pues cuatro son las mentes que se esconden tras “cuatro objetivos" que, a principios de la década de los noventa, se encargaron de retratar momentos que pasaron a los anales de la historia de la fotografía. The Bang Bang Club es sinónimo de denuncia, Sudáfrica, lucha racial, Apartheid pero, sobre todo, es sinónimo de Carter, Marinovich, Silva y Oosterbroek. ¿Os gustaría conocerlos? ¡Vamos a ello!
Kevin Carter
Johannesburgo, 1960-1994. Carter fue un reportero gráfico Sudafricano que comenzó su carrera profesional retratando conflictos entre las “townships” cercanas a su localidad natal. Sin embargo, no fue ninguna instantánea tomada en territorio sudafricano la que lo catapultó a las portadas de todo el mundo. Durante un viaje a Sudán inmortalizó a Kong Nyong, por entonces niño famélico, apartado del poblado y en aparente estado de desnutrición con un buitre al acecho. Aquella instantánea conmovió al planeta, una perfecta metáfora sobre hambre y capitalismo que le valió un premio Pulitzer en 1994.
De personalidad algo desordenada, con problemas familiares y una ingente carga emocional por todos aquellos recuerdos de guerra, Carter se suicidó meses después de conseguir el Pulitzer. Se puede extraer parte de su nota de suicidio:
"Estoy deprimido [...] sin teléfono [...] dinero para el alquiler [...] dinero para la manutención de los hijos [...] dinero para las deudas [...] ¡¡¡dinero!!! [...] Estoy atormentado por los recuerdos vívidos de los asesinatos y los cadáveres y la ira y el dolor [...] del morir del hambre o los niños heridos, de los locos del gatillo fácil, a menudo de la policía, de los asesinos verdugos [...] He ido a unirme con Ken, si tengo suerte."
Ken Oosterbroek
Johannesburgo, 1963-1994. Oosterbroek era el fotógrafo con mayor proyección de los que componían el grupo. Existe una escena que me encanta en la película, cuando recién llegado Marinovich, Carter le para los pies a éste y le dice “observa”, refiriéndose a la forma de trabajar y moverse de Oosterbroek.
De familia conservadora y racista, comenzó a hacerse un hueco como reportero gráfico presentando a diferentes periódicos algunas de las imágenes que tomaba ilegalmente mientras ejercía servicio militar en Angola. Su alzamiento no se hace esperar: en el 89 recibe por primera vez el South African Press Photographer, galardón que volverá a recoger también en el 91. Mientras tanto trabajaba para el diario “The Star”, uno de los de mayor éxito en Sudáfrica, ascendiendo en pocos meses a jefe de fotografía. Por aquel entonces Oosterbroek y Carter eran amigos y compañeros de trabajo. Más tarde conoció a Joao Silva, quien fue contratado por el mismo periódico para ayudarle a cubrir los atroces sucesos acontecidos en las townships.
El 18 de abril de 1994 se dirige junto a Marinovich y Silva a cubrir los enfrentamientos entre los seguidores del Congreso Nacional Africano y los denominados “peacekeepers” donde, en fuego cruzado, es alcanzado por los disparos de éstos. Muere de camino al hospital.
Greg Marinovich
Sudáfrica, 1962. Junto a Joao Silva, es el autor del libro “The Bang Bang Club” en el cual se inspira y apoya este largometraje. Fue el último en unirse al grupo y no os desvelaré cómo fue su ingreso, todo un alarde de documentalismo extremo que le valió el reconocimiento de sus compañeros Oosterbroek, Carter y Silva, así como del diario para el que trabajaban.
El Pulitzer no se hizo esperar. En 1991 capturó su célebre imagen del incidente acontecido en una “township” cercana donde un hombre era violentamente apaleado y quemado vivo. Cineasta, editor y fotoperiodista, ha pasado 18 primaveras documentando conflictos sociales y ha publicado en los más prestigiosos diarios alrededor del mundo: Time, The New York Times o Wall Street Journal entre otros.
Joao Silva
Lisboa, 1966. Tal y como comentábamos en la entrada de Marinovich, Joao es co-autor del libro “The Bang Bang Club”. Marinovich escribió sobre él: “Es un humanista, con una tranquila y callada empatía hacia cada persona que conoce, que fotografía. Generoso y divertido, hace fotografías cargadas de gracia, que son a su vez una elegía y un importante documento de vidas aventuradas, vidas atesoradas y vidas perdidas”, a lo que Franco Pagetti suma, “Es el único con el que puedes caminar por una calle en la que todo puede suceder mientras te hace reír”.
Ha trabajado para Reuters, el diario “The Star”, New York Times, y ha sido reconocido con algunos de los mejores premios internacionales, como el Word Press Photo en 2005. Silva tuvo siempre un debate interno: quería abandonar los trabajos como corresponsal de guerra, pasar más tiempo con su familia y alejarse de las bombas y las balas. ¿Por qué no lo hizo? Marinovich declaró en su día que: “En parte porque era adicto a su trabajo, en parte porque sentía que tenía la responsabilidad de mostrar al mundo la realidad y en parte porque vivía de eso, y las oportunidades para los fotoperiodistas cada vez eran menores"
Desgraciadamente, en 2010 , durante una misión en Afganistán para el diario New York Times, tuvo la mala fortuna de encontrarse cara a cara con una realidad que había estado documentando, las minas anti-persona. La explosión le provocaría la inmediata amputación de las dos piernas, aunque salvaría la su vida.
The Bang Bang Club es una obra que en ningún caso deberíais perderos. Un largometraje trepidante, crudo, histórico y real que, para nosotros los fotógrafos, tiene un valor especial. ¿A qué esperáis?
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